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Estética y conatus en el arte contemporáneo en México
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Estética y conatus en el arte contemporáneo en México
Libro electrónico148 páginas1 hora

Estética y conatus en el arte contemporáneo en México

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El libro es una colección de ensayos filosóficos sobre producciones de arte contemporáneo en México. Busca mostrar las relaciones entre la insistencia y la forma como un problema particular del arte actual.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 ago 2023
ISBN9786078931088
Estética y conatus en el arte contemporáneo en México
Autor

José Luis Barrios

José Luis Barrios es filósofo e historiador del arte, especialista en estética, crítico de arte y curador, es profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana y profesor de asignatura en el Posgrado de Historia del Arte de la UNAM. Ha sido profesor invitado a la Universidad de Cambridge, a la Universidad de Davis California, a la Universidad Católica de Chile, entre otras. Su trabajo gira en torno a las relaciones entre arte, estética y política desde la perspectiva de la Teoría crítica y el Posestructuralismo. Ha sido curador de exposiciones en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, el Museo Nacional de Arte (MUNAL), El Laboratorio de Arte Alameda y del Pabellón de México en Venecia 2011. Fue director de 2000 a 2008 de la influyente revista CURARE.

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    Estética y conatus en el arte contemporáneo en México - José Luis Barrios

    Imagen de portada

    Estética y conatus en el arte contemporáneo en México

    José Luis Barrios

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2023 Universidad Iberoamericana, A. C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición: junio 2023

    ISBN: 978-607-8931-08-8

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice de contenido

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Introducción

    Primera parte Acción, vida, conatus

    1. La risa de Dioniso (Ximena Labra)

    2. Farsa y artificio Cuando el humor perfora el imaginario (Melanie Smith)

    3. Trazo, distorsión, aberración (Francis Alÿs)

    Segunda parte Materia, tiempo y conatus

    4. Nada es más optimista que Stjärnsund Las paradojas del entusiasmo (Rafael Lozano-Hemmer)

    5. Sobre la inminencia de lo insensato o la pintura como aniquilación Memoria, materia e historia (Yishai Jusidman)

    Lista de imágenes de obra

    Bibliografía

    Introducción

    José Luis Barrios

    Proposición VI

    Cada cosa, en cuanto está a su alcance, se esfuerza por preservar su ser.

    Proposición VII

    El esfuerzo con el que cada cosa se esfuerza en preservar en su ser no es nada exterior a la esencia actual de tal cosa.

    Proposición VIII

    El esfuerzo con que cada cosa trata de preservar en su ser no envuelve tiempo alguno finito, sino un tiempo indefinido.

    Spinoza, Ética

    Conatus, de acuerdo con Spinoza, es el modo en que la esencia persiste en la existencia.(1) No se trata sólo del modo en que algo es en tanto acto, sino el acto en tanto modo de persistir de la esencia en el presente de su acontecer, en su singularidad. Conatus es el concepto que Spinoza utilizó para explicar la cualidad ontológica de la existencia como fuerza e insistencia de la esencia, en tanto diferencia y singularidad. Lejos de las consideraciones de la ontología metafísica de corte platónico o neoplatónico, Spinoza suscribe la tradición de una ontología inmanentista que encuentra al ente como índice insuperable del ser, la singularidad como uno insuperable. No sólo eso, además, a contrapelo de los dualismos ontológicos y de sus derivas formalistas, la ontología de Spinoza establece, contra la metafísica aristotélica, condiciones de discursividad filosófica, fundadas en la lógica de la potencia y no de la identidad y la no contradicción. En términos estéticos, esto posibilita pensar registros de lo sensible que no necesariamente se resuelven en el momento de representación, mímesis, inteligibilidad; antes bien, el conatus como insistencia supone la posibilidad de pensar lo existente en tanto potencia, tensión y fuerza, lo cual, en líneas artísticas, supone pensar ciertos registros del arte que no necesariamente se resuelven en las tensiones entre forma y contenido, entre la materia y la forma y, sobre todo, en términos de figuración y representación.

    Si bien el conatus no es en sí mismo una cualidad estética, sino más bien ontológica, a través de la cual el filósofo desarrolla las relaciones entre la sustancia y los afectos, lo cierto es que nada impide —antes bien provoca— desplazar la idea del conatus hacia el registro sensible o estético en que se realiza. Si el conatus explica cómo la existencia persiste como potencia, fuerza y afecto, es entonces factible problematizar lo que esto pueda significar a nivel estético y, por ende, a nivel artístico. En particular, el modo en que este conatus acontece en la producción del arte contemporáneo en México y la importancia que tal particularidad tiene respecto al propio desarrollo de la historia del arte.

    Arte contemporáneo en las narrativas de la historiografía del arte de los siglos XX y XXI suele referirse a aquel producido a partir de la década de 1960 que, en términos de negatividad, indica toda práctica artística que no define su consistencia ontológica a partir de la objetualidad, la soberanía y la autonomía de la obra de arte. Si pensamos por un momento la implicación que tienen los nombres con lo que se enuncia, en los géneros artísticos nacidos a partir de los años sesenta: performance, intervención, instalación, artes vivas, arte conceptual; caemos en cuenta de inmediato que el carácter objetual no es el elemento que los determina; si atendemos a la materialidad que los soporta, ésta es más un medio que un sustrato del objeto artístico. Tanto el carácter de lo tecnológico, como el concepto con que se define la materialidad de lo artístico en el arte contemporáneo, en sí mismos, dan cuenta del cambio de registro discursivo respecto a las relaciones entre forma y materia, materia y contenido. Conceptos como dispositivo, mediación, medialidad dan cuenta mejor de la función que la materialidad tiene en el arte contemporáneo. En suma, arte contemporáneo refiere a prácticas provenientes del arte plástico y visual, que no sólo trabajan con los elementos más o menos tradicionales, sino que suponen también un cambio radical en las categorías con la cuales se piensa al arte en tanto tal. Así, en clara oposición al concepto de arte moderno, el arte contemporáneo valoriza más el proceso, el concepto, la experiencia, el documento que el objeto, incluso aunque este último exista.

    El caso de la historia del arte en México de las últimas tres décadas del siglo XX, no es muy distinto al modo de pensar el arte contemporáneo, sin embargo, es importante diferenciar dos cosas que definen su singularidad. Primero, que la producción artística de México en este periodo responde a una tensión interna que tiene que ver con el desmarque radical que los artistas hacen del nacionalismo y del identitarismo mexicanistas; segundo que, en términos generales, la relación que el arte producido en México guarda con el arte contemporáneo internacional se cimienta en las diferencias propias de la modernidad en este país, las cuales definen el plus valor estético del arte producido en México desde hace tres décadas. En este sentido, es válido afirmar que el concepto de arte contemporáneo en México se inscribe en la lógica de producción del arte en la globalización, a condición de producir un diferencial como plusvalía imaginaria o excedencia estética al sistema de valores hegemónicos.(2) En ambos registros se pone en juego el modo en que el arte contemporáneo en México de la década de 1990 y la primera del siglo XXI buscó apropiarse de los desvíos y las violencias de la tardo-modernidad del siglo XX, con una indiferencia ante cualquier pretensión nacionalista del arte. En este contexto, la producción de diferencial estético del arte contemporáneo mexicano, en términos generales, encuentra su pulsión creadora en los movimientos aberrantes y exógenos de la modernidad capitalista. Es decir, la manera en que las ideas y las formas concebidas en la modernidad, en tanto categoría epocal, se efectúan en contextos singulares de existencias, cuerpos y experiencias; que en el caso del arte contemporáneo en México tuvo y tiene que ver con el modo de apropiación artística de la precariedad de lo vital y social, la falla en lo político y el quiebre del imaginario de lo nacional.

    La producción de arte contemporáneo en México está atravesada, a pesar de sí misma, por la estética nacionalista posrevolucionaria, y quizá el valor que la define es que, a diferencia del arte de la Ruptura de 1960 y 1970, incluso del arte neomexicanista de 1980, el arte contemporáneo de 1990 y principios de 2000, lejos de intentar alejarse, sublimar o ironizar el proyecto de la modernidad mexicana, se hace cargo de lo que éste significa como desvío, falla o aberración del proyecto de modernidad hegemónica en el presente de la sociedad mexicana —algo que con menos visibilidad estaba enunciado en los movimientos artísticos de los llamados grupos de los que el arte contemporáneo era deudor. Se trata de una operación aparentemente fácil, sin embargo, es más compleja de lo que parece. Si algo es compartido en el arte mexicano contemporáneo es el hecho de que la pregunta que se plantea no está concebida en términos de tradición, cultura e historia, ni menos aun como un intento de distanciarse de ellas; sino en la pregunta por las condiciones de la forma de lo artístico en el contexto de una sociedad vital y económicamente precarizada por los procesos de la globalización y de la pérdida de confianza en la institución del Estado.

    Si bien se puede reconocer ampliamente que ésta es una cuestión compartida por el arte contemporáneo mexicano, no así los abordajes que los artistas hacen de dicha problemática. No obstante, desde una perspectiva fenomenológica-formalista, se podría afirmar que existen dos tendencias fundamentales en la configuración de las poéticas estéticas del arte contemporáneo en México. Las que tienen que ver con la resignificación del imaginario, vinculadas a un registro figurativo y semiótico de la forma en función de un horizonte social y cultural específico; y aquellas otras que encuentran su potencia estética en lo que más arriba llamé movimiento aberrante. Se trata, pues, de dos operaciones de apropiación del carácter histórico-social diferenciado de la modernidad mexicana: uno que se juega en el nivel del imaginario y otro en el nivel de la pulsión. Esta diferencia no es menor, pues mientras el primero define sus condiciones de

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