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Misión federal: Hacia una solución compartida en Cataluña
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Misión federal: Hacia una solución compartida en Cataluña
Libro electrónico202 páginas3 horas

Misión federal: Hacia una solución compartida en Cataluña

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Prologado por Miqel Iceta

Misión Federal presenta una reflexión sobre la respuesta federalista que se ha dado al proceso independentista catalán. Narra en primera persona la división de la sociedad catalana y el surgimiento de la asociación Federalistes d'Esquerres. Explica el separatismo catalán como una confluencia de las viejas prácticas del pujolismo con los nuevos movimientos nacional-populistas. Y realiza propuestas para una solución acordada en Cataluña en el contexto del progreso hacia una democracia federal.

Francesc Trillas es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de Federalistes d'Esquerres y del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 ene 2020
ISBN9788468539317
Misión federal: Hacia una solución compartida en Cataluña

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    Misión federal - Francesc Trillas

    MISIÓN FEDERAL

    Hacia una solución compartida en Cataluña

    Francesc Trillas

    © Francesc Trillas

    © MISIÓN FEDERAL. Hacia una solución compartida en Cataluña

    Versión en castellano; traducción en colaboración con Marga Ezkieta, con un epílogo actualizado

    ISBN papel: 978-84-685-3929-4

    ISBN ePub: 978-84-685-3931-7

    Editado por Bubok Publishing S.L.

    equipo@bubok.com

    Tel: 912904490

    C/Vizcaya, 6

    28045 Madrid

    Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

    Dedicado a Ricardo Castro y su paciencia

    Change will not come if we wait for some other person or some other time. We are the ones we've been waiting for. We are the change that we seek.

    (El cambio no vendrá si esperamos a otra persona u otro momento. Nosotros somos a quienes estamos esperando. Nosotros somos el cambio que buscamos).

    Barack Obama

    (https://www.brainyquote.com/authors/barack_obama)

    Índice

    Prólogo de Miquel Iceta

    Introducción

    1. Participando en la organización de una voz federalista

    2. Del pujolismo a la división por el procés

    3. Superar el otoño de 2017

    4. Un federalismo para el resto del siglo XXI

    Reflexiones finales

    Epílogo a la edición en castellano (Enero de 2020)

    Prólogo de Miquel Iceta

    Cuando Quico Trillas me habló de su proyecto de libro y me pidió que escribiera el prólogo, no dudé ni un segundo en aceptar. Lo conozco desde hace tiempo, he seguido su trayectoria y compartimos algunas amistades, como la de Ricardo Castro, a quien dedica el libro, y también la admiración hacia un amigo desaparecido de manera prematura, Xavier Soto.

    Una vez leída la obra me alegré mucho de haber aceptado el encargo, no sólo por la coincidencia en el contenido sino también por la brillante y sensata exposición, en la que argumentos y convicciones van de la mano. En esta obra el autor demuestra grandes cualidades de polemista al definir el independentismo como una fase superior del pujolismo.

    Hace muchos años que de Quico Trillas admiro la libertad, el compromiso y el rigor, su tenacidad en nadar a contracorriente. Por ello, tal como él mismo recuerda, le he calificado alguna vez de salmón. También el PSC ha sido en los últimos tiempos un partido salmón, nadando a contracorriente de los dos nacionalismos enfrentados. Quico, totalmente libre y a menudo receloso de aparatos y estructuras jerárquicas, no ha dudado en apoyar a su partido de siempre en tiempos de dificultades. Con la misma firmeza con la que ha exhibido discrepancias en momentos en que el PSC ejercía grandes responsabilidades de gobierno.

    Sus convicciones le han alejado de compañeros y amigos que rompieron con el PSC empujados por un furor soberanista incompatible con el federalismo defendido por nuestro partido, y le han separado del posicionamiento político mayoritario entre las clases medias catalanohablantes a las que pertenece. Todo ello en defensa del ideal federal, inseparable de los anhelos de justicia social y del proyecto europeo que el autor considera inseparables.

    Para Quico Trillas el federalismo del siglo XXI es un federalismo que aprende de las lecciones de la historia, sobre todo de las guerras, catástrofes, fragmentación y recuperación de Europa en el siglo XX, y que se basa en la idea de la superación de la soberanía nacional y la articulación de nuevas formas de gobierno que permitan gobernar los grandes problemas de nuestro tiempo: las desigualdades, el cambio tecnológico, el fraude y los paraísos fiscales, el rol de las grandes multinacionales de la digitalización, el cambio climático, la inestabilidad financiera.

    Personalmente, comparto el ideal federal por cuatro razones fundamentales. 1. Porque es coherente con los valores de libertad, igualdad, fraternidad y solidaridad. 2. Porque se ajusta perfectamente al mundo de interdependencias crecientes y soberanías compartidas en el que vivimos. 3. Porque evita el choque de identidades y la división de la sociedad en función de los diversos sentimientos de auto-identificación nacional de las personas. 4. Porque está basado en el diálogo, la negociación y el pacto.

    Quico Trillas nos habla desde la experiencia, la convicción y el rigor académico de un intelectual comprometido. Quizás el autor se sienta incómodo con la calificación de intelectual pero, ¿qué es un intelectual sino aquel o aquella que utiliza la razón para describir o analizar la realidad? Es un activista, sí. Pero también un intelectual. Un intelectual federalista. Como él dice, los intelectuales que defienden la independencia no lo hacen porque sean más inteligentes, sino porque son más nacionalistas.

    Este libro describe la fundación y el desarrollo de la asociación Federalistes d’Esquerres y defiende con convicción el ideal federal, mientras pone en cuestión el proceso soberanista (querían la independencia y se cargaron el autogobierno) y refuta sus argumentos principales. Es, en este sentido, un libro útil para analizar el presente y para alimentar debates de presente y de futuro.

    El libro que tiene en sus manos no esquiva la polémica ni rehúye temas delicados. Por ejemplo, quiero destacar el esfuerzo por combatir la falsa idea de que el referéndum sobre la independencia sea la mejor manera de abordar el conflicto y proporcione una solución definitiva al problema nacional que tenemos. El autor es contundente cuando dice: secesión y democracia son difícilmente compatibles o la regla de la mayoría no es la mejor manera de resolver problemas identitarios. Hay que subrayar que el autor ya desconfiaba del carácter de solución mágica del referéndum antes del Brexit. No hace falta decir que el Brexit le ha afianzado en esta opinión y ha enriquecido su argumentario contrario al referéndum.

    Como tampoco rehúye controversias muy actuales, como la de los lazos, el espacio público y la división existente en Cataluña, cuando dice ¿por qué niegan que hay una división en Cataluña y a la vez se empeñan en hacer la división físicamente observable?. Y cuando recuerda: La ocupación excesiva, indefinida, del espacio colectivo por la expresión de las preferencias de una parte de la población, por numerosa que ésta sea, transita desde la libertad de expresión hacia la intimidación.

    O el debate sobre el expolio fiscal: los economistas independentistas no reconocerán nunca que el mito del expolio fiscal resulta muy conveniente a un movimiento dirigido en buena parte por sectores relativamente ricos de una comunidad relativamente rica que querrían dejar de contribuir a un espacio solidario.

    O cuando nos recuerda que la hispanofobia ha sido un ingrediente notable de una parte destacada del liderazgo independentista y nacionalista catalán.

    También se hace eco de los planteamientos que inscriben el proceso soberanista en el marco general de los populismos, recordando que la etiqueta ‘populismo’ se ha puesto a fenómenos que comparten una serie de características, como la interlocución directa entre líderes carismáticos y el pueblo sin pasar por intermediarios, la apelación a la democracia directa plebiscitaria o el desprecio a las instituciones y, en particular, a aquellas propias de la división de poderes.

    El fracaso de la vía unilateral e ilegal seguida por el independentismo catalán a finales del año 2017 no ha implicado por ahora una reducción significativa de su apoyo ciudadano y, por tanto, el debate seguirá abierto por mucho tiempo. El esfuerzo por desmontar el argumentario soberanista y, sobre todo, por defender la causa federal, es la misión de este libro. Una misión federal que Quico Trillas desarrolla con pasión y una gran eficacia.

    Introducción

    Entre 2012 y 2013, en plena crisis del euro y con una mayoría absoluta del PP, cuando el procés se ponía en marcha como un tsunami que parecía imparable, gran parte de la izquierda política, cultural, mediática y sindical catalana estaba acomplejada y a la deriva, enganchada al supuesto mantra del derecho a decidir. Pero un grupo de activistas (todo hay que decirlo, mientras algunos se cambiaban de chaqueta o se escondían a verlas venir) tocó suelo enseguida y retomó la bandera del federalismo, tradicionalmente mayoritaria entre las personas de progreso en Cataluña y blandida por muchos europeos de la izquierda de vanguardia desde la Segunda Guerra Mundial, muy especialmente por Spinelli y Rossi en su Manifiesto de Ventotene. Esta es la historia de este grupo de activistas, narrada en primera persona por alguien que la ha vivido de cerca. Es un relato personal elaborado en el momento de hacer una pausa para entender lo que ha pasado, ir más allá y especular sobre cómo seguir contribuyendo a un esfuerzo que no sería ético que tuviera fin.

    Mis memorias políticas (si es que se pueden calificar así los recuerdos escritos por alguien que no es un político; soy un humilde profesor universitario) objetivamente deberían incluir la etapa de la Joventut Socialista de Catalunya y de los Juegos Olímpicos de Barcelona, porque fui el número dos de esta organización juvenil durante casi ocho años, entre 1983, con sólo dieciocho años, y 1991 (desgraciadamente el número uno ya no está aquí para contarlo), y porque fui concejal del equipo de gobierno municipal en 1992 en Barcelona. No las escribiré. Que dejen de sufrir quienes se han convertido en políticos de una cierta notoriedad y que podrían ser víctimas de mi memoria sobre sus jugarretas de juventud (o sobre las jugarretas de las que fueron víctimas). Justo antes de ser concejal, trabajé a tiempo parcial, mientras estudiaba, en proyectos en la órbita del PSC, en concreto en la entidad Barcelona Enllà o en algunas publicaciones (como Cuadernos Noventa, una revista en la que convivían Xavier Rubert de Ventós, Josep Ramoneda y Arcadi Espada; tal era entonces la capacidad de atracción del socialismo catalán). Pero después de aquellas etapas no sentí nunca la necesidad de hacer un balance y poner negro sobre blanco el relato de mi experiencia. Pasó, y mi vida siguió como la de todo el mundo, en mi caso viviendo y formándome profesionalmente durante seis años y medio entre Florencia y Londres, de 1995 a 2002. Desde los 29 años (1995) soy un político jubilado, aunque sigo de cerca la política por activismo, por relaciones personales y porque enlaza con las cuestiones que me preocupan como ciudadano y como profesor de Economía. No creo que vuelva nunca a la política profesional, por razones de oferta y de demanda: ni me piden mucho, ni me ofrezco mucho, o lo que a veces me piden yo no lo puedo ofrecer, o viceversa. Últimamente, en cambio, he vivido más intensamente el procés, buscando superarlo desde el federalismo, activamente pero sin tener objetivamente responsabilidades importantes, ni mucho menos remuneradas monetariamente (sí emocionalmente), y sobre esto sí que me siento empujado a escribir. La memoria nos juega a todos malas pasadas, pero creo haber vivido más intensamente esta última etapa, en el plano político, que aquellas iniciales. Además, me temo que será ya, para mi generación, la batalla (o el esfuerzo, porque deberíamos intentar no pelearnos) de lo que queda, mucho o poco, de nuestras vidas. Pero no nos consideremos tan especiales. Creo que lo mismo les sucede, la misma sensación entre la desesperación y la intensidad, a muchos liberales y feministas en Estados Unidos, muchos europeístas en el Reino Unido, muchos demócratas en Polonia…

    En momentos en los que tengo la autoestima baja, mi ego a veces necesita, al mismo tiempo que olvidar -como autodefensa mal entendida- las críticas justas que me merezco, recordar también los dos mejores elogios que me han hecho (aparte de los que me hacían mis abuelas). Ricard Fernández, actualmente un economista profesional brillante al servicio de lo público, dirigente de la Joventut Comunista cuando Xavier Soto y yo (más él que yo, que le ayudaba junto a otros) dirigíamos la Joventut Socialista, un día, en una reunión abierta, dijo que estaba contento de ser de Federalistes d’Esquerres porque siempre había querido estar en una asociación donde estuviera yo (ya sé que exageraba, pero a todos nos van bien estas cosas). Ricard Fernández y Xavier Soto (que habían especulado con la fusión de las juventudes socialistas y comunistas catalanas en la década de 1980) representan para mí lo mejor de Cataluña: los descendientes de personas que vinieron de otros lugares y que se comprometieron a trabajar codo a codo con indígenas de ocho apellidos para hacer no sólo una Cataluña mejor, sino un mundo diferente. Como Soto ya no está, podríamos decir que su Cataluña ya no será nunca. Pero estoy seguro de que su espíritu pervive no sólo en Ricard, que está más vivo que nunca, sino en las nuevas generaciones de Sotos y Fernández.

    El otro elogio me lo hizo Miquel Iceta en una presentación de un libro en la Fundació Campalans (la fundación del PSC), donde dijo que yo era como un salmón, porque acostumbraba a nadar a contracorriente. Supongo que se refería, al margen de mi oposición al procés cuando éste parecía no una corriente sino un tsunami, al hecho de que yo siempre había militado en la oposición a él y al aparato del PSC, sin duda una corriente muy fuerte. Iceta añadía que parecía que incluso me gustaba nadar contra corriente (y así es).

    Un domingo de noviembre de 2017 hicimos la presentación del documental "Federal" en el cine Verdi de Barcelona. La productora, Minimal Films, tuvo la generosidad de poner en los títulos de crédito del filme que la producción, un trabajo de equipo donde colaboró mucha gente, había sido responsabilidad de Beatriz Silva, Joan Botella y Francesc Trillas. Tuvimos que nadar muy a contracorriente para hacer posible la película (lo explico más adelante). Yo había visto, en formato pantalla pequeña, una versión casi definitiva. Pero en pantalla grande, y ante muchas personas amigas (incluyendo Pasqual Maragall y parte de su familia), quedé, como mucha gente que la veía por primera vez (ahora se puede ver por un precio muy reducido en la plataforma FilmIn), muy impresionado por el trabajo final del director Albert Solé. Viendo los rótulos finales (que incluían la larga lista de personas comprometidas que habían contribuido al micromecenazgo), el salmón, llorando emocionado y agradecido mientras todos aplaudíamos, estaba agotado por el trabajo hecho, sentado en un rincón de la primera fila, al lado precisamente de Ricard Fernández, que no lloraba pero que viendo, supongo, que yo estaba hecho una magdalena se atrevió a murmurarme al oído: muy potente, tío. Era el momento de hacer una pausa y reflexionar.

    Parte de la reflexión es este libro, que tiene cuatro partes. En un primer capítulo cuento la historia de Federalistes d’Esquerres tal como yo la he vivido, en el contexto del proceso independentista. En el segundo, hago una crítica de este proceso, que a mi juicio, hunde sus raíces en el pujolismo, que ha creado una división profunda (en el capítulo explico cómo me ha afectado a mí personalmente) y que alza unas ramas similares a las de muchos movimientos populistas. En el tercero, explico por qué creo que es importante que hagamos un esfuerzo colectivo para superar lo que ha pasado desde el otoño de 2017. Finalmente, ofrezco algunas reflexiones, complementarias a las que he ofrecido en otros ámbitos, sobre cómo creo que el federalismo del siglo XXI debe avanzar democráticamente para hacerse fuerte y contribuir a resolver de forma compartida (también con mucha gente que hoy apoya opciones populistas) los grandes retos del mundo de

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