Antoine Watteau
Un artista con mente propia
Es una de las figuras más representativas del período Rococó. Su trabajo se describe a menudo como una mezcla de Rubens y la influencia italiana de Veronese. Cuando era joven viajó a París donde conoció a Claude Gillot, quien se convertiría en su maestro. Gillot trabajó en el teatro, y fue ese entorno dramático lo que inspiró a Watteau a representar actores, paisajes floridos, y a utilizar la luz para crear. Según el mito, Citera es la isla sagrada del Amor, lugar de nacimiento de la diosa Afrodita, y por lo tanto, es un lugar que simboliza una tierra prometida para los amantes. En la pintura observamos el viaje –que más bien alude a un desfile– hacia esta isla utópica, con parejas representadas en la naturaleza, rodeadas de cupidos y un ambiente de profunda alegría.
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