EL ÚLTIMO REFUGIO DE HITLER
EN UNA ZONA CONOCIDA COMO EL VALLE DE PUNILLA, EN LA PROVIN-CIA ARGENTINA DE CÓRDOBA, Y A UNOS SETENTA KILÓMETROS DE SU CAPITAL, SE ENCUENTRA UNA PE-QUEÑA CIUDAD CONOCIDA ANTAÑO COMO LA FALDA DE LA HIGUERA –Y HOY, SIMPLEMENTE COMO LA FAL-DA–, QUE APENAS CUENTA CON UNOS DIECISIETE MIL HABITANTES. A las afueras, en una amplia explanada de jardines descuidados, escoltada por dos imponentes leones de fiereza congelada por el cemento, se erige un fantasmal edificio cuya silueta, flanqueada por dos majestuosas torres ortogonales, se recorta sobre un ondulado horizonte de montañas como si fuera una auténtica fortaleza.
Se trata del Hotel Edén, donde habitan los numerosos rumores que aseguran que sus aposentos abrigaron el último refugio de (1889-1945) cuando este “escapó” del búnker de Berlín (Alemania) antes de que la capital fuera ocupada por los soviéticos, dando término a la II Guerra Mundial. Estos rumores adquieren una mayor pátina de siniestro romanticismo entre quienes aseguran que Hitler todavía permanece escondido, en algún oscuro y lúgubre subterráneo de este enclave argentino, y que su cuerpo tan solo “duerme” criogenizado a la espera de que llegue el momento oportuno para despertar de su largo
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