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Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física: Relecturas de Romero Brest
Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física: Relecturas de Romero Brest
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Libro electrónico643 páginas8 horas

Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física: Relecturas de Romero Brest

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Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Enrique Romero Brest es una producción realizada por más de veinte investigadores e investigadoras que analizan la historia de la educación de los cuerpos desde la actualidad. Con prólogos sobre historia de la Educación Física de Pablo Scharagrodsky, sobre imágenes escolares de Inés Dussel y sobre músicas infantiles de Ruth Hillar (del grupo musical "Canticuénticos"), este libro propone un acercamiento crítico y reflexivo sobre el nacimiento de la Educación Física argentina y sus consecuentes derivaciones para la formación de sensibilidades, la puesta en práctica de discursos sobre salud pública e higienismo, la proyección de relaciones transnacionales, la configuración de modos de hacer análogos a modos de ser, el desarrollo de una iniciativa musical para clases infantiles y el registro fotográfico de una época, entre otras políticas públicas que tuvieron como principal actor a Enrique Romero Brest y a sus obras.
 
Escriben: Pablo Ariel Scharagrodsky, Eduardo Galak, Martín Pereyra, Daniela Mansi, Facundo Berriolo Balay, Julieta Elizalde, Remo Tilloy, Agostina Lapuente Romero, Martina Scalise, Cecilia Tocco, Luca Díaz, Sebastián Klein, Ramiro de Pedro, Agustina Boyezuk, Antonella Bertolotto, Nicolás Carriquiriborde, Nicolás Nadal, Lucía Fabra, Mariel Ruiz, Leandro Elias, Valeria Ruella, Juana Inama, Héctor Luis Adriani, Inés Dussel y Ruth Hillar.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 oct 2023
ISBN9788419830296
Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física: Relecturas de Romero Brest

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    Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física - Eduardo Galak

    coleccion

    Edición: Primera. Septiembre de 2023

    ISBN: 978-84-19830-28-9

    e-ISBN: 978-84-19830-29-6

    Depósito legal: M-27679-2023

    Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina / Barcelona, España

    Código IBIC: YQW [Didáctica: Educación Física], 4GB [Educación Primaria]

    Código Thema: YPWF [Educativo: Educación Física], 4Z-ES-AB [Educación Primaria]

    Código BISAC: EDU033000 [Physical Education]

    Código WGS: 570 / Humanities, art, music / Education

    Diseño: Gerardo Miño

    Composición: Eduardo Rosende

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    © 2023, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila sl

    Miño y Dávila srl

    Tacuarí 540 (C1071AAL)

    Buenos Aires, Argentina

    e-mail producción: produccion@minoydavila.com

    e-mail administración: info@minoydavila.com

    web: www.minoydavila.com

    instagram: @minoydavila

    facebook: facebook.com/MinoyDavila

    portadilla

    Índice

    A modo de prólogo Enrique Romero Brest, un cartógrafo de la Educación Física

    por Pablo Ariel Scharagrodsky

    Carta a quien pretende enseñar Educación Física

    Carta a Enrique Romero Brest

    por Eduardo Galak

    PARTE I

    Antes de la Educación Física

    (Para la historia)

    Relato iconográfico #1: Enrique Romero Brest y las trayectorias

    por Martín Pereyra

    Enrique Romero Brest (1900): El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico)

    por Daniela Mansi

    La Educación Física y el comienzo de la formación docente: los Cursos Normales de Enrique Romero Brest (1903)

    por Facundo Berriolo Balay

    Ante la indiferencia de los más

    Relato iconográfico #2: Enrique Romero Brest y la mujer

    por Martín Pereyra

    Cuerpos, género y prácticas deportivas: Educación Física para la mujer según Enrique Romero Brest (1903)

    por Julieta Elizalde

    PARTE II

    El nacimiento del Sistema Argentino de Educación Física

    De la teoría a la práctica

    Relato iconográfico #3: Enrique Romero Brest y la Escuela de Aplicación

    por Martín Pereyra

    Pedagogía de la Educación Física (1905)

    por Remo Tilloy

    Formación superior, teoría y práctica. Analizando la obra Curso Superior de Educación Física. Bases científicas y aplicaciones prácticas

    por Agostina Lapuente Romero y Martina Scalise

    El examen de gimnasia práctica

    Relato Iconográfico #4: Enrique Romero Brest y la evaluación

    por Martín Pereyra

    Concursos generales de Educación Física

    por Cecilia Tocco

    Reseña de La reforma de la Educación Física en la escuela secundaria, de Enrique Romero Brest (1907)

    por Luca Díaz

    Del malmenage a la reforma: informe Sobre el estado actual de la Educación Física en la Capital de 1908

    por Sebastián Klein y Daniela Mansi

    La política corporal de comienzos del siglo XX. Sobre La Educación Física en la escuela primaria: su organización y resultados, Dr. Enrique Romero Brest (1909)

    por Cecilia Tocco

    Orientación social de la Educación Física. Legitimando una Educación Física racional y profesional a partir de sus efectos sociales

    por Ramiro de Pedro

    Gimnasia e Higienismo: Estudio sobre ejercicios del tronco y educación respiratoria (1909)

    por Julieta Elizalde

    La Educación Física y los accidentes callejeros (1909): una prosopopeya de los accidentes hacia una alianza entre instintos y educación que distingue géneros y clases sociales

    por Agustina Boyezuk

    Elementos de una voluntad hegemónica: Evolución y consecuencias de las ideas doctrinarias en la Educación Física (1911)

    por Nicolás Carriquiriborde

    Obra de higienista y de humanidad

    Relato iconográfico #5: Enrique Romero Brest y el espacio

    por Martín Pereyra

    Un plan y un método. Formación profesional y educación del cuerpo en Elementos de Gimnástica Fisiológica (1911)

    por Antonella Bertolotto, Agostina Lapuente Romero y Eduardo Galak

    Elementos distintivos del orden categórico: Principios científicos de Educación Física (1911)

    por Nicolás Nadal

    PARTE III

    La mirada (trans)nacional

    Entre educadores, amigos y adversarios de doctrinas

    Relato iconográfico #6: Los otros y Enrique Romero Brest

    por Antonella Bertolotto y Martin Pereyra

    Oficializando su discurso y legitimando su método. Reseña de Estado actual de la Educación Física en la República Argentina (1913)

    por Sebastián Klein

    Una mirada transnacional. Análisis de Organización de la Educación Física en el Uruguay, de Enrique Romero Brest (1912)

    por Lucía Fabra y Eduardo Galak

    El cultivo del espíritu en la Educación Física (1925), proyectando una educación del cuerpo para las sociedades del nuevo siglo

    por Ramiro de Pedro

    Los batallones escolares (1914). Un manifiesto político para la Educación Física

    por Agostina Lapuente Romero

    Discursos pronunciados por el Dr. Romero Brest como director general de la Confederación Nacional del Magisterio

    por Mariel Ruiz

    El Instituto Nacional Superior de Educación Física. Antecedentes – Organización – Resultados (Romero Brest, 1917)

    por Mariel Ruiz y Leandro Elias

    PARTE IV

    La apertura

    Entre momentos y actitudes

    Relato iconográfico #7: Enrique Romero Brest y el tiempo

    por Martín Pereyra

    Papel de la Educación Física en la ética social de los momentos presentes. Primera Guerra Mundial y las contribuciones de la Educación Física para educar una nueva humanidad

    por Ramiro de Pedro

    Concepto de la disciplina en la Educación (Romero Brest, 1921)

    por Valeria Ruella

    Concursos Escolares de educación física. La materialización de un disciplinamiento moral, ético y corporal

    por Antonella Bertolotto

    La altura en la circunstancia y el alcance en la historia: Sistema Argentino de Educación Física (Síntesis)

    por Nicolás Nadal

    El patriotismo es un sentimiento humano superior

    por Juana Inama

    El Tratado de Geografía General, de Romero Brest

    por Héctor Luis Adriani

    Formando docentes al servicio de la igualación democrática. Reseña del discurso El problema argentino de la Educación Física de 1924

    por Sebastián Klein

    El Instituto Nacional Superior de Educación Física (1926). Haciendo camino y dejando huellas en la formación

    por Agostina Lapuente Romero

    La Educación Física en la Universidad. Discurso de Enrique Romero Brest (1927)

    por Daniela Mansi

    El box del Dr. Romero Enrique Brest

    por Mariel Ruiz

    PARTE V

    Repensar las huellas

    Clásico y moderno

    Relato iconográfico #8: Enrique Romero Brest y la tecnología

    por Eduardo Galak y Martín Pereyra

    Algunos conceptos doctrinarios de la Educación Física. Tres conferencias del Dr. Enrique Romero Brest

    por Ramiro de Pedro

    El asunto en cuestión... En defensa de la legalidad. Estudio del estatuto de la Sociedad Amigos de la Educación Física de 1933

    por Antonella Bertolotto

    Las condiciones actuales de la vida y el trabajo manual

    por Mariel Ruiz

    Lo espiritual de la Educación Física

    por Eduardo Galak

    La obra de obras: un repaso de las Bases de la Educación Física en la Argentina (1939)

    por Antonella Bertolotto

    La influencia de Ling en la Educación Física. Un homenaje a los fundamentos y legados de la tradición de la gimnasia sueca en Argentina de 1939

    por Agustina Boyezuk

    Un manifiesto para la Educación Física: Acción de los profesores de Educación Física en la enseñanza nacional (1943)

    por Antonella Bertolotto

    PARTE VI

    Análisis fotográfico general de Romero Brest

    La fotografía en la historia de la educación: testimonio, huella, trama

    por Inés Dussel

    La imagen de la Educación Física. Una mirada transversal a la obra fotográfica de Enrique Romero Brest

    por Eduardo Galak y Martín Pereyra

    PARTE VII

    Análisis de la Revista de la Educación Física

    Prólogo de la Revista de la Educación Física

    por Eduardo Galak y Antonella Bertolotto

    El asociativismo en la Educación Física argentina. Agentes, vínculos y saberes en la Revista de la Educación Física (1909-1931)

    por Antonella Bertolotto

    El ideal estético de la forma y del movimiento. Un análisis por la Revista de la Educación Física (1909-1936)

    por Antonella Bertolotto

    PARTE VIII

    Análisis de las producciones musicales de Enrique Romero Brest

    Relecturas musicales Una mirada sobre la música de las rondas

    por Ruth Hillar

    Relecturas musicales Ritmo, movimientos, cuerpos, técnicas. Las músicas de Enrique Romero Brest

    por Eduardo Galak y Antonella Bertolotto

    A modo de prólogo

    Enrique Romero Brest, un cartógrafo de la Educación Física

    El surgimiento de la Educación Física en buena parte de Occidente, ha estado fuertemente ligado con la invención de los sistemas educativos modernos. Estos últimos, especialmente en el largo siglo XIX, introdujeron de manera obligatoria a dicha disciplina educativa en el dispositivo curricular en los diferentes niveles y modalidades, proyectando ciertas finalidades y sentidos sobre cómo, dónde y por qué educar a los cuerpos en movimiento. Un conjunto heterogéneo de agentes y actores, a partir de determinados saberes y discursos, participaron activamente en la definición e invención de la disciplina en cuestión, en el marco de un intenso proceso de intercambio transnacional de saberes, propuestas, ideas, objetos y personas.

    En la Argentina uno de los agentes más destacados en la circulación y transmisión nacional e internacional, así como en la producción y traducción de categorías, nociones, principios y axiomas sobre la Educación Física entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fue Enrique Romero Brest (1873-1958). El presente libro, que tengo el placer de prologar, analiza, examina y escudriña la variada y profusa producción de Enrique Romero Brest, su lugar de autoridad en el campo de la cultura física en general y la Educación Física en particular, y las disputas y tensiones que se generaron en derredor de su propuesta de educación corporal.

    La indagación que nos ofrece el excelente libro compilado por Eduardo Galak recupera las diferentes funciones, acciones, políticas y facetas generadas por el médico y pedagogo Enrique Romero Brest en las primeras cuatro décadas del siglo XX, sus continuidades y discontinuidades, ya sea como productor e inventor de sentidos y, también, como traductor y difusor de la disciplina educativa y del oficio de educador físico. De esta manera, Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Romero Brest mapea de manera clara, sutil e inteligente la propuesta de educación corporal definida como deseable y legítima por la tradición romerista, su puesta en circulación, los conflictos, acuerdos y disputas y las diferentes estrategias y dispositivos que la convirtieron en dominante y hegemónica en el espacio escolar durante casi cuatro décadas.

    El libro, en el que escriben más de veinte jóvenes investigadoras e investigadores, se destaca por explorar los matices, las contradicciones y las ambigüedades de la propuesta romerista. Identifica los tonos y las melodías dominantes o cuasi hegemónicas y, al mismo tiempo, las fugas y torsiones de sentido, así como las tensiones producidas en los márgenes de su propuesta. Los distintos análisis reconocen en Enrique Romero Brest a un productor, intérprete, traductor y promotor de la disciplina educativa. Asimismo, escrutan los modos en que la tradición romerista promovió ciertos modos de ver, sentir y exhibir a los cuerpos, ponderando y jerarquizando moralmente determinadas siluetas, formas, contornos, regiones, sistemas, zonas o grupos musculares por encima de otras.

    Como productor y traductor, Enrique Romero Brest se destacó por su gran invención: el Sistema Argentino de Educación Física (SAEF). Dicha propuesta operó de manera moderna combinando nociones provenientes de la cultura científica de la época como única apelación a la verdad, del pan-higienismo como única forma de justificación racional sobre el para qué y cómo moverse, y un eclecticismo que articuló diferentes elementos de los sistemas de ejercitación física imperantes (cuestionó al sistema francés y alemán —a tono con la época y con la influencia fisiológica francesa— y se nutrió de aspectos medulares de otros sistemas, especialmente del sueco y en menor medida del inglés, coexistiendo cuestiones fisiológicas vinculadas con la gimnasia, pero incorporando los juegos y con determinados recaudos ciertos sports provenientes del sistema inglés). Estos rasgos fueron los aspectos estructurales del sistema, especialmente en las primeras décadas del siglo XX. Se convirtieron en parte de su fortaleza y, también con el tiempo, potenciaron sus debilidades.

    El SAEF legitimó ciertas prácticas como potencialmente educativas —ejercicios físicos sin aparatos, juegos aplicados con un criterio fisiológico, rondas escolares (ejercicios especiales agrupados en forma de rondas y acompañados de cantos sencillos), excursiones escolares (combinación de marchas, juegos y ejercicios físicos al aire libre y actividades en contacto directo con la naturaleza), pentathlos argentino (constituido por cinco juegos reglamentados: cazadora, cesto, banderitas, blanco y salto de precisión), determinados deportes, etc.— y, al mismo tiempo, deslegitimó, para el ámbito educativo, otras propuestas corporales que circulaban en el contexto social más amplio (acrobacias, prácticas circenses, juegos sin método, gimnasia militar, gimnasia no racional, prácticas de tiro, concursos atléticos, etc.). El SAEF producido por Enrique Romero Brest, fundamentado en saberes provenientes del discurso pedagógico, psicológico y muy especialmente bio-médico (anatomía descriptiva, fisiología general, fisiología del ejercicio, antropometría, biometría, etc.), es un buen ejemplo de como la circulación transnacional de saberes y prácticas siempre muta y es resignificada por los agentes y actores locales en el marco de disputas específicas. Brest generó, transcribió, y, sobre todo, resignificó. Inventó algunos juegos reglamentados, luego convertidos en deportes como, por ejemplo, el cesto ball o el pentathlos argentino e ideó ciertos aparatos de medición usados para mensurar determinadas funciones (el cirtómetro torácico de resorte, el espirómetro hidrostático, el dinamómetro de ancho adaptable a la mano, el kinetómetro torácico, el antropómetro milimétrico y el saltómetro doble invariable para las clases de gimnasia). En todos los casos, fueron readaptaciones de juegos, deportes e instrumentos que ya se practicaban y se habían elaborado en Europa o en Estados Unidos. Su éxito y legitimidad estuvo, en gran parte, sostenido por la mirada de los otros, cuya extensa lista fue integrada por reconocidos médicos, pedagogos, docentes, funcionarios, políticos y publicistas argentinos, de varios países latinoamericanos (Uruguay, Brasil, Chile, etc.) y de algunos países europeos entre los que se destacó Francia.

    Pero el libro no solo focaliza la atención analítica y hermenéutica en los saberes, prácticas y discursos que de alguna manera fabricaron las finalidades de la disciplina educativa y las funciones modernas del profesor y de la profesora de Educación Física, sino que indaga en el artefacto formativo que permitió establecer la vigencia de la tradición romerista durante varias décadas en las instituciones educativas argentinas. De esta manera, se explora el dispositivo formativo producido por Enrique Romero Brest dado que fue el encargado de crear y dirigir, en diciembre de 1901, los primeros cursos temporarios civiles de Ejercicios Físicos realizados en la Argentina. Estos primeros cursos estuvieron dirigidos a maestros titulados, antiguos profesores de ejercicios físicos, alumnos que estaban cursando el cuarto año de la escuela normal, profesores normales, maestros de escuelas de aplicación y personas sin título normal. El éxito de estos modestos cursos de dos meses de duración generó un afianzamiento de los mismos en los años subsiguientes. Así fue como, desde 1901 y hasta 1912 se produjo un proceso de consolidación e institucionalización único en esta disciplina y en la formación de especialistas. En 1906 los cursos normales se convirtieron en definitivos; en 1909 se creó la Escuela Normal de Educación Física y en 1912 se alcanzó el grado de Instituto Nacional Superior de Educación Física. Este proceso de consolidación institucional permitió a su creador y al grupo que lo apoyó y secundó, poner en circulación, transmisión y distribución el único relato verdadero sobre la Educación Física de las niñas y niños en las escuelas y colegios argentinos: el SAEF. Sin duda, la Revista de la Educación Física (1909-1916, 1920-1931 y 1936) que también creó y dirigió el Dr. Enrique Romero Brest potenció y amplificó la producción, traducción, distribución y circulación de saberes vinculados con la disciplina construyendo una comunidad de docentes que, en la década de los treinta, estaba integrada por un número de egresados cercano a los dos mil profesoras y profesores en Educación Física, siendo el 80 por ciento egresadas mujeres.

    Los excelentes análisis epistémicos sobre la disciplina, así como las indagaciones vinculadas con el plano institucional formativo son articulados en el libro con otra de las caras ejercidas y transitadas por el Dr. Enrique Romero Brest y un grupo heterogéneo de colaboradores (docentes, pedagogos, médicos, funcionarios, políticos, publicistas, etc.). En especial algunos trabajos exploran el peso político y la eficacia simbólica que tuvo el médico argentino en la burocracia estatal educativa ya sea como inspector de Educación Física en la joven capital argentina (1904-1909), como delegado del gobierno Argentino ante congresos internacionales (por ejemplo, en el Congreso Internacional de Educación Física en París en 1913) o como consultor en comisiones estatales con el fin de asesorar al gobierno sobre el sistema, métodos y procedimientos de Educación Física más convenientes para el país (por ejemplo, en la Comisión Técnica de Educación Física en 1924). En todos los casos, las tensiones y conflictos identificados en estos espacios permitieron cartografiar las disputas de sentido de y sobre la disciplina en cuestión que incluyeron no solo discusiones didáctico-pedagógicas, sino formas de conceptualizar la libertad individual, la autonomía corporal, el colectivo nacional, el cuerpo argentino ideal, la abyección, el deterioro corporal, la anormalidad física y funcional, la moral sexual, la belleza, la masculinidad y la feminidad, entre muchos otros tópicos.

    Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. Relecturas de Romero Brest es un extraordinario aporte crítico y reflexivo, no solo referido a la historia de la Educación Física argentina, sino a la historia de la educación de los cuerpos y a los modos en que ciertas propuestas, determinados saberes y algunos dispositivos construyeron órdenes corporales y kinéticos deseables, correctos y moralmente adecuados y, al mismo tiempo, excluyeron, omitieron o silenciaron otras alternativas relacionadas con el arte de vivir, experienciar, sentir, gestionar y administrar a los cuerpos en movimiento. En este punto, el Dr. Enrique Romero Brest se convirtió no solo en un exitoso productor e inventor de sentidos, en un relevante traductor y difusor, sino en un gran cartógrafo de la disciplina, ya que no solo delimitó el terreno conceptual de la Educación Física, incluyendo sus relieves y ondulaciones, sus medidas y normas, sus tópicos y problemas, sus funciones y finalidades o sus zonas peligrosas; sino que fabricó las fronteras de la disciplina y con ello todo lo potencialmente invivible, kinéticamente indeseable o corporalmente impensable. Son precisamente las fronteras epistémicas, institucionales, visuales y formativas —y la manera en que se definieron— lo que nos permite identificar los modos en que desde la Educación Física se gestionaron —y resistieron— ciertos significados sociales, culturales, morales, eróticos, sexuales, estéticos y políticos.

    Dr. Pablo Ariel Scharagrodsky

    Carta a quien pretende enseñar Educación Física

    Carta a Enrique Romero Brest

    Me permito escribirte una carta. Sé que no llegará a tus manos, y no por ello entiendo que es estéril dirigírtela. Pero lo hago porque hay algo tácito en la escritura académica que es la idea de un lector universal indefinido, un ausente presente. Y quería empezar por algo que habitualmente no se hace: definir al lector. Claro, lo digo en un sentido metafórico, porque es imposible saber a quienes le llegarán estos párrafos. Casi tan imposible, como que llegues a leer estas líneas. Vos, Enrique, Morotibí para los amigos, tan padre de la Educación Física como de Clemencia Olimpia, de Enrique Carlos y de Jorge Aníbal, serás el destinatario de estas palabras que abren un libro colectivo que analiza tu obra a través de tus pensamientos y tus pensamientos a través de tus obras.

    Pero, ¿por qué escribirte una carta si no la vas a leer? Primero, porque sé que encontrabas placer en el intercambio de misivas, lo pude ver cuando husmeaba en la comunicación que tenías con Pablo Pizzurno.¹ Pero sobre todo porque el correo funciona como manifiesto, como legado, como testimonio, como testamento. Mi abuela Beca me enseñó que se guardan en la mesita de luz cuando me mostraba las suyas, enseñándome la relatividad del tiempo y el espacio sin fórmulas físicas o matemáticas. Calculo que allí también habré aprendido que toda misiva encierra un aura de intimidad, en su mesita de luz, en la cercanía y la soledad de la noche.

    Lo sé, habrá entonces cierta sensación de entrometerse en la intimidad ajena en quien lea estas líneas. Las cartas tienen ese halo que las envuelve de una intimidad que la tecnología de los tiempos que corren parece haber dejado de lado. En tu caso, vos empezabas algunas de tus obras con un advertencias al lector, lo cual me parece más intimidatorio que intimista. En parte podría hacer como hacías vos, no sé, porque la idea de esta carta es llamarle la atención a quienes tengan en sus manos este escrito y advertirles lo que se van a encontrar. Pero no es un alertarlos, no hay más peligro en estas páginas que el que conlleva todo pensamiento crítico: la búsqueda de un sentido emancipatorio, colectivo e inclusivo. Más bien estoy pensando en las Cartas a quien pretende enseñar de Paulo Freire (1993), porque quiero partir de proponer que los textos aquí compilados funcionen como recurso didáctico, teórico y práctico para pensar nuestras prácticas, saberes y discursos en el ejercicio de transmitir experiencias de Educación Física. En todo caso, el interés es disminuir todo lo posible la brecha que separa las asimetrías, aún a sabiendas que cierta distancia es constitutiva del mundo en el que vivimos. Es una propuesta para disolver la relación saber-poder en la educación entendida como dominio y significarla como una articulación que abre potencialidades, que no confunda autoridad con autoritarismo. Es una búsqueda por comprender que no existe un sujeto universal, que no existen dos clases iguales porque no existen dos personas iguales, pero sobre todo porque no existe una constancia en nuestras subjetividades: somos efecto de prácticas, saberes y discursos situadas. Es, en definitiva, una apuesta política por desterrar la confusión entre naturalidad y normalidad para detener la idea de que lo viene siendo es lo que debe ser, y con eso llenar de contenido la propuesta arendtiana de que la escuela es conservadora de la cultura, pero la educación tiene que ser transformadora, revolucionar las consciencias, sacarlas de sus casillas. ¿Qué sentido tiene acaso presentarles un mundo a las generaciones que vienen para que lo repitan? No, la tarea de educar es política y es subversiva, y el deseo que justifica toda educación es concebirse como la preparación de alguien acerca de algo para que lo transforme.

    Pero este libro es, ante todo, una invitación a comprender que toda afirmación es contingente, que todo posicionamiento (teórico, didáctico, práctico) depende del contexto en el cual se lo piensa. Digo esto porque uno de los puntos de partida es que cuando se reflexiona sobre la educación no pueden hacerse afirmaciones universales anacrónicas. Lindo desafío entonces reseñar obras que cumplieron un siglo o que están por cumplirlo, a los ojos de hoy. Porque por más irónicos que podamos ser, convengamos que no podemos tomar prestado los ojos con los que mirabas hace cien años, sino es más que a través de los prismas de la historia, de tus documentos escritos y fotográficos —aquellos que se salvaron, aquellos que merecieron ser salvados, aquellos que se conservaron—, de lo que se dijo de vos y tu obra, de todo lo que fue pasando (y despasando) luego. ¿Cómo analizar tus pensamientos fuera de la época en la que se sitúan, sin reproducir acríticamente lo que dijiste como verdad ni falsearte con la ventaja temporal de quien te dice lo que se debería haber hecho cuando el partido terminó?

    No queríamos reescribir tu historia. Queríamos pensarla de otras maneras. En plural. Colectivamente. Porque, así como aprendí de mi abuela, el tiempo me enseñó que a las cartas también se le llama correspondencia porque establecen una relación, un vínculo entre dos o más personas —dicho sea de paso, como todo acto educativo—. Participan directamente en esta obra más de veinte personas, poniendo de sí sus reflexiones, sus miradas sobre la Educación Física, las lecturas de nuestro tiempo, su arte a través de la música o del dibujo. Hay textos de un autor o autora, pero hay varios escritos a cuatro o seis manos, con todo lo que implica pensar en pares o tríos. A propósito, siempre me llamó la atención cómo en la veintena de libros que escribiste, o en las decenas de discursos pronunciados, no pudimos hallar ninguno que escribas con otres. Quizás había entonces una cuota de verdad en tus detractores contemporáneos, que te achacaban tu fuerte personalismo —pienso acá en Adolfo Arana cuando te criticaba, o en el odio de tu hijo Jorge por tu autoritarismo, según sus palabras—. No quiero polemizar con vos, está claro que el estilo de escritura en tu época es distinto del nuestro —¡qué podrías saber vos del productivismo académico actual hace un siglo!—. También es cierto que en Argentina somos demasiado personalistas, rescatando siempre al individuo por sobre el grupo. Pero todo ello no puede obviar que es cierta la dificultad en tu legado, y el gesto un tanto de monarquía hereditaria por el hecho de que sea Enrique Carlos quien se hizo cargo de aquello que le fuiste dejando. El padre de la Educación Física no podía dejar su legado sino era en manos de su propio hijo. Mirá que pasaron por tu formación cientos de docentes, pero apenas un puñado contado con una mano ocuparon algún discurso a tu lado o publicaron asiduamente en la revista que creaste y dirigiste, la Revista de la Educación Física, de la que no te privaste de publicar en cada edición, en algunos casos incluso con más de un artículo por número.

    Profundicemos en lo colectivo, porque no hay mejor manera de pensar lo educativo si no es a través de interpelar lo político de lo colectivo. La obra que le sigue a esta carta está hecha por los integrantes del Colectivo de Estudios sobre Políticas, Educación y Cuerpo (IdIHCS-CONICET/UNLP). El CEPEC, como vulgarmente lo llamamos, es un grupo académico cuya idea nació cuando vivía en Brasil y aprendí otras lógicas de funcionamiento, que finalmente creamos en 2016 y que se mantiene con reuniones quincenales de discusión teórica de cuestiones cotidianas referidas al cuerpo y su educación. Es un lugar de encuentro, democrático, plural, heterogéneo. Participaron en estos años estudiantes de grado, posgrado, profesionales titulados, doctores y doctoras de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay.

    A inicios de 2021 eché a andar la idea de hacer este libro que se performa con la inclusión de esta carta como corolario, el cual compila más de cincuenta textos cortos, pero no por ello menos profundos, que reseñan tus libros y discursos que atingieron a las prácticas de la Educación Física, a la organización de una institución profesionalizadora, a miradas transnacionales, a la innovación de propuestas pedagógicas en colectivos hasta entonces relegados, como las mujeres o grupos no escolarizados, al sustento científico de las prácticas corporales y a un sentido filosófico de la cultura física, en un muy interesante conjunto de ideas acerca del disciplinamiento, del espíritu, del patriotismo, entre otros. ¡Inclusive te mandaste un tratado de geografía, evaluado por el ministerio de educación para ser incorporado en la enseñanza escolar! Mirá que rastreamos, eh, pero no pudimos hallar un motivo sólido para ello.

    Más allá de tus escritos en libros o transcriptos de tus discursos orales, analizamos el impresionante archivo que desarrollaste como fotógrafo amateur, con varias imágenes que usaste en tus libros. Acá te cuento que nos dimos un lujo, porque prologa ese apartado nada menos que Inés Dussel, una de esas colegas con las que uno dialoga sin dejar de admirar cada texto que escribe, cada palabra que pronuncia —te confieso que nunca la tuve como docente en un aula, pero la considero una maestra—.

    También reseñamos tu innovadora propuesta pedagógica musical, las rondas escolares y el himno del Instituto. Analizamos las letras, rastreamos intérpretes, estudiamos sus usos. Pero lo que más me gustó fue jugar a hacer sonar esas músicas silenciadas por el paso de casi un siglo guardadas en los anaqueles de la historia, darles vida para entender tus ideas pedagógicas desde un lado nuevo. El lujo en este caso consistió en el prólogo de Ruth Hillar, cabeza de la banda musical infantil Canticuenticos, que nos hizo una lectura sensible, atenta, generosa. Te cuento en confianza que con esto me di un gustazo personal: pensar en las clases musicalizadas de mis abuelos y abuelas —¡si es que tuvieron!— desde la mirada de quienes hacen mover a mis hijes, Caetano y Violeta. Y si, che, yo también tengo mi cuota de personalismo. ¿Más lujos querés? El prólogo general de este libro está escrito por Pablo Scharagrodsky, parceiro, colega, intelectual. Quizás, quien más conozca tu legado. Un broche de oro para un proyecto colectivo que comenzamos en plena pandemia por Covid-19.

    Me hubiese encantado saber qué pensarías de este libro. Pero como si fuese en un juego en el cual tengo una sola verdad para preguntar, me gustaría hacerte esta pregunta: ¿qué pensarás de los que no pensaste? Perdón, me incluyo, voy de nuevo. ¿Qué pensamos de los que no pensamos? Arranco por un halago, no creo terminar así: tu propuesta se destaca por un adelantado pensamiento sobre el rol de las mujeres en la Educación Física. Seguramente tu sentido modernista te llevó a las vanguardias del pensamiento de la época, y eso te condujo a proponer la inclusión de las mujeres en la vida social y política. Pero no es menos cierto que reafirmaste el binarismo siempre que pudiste: la Educación Física es tácitamente masculina. Nunca tuviste que aclararlo, nunca tuviste que decir Educación Física masculina ni escribir un texto sobre La Educación Física para el hombre, como sí lo hiciste para las mujeres. No era necesario. Nada hay en tus palabras que interpele sobre la sexualidad o el género, no hay línea de fuga del binarismo heteronormativo. Tampoco hay nada sustancial sobre personas con discapacidad. Nada hay que escape a una universalidad con la que se piensan los sujetos y sus cuerpos.

    ¿Cómo juzgarte por ello sin hacer anacronismos? Imposible. Sí puedo, en cambio, señalarte tu sentido conservador patriarcal, que se ve en el legado de tus hijos e hija recibiéndose de profesionales en Educación Física, que se ve en el utilitarismo de las prácticas corporales que formaron parte de tu Sistema: el hombre útil y sano a la vida política, a la fábrica o al campo, la mujer útil y sana a la administración del hogar o de ese segundo hogar que es la escuela, el improductivo o insano al ostracismo. ¿Qué pensarías del distanciamiento que actualmente se hace entre sexo y género? ¿Cuál sería tu posicionamiento respecto de la inclusión social a través de la Educación Física? ¿Qué hubieses dicho de una Educación Física transmitida virtualmente, como en plena pandemia, donde finalmente pudo verse de manera global el sentido de lo simbólico para pensar el cuerpo, la distancia entre lo físico y lo corporal?

    Distópico saberlo. Para que no te sientas mal, sabé que durante mucho tiempo nadie lo pensó. Pero también sabé que están Ángela, los Pablos, Marcela, Griselda, Emiliano, Ivana, Patricia, Leticia, Sandra, Laura, Rodolfo, Rolando, Agustina, Antonella, Leonardo, Jorge, Agostina, María Eugenia, Marina, Facundo, Ivana, Julieta, Eduardo, Daniela, Ramiro, Alejo, Martín, Remo, Nicolás, Martina, Cecilia, Sebastián, Mariel, Valeria, Juana, Luca, entre tantos otres contemporáneos, tratando de escribir otra historia. ¡Y eso que sólo mencioné algunes!

    ¿Qué dirías del peso social actual que soporta la Educación Física con la incorporación del deporte? Siempre me gustó esa idea del deportismo en la que criticabas la violencia, el profesionalismo o la competencia desmedida asociadas al deporte, y por ello negabas su inclusión como contenido. Quizás en tu rechazo se halla la gota que derramó el vaso para tu jubilación intempestiva, que truncó tu carrera cuando aún te quedaban ideas por decir. La corporación conservadora aglomerada en los clubes deportivos de elite de la época fue implacable… aunque su hostilidad no era novedosa, siempre te había hecho la contra.

    Pero tenías razón. No de inmediato. Pasó agua bajo el puente hasta que el deporte se comió a la Educación Física en algunos contextos, como en las escuelas secundarias. O que algunos crean que la Educación Física está al servicio del deporte. Puede que hayas visto venir con cierta claridad esa pedagogización del deporte, haciéndole una lavada de cara para argumentarla mediante la educación en valores, rescatando más la solidaridad, el compañerismo, el sacrificio, el respeto al adversario o a la autoridad, antes que la violencia, el doping o el ganar a cualquier costo. Pero dudo que hayas visto venir la actual deportivización pedagógica que capilariza a las instituciones educativas, priorizando las competencias —en su doble acepción, como rivalidad, pero también como disponer de una habilidad—, exaltando al ganador, desdeñando a los perdedores, falseando el punto de partida de la meritocracia para hacernos creer que si estamos en la misma carrera significa que partimos del mismo punto de largada.

    No recuerdo la enorme mayoría de las lecturas que hice cuando era chico. Confieso abiertamente que, a pesar de dedicarme a pensar el tiempo y la historia, tengo mala memoria. O por lo menos una memoria selectiva, o eso prefiero creer. Lo que sí recuerdo muy bien es esa biblioteca casi completa que había en mi casa de Bahía Blanca de la serie Elige tu propia aventura que en la década de 1980 desarrolló y distribuyó la Editorial Atlántida. Esos libros de tapa dura blanca llenaron tardes de lectura acostado. La propuesta era sencilla e instigante: un libro que rompe la lógica cronológica lineal tradicional de cualquier ficción y que al final de cada capítulo invitaba a elegir qué camino recorrer.

    Bueno, te cuento esta historia porque me interesa imprimirle a la obra en la que se incluye esta carta un poco de ese aire: no es un libro para leer de un tirón, sino para ir tejiendo argumentos en el entramado de su lectura. Elegí tu propia aventura, podes leerlos en el orden que quieras. Eso sí, en el índice vas a verlos en el orden más clásico, más sencillo, que es el del sentido cronológico de tus palabras. Más allá de eso, establecimos una división por partes, que reconozco arbitraria. Sin embargo, es posible definir con cierta claridad por lo menos cinco partes de tu pensamiento: hay un primer Romero Brest influenciado por su formación de médico, en el que se preocupa más por el estándar científico positivista (finales del siglo XIX hasta 1905), un segundo Romero Brest enfocado en la formación superior en Educación Física y en formular sus bases teóricas y prácticas a través de un método particular, el Sistema Argentino de Educación Física (1905-1911), un tercer Romero Brest que se ocupa de ubicar sus idearios en el mapa transnacional, pero sin descuidarse de las disputas locales que se desarrollaron al calor de los festejos del Centenario de la República y el clima nacionalista (1911-1921), un cuarto Romero Brest que sale a diputar ideológica y políticamente su propuesta pedagógica (1921-1931) y un quinto Romero Brest, que ya ingresa en su última etapa, en la que empieza a jubilarse y se propone desplegar un legado, además de procurar asegurarlo.

    Dije que no iba a hacer una advertencia al lector, pero lo cierto es que si no hago algunas aclaraciones hay cosas que pueden entenderse equivocadamente. Lo quiero decir con toda la fuerza que me permite una afirmación por escrito: nuestro posicionamiento inicial es que la Educación Física argentina nace simbólicamente el 9 de marzo de 1903. Ese día debería decretarse como el día de la Educación Física argentina. No es ni el 8 ni el 30 de octubre como algunes sostienen sin mucho sustento historiográfico. Tampoco es el 1 de septiembre, como se estila en Brasil, fecha que hasta me representa por mi propio natalicio. No. Fue justamente en una carta, la que le escribiste al por entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan Ramón Fernández y fechada el 9 de marzo de 1903, en la que vos, en tu condición de director de los primeros cursos de ejercicios físicos, le pediste que se abandonen otras maneras de llamar a esta área y se las nombre con lo que según vos era el modo científico: Educación Física. De allí que en este libro todo lo que fue escrito o dicho antes de esa fecha aparezca con minúsculas, como una manera de nombrar acciones educativas, sean pedagógicas o no, que conllevan una utilización manual o corporal, pero de una manera general; distinguiéndola de aquellas prácticas que llamamos en mayúsculas, técnicamente como Educación Física remitiendo a la pedagogía institucional del cuerpo por excelencia.

    Vale la pena hacer otras dos aclaraciones, que van de la mano: en este libro hemos procurado respetar los términos originales de las fuentes, que son tu obra, sin falsearla. Ello implicó, como la otra aclaración, adoptar el lenguaje de tu época y aceptar tu uso del hombre como genérico de toda la población, incluyendo a las mujeres. Esto no se condice con el posicionamiento del Colectivo. Sin embargo, tomamos esa decisión porque entendemos que vale la pena mostrar cómo era antes, para no olvidar, para no repetir.

    Me gustaría cerrar diciéndote que cuando pienso en una carta la pienso de puño y letra, como antaño. Quizás por eso decidimos ponerle a esta obra una frase que encontré manuscrita por vos: Breves ensayos sobre cuestiones de Educación Física. La hallé en el Centro de Documentación Histórica del Instituto que creaste y que hoy se lo conoce por tu apellido, el cual atesora más de lo que se conoce. La descubrí perdida en un libro que recopila las transcripciones mecaniografiadas de tus discursos en los actos de colación del Instituto: entre tanta letra mecánica, percibí que me esperaba tu letra viva. Y entonces tuve que rebautizar este libro que llevaba otro nombre en todo su proceso, que pocos y pocas saben y que el tiempo olvidará, para darle lugar, como punto de partida, a tu palabra. Quizás, como el mago que performa en la expresión abra cadabra, esa frase escrita por vos a mano performó esta obra e inauguró el intercambio de correspondencia. Lo sé, no serás vos quien nos responda esta carta, pero eso me tiene sin cuidado, sé que vienen generaciones que encontrarán las palabras que no pudiste decir, que llenarán de contenido los vacíos que la historia fue abriendo.

    Con sincera admiración,

    Eduardo Galak


    1Para quien guste adentrarse en la intimidad de un intercambio de correos entre Romero Brest y Pizzurno, pasen y vean: https://drive.google. com/file/d/1UVhDMT6BrDt8jwQXemck8c7g69vXdFX1/view?ts=62c5cf4d

    parte1

    Ilustración de la página anterior:

    Marina Solis, Enraizante amistad intelectual

    Técnica: Toma de foto a dibujo manual-collage

    (Para la historia)

    Relato iconográfico #1:

    Enrique Romero Brest y las trayectorias

    Martín Pereyra

    Año 1900. Enrique Romero Brest publica su tesis para optar al grado de doctor en medicina en la Universidad de Buenos Aires. La obra se denominó El ejercicio físico en la escuela (del punto de vista higiénico). Contribución al estudio de esta cuestión para nuestras escuelas. Es posible afirmar que la elección de esta temática no fue algo casual sino todo lo contrario: Enrique Romero Brest ya se encontraba desde 1896 insertado en la práctica docente y rodeado de personajes con cierto recorrido en los quehaceres pedagógicos y burocráticos escolares. Muestra de ello es esta fotografía captada en el Instituto Nacional de Caballito¹, institución privada perteneciente a Pablo Pizzurno, (¿casualmente en el centro de la escena?) donde junto a Gerardo Victorín², a la derecha de éste y un joven Romero Brest eran profesores de Trabajo Manual, materia escolar que allí se dictaba³⁴.

    La composición de esta fotografía contiene gran cantidad de información. La elección de situar la imagen en uno de los patios del Instituto, con el pizarrón de fondo y sentados en las mesas que utilizaban los estudiantes para Trabajo Manual, nos da pistas acerca de una idea estética y de limpieza visual, con una organización previa de los elementos de la escena, en contraste con lo que pudo haber sido un aula con más accesorios de fondo.

    Las mesas y el pizarrón son elementos que referencian de modo literal al ámbito escolar y juegan con lo que pareciera el título de la fotografía escrito en el pizarrón: El Triunvirato del Trabajo Manual. Amén de la referencia a esta materia escolar que los convocaba, la idea de Triunvirato invita a pensar cómo ellos entendían a la obra educativa, producto de algo colectivo y, por lo menos a primera vista, con cierta horizontalidad entre ellos (aunque siendo gobernadores del aula). De allí que también hayan aclarado en tiza blanca que en lo fundamental y en el fondo, estamos de acuerdo, como una suerte de confesión en donde se explicita que las diferencias podían ser de índole coyuntural pero no estructural, a la vez que parecen demostrar amistad.

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    Precisamente, los personajes se auto-representan de forma metafórica como tres árboles, Álamo, Abedul, Morotibí (Saraví Riviere, 1998: 44) en referencia a Pizzurno, Victorín y Romero Brest respectivamente. Más allá de las especulaciones acerca de qué pueda significar la idea de equipararse con árboles⁵, es posible observar en la imagen a tres colegas que crecen juntos. Estos guiños de complicidad, propio de colegas y amigos tras los muros escolares, también pueden leerse en sus muecas de sonrisas y en sus miradas que se dirigen hacia distintos puntos, con cierto aire de misterio e intelectualidad, ninguna de ellas dirigidas hacia la cámara.

    En el borde inferior del pizarrón los autores intelectuales de esta fotografía no dudaron en plasmar la fecha en que presumiblemente se ideó retratar al Triunvirato: el 3 de marzo de 1896. Debajo de ésta, casi imperceptible y entre paréntesis puede leerse (para la historia), como una suerte de invitación más de un siglo después a escribir este texto. Pero, ¿de qué historia están hablando? ¿De la del Trabajo Manual? ¿De la de su amistad? ¿De la historia de la institución que los cobijó? Puede que refiera a una de estas cuestiones, a todas o a ninguna. Sin embargo, visto en perspectiva y casi como un presagio, ese para la historia es la historia (o una parte de ella) de una trayectoria, la de Enrique Romero Brest. A pesar de ser la cara visible de un proyecto educativo que le dio forma a la institucionalización de la Educación Física argentina, es indudable que los vínculos que forjó en los orígenes de su actividad escolar sentaron las bases de muchos de los conceptos que formaran parte de su doctrina disciplinar y educativa. De allí también surgirá el apoyo incondicional y el impulso de Pablo Pizzurno para que romerito (como coloquialmente lo llamaba en la vasta correspondencia que se conserva entre ambos), destinara todos sus esfuerzos para aplicar sus conocimientos médicos en el ámbito educativo. De este modo, los sentidos que proyecta una imagen invitan a interpretar toda trayectoria profesional y toda obra como fruto de lo colectivo, atravesada por sensibilidades subjetivas, y no tanto como producto del genio de una sola persona, por más capaz, innovadora y descollante que pueda ser y parecer.

    Buenos Aires, febrero de 2022

    Referencias bibliográficas

    INEF de Buenos Aires Dr. Enrique Romero Brest (1986). Contribuciones a la Documentación e Investigación de las Ciencias del Deporte. Volumen 1 – 80 aniversario. Buenos Aires: INEF de Buenos Aires.

    Romero Brest, E. (1900). El ejercicio en la escuela (del punto de vista higiénico). Contribución al estudio de esta cuestión para nuestras escuelas. Buenos Aires: Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco.

    Saraví Riviere, J. (1998). Aportes para una historia de la Educación Física 1900 a 1945. Buenos Aires: IEF Nº 1.

    Toranzo, V. (2020). El Instituto Nacional (del Caballito), 1890 – 1898. Un espacio de educación que quiso nacer como público. A&P Continuidad, 7(13), 30-39, Universidad Nacional de Rosario.


    1Para indagar sobre la historia de esta institución véase Toranzo (2020).

    2De origen sueco, Victorín fue docente de Trabajo Manual en ésta y en otras instituciones educativas. También estrechó lazos de amistad durante muchos años con Pablo Pizzurno y Enrique Romero Brest.

    3También entre los tres publicaron desde 1896 hasta 1898 la Revista del Trabajo Manual.

    4En dicha institución Romero Brest también dictó clases de ejercicios físicos. A partir de 1898 comenzó como docente oficial de ejercicios

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