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1001: La lucha que alumbró la democracia
1001: La lucha que alumbró la democracia
1001: La lucha que alumbró la democracia
Libro electrónico178 páginas2 horas

1001: La lucha que alumbró la democracia

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Información de este libro electrónico

La dureza con que la dictadura franquista quiso “ejemplarizar” la caída de los líderes del movimiento obrero en España, aplicando unas exorbitadas penas de prisión a la cúpula de Comisiones Obreras, los "diez de Carabanchel", acabó por convertir el Proceso 1001 en un símbolo nacional e internacional de la lucha por la democracia y las libertades en España.
A partir de entrevistas a los protagonistas del 1001, los autores y autoras relatan su detención, el juicio —que tiene lugar el mismo día del asesinato de Carrero Blanco— y la vida de los sindicalistas en la prisión. Pero también nos contextualizan el momento, mostrando las repercusiones que este hecho provocó en el movimiento obrero, en la mejora de los derechos laborales y en el conjunto de la lucha antifranquista.
Finalmente, este libro busca reconocer también el esfuerzo de sindicalistas anónimos y visibilizar la voz crítica de las mujeres y su papel en la lucha sindical. “Jamás una narración sin ellas. El relato estaría incompleto y, por tanto, no respondería a la verdad” (Elvira Lindo).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 nov 2023
ISBN9788413528670
1001: La lucha que alumbró la democracia
Autor

Daniel Bernabé

Escritor. Ha publicado seis libros entre el ensayo y la narrativa, siendo el más reciente Todo empieza en septiembre, con Planeta. Colabora en diversos medios como Infolibre, La Cadena SER o El País, donde analiza la actualidad política, social y cultural.

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    1001 - Daniel Bernabé

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    Índice

    PRÓLOGO, por Unai Sordo

    INTRODUCCIÓN. LOS ETCÉTERAS. HUBO MIL ANTERIORES AL PROCESO 1001. Albeto Sabio Alcutén

    CAPÍTULO 1. LA DETENCIÓN. Natalia Junquera

    CAPÍTULO 2. CÁRCEL Y SOLIDARIDAD. Daniel Bernabé

    CAPÍTULO 3. DEL DOLOR NO SE HABLA. Pablo Ordaz

    CAPÍTULO 4. UNA LUCHADORA INFATIGABLE. Elvira Lindo

    SOBRE LOS AUTORES Y LAS AUTORAS

    NOTAS

    COLECCIÓN PRIMERO DE MAYO. TÍTULOS PUBLICADOS

    Bruno Estrada (coord.)

    1001

    La lucha que alumbró la democracia

    Daniel Bernabé, Natalia Junquera, Elvira Lindo,

    Pablo Ordaz, Alberto Sabio

    Prólogo de Unai Sordo

    Diseño de cubierta: Pablo Nanclares

    © Daniel Bernabé, Natalia Junquera, Elvira Lindo,

    Pablo Ordaz, Alberto Sabio y unai sordo, 2023

    © Los libros de la Catarata, 202

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 20 77

    www.catarata.org

    © FUNDACIÓN 1º DE MAYO

    LONGARES, 6

    28022 MADRID

    WWW.1MAYO.CCOO.ES

    1001

    La lucha que alumbró la democracia

    isbne: 978-84-1352-867-0

    ISBN: 978-84-1352-831-1

    DEPÓSITO LEGAL: M-30.231-2023

    thema: KNXU/3MPQ-ES-A

    impreso por artes gráficas coyve

    este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.

    Prólogo

    Con este libro, 1001. La lucha que alumbró la democracia, desde Comisiones Obreras (CC OO) ponemos fin a las iniciativas que hemos desarrollado para celebrar el cincuenta aniversario del Proceso 1001 debido a la detención de la coordinadora nacional de las Comisiones Obreras cuando el sindicato estaba en proceso de conformación en plena dictadura y éramos la principal estructura social organizada dentro del movimiento de masas que luchaba por la democracia y las libertades.

    En primer lugar, queremos agradecer a los autores de este libro, Alberto Sabio, Natalia Junquera, Daniel Bernabé, Pablo Ordaz y Elvira Lindo, por poner su imaginación y creatividad, cada uno desde su perspectiva, para ayudarnos a reflexionar, desde la emoción, sobre la importancia del sindicato en la construcción del nosotros como sociedad. España no sería la que es ahora sin la lucha anónima y generosa de miles y miles de mujeres y hombres que decidieron que su instrumento de lucha para alcanzar la libertad y la democracia eran las comisiones obreras. Les agradecemos profundamente su implicación, que va mucho más allá de los magníficos relatos que han escrito. Ahí están para que los disfrutéis.

    Pero también queríamos aprovechar esta presentación para recordar el conjunto de actividades que hemos realizado durante este año y medio en recuerdo del Proceso 1001, y una reflexión sobre la importancia de la memoria histórica a la hora de componer un relato de país y de autoestima democrática.

    El 24 de junio de 2022, en el Consejo Económico y Social de España tuvo lugar un acto de recuerdo, con la participación de más de doscientas personas, en el 50 aniversario de la detención de la dirección CC OO en junio de 1972, con la participación de los encausados y condenados por el Proceso 1001 (Nicolas Sartorius, Eduardo Saborido, Paco Acosta, Pedro Santiesteban y Miguel Angel Zamora), así como de los familiares de los que ya no están presentes entre nosotros (Marcelino Camacho, Juan Muñiz Zapico, Juanín; Francisco García Salve, Fernando Soto y Luis Fernández Costilla). En dicho acto también participaron el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; el secretario de Estado de Memoria Democrática, Francisco Martínez; el presidente del Consejo Eco­­nómico y Social, Antón Costas, y las abogadas Francisca Sauquillo y Cristina Almeida, que participaron en la defensa de los encausados.

    En esas fechas publicamos un primer libro, Proceso 1001. El franquismo contra CC OO, elaborado desde una perspectiva historiográfica por Mayka Muñoz y José Antonio Pérez.

    El 15 de julio de 2022 celebramos un acto de recuerdo del 1001 en la Semana Negra de Gijón ¡Qué mañana la de aquel día!, en colaboración con la Fundación Juan Muñiz Zapico, en el que participaron Francisco Acosta y Cristina Almeida.

    Ya en el año 2023, desde el 31 de marzo hasta el 25 de junio, tuvo lugar una exposición en la Biblioteca Nacional, Para la libertad. El Proceso 1001 contra la clase trabajadora, cuya comisaria fue Carme Molinero, catedrática de His­­toria Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, que han visitado más de diez mil personas. En su inauguración participaron numerosas autoridades, encabezadas por el ministro de Cultura, Miquel Iceta; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; el ministro de Universidades, Joan Subirats, así como muchas personalidades de la cultura, entre los que cabe destacar a Ana Belén, Víctor Manuel y a Antonio Muñoz Molina, que escribió a los pocos días un precioso artículo en El País, Memoria de la resistencia, del que quiero recordar este párrafo:

    En la Biblioteca Nacional, donde se custodian pergaminos medievales y manuscritos y primeras ediciones de obras maestras, los documentos tangibles de la resistencia popular adquieren una nobleza mayor porque están hechos con materiales muy frágiles y porque su propia perduración tiene algo de excepcional. Tan importante como imprimirlos y darles difusión era poder desprenderse rápidamente de ellos: quemarlos a toda prisa, romperlos en pedazos mínimos para que desaparecieran por la taza del váter. Lo más frágil puede ser también lo más valioso.

    En el marco de la exposición se realizaron varias actividades culturales: la conferencia que impartió la comisaria Carme Molinero sobre Movimiento obrero y lucha por la democracia; la presentación del documental Diez para la libertad, realizado con la participación de RTVE basándose en las entrevistas realizadas a los protagonistas, del director Miguel Ángel Sánchez —un documental que también se ha presentado en Valencia, Albacete, Zaragoza, Barcelona, Sevilla…—; y la mesa redonda Proceso 1001. Testimonio de una lucha, en la que participaron algunos de los protagonistas: Francisco Acosta, Cristina Almeida y Carles Vallejo, dirigente catalán de las comisiones obreras y exiliado.

    Gracias a la iniciativa de Elvira Lindo también pudimos disfrutar de un magnífico programa de radio en Hoy por Hoy, de la Cadena Ser, en el que participó Nati Camacho, una de las dirigentes del sindicato durante esos años.

    Otras actividades que se han realizado en este marco fueron la presentación del libro de Eduardo Saborido, Entre la dictadura y la libertad, que tuvo lugar en julio, en Sevilla, y el reciente homenaje a Miguel Ángel Zamora en Zaragoza.

    Con toda esta actividad, desde CC OO hemos querido poner a disposición de todas las ciudadanas y ciudadanos de nuestro país la lucha de miles de trabajadoras y trabajadores anónimos que fue fundamental para explicar lo que hoy somos.

    Consideramos que, como organización, tenemos el deber de transmitir esa lucha, y también el dolor causado por la dictadura franquista, para que las nuevas generaciones sean plenamente conscientes de que nadie nos ha regalado los derechos de los que ahora disfrutamos, que se conquistan, como ellos y ellas hicieron.

    Pero esta voluntad no se basa ni exclusiva ni principalmente en una pretensión historicista, ni está ligada únicamente a CC OO. En el acto que inauguraba este cúmulo de actividades dije que el Proceso 1001 no es ya parte del patrimonio de CC OO. Es parte del patrimonio democrático de España. Reitero estas palabras.

    Nuestro país ha tenido una relación compleja con la memoria y la historia. Desde distintas ópticas políticas se ha escrito una secuencia derrotista de nuestro devenir histórico, que, en mi opinión, hace poca justicia con la trayectoria vital, personal y colectiva de tantas y tantos luchadores por la libertad y la democracia. Dejó escrito Jaime Gil de Biedma la lapidaria frase: De todas las historias de la Historia la más triste es la de España, porque termina mal, y creo que sin colisionar con su Apología y petición no debemos asumir ni el derrotismo, ni el fatalismo, ni el demérito de los nuestros en la pugna permanente por la libertad y el progreso.

    El Proceso 1001, como tantos otros ejemplos de represión, cuestiona la versión interesada de la Transición como un pacto de élites, del que se excluye o se minusvalora la acción colectiva de una parte significativa de la sociedad española en la lucha por la democracia y contra el franquismo.

    El proceso que se glosa en este libro contra la coordinadora nacional de Comisiones Obreras es un episodio más, aunque muy relevante, en la persecución contra el principal aparato subversivo contra el franquismo, como lo definía el propio régimen. Pero ahí están el número de personas procesadas, detenidas, torturadas o asesinadas, antes y después de la muerte del dictador, o los millones de horas perdidas en huelgas para contextualizar correctamente la dimensión social que tuvo esa Transición. La resolución del paso de la dictadura a un sistema democrático no hubiera sido igual sin esos procesos colectivos.

    Asumir una Transición como un pacto de élites, incluso en algunos casos como un pacto vergonzante, o como una adaptación del capitalismo español a la respetabilidad internacional requerida en el contexto de los años setenta, no solo es injusto con nuestra gente; no es verdad, y además presupone una democracia otorgada, concepto envenenado, pues aquello que se concede se puede reclamar. No. La democracia española no es una fiesta en la que la clase trabajadora, el sindicalismo, las fuerzas políticas de la izquierda aparezcan como convidadas.

    La democracia constitucional española no es una invitación a nadie, es sobre todo una conquista de la parte más concienciada de la ciudadanía y de la clase trabajadora de nuestro país.

    La creación de narrativas legitimadoras es fundamental para construir países. Así lo entendieron, sin ir más lejos, en Italia o Francia, atribuyéndose el grueso del peso en la liberación de sus respectivos países del yugo del eje nazi-fascista en la Segunda Guerra Mundial. Recordemos el empeño del general De Gaulle en simbolizar que habían sido las fuerzas de la Francia Libre las protagonistas principales en la entrada en París y el resto de ciudades francesas, pese a su carácter secundario en las operaciones a partir del desembarco de Normandía. Quizás este constructo narrativo no sea muy sostenible en términos históricos, pero es de una enorme trascendencia para fundar o refundar una ciudadanía democrática que enraíza en este relato su autoestima de país.

    Y de esto nos falta en España. Se perdió la Guerra Civil, sí. Pero fue España el único país que se alzó con sus propios medios, solo con sus propios medios, contra la irrupción del fascismo. Nuestro país fue abandonado a su suerte por las democracias liberales del momento, mientras la Alemania nazi y la Italia fascista apoyaban indisimuladamente el alzamiento reaccionario.

    Abandonados en el 36 y abandonados en el 45. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, otra vez la geopolítica global determinó que el régimen franquista debía aceptarse en el contexto europeo y mundial a costa de dejar en la estacada al exilio español, a los demócratas y al pueblo.

    Y otra vez sola en mitad de la tierra hubo que construir la resistencia. Sin desembarcos de Normandía ni frentes del Este. Con el sacrificio, la abnegación y la altura de miras para comprender los cambios que se producían en la población española, y especialmente en su clase trabajadora tras el Plan de Estabilización de 1959, la generación de un nuevo proletariado urbano paralelo al éxodo del medio rural a unas ciudades donde se desarrollaba una incipiente industrialización, clave a la hora de construir un nuevo sujeto colectivo, cuyas ansias de mejorar sus condiciones de vida tenían un enorme potencial transformador. Es en ese instante donde enraíza la novedad histórica de las Comisiones Obreras y es ese proceso histórico en el que se enclava el Proceso 1001.

    No hay más que leer las biografías y las peripecias de muchos de aquellos protagonistas para entender lo precario y genuino de su acción militante. No, España no es el país de la eterna derrota del progreso, sino una composición diversa y compleja que protagoniza incluso vanguardias liberadoras en cada momento histórico. Todavía hoy, mientras las nuevas expresiones nacionalpopulistas de extrema derecha ocupan crecientes parcelas de poder en países que hace poco considerábamos inmunes a estas reacciones, España ha aguantado el tipo. Hoy nuestro país ejerce de vanguardia en algunas políticas laborales o feministas, y el civismo democrático ha demostrado ser mucho más resiliente de lo que se quiere hacer creer.

    Sirvan estos relatos vinculados a un momento trascendente de nuestra historia para poner en valor ese país que nadie pudo destruir, esa España que, como el árbol talado de Miguel Hernández, retoña mientras tenga la vida.

    Unai Sordo

    Secretario general de CC OO

    INTRODUCCIÓN

    Los etcéteras. Hubo mil anteriores

    al Proceso 1001

    Alberto Sabio ALCUTÉN

    Silvano Morcillo, preso en Carabanchel en plena dictadura, dijo que si alguna vez se hacía la historia de Comisiones Obreras se diría, al hablar de los jefes, ese es el cardenal, ese otro el obispo, nosotros somos los monaguillos, y se le darán las gracias a Mengano, Fulano, Zutano y a etcétera. En esos etcéteras estaremos nosotros¹. Pues bien, si utilizamos la terminología del bueno de Silvano, en este libro sobre el Proceso 1001 abundan también los etcéteras, sin abreviaturas, para no reducirlos todavía más. Sus historias nunca estuvieron en los grandes titulares de los periódicos, pero ofrecen claves y detalles fundamentales para comprender cómo se alcanzaron las libertades en España tras superar una dictadura que mantuvo su puño de hierro y su vocación de permanencia hasta el final.

    En el camino de conquistar la democracia, no faltaron ciudadanos comprometidos que asumieron riesgos y padecieron amarguras, aunque no siempre se haya

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