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Vuelve a mi: Artistas, #1
Vuelve a mi: Artistas, #1
Vuelve a mi: Artistas, #1
Libro electrónico209 páginas2 horas

Vuelve a mi: Artistas, #1

Por Orla

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Información de este libro electrónico

Angelina y Ryan eran novios, pero un desafortunado incidente provocó que ella huyera a otro país a terminar sus estudios.

Luego de cinco años vuelve y se reencuentra con Ryan.

¿Podrá él lograr que le perdone y vuelva a confiar en él?

¿Podrá ella superar sus inseguridades y el dolor que él le causó?

En esta historia encontras celos... enredos familiares... mentiras... secretos , pero sobre todo, mucho amor.

IdiomaEspañol
EditorialOrla
Fecha de lanzamiento5 ene 2024
ISBN9798224157969
Vuelve a mi: Artistas, #1

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    Vuelve a mi - Orla

    Dedicación

    Ami familia. A mi madre,  a la que amo por sobre todo y estuvo junto a mi siempre. A mis fieles lectores que me apoyaron aún en las adversidades. A la vida por permitirme vivirla y disfrutarla

    Tabla de contenido

    Prefacio

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Escena Extra

    Epílogo

    Sobre el autor

    Prefacio

    Angelina dio vuelta la fuente para ir a saludar a Ryan por su cumpleaños. Toda la noche pareció que estaba evitándola y ella quería abrazarlo y decirle que le deseaba lo mejor del mundo. Pero cuando llegó a la esquina, escuchó una conversación que habría deseado nunca oír.

    —Ya lo sé papá, estoy saliendo con ella, además es la hermana de mi mejor amigo. No podía dejar de invitarla.

    — No tengo problemas con su hermano, ¿pero ella? ¡esa chica es adoptada! ¡por favor! Además está enferma. No puedes estar con alguien débil. Te crié fuerte. Debes estar con una igual. ¿Entiendes? ¿Quieres que yo me encargue de ella? Debes terminar con ella lo más pronto posible. — había mucha frialdad en esas palabras.

    —¡No! — escuchó hablar a Ryan— Yo lo haré papá, entiendo perfectamente lo que dices. Déjame a mi decírselo, Gina piensa que yo siento lo mismo que ella, pero ya es hora de acabar, como tú mismo lo has dicho— Gina notó un titubeo, pero le dolió que su novio no la defendiera.

    —Bien dicho hijo, tú necesitas una mujer fuerte, no necesitas tener que cuidarla y estar pendiente siempre de ella en caso de que empeore.

    —Ya entendí papá. Ahora déjame continuar con la fiesta.

    —Ve y diviértete...

    Gina salió corriendo sin que nadie se enterara que ella estaba allí.

    Cuando iba cruzando el predio, la detuvo una amiga y extrañada le dijo.

    — Estás bien? ¿Te sucede algo?

    — ¿Que? No, claro que no. Estoy un poco cansada, nada más. Los tragos que tomé... Tu entiendes.

    — Claro... ¿Quieres que te lleve? La fiesta ya está aburrida de todos modos.

    — No, gracias. Traje mi coche. Y estoy bien para conducir. — agradeció la chica y se encaminó a la salida. Necesitaba estar un rato a solas y reflexionar acerca de lo que escuchó.

    — ¿De verdad estás bien? — la interrogó su amiga, pero al ver el gesto de su amiga, prefirió no presionarla. — Está bien, conduce con cuidado, nos vemos la mañana...

    Gina no había tomado nada en realidad, estaba deshecha por lo que escuchó. Llevaba tiempo saliendo con Ryan, iban a la universidad juntos. Bueno más o menos.

    Creyó que él verdaderamente le quería, pero no la defendió, es más dijo que la había invitado por ser hermana de su amigo, y que la relación entre ellos era unilateral.

    Entró a su habitación y se largó a llorar. Si, era adoptada, pero eso no significaba que era menos que nadie, amaba a su familia y ellos a ella. Además, no tenía la culpa de estar enferma. 

    Habían descubierto su enfermedad cuando ella tenía trece años, había ido a competir a Washington y en plena carrera se había desmayado. Cuando la reanimaron, la llevaron inmediatamente a urgencias.

    Luego de muchas pruebas le diagnosticaron un soplo en el corazón. Sabiendo esto, sus padres la llevaron a una institución especializada en cardiología. Estaban muy preocupados y ella también. La pusieron en tratamiento y le dijeron que debía reducir su actividad física considerablemente. Iba a revisión todos los meses y sus padres se ponían más y más tristes porque ella no daba señales de mejorar, los medicamentos la mantenían a raya; no empeoraba, pero tampoco mejoraba. Toda la energía que utilizaba en las carreras y maratones a las que asistía las volcó en el arte. Siempre le gustó dibujar, pintar, pero a partir de ese momento se dedicó enteramente a perfeccionarse, sus padres la alentaban y le compraban todas las herramientas para que ella pudiese hacerlo. Ya estaba en su segundo año en la universidad y era una de las primeras y destacadas de su clase. 

    Y en cuanto a que era adoptada, tampoco tenía la culpa, recordó cuando lo descubrió.

    ~~~~~~~~~~~Flashback~~~~~~~~~~~

    Cuando ella y Dylan, su hermano. Tenían nueve años y sus padres fueron llamados a la dirección a causa de un disturbio en que estaban involucrados sus hijos. Dylan había peleado con unos chicos más grandes y Gina, queriendo defenderlo, se metió en la pelea apoyando a su hermano. Cuando la directora y los padres de ellos le preguntaron la razón del pleito Dylan contestó: 

    —Estaban insultando a mi hermana papá, tú me dijiste que debo cuidarla, defenderla. Y esos chicos vienen molestándola desde hace tiempo. Gina no les hace caso, pero hoy estaban mintiendo y dijeron que yo no tenía por qué defenderla, que ella era una intrusa en nuestra familia. ¿Verdad que mienten mamá? ¡Gina es mi hermana y familia! — terminó gritando él. En su pequeño cuerpecito no cabía que insinuaran una cosa así.

    —Cálmate Dylan... hablaremos en casa. — dijo el padre de los niños y se dirigió a la directora del establecimiento— Nos llevaremos a nuestros hijos ahora señora. Debemos tener una charla. 

    Fueron hasta su casa en silencio hasta que Gina lo rompió suplicando entre sollozos. 

    —Dylan no hizo nada mamá, fue mi culpa, si yo los hubiera ignorado como siempre... pero esta vez dijeron que yo no soy de ustedes, que soy una intrusa. Dylan no tiene la culpa de nada. 

    —Tranquila cielo, no estamos enojados; por el contrario, estamos orgullosos de ustedes. Son los mejores hijos que podríamos haber tenido. Se defendieron mutuamente y eso hacen los hermanos.

    —Tenemos que hablar con ustedes de algo muy importante— comentó el padre— pero queremos que sepan que nada de lo que les digamos cambiará lo que son. Son hermanos ante todo y nadie cambiara eso. 

    Cuando llegaron a la casa, Olivia, la madre, sentó en su regazo a Dylan y Jacob, el padre, hizo lo mismo con Gina. Olivia comenzó diciendo.

    —Hace más de nueve años estábamos en Europa, habíamos ido de vacaciones, yo ya estaba embarazada de siete meses. Queríamos volver antes de dar a luz. Pero el parto se adelantó; habíamos presenciado un accidente y aparentemente el susto lo provocó. Junto a nosotros, en urgencias, había una muchacha que también estaba por dar a luz. Nuestros hijos nacieron casi al mismo tiempo.  

    La joven nos contó que no sabía qué hacer, que sus padres la obligarían a darla en adopción y jamás la vería de nuevo. Lloraba a mares y nos dio mucha pena. Con tu papá, hablamos con ella y le sugerimos que nos permitiera adoptarla. Teníamos medios para hacerlo y podríamos criarla sin ningún problema, la chica era muy joven, apenas diecisiete años, una niña— miró a Gina— esa joven es tu madre Gina. Ella estuvo de acuerdo. Realizamos la adopción. Dijo que, si bien no podía quedarse contigo, deseaba que fueses feliz. Le enviamos fotos tuyas todos los meses para que vea lo hermosa y feliz que estás. 

    Tramitamos tu adopción, cariño y te convertiste en nuestra hija legalmente. Dylan— miró al niño— tu eres nuestro hijo de sangre, y Gina es hija nuestra y tu hermana del corazón.  Son nuestros hijos y los amamos más que a nada en el mundo. 

    —Pero seguirá siendo mi hermana siempre ¿no? — habló Dylan luego de unos segundos— No quiero que se vaya con su otra mamá. ¿Verdad que no te irás, Gina? Esos chicos son tontos. Tu eres y seguirás siendo mi hermana siempre, ¿lo prometes? — alzó su dedo meñique que usaban siempre para las promesas.

    —Claro que sí. — lagrimeó la Gina— ustedes son mis padres, mi hermano. Los amo muchísimo. — dijo ella abrazándolos.

    Sus padres los miraban y se maravillaban de los niños a los que habían educado. Eran una familia y ningún chismorreo cambiaría eso.

    ▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪ 

    Al otro día era domingo y la familia de Ryan iría a comer con la suya. Se preguntó si la terminaría antes o después del almuerzo. Dijo que iba a ser fuerte, el no merecía que estuviese sufriendo, sería su primer desamor sí, pero lo superaría. Por suerte era vacaciones, y no tendría que verlo en la universidad.   

    Se despertó al mediodía, su hermano tocó su puerta suavemente. 

    —Pasa, estoy despierta. — se desperezó ella.

    —¿Qué pasa enana? Te fuiste pronto ayer, apenas si te vi. 

    —Me dolía un poco la cabeza, nada más. 

    —Mmm... Ryan te estuvo buscando toda la noche. ¿No le avisaste? 

    — No lo encontré y me fui. Me olvidé de mandarle un texto. 

    —Haré como que te creo. ¿De verdad está todo bien? ¿Te sientes bien? — preguntó dudoso él. 

    —Todo perfecto. Ahora bajo.  

    Gina se duchó, arregló y fue hasta donde estaban todos reunidos. Saludó a sus padres y a los invitados, cuando ella iba a saludar a Ryan en la mejilla, él dio vuelta la cara y ella terminó besándolo en los labios. Se sorprendió porque no solía demostrar cariño frente a su padre ya que evidentemente no aprobaba su relación. Lo ignoró y fue a sentarse junto a su padre. 

    Después que terminaron de almorzar ella se fue hasta su habitación, no quería estar cerca de Ryan y de su padre. Luego de unos minutos, escuchó un suave golpe en la puerta y dijo 

    —Pasa Dylan, está abierta— la puerta se abrió, pero oyó una voz demasiada conocida y que en ese momento le dolía escuchar.

    —No soy Dylan, Gina. Tu hermano me dijo que te encontró rara. 

    — No, no es nada. Estoy algo cansada. — mintió ella.

    —¿Por qué no contestaste mis llamadas ni mensajes de texto? ¿Estás enojada?.

    —Para nada. Me olvidé de cargarle batería, sabes como soy de distraída. —dijo tratando de ser indiferente a su presencia.

    —Mmm... lo sé. Te invito al parque, ¿quieres? — dijo con una mirada extraña.

    —Claro, ¿me pasas a buscar o nos encontramos allí?

    —Nos encontramos allí si te parece.

    Cuando Ryan se fue, ella soltó el aire. No soportaba más la presión. ¿Creyó que ya iba a terminarla y la invitaba al parque? Tal vez quería terminar con ella en un lugar conocido por ambos. Si en ese mismo día no le decía nada relacionado a su noviazgo, ella misma sacaría el tema. Le diría que escuchó lo que habló con su padre y le preguntaría por qué la engaño tanto tiempo.

    Luego de unas horas se puso ropa cómoda y se fue hasta el parque. Llegó hasta la piedra donde siempre se encontraban y lo que vio le partió el corazón. Ryan, besando a una chica apasionadamente. Seguramente hizo algún ruido, porque la chica se dio la vuelta y le miró maliciosamente. 

    Gina  los miró decepcionada. Salió corriendo y no paró hasta llegar a su casa. Su madre la vio llegar alterada y la siguió rápidamente hasta su cuarto. 

    —Mi amor, ¿qué pasó? 

    —Que me rompieron el corazón mamá, me lo rompieron en mil pedazos— dijo llorando ella. 

    RYAN SE DIO CUENTA perfectamente el momento en que Gina llegó y por eso precisamente le dijo a la chica que lo besara como si lo anhelara. Era una actriz que había contratado para de esa manera hacer pensar a Gina de que la engañaba. 

    Su padre llevaba meses diciéndole que debía terminar la relación con ella, que no era buena para él, que no sabían de donde había salido, ya que, según él, su madre podría haber sido una cualquiera, una drogadicta, etc.  

    Generalmente lo ignoraba, pero cuando amenazó que el mismo se encargaría de ella, ya no le gustó nada. Le dijo que, si el no terminaba con ella, quitaría la financiación a la fundación que era de su madre. 

    Y él no permitiría aquello, su madre había trabajado muchísimo para levantarla, buscar subvenciones y fondos para la misma.

    Sin embargo, cuando vio como Gina los miraba, como veía que ellos se besaban, se arrepintió totalmente. Ninguna fundación, ninguna amenaza valía el dolor que vio en sus ojos. La amaba y lucharía para remediar su acto de cobardía.

    Capítulo 1

    5años después en Florencia , Italia .

    Angelina despertó lentamente, escuchó una respiración suave a su lado y miró al hombre que estaba acostado a su lado.

    Ángelo era muy guapo, lo conoció dos semanas antes, en una exposición en la que había participado Fran.

    Era un muy buen amigo con derechos y no le pedía más de lo que ella podía dar. Conversaron de sus familias, él era un buen amigo y, lo que agradecía, un soltero empedernido. A pesar de haber intimado con varios hombres a lo largo de los años, aún anhelaba sentir esa pasión irrefrenable y amor que había sentido por Ryan.

    Ryan, quien había roto su corazón sin pensárselo dos veces.

    Luego de haberlo visto con aquella chica, besándolo; se fue inmediatamente a su casa. Su madre estaba allí y preocupada le había preguntado que le había sucedido. Gina le contó lo que había presenciado y luego de escucharla llorar largo rato, su madre la consoló diciendo que todo era aprendizaje. Primero le preguntó si estaba segura de lo que vio, que tal vez había interpretado mal las cosas. Gina le relató con lujo de detalle lo que había escuchado el día anterior y Olivia se quedó anonadada. Su madre le susurró que de todas formas, él se lo perdía, que nada sucedía porque si, que Ryan constituía tan solo su primer escalón al verdadero amor.

    Horas después de haberlo visto con su nueva conquista, Ryan fue a verla, Gina le pidió a su madre que no lo dejara pasar, que nada le haría cambiar de opinión. Dylan y su padre no se enteraron de nada ya que ambos habían ido a pescar y generalmente llegaban tarde.

    Ella le había dicho a su madre que luego de pensarlo mucho, pediría una plaza en la universidad de Bellas Artes en Italia. No le sería difícil entrar, ya que sus notas eran muy

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