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Exu El Fabricante de Deseos
Exu El Fabricante de Deseos
Exu El Fabricante de Deseos
Libro electrónico144 páginas1 hora

Exu El Fabricante de Deseos

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En un mundo donde lo sagrado y lo profano se entrelazan en las encrucijadas de la vida, emerge la figura enigmática de Exu, el orixá mensajero, guardián y, sobre todo, el realizador de deseos. "Exu El Realizador de Deseos" de Larz Trent es una inmersión profunda en la cosmología de las religiones de matriz africana, revelando las múltiples facetas de Exu, una entidad que trasciende la dualidad simplista del bien y del mal, mal interpretada por Occidente. En las páginas de esta obra fascinante, el lector es invitado a recorrer los caminos sinuosos que conectan el mundo terrenal con el espiritual, descubriendo cómo Exu, a través de su sabiduría y poder, actúa en el tejido de las vidas humanas. La narrativa, repleta de mitos, leyendas y enseñanzas, desvela el papel crucial de Exu como intermediario entre los dioses y los hombres, un ser capaz de influenciar destinos, abrir caminos y, más intrigantemente, realizar deseos. Esta jornada literaria no solo aclara las frecuentes malas interpretaciones y la demonización histórica de Exu, sino que también celebra su importancia como símbolo de equilibrio, transformación y complejidad. A través de una exploración rica y respetuosa de las tradiciones africanas, Larz Trent ofrece una visión que desafía las percepciones occidentales, presentando a Exu como una divinidad reverenciada y multifacética. Una guía para aquellos que desean alcanzar los favores de este realizador de sueños.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 ene 2024
ISBN9798224711062
Exu El Fabricante de Deseos

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    Exu El Fabricante de Deseos - Larz Trent

    Prólogo

    En las diversas culturas que componen el mosaico de la historia humana, existe un fenómeno universal: la veneración de las deidades. Estas entidades, concebidas como residentes de una dimensión más allá de la realidad cotidiana, han sido objeto de admiración y reverencia a lo largo de los tiempos.

    Históricamente, el culto a las divinidades parece haber surgido de la necesidad intrínseca del ser humano de buscar protección y seguridad, donde las prácticas iban desde rituales para asegurar cosechas abundantes hasta ceremonias para garantizar la continuidad y la salud de la descendencia y, en ocasiones, para derrotar a los enemigos. La presencia de rituales y cultos dedicados a estas figuras divinas es una constante casi universal, aunque el contacto directo entre los fieles y estas entidades es poco frecuente, normalmente mediado por sacerdotes o profetas.

    Sin embargo, a diferencia de las religiones tradicionales, en ciertas tradiciones, especialmente las arraigadas en matrices religiosas africanas, se produce un fenómeno diferente: la materialización de las deidades o sus emisarios mediante un proceso denominado incorporación.

    Esta manifestación trasciende la subjetividad de las creencias religiosas tradicionales, permitiendo interacciones directas entre los planos espiritual y material. En estas tradiciones, las entidades espirituales ocupan con permiso los cuerpos de los creyentes e interactúan con las personas a través de ellos. Estos cuerpos sirven de canal de comunicación e interacción directa, muy diferente de las interacciones subjetivas transmitidas por alguien que ha tenido contacto directo con la deidad, lejos de los ojos de los fieles.

    Sin ánimo de poner en duda las enseñanzas y dogmas transmitidos por sacerdotes o agentes similares en las más diversas confesiones religiosas, las enseñanzas de las religiones de matriz africana fueron y son transmitidas directamente por entidades espirituales a todo aquel que quiera escucharlas; no existe ningún intermediario entre el mundo espiritual y el material que se aísle para luego transmitir los mensajes enviados a los seres ordinarios. En las religiones de origen africano, las deidades interactúan con cualquiera, por ejemplo, respondiendo directamente a cualquier pregunta sin misterio ni subjetividad.

    Cuando analizamos estas interacciones desde el punto de vista de su origen, es decir, en África, el lugar que los dioses eligieron para la creación de los seres humanos (según la ciencia, el primer hombre apareció en África), y que las enseñanzas y dogmas no fueron transmitidos a través de la interpretación de algún sacerdote o profeta, sino directamente por el espíritu en la forma descrita anteriormente, tenemos que convenir en que tal narrativa merece credibilidad y atención.

    El proceso de materialización de una deidad o habitante del mundo de los espíritus, en la forma descrita anteriormente, aunque puede ser interpretado negativamente en algunos contextos culturales - a menudo asociado a entidades malignas - en las prácticas de las religiones de origen africano, es visto como una conexión entre los dos mundos. Las manifestaciones de estas entidades proporcionan percepciones, orientación y, en algunas ocasiones, permiten a los fieles negociar la realización de deseos.

    Entre las entidades a las que se puede recurrir para negociar favores, la que más destaca es Exu El Hacedor de Deseos.

    VIVIMOS EN UN UNIVERSO donde lo divino y lo humano se entrecruzan. Aquí, Exu emerge, no sólo como una figura poderosa, sino como un misterio viajero. Es el mensajero entre los orixás (dioses), que son las deidades de la religión yoruba (religión tradicional africana), y nosotros, simples mortales.

    Para ponernos en contexto, la religión yoruba tiene su origen en el pueblo yoruba, uno de los mayores grupos étnicos de África Occidental, situado predominantemente en lo que hoy es Nigeria, Benín y Togo. Esta religión es una expresión profunda de su cultura e identidad, moldeada a lo largo de siglos. Los yoruba han desarrollado un complejo sistema religioso con un panteón de deidades, conocidas como orixás (dioses), que representan diversos aspectos de la naturaleza y la existencia humana. Estas entidades se veneran mediante rituales, música, danzas y ofrendas. Dentro de este universo, existe un plano que trasciende la comprensión común, y es en este plano donde opera Exu.

    La historia de Exu es tan antigua como las tradiciones africanas, remontándose a la propia creación. Según la leyenda yoruba, Olodumare, el Ser Supremo o Dios en esta tradición, reconoció la necesidad de un intermediario entre los orishas (dioses) y la humanidad. Al darse cuenta de la complejidad de las interacciones y comunicaciones entre los planos divino y terrenal, Olodumare creó un orisha llamado Exu.

    Así, Exu fue concebido como una entidad única, dotada de habilidades especiales para navegar tanto por el reino de los dioses como por el de los humanos. Es el mensajero que lleva las peticiones de los mortales a los demás orixás (dioses) y trae de vuelta las respuestas divinas. Exu también actúa como guardián de las encrucijadas, que simbolizan las decisiones y los caminos de la vida humana.

    A diferencia de los ángeles de la tradición judeocristiana, que se guían por la obediencia, Exu es complejo y polifacético. No es un mero mensajero, es libre, con sus propias motivaciones y deseos.

    A diferencia de los djins (un ser intermediario entre los ángeles y los humanos en la tradición islámica), que se dividen entre el bien y el mal, Exu trasciende estas categorizaciones, es la dualidad misma, un agente de cambio que puede traer tanto bendiciones como maldiciones.

    A veces se le malinterpreta y se le teme. A menudo se le asocia con el mal en los relatos occidentalizados, pero, entre nosotros, es un orisha del equilibrio, esencial para el orden y la armonía del universo.

    Para los practicantes de las religiones africanas, Exu es vital; lleva sus oraciones y ofrendas a los demás orishas. Su presencia es indispensable en los rituales, y siempre es el primero en ser venerado, ya que es el que abre los caminos.

    Como cada orisha tiene sus propios colores, símbolos y días de culto, para Exu predominan los colores rojo y negro, que representan su poder y misterio. Se le celebra con cantos, danzas y ofrendas, reflejo de su naturaleza impredecible.

    En la diáspora africana, las tradiciones en torno a Exu se han adaptado y evolucionado. En Brasil, se ha convertido en una figura central del candomblé, preservando las raíces africanas a pesar de la represión histórica.

    Exu es un reflejo de la experiencia humana: complejo, lleno de matices y en constante cambio, desafía las nociones simplistas del bien y el mal.

    En la narrativa yoruba, Exu es más que una creación de Olodumare; es uno de los primeros orishas, hermano de Ifá, el oráculo. Su relación subraya su importancia en el universo, como consejero y ejecutor de la voluntad divina.

    A menudo le acompañan historias y leyendas, llenas de enseñanzas y metáforas, es astuto, juguetón, provocador, siempre explorando los rincones ocultos de la existencia.

    En algunas narraciones, se le ve como protector de las comunidades, defendiéndolas de fuerzas malévolas. Es un guardián, pero también un provocador, que nos recuerda que el crecimiento conlleva desafíos.

    El papel de Exu como cumplidor de deseos es complejo, no cumple las peticiones arbitrariamente; cada petición es un intercambio, es decir, cada cumplimiento tiene un precio y Exu espera ser respetado y recompensado adecuadamente por sus servicios. Esta noción de intercambio es fundamental en la relación con Exu, no es un orisha al que se pueda complacer o engañar fácilmente, sus bendiciones vienen con la comprensión de que cada acción tiene una reacción, cada elección tiene una consecuencia.

    La presencia de Exu se siente en la vida cotidiana, un recordatorio constante de la necesidad de equilibrio, respeto y comprensión en nuestras vidas. Él, con su bastón y su sombrero, es visto a menudo como un viajero entre mundos.

    Los asistentes a los festivales dedicados a Exu afirman que su energía es palpable. Los ritmos, movimientos y cantos crean un ambiente en el que lo espiritual se manifiesta físicamente. No es una deidad lejana; está íntimamente ligado a nuestra vida cotidiana, influyendo en nuestras decisiones y oportunidades.

    En algunas tradiciones, Exu se asocia con la sexualidad y la reproducción, simbolizando la creación y la continuidad de la vida. En el mundo de Exu, lo sagrado y lo secular se entrelazan, mostrando que lo divino está presente en todos los aspectos de la vida.

    Respetar a este ser es clave en las tradiciones africanas. No es una entidad a la que temer, como afirman muchas religiones occidentales, sino a la que comprender y venerar, un símbolo de la interconexión de todas las cosas.

    Exu nos enseña que la vida es un juego de equilibrios, de acciones y reacciones. Nos guía para navegar por las complejidades de la existencia con astucia y sabiduría.

    En el viaje espiritual, Exu es a la vez un guía y un desafío, y nos invita a explorar los límites de lo conocido y a abrazar su misterio.

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