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Teoría general de sistemas y persona: Paradigma, ideología, convivencia
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Libro electrónico204 páginas2 horas

Teoría general de sistemas y persona: Paradigma, ideología, convivencia

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En la literatura sobre las metodologías de cambio en equipos y organizaciones está extendida la noción de «sistema» para referirse tanto a los equipos como al conjunto de las organizaciones. Esa expresión puede llevarnos a interpretar que los «sistemas humanos» son conjuntos de personas agrupadas entre sí con el objeto de cumplir alguna función –la función del sistema–. Así, cada persona está referida a las demás y al conjunto del sistema. De esta idea se desprenden algunas consecuencias, presentadas a veces a modo de «leyes sistémicas», del tipo: un cambio en alguna persona afecta a todas las demás personas y al conjunto del sistema; y viceversa, un cambio en el sistema afecta a cada una de las personas del sistema y a las relaciones entre ellas. Si estas leyes, y otras semejantes, resultaran ser ciertas, estaríamos ante un saber universal acerca de cómo funcionan los distintos «sistemas humanos», lo que nos permitiría desarrollar una herramienta para diagnosticar cada sistema y para diseñar un proyecto de transformación con el que acompañar al sistema desde su situación actual a otra mejor. Este planteamiento resulta sin duda atractivo.

Por otro lado, no es un planteamiento nuevo, sino que ha sido ya ensayado en la filosofía, la sociología y la práctica política del siglo XIX y de principios del siglo XX. Esos ensayos han sido acusados de deshumanizadores por reducir a la persona a rol o función y por ofrecer una imagen de la sociedad similar a la de una gran máquina –mecanicismo– o a un gran organismo biológico –organicismo–. En esta investigación repasamos la noción de sistema y el uso que de ella hacen los teóricos de sistemas para hablar de los «sistemas humanos». Al constatar que ese planteamiento puede llevarnos a un reduccionismo de la realidad del hombre y sus relaciones, por cosificarlos y reducirlos a formulaciones matemáticas o lógico–ideales, decidimos ensayar una nueva aproximación a la noción de sistema desde un planteamiento más fenomenológico–existencial, supuesta la estructura dialógica de la persona, que nos permita entender con mayor precisión a qué podemos llamar «sistemas humanos», en la medida en que posibiliten el desarrollo pleno de la persona en sociedad.
IdiomaEspañol
EditorialEditorial UFV
Fecha de lanzamiento15 dic 2021
ISBN9788419488367
Teoría general de sistemas y persona: Paradigma, ideología, convivencia

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    Teoría general de sistemas y persona - Álvaro Abellán-García Barrio

    Prólogo del autor

    Es la primera vez que me pro-logo a mí mismo, ¡si es que eso es posible!, pues parece que el papel lo aguanta todo. No soy, de todas formas, original al intentarlo, sino mero imitador de mi admirado don Miguel de Unamuno. Estoy tentado de afirmar que el autor de este escrito, aunque use mi nombre, no soy yo. Quiero denunciar a este usurpador por abusar de mi buena fama para defender sus ideas, que no las mías, y por hacerlo además de forma bastante contradictoria.

    En primer lugar, el autor ha elaborado un ensayo muy sistemático en contra de la noción de sistema. En segundo lugar, el ensayo resulta ser bastante hipócrita, pues, con un tono marcadamente polémico, se consagra a denunciar la mentalidad polémica. Finalmente, este escrito fue elaborado a modo de informe privado, en el contexto de un proyecto de investigación financiado por la Cátedra Irene Vázquez de Empresa Centrada en la Persona. En ese sentido, el informe responde a una serie de preguntas muy específicas. Más o menos, a estas:

    ¿Qué se entiende habitualmente por «sistema» y por «sistema humano»?

    ¿Qué entienden por «sistema» y «sistema humano» los teóricos de sistemas y a qué llaman «leyes sistémicas»?

    ¿Qué Antropología, Ética, Epistemología y Teoría de la Sociedad subyace a los planteamientos de los teóricos de sistemas?

    ¿Qué tipo de realidad es ese «entre» que vincula a las personas entre sí?

    ¿Qué debemos estudiar para comprender la especificidad de cada grupo humano?

    ¿Cuál es la relación adecuada entre el hombre y los «sistemas humanos»?

    Como se ve, de entre el infinito, variado, contradictorio y nada sistemático universo de la literatura que hoy existe en torno a la noción de «sistema», este escrito aborda muy poca cosa, con la pretensión además de decir lo esencial. Pero hablar hoy a la vez de «lo esencial» y de «los sistemas» es una pura contradicción, según el padre de la Teoría General de Sistemas, Ludwig von Bertalanffy.

    Para corregir algunas de estas deficiencias, he tenido que combatir con mi usurpador. En primer lugar, he añadido este prólogo y una serie de casos ilustrativos en el epígrafe 3.4., además de una coda al final del texto. De este modo la noción de «sistema» queda envuelta por una racionalidad superior a la del método físico-matemático, el racionalismo calculador y la razón instrumental. En segundo lugar, he tratado de que toda la segunda navegación (el capítulo 3 al completo) proponga una noción de «sistema humano» con la que la humanidad entera pueda reconciliarse, sabiendo, no obstante, que la noción dista mucho de ser perfecta. Finalmente, he modificado varios pasajes, suprimido unos y añadido otros con la esperanza de que el resultado final sea útil y provechoso para todos los interesados en la Teoría de Sistemas, vengan del ámbito académico o profesional del que vengan.

    A pesar de todos mis esfuerzos, no estoy seguro de haber derrotado totalmente a mi usurpador. Eso habrá de juzgarlo usted, querido lector. Le ruego que me tenga al tanto de sus conclusiones. Ya sabe dónde encontrarme, pues no he logrado salir del sistema.

    Introducción: ¿a qué llamamos «sistemas humanos»?

    El Instituto de Desarrollo Directivo Integral (IDDI) de la Universidad Francisco de Vitoria trabaja con directivos y empresas desde 2004 con el objetivo de desplegar la humanidad y el liderazgo de las personas, los equipos y las organizaciones a través de metodologías transformadoras, que desarrollan el encuentro, impulsan el liderazgo en red y la construcción de una empresa dialógica centrada en la persona. La experiencia durante estos años ha llevado a sus profesionales a la convicción de que las transformaciones significativas y sostenibles en las organizaciones exigen un trabajo en tres ámbitos diferenciados, aunque muy relacionados entre sí: las personas, los equipos y el conjunto de la organización.

    El IDDI ha desarrollado ya una metodología de acompañamiento personal, el Modelo de Coaching Dialógico,¹ que ofrece un itinerario de cambio y desarrollo marcadamente humanístico centrado en el encuentro interpersonal. Actualmente está investigando y diseñando nuestra metodología para el acompañamiento de los equipos y las organizaciones.

    En los equipos y las organizaciones, las personas asumen roles y funciones para cumplir con los objetivos específicos del equipo o la organización. Una empresa centrada en la persona ha de situar el desempeño eficiente de esos roles y funciones en un contexto más amplio: el de la vocación integral de las personas que participan en ese equipo u organización y el de la misión de esa organización al servicio de la sociedad. Para hacerlo, deberá facilitar un diálogo entre las personas que propicie ese discernimiento sobre el lugar de la persona en el equipo o la empresa y viceversa, sobre el lugar y la función de ese equipo y esa empresa en la vida de cada persona.

    En la literatura sobre las metodologías de cambio en equipos y organizaciones está extendida la noción de «sistema» para referirse tanto a los equipos como al conjunto de las organizaciones. Esa expresión puede llevarnos a interpretar que los «sistemas humanos» son conjuntos de personas agrupadas entre sí con el objeto de cumplir alguna función —la función del sistema—. Así, cada persona está referida a las demás y al conjunto del sistema. De esta idea se desprenden algunas consecuencias, presentadas a veces a modo de «leyes sistémicas», del tipo: un cambio en alguna persona afecta a todas las demás personas y al conjunto del sistema; y viceversa, un cambio en el sistema afecta a cada una de las personas del sistema y a las relaciones entre ellas.

    Si estas leyes, y otras semejantes, resultaran ser ciertas, estaríamos ante un saber universal acerca de cómo funcionan los distintos «sistemas humanos», lo que nos permitiría desarrollar una herramienta para diagnosticar cada sistema y para diseñar un proyecto de transformación con el que acompañar al sistema desde su situación actual a otra mejor. Este planteamiento resulta sin duda atractivo. Por otro lado, no es un planteamiento nuevo, sino que ha sido ya ensayado en la filosofía, la sociología y la práctica política de los siglos XIX y XX, y muchos de esos ensayos han sido acusados de reduccionistas, fundamentalmente por cosificar a la persona como rol o función y por promover una imagen de la sociedad similar a la de una gran máquina —mecanicismo— o a un gran organismo biológico —organicismo.

    Tanto su atractivo como sus riesgos nos han llevado a estudiar a fondo tanto a los teóricos que sostienen esta propuesta como las diversas metodologías de cambio fruto de ese planteamiento teórico. Este ensayo pretende dar cuenta de la revisión teórica que hemos realizado y que ha tenido especialmente presentes cuatro aspectos fundamentales. Primero: dado que el objeto de nuestra reflexión es el de proponer una empresa centrada en la persona, la imagen de la persona, la cuestión antropológica que impregna el pensamiento sistémico, no nos puede resultar indiferente. Segundo: dado que nos interesa especialmente el desarrollo de la persona en su camino de plenitud, nuestro estudio no puede dejar al margen la cuestión ética. Tercero: puesto que nos importa estudiar la persona en relación con otras personas (la persona en el equipo y en una organización), debemos atender también a la dimensión social de la persona, o a la relación de la persona no solo con otras personas concretas, sino con el fenómeno de lo social, eso que tiene que ver con nuestra convivencia, pero que trasciende el íntimo marco de lo puramente interpersonal. Cuarto: puesto que queremos desarrollar un modelo de análisis que nos permita comprender la realidad de los equipos y de las organizaciones, tampoco debemos descuidar en nuestro estudio la cuestión epistemológica, es decir, el tipo de conocimiento que buscamos y la actitud con la que lo buscamos.

    En el primer epígrafe de este libro, revisamos la fortuna que la noción de sistema ha tenido en los últimos años, especialmente en el ámbito de las ciencias humanas, de la mano de Ludwig von Bertalanffy, Niklas Luhmann, Peter Senge y Bert Hellinger. Veremos que en ellos esta noción mantiene elementos comunes, pero también discrepancias fuertes. Contrastaremos esos planteamientos con la noción de «sistema» que nos ofrecen algunos diccionarios, especialmente

    el de la RAE, pues con independencia de los desarrollos especializados, la palabra va cargada de connotaciones de forma que, aplicada a los grupos humanos, tal vez nos hace decir más de lo que decimos y, quizá, más de lo que queremos decir.

    En el segundo epígrafe estudiaremos con mayor detalle qué es la Teoría General de Sistemas (TGS), sustrato teórico de los autores ya mencionados y referencia obligada para quienes sostienen la existencia de los «sistemas humanos» —como conjuntos de personas— y de las «leyes sistémicas». Empezaremos exponiendo los orígenes remotos de esta teoría, para identificar ya en sus raíces los fundamentos y límites de su planteamiento, así como los problemas antropológicos, éticos, sociales y epistemológicos que suscita. Después, abordaremos en qué sentido la TGS puede entenderse como un «nuevo paradigma científico», expresión que usan sus partidarios para rodearse de prestigio. En tercer lugar, analizaremos la TGS en uno de sus más célebres exponentes, Ludwig von Bertalanffy, tratando de explicitar qué epistemología, antropología, ética y sociología no explícitas esconden sus planteamientos. A continuación, veremos que aceptar la TGS como «ciencia nueva», en los términos que expone Bertalanffy, resulta problemático, ya que los teóricos de sistemas tienden a autoproclamarse como los descubridores de una serie de leyes que deben regir el comportamiento humano y, llegados a ese punto, tendremos que examinar cuándo la TGS deja de ser un modelo de análisis de la realidad social para convertirse en una ideología. El descubrimiento de la TGS como ideología nos situará de nuevo frente a los límites de la noción de «sistema humano».

    En el tercer epígrafe realizaremos una nueva indagación. La insuficiencia de los planteamientos de la TGS no obsta para que

    la noción de sistema tenga su lugar tanto para el análisis o diagnóstico de los equipos y las organizaciones como para el diseño de un plan de acompañamiento para la transformación de las organizaciones que integre los tres niveles ya aludidos: el personal, el del equipo y el del conjunto de la organización. Allí apuntamos el fundamento y

    un primer esbozo de nuestro planteamiento, aunque su desarrollo deberá completarse en otro lugar.² Esta última exploración la haremos desde la filosofía del diálogo y trataremos de solventar los problemas epistemológicos, antropológicos, éticos y sociales que hemos encontrado por el camino. En esta nueva aproximación acudiremos al pensamiento de Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y de Julián Marías quienes, a diferencia de la mayor parte de los pensadores dialógicos y

    personalistas, no rehúyen esta expresión.³ De este modo queremos salvar todo lo importante que nos ofrece la noción de sistema, liberándonos también de posibles interpretaciones que no respeten la naturaleza específica de las personas y de su vida en sociedad.

    Cerramos este libro con una coda que, en tono más sencillo, repasa el itinerario que hemos seguido subrayando, sobre todo, las aportaciones que esta revisión teórica ofrece como relevantes para los siguientes pasos en nuestra investigación.

    1. Aproximación inicial a la noción de sistema

    1.1. EL AUGE DE LA NOCIÓN DE SISTEMA EN LAS CIENCIAS Y PRÁCTICAS SOCIALES

    Si alguien se pusiera a analizar las nociones y muletillas de moda hoy por hoy, en la lista aparecería «Sistemas» entre los primeros lugares. El concepto ha invadido todos los campos de la ciencia y penetrado en el pensamiento y el habla populares y en los medios de comunicación de masas. El razonamiento en términos de sistemas desempeña un papel dominante en muy variados campos, desde las empresas industriales y los armamentos hasta temas reservados a la ciencia pura. Se le dedican innumerables publicaciones, conferencias, simposios y cursos. En años recientes han aparecido profesiones y ocupaciones, desconocidas hasta hace nada, que llevan nombres como proyecto de sistemas, análisis de sistemas, ingeniería de sistemas y así por el estilo. Constituyen el meollo de una tecnología y una tecnocracia nuevas; quienes las ejercen son los «nuevos utopistas» de nuestro tiempo (Boguslaw, 1965), quienes —en contraste con la cepa clásica, cuyas ideas no salían de entre las cubiertas de los libros— están creando un mundo nuevo, feliz o no.

    Son palabras de Ludwig von Bertalanffy, biólogo y filósofo austriaco reconocido por su intento de extrapolar su Teoría General de la Biología —una concepción totalizadora de la Biología vista como sistema— a una Teoría General de Sistemas (TGS) aplicable a todas las ciencias, incluidas las ciencias humanas: Antropología, Sociología, Historia, Psicología y Psiquiatría.⁵ El tono de sus palabras es más triunfalista de lo que ofrece un análisis calmado de la realidad, pero en líneas generales es acertado: la noción de sistema ha hecho fortuna en diversos ámbitos.

    La fortuna del concepto es fruto de una alianza entre, por un lado, quienes han de gestionar o dirigir realidades complejas y, por otro, teóricos de sistemas formados en el ámbito de las ciencias naturales, la matemática, la ingeniería y la cibernética. La complejidad de la vida política, económica y social del hombre moderno hace necesario adoptar una mirada holística sobre inmensidad de problemas relacionados con la producción, el comercio, la contaminación del tráfico, la planificación urbanística, las reformas educativas… Todos estos problemas parecen requerir una solución científico-práctica:

    Dado un determinado objetivo, encontrar caminos o medios para alcanzarlo requiere que el especialista en sistemas (o

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