El Hogar Perdido

Por Ricardo Chicas

Max es un pastor alemán que recuerda con cariño sus primeros años como cachorro con la amorosa familia Green. Después de ser adoptado de un refugio, Max encuentra un hogar acogedor lleno de risas y aventuras con los padres cariñosos y los dos niños entusiastas. A pesar de algunas travesuras típicas de cachorro, Max y los Green desarrollan un fuerte vínculo mientras crece de un cachorro torpe a un perro adulto.

Pero cuando una misteriosa enfermedad azota el país, la pacífica vida de Max con los Green se ve interrumpida dramáticamente. Ahora solo en un mundo transformado, el leal pastor alemán debe recurrir a su ingenio y espíritu indomable para navegar por un futuro incierto y encontrar un nuevo propósito.

A lo largo de un viaje épico que lo lleva a través de paisajes desolados y salvajes, Max se enfrenta a difíciles desafíos de supervivencia, soledad y hambre. La determinación de Max y su devoción perduran mientras forja nuevos lazos y encuentra su lugar en un mundo cambiado para siempre.

• Idioma: Español
• Editorial: Ricardo Chicas
• Fecha de lanzamiento: 28 sept 2023
• ISBN: 9798223946588

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Descargo de responsabilidad:

Este libro es una obra de ficción. Cualquier similitud con personas, organizaciones o eventos del mundo real es pura coincidencia. Esta historia es producto de la imaginación del autor y no pretende ser una representación precisa de ninguna persona, entidad o incidente real. Si bien está inspirada en parte en personas y eventos reales, los personajes, empresas, situaciones e incidentes retratados en este libro son completamente ficticios. Este descargo de responsabilidad se aplica a todos los personajes, nombres, lugares e incidentes de la historia.

[Capítulo 1] — Un Nuevo Hogar

Mi nombre es Max y soy un pastor alemán de cuatro años. Vivo con la familia Green en los suburbios de Kansas City. Mi familia la conforman papá, mamá, Noah de 14 años y Emma de 11 años. Son los mejores humanos que un perro podría pedir.

La familia Green me adoptó de un refugio de animales local, cuando era sólo un cachorro. No recuerdo mucho de mi vida antes de ellos, pero tengo algunos recuerdos borrosos de vivir en un lugar ruidoso y lleno de gente con muchos otros perros. A menudo había extraños que pasaban por mi perrera, para mirarme a mí y a los otros cachorros. Era un poco aterrador no saber quiénes eran esas personas o por qué estaban ahí.

Un día, una familia agradable vino a visitar - un hombre, una mujer y sus dos hijos. El niño y la niña parecían muy emocionados de ver a todos los cachorros. Se asomaban a mi perrera y me decían que era un buen chico. Me cayeron bien de inmediato. La mamá abrió mi jaula y me puso una correa en el cuello. Los trabajadores del refugio les dijeron que tenía ocho semanas y que estaba sano.

En el viaje a su casa, me acurruqué en el regazo de la niña, temblando. Todo era nuevo y abrumador. Pero ella acarició suavemente mi pelaje, susurrándome que todo estaría bien. Cuando llegamos a su casa, el papá me cargó y me puso sobre la alfombra de la sala. Toda la familia se sentó a mi alrededor, acariciándome y ofreciéndome golosinas. Aunque estaba nervioso, sus amables voces y suaves manos me hicieron sentir seguro y amado. ¿Cómo lo llamaremos? preguntó la mamá.

¿Qué tal Max? sugirió el hijo. Me parece que tiene cara de Max.

Los demás estuvieron de acuerdo en que era el nombre perfecto. Y ese fue el comienzo de mi nueva vida con los Green.

La casa tenía tantos olores y sonidos interesantes para explorar. Mi lugar favorito era el sofá grande y cómodo de la sala de estar. Me encantaba saltar y enrollarme en una bola para dormir la siesta. Siempre me acompañaban Emma y Noah, acariciándome mientras veían la televisión. Incluso pusieron una cama para perros en el suelo junto a la cama de Emma, pero siempre me colaba para dormir a su lado por la noche.

Todo era tan divertido y emocionante: juguetes ruidosos y crujientes, chapotear en los aspersores del patio trasero y devorar cuencos de comida jugosa para cachorro. Pero también era un poco abrumador. En mi primera noche, hubo una tormenta eléctrica que me aterrorizó. Fuertes retumbos y destellos de luz me tenían acurrucado debajo de la cama de Emma. Pero ella venía y me reconfortaba,