Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Secuestrado por un NAZI del siglo XXI
Secuestrado por un NAZI del siglo XXI
Secuestrado por un NAZI del siglo XXI
Libro electrónico564 páginas8 horas

Secuestrado por un NAZI del siglo XXI

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Alguien dijo: “En este planeta encuentras el infierno, el purgatorio y el paraíso... toda acción tiene una reacción, toda causa tiene un efecto... el resultado de nuestro presente es nuestro pasado y el resultado de nuestro futuro sera nuestro presente... en esta fecha tan especial gracias a DIOS ‘murió’ Gonzalo Muñoz alias Chalo”.

A una persona la secuestraron una gente muy peligrosa, le dijeron: “Te vamos a hacer ñanga o matanga. Ñanga es que te violamos, te torturamos y luego te matamos. Matanga es que te matamos, ¿Cuál eliges?”; la persona lo pensó y tomo la decisión: “Quiero matanga”. Ellos le dijeron: “Bueno, te vamos a hacer matanga, pero primero te hacemos ñanga”... “Con cara pierde usted y con sello ganamos nosotros”.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 jun 2020
ISBN9781643345192
Secuestrado por un NAZI del siglo XXI

Relacionado con Secuestrado por un NAZI del siglo XXI

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Secuestrado por un NAZI del siglo XXI

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Secuestrado por un NAZI del siglo XXI - Antonio Patiño Muñoz

    cover.jpg

    Secuestrado por un NAZI del siglo XXI

    Antonio Patiño Muñoz

    Derechos de autor © 2020 Antonio Patiño Muñoz

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING, INC.

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2020

    ISBN 978-1-64334-517-8 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-64334-519-2 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Termin (sesión) 1

    Termin (sesión) 2

    Termin (sesión) 3

    Termin (sesión) 4

    Termin (sesión) 5

    Termin (sesión) 6

    Termin (sesión) 7

    Termin (sesión) 8

    Termin (sesión) 9

    Termin (sesión) 10

    Termin (sesión) 11

    Termin (sesión) 12

    Termin (sesión) 13

    Termin (sesión) 14

    —No tengo nada que hablar con la Policía de Alemania, yo en este país no tengo ningún problema. Necesito es hablar con Derechos Humanos —le respondí.

    Le pregunté:

    —Boris ¿por qué usted siendo un abogado del Estado le ha pedido dinero a mi familia sin pedirme autorización?

    Cuando la chica se lo tradujo cambió de color, se puso pálido y me miró a los ojos. Yo lo estaba mirando fijamente, por unos segundos no supo qué responder, era la primera vez que lo veía tan descolocado. Cuando pudo articular palabra se disculpó diciendo que mi caso era muy complicado y que el Estado le pagaba muy poco.

    —Mi caso no es complicado, te repito que en este país no he cometido ningún delito y sabes que por lo que has hecho, te puedo demandar ante el Colegio de Abogados —le dije.

    Él no supo que decir... esperé por unos segundos a que respondiera, tenía ganas en ese momento de decirle que le devolviera el dinero a mi familia y despedirlo... Eso hubiese sido lo más inteligente, pero no lo hice, grave error...

    Pensé que estando él en deuda conmigo se preocuparía más por mi situación; quería que se pusiera de mi parte porque sabía que un porcentaje alto de los abogados de oficio no hacen nada por ayudar a sus clientes, siempre se ponen de parte del Estado que es el que les está pagando...

    —El dinero no importa, lo que importa es el detalle, si quieres que confíe en ti no me engañes, ni engañes a mi familia —le dije.

    Como en las otras entrevistas, no me pudo sacar ninguna información, con sus preguntas notaba que más que mi abogado defensor era un policía investigador, más adelante comprobé que en Alemania, los abogados hacen de fiscales–policías.

    —¿Has hablado con el juzgado para que autoricen mi traslado a Holanda? —le pregunté a Boris.

    —No, todavía no lo autorizan, en eso estoy —dijo Boris.

    —Por favor, contacta con mi embajada para que me vengan a ver —le dije.

    Mi embajada no me había visitado, no me había prestado ninguna ayuda ni asesoría. Mi abogado no estaba haciendo mucho por mi defensa, en la prisión no estaba recibiendo apoyo para mi problema de salud, ni ningún tipo de asesoría judicial, y ya llevaba tres meses entre rejas.

    *****

    Con Gregorio casi todos los días jugábamos ping–pong, poco a poco iba mejorando mi técnica, también cada vez iba aumentando las repeticiones de dominadas en la barra.

    Por las cosas que me contaba de sus delitos, me empecé a dar cuenta de que en Alemania, la justicia tenía una forma bastante peculiar de juzgar a las personas... España y Alemania eran dos países totalmente diferentes en la valoración de los delitos. Por ejemplo, hablando con un rumano, él me había contado que en España había estado involucrado en más o menos veinte delitos menores y que solo había estado en comisaría, antes de las 72 horas lo habían puesto en libertad; allí en Alemania, por un delito menor que muchos de los que había hecho en España, llevaba casi dos meses en prisión.

    Gregorio me dijo que un día estando dentro de un supermercado, se había guardado varios productos en el interior de la chaqueta, el seguridad se percató y llamó la Policía, no lo dejó salir, lo retuvo hasta que llegó la Policía y se lo llevaron a la comisaría y para la cárcel.

    —¿Tú alcanzaste a salir por la caja registradora en donde se paga? —le pregunté.

    —No, todo fue en el interior —me respondió.

    —¡No puede ser! Si estás en el interior, por mucho que tengas las cosas guardadas hasta que no salgas no has cometido delito alguno, y en la comisaría cuando pasaste ante el juez, ¿qué dijo tu abogado? —le pregunté.

    —No me pusieron abogado, me enviaron a prisión y como a la semana lo vi, por ese problema estuve como dos meses preso —me contestó.

    —¡No te creo! Es ilógico, en algo me estás mintiendo —le dije.

    Después comprobé que en Alemania sucedía eso y cosas peores. Hasta no ver no creer, en muchas ocasiones creer llorando y lamentando.

    ¿Cómo a una persona la pueden enviar a prisión sin que un abogado lo defienda o le brinde asesoría?, si uno de los derechos que se le leen a una persona cuando es detenida es: Tiene derecho a un abogado... puede ser particular o si no el Estado le coloca uno gratuitamente....

    Es difícil creer que, en Europa, en un país tan desarrollado y rico como Alemania, sucedan este tipo de situaciones.

    *****

    A finales de octubre, me visitaron mi mujer y mi hija, por correo les había dicho que me compraran una olla arrocera y un colador.

    Los mismos controles que en las visitas anteriores, las mismas normas...

    —Amor, no dejaron pasar la olla, el colador si porque te compré uno de plástico —dijo mi mujer.

    —Ahora cuando termine la visita le puede comprar una, hay una tienda en la que todo lo que pueden tener en la celda, lo compran allí y ellos lo traen acá a la prisión —dijo el traductor.

    —Por favor, entonces la compras, también cómprame una grabadora con CD para escuchar música —dije a mi mujer.

    —Hemos quedado hoy con tu abogado, dice que nos va a mostrar parte del expediente —dijo mi mujer.

    —Tú escúchalo y como no sabes nada de lo que ha pasado, no le respondas a ninguna pregunta que te haga... él contigo querrá actuar como si fuese un policía, por eso no confíes en él —dije a mi mujer en clave.

    Quería ponerla en aviso porque sabía que Boris intentaría hacer con ella lo mismo que hacía conmigo en cada ocasión que me visitaba: Hacer no de abogado defensor, sino de fiscal–policía, por eso cuando le dije que no confiara en el abogado, en un pequeño descuido de los policías y el traductor, le piqué el ojo, para que entendiera que debía tener mucho cuidado con el abogado. En ocasiones, un gesto vale más que mil palabras, y simplemente con picarle el ojo a mi mujer, le ponía en alerta para que no confiara en Boris, mi abogado.

    Hablamos de temas familiares y como en las anteriores visitas, el tiempo se fue volando y nos quedaron muchas preguntas por hacer, muchas dudas que resolver.

    Sabía que algo atormentaba mucho a mi mujer, era: ¿por qué yo me había visto con Bertha en Holanda? Mi mujer es muy celosa y sabía que eso en la primera oportunidad se lo tenía que aclarar. La verdad es que ni yo mismo sabía: ¿Por qué Bertha se había cruzado en mi camino?, por culpa de ella estaba metido en ese terrible problema. La vida muchas veces es caprichosa, hay circunstancias, casualidades, infortunios... que muchas veces no tienen explicación.

    Como a primeros de noviembre cumpliría años, me lo recordaron por adelantado... todos los días son complicados cuando no se tiene la libertad, pero hay unas fechas especiales que son todavía más difíciles de sobrellevar.

    —¿No te han autorizado llamarnos? —me preguntó mi hija.

    —Bebé, aquí suceden cosas que no son normales, las cartas tardan en llegar casi un mes y si no fuese por las visitas no sé qué hubiese hecho... es como estar muerto en vida; me tienen prácticamente aislado e incomunicado con mis seres queridos —le dije.

    —Una amiga me dijo en España, su marido que está en la misma situación tuya, él la llama prácticamente todos los días —dijo mi mujer.

    —No sé porque aquí hacen eso, no es justo que a una persona lo aíslen de esa manera —dijo el traductor.

    El traductor cada vez simpatizaba más con nosotros, se veía que era un español de buen corazón, y se daba cuenta de que lo que estaban haciendo conmigo no era normal. Pienso que una persona con un poco de sentido común, se hubiese dado cuenta.

    También influía que mi hija es española, es muy simpática y extrovertida.

    Después me di cuenta de que él había hablado con mi mujer y le había dicho que como él había estado en las traducciones de Bertha con la Policía, claramente él notaba que ella le estaba mintiendo a la Policía.

    En ocasiones las personas que uno menos se puede imaginar sacan la cara por uno.

    También pensé que lo hacía porque quería ganarse mi confianza y la de mi familia, ya que la Policía quería que hablase con ellos y lo estaban utilizando para ver si de esa manera yo accedía a hablar con ellos.

    La siguiente visita sería para el mes de diciembre.

    *****

    Al día siguiente, me entregaron la grabadora y la olla arrocera eléctrica... poco a poco iba mejorando mi estancia. El hombre es un animal de costumbre... Las especies más fuertes sobreviven y salen adelante en las adversidades... Lo importante es tener presente a DIOS.

    Como dice Desiderata: Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir y sea que te resulte claro o no, el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con DIOS, sea cualquier la idea que tengas sobre él y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones....

    Escrito de acusación

    A mediados del mes de noviembre recibí por correo, el escrito de acusación:

    *****

    Éramos seis acusados:

    Enrique.

    Manuel.

    Jerson.

    Yo.

    Diego.

    Bertha.

    Decía que 1, 4, 5 y 6, tendríamos fecha de juicio para el 21 de diciembre de 2012 y que 2 y 3 tendrían juicio para el 4 de marzo 2013. Que a Jerson y Manuel los habían traído de Holanda.

    El escrito eran 27 páginas.

    Las primeras páginas hablaban de los datos personales y fechas de entrada a prisión. En el caso de Jerson y Manuel, la fecha también de traslado de Holanda a Alemania.

    El resto de páginas en un porcentaje de casi un 90 por ciento hablaba de delitos de Enrique, Jerson y Manuel, que no tenía nada que ver con el problema en cuestión; su historial delictivo, de cómo, cuándo y dónde habían cometido los delitos:

    Desde hace años que el acusado Enrique hace tráfico ilícito de drogas para financiar su sustento. Ya en el año 1996, el Juzgado de Primera Instancia de Dorsten, lo condenó a 2 años de prisión por intentar traficar cocaína no en pequeñas cantidades. En principio, en el pasado, él no ejecutó ninguna actividad con regularidad, sino que recibió ayuda estatal como desempleado. Se ha comprobado un modo de trabajar establecido, estructurado y profesionalizado que se presenta como sigue:

    El acusado Enrique debido no solamente a su pasado criminal como también a sus relaciones familiares, dispone en España de excelentes contactos con traficantes de drogas poderosos que actúan internacionalmente y que en parte tienen origen colombiano. Él se aprovechó de esto para ordenar el transporte de kilos de cocaína, hachís y marihuana a Alemania y después vender estas drogas con beneficio por ejemplo en Dorsten, en la región del Rin y también en Suiza, en el círculo de sus clientes habituales.

    El acusado Enrique como ya tuvo una condena de 2 años de prisión debido a una violación de la ley antidroga en Francia, que en parte cumplió, evitaba el riesgo de transporte de drogas por las fronteras de los países y por eso se servía generalmente de camellos (mulas humanas), que lo hacían por él.

    Para transportar las drogas que compraba utilizaba siempre vehículos del tipo VW Passat en las que mandaba montar en España vigas longitudinales para esconder la droga. Gastaba cerca de 4,000 euros para esconder las drogas y dificultar su descubierta (es decir, ser descubiertos). En estas vigas longitudinales preparadas cabían entre 5 y 6 kg de marihuana comprimida en bolsas de 200 g o entre 10 y 12 kg de cocaína. Además, él envolvía la droga con una hoja plástica especial y la pulverizaba con una sustancia para que los perros no pudieran oler la droga.

    En sus tráficos, le ayudaba su hermano. Este mantenía los contactos con los proveedores de drogas allí en España, testaba las drogas, las fraccionaba, las empaquetaba y las llevaba al taller de Javi en Granada. Allí él o Javi, escondían las drogas en el coche de contrabando.

    Además, de un colombiano en España, desconocido, que tiene droga depositada, el acusado Manuel también apoyaba a Enrique desde septiembre/octubre de 2011. Manuel traía sobre todo las drogas de España a Alemania en el vehículo preparado, acompañaba a veces al acusado Enrique en las entregas de droga y a veces también almacenaba la droga en su casa, porque Enrique se lo pedía.

    El acusado Enrique pagaba por un kilo de marihuana en España, el precio medio de 1,800 euros y cuando la vendía lograba el precio medio de 4,000 euros. El margen de beneficio en la venta de cada kilo de cocaína variaba más o menos entre 8 y 10,000 euros. El dinero en parte, lo depositaba en las cuentas de su hermano, su mujer o de Manuel, otra parte la transportaba en efectivo a España. También enviaban dinero a la familia de su mujer (su mujer es colombiana).

    Todos los acusados actuaban de modo conspirativo. Cambiaban las tarjetas de sus móviles con regularidad y para codificar sus conversaciones usaban palabras como por ejemplo: piso, en vez de droga; metro o metro cuadrado para el peso en gramos y foto o llave para una muestra.

    En particular, hubo las siguientes acciones:

    Once páginas en las que con lujo de detalles explicaba como Enrique, Jerson y Manuel, al igual que otras personas, traficaban con marihuana y cocaína, fechas, cantidades, como la transportaban, a quién se la compraban, a quién y dónde la vendían, precios, ganancias, todo explicado y detallado con todo lujo.

    En varios casos hablaba de Gonzalo y Xavi, que eran unos proveedores de cocaína en Madrid, España. Decía que Gonzalo y Xavi tenían contactos con colombianos en Ámsterdam.

    Detallaba que, a primeros de enero de 2012, Enrique junto con Jerson y Manuel, comenzaron a trabajar para los policías Carlos y Grafschmidt, quienes estaban interesados en comprar cocaína.

    Era todo muy espectacular y relevante, que si una persona lo leía podía pensar que ante ellos Pablo Escobar, el más famoso capo colombiano, había sido un principiante.

    Aquí comenzaba el problema en cuestión. A partir de la página 18 decía lo siguiente:

    ACTA DE COCAÍNA:

    Además del tráfico con productos de cannabis, el acusado Enrique, en cooperación con los acusados Jerson y Manuel, negoció desde enero, principio de febrero de 2012, la mediación o compra de 20 kilos de cocaína por el precio de 780,000 euros con los policías Carlos y Grafschmidt. En relación a la entrega prevista, el acusado Enrique que dispone de excelentes contactos internacionales con fuertes proveedores de drogas y también de una buena reputación en la escena de la droga, estuvo en contacto con por lo menos tres líneas de proveedores colombianos.

    En la primera línea de proveedores se trataba de colombianos en Madrid que disponen de un almacén de cocaína en Maastricht, Holanda; en la segunda se trataba de colombianos en Granada que tenían un depósito de cocaína en Ámsterdam, Holanda. Los intentos para llevar a cabo este tráfico de droga con estos proveedores, fracasaron por motivos tácticos-criminales en las especialidades de los proveedores relacionados con las modalidades de la entrega.

    En la página 19:

    A partir del día 10 de junio de 2012, los acusados Enrique y Jerson, negociaron con una tercera línea de proveedores que podía y quería suministrar 20 kilos de cocaína. El acusado Jerson estableció desde Granada, en España, el contacto con esta línea de proveedores, por intermedio de Bertha. Jerson le dio el número de teléfono de ella a Enrique, este se puso en contacto con ella, la cual la apodaban la Morocha.

    En la tarde del 11 de junio de 2012, el acusado Alcántara y Enrique viajaron en coche de Alemania a Ámsterdam para encontrarse con la acusada Bertha. Con ella y un amigo de ella Edu, se desplazaron a La Haya (Den Haag), donde se vieron con el amigo de Bertha. El día 12 de junio de 2012, el acusado Enrique, entregó a los policías una muestra de cocaína cuya excelente calidad, se confirmó el día 13 de junio de 2012.

    El día 14 de junio de 2012, el acusado Manuel y Enrique, fueron en coche a La Haya (Den Haag), se encontraron con la acusada Bertha. Después de regresar a Alemania, el acusado Enrique se encontró por la noche con el policía Gradschmidt y le contó lo que él había acordado con ella: Que se podía llevar a cabo la negociación.

    Los acusados Diego, Gonzalo y Bertha, pertenecientes al grupo de colombianos; Guerrero Javier Xavi, Vargas Eduardo Edu y Cardona Nora —que fueron detenidos en Holanda, probablemente a pedido del cartel colombiano—, vendían cocaína como ejecutores viajantes en Europa Occidental.

    El día 17/06/2012, el acusado Jerson llegó a Alemania y el día 18/06/2012, viajó a Ámsterdam junto con el acusado Enrique para más negociaciones sobre la entrega de cocaína y para encontrarse con la acusada Bertha. En los días siguientes, los acusados Enrique y Jerson, lograron una modalidad nueva de entrega que fue finalmente la decisiva.

    El día 21/06/2012, cerca de las 8:00 a. m., el policía Carlos, se encontró, según lo acordado, con los acusados Enrique, Jerson y Manuel, en el área de McDonald’s, en Dorsten. Luego, el policía Carlos con los acusados Jerson y Manuel fueron en el coche VW Passart KE–B223, en dirección a Holanda a La Haya (Den Haag).

    El acusado Enrique se encontró con el investigador policía Gradschmidt en Wesel, en el hotel que habían acordado, esperando a los colombianos vendedores. A las 10:50, llegaron al hotel la colombiana Bertha y sus dos acompañantes, los acusados Diego y Gonzalo. Juntos se dirigieron al vestíbulo del hotel y allí se encontraron con Enrique y con el policía Gradschmidt.

    El policía Carlos y los acusados Jerson y Manuel, llegaron a La Haya (Den Haag), cerca de las 11:00 a. m., a la dirección prevista en la calle Anna Bijnslaan. El piso donde la cocaína se encontraba almacenada y el lugar de la entrega estaban ampliamente vigilados por varios dominicanos. El acusado Jerson fue a pie con un colombiano a la casa Televisierstraat N° 89, al mismo tiempo que en Wesel fue enseñado el dinero a los acusados Diego, Gonzalo y Bertha. Los acusados, Diego y Gonzalo, hablaron por teléfono con los colombianos de La Haya (Den Haag). Ellos utilizaban teléfonos BlackBerry que en los círculos de los narcotraficantes profesionales eran considerados como seguros. El portavoz era el acusado Gonzalo.

    El acusado Enrique habló por teléfono con el acusado Jerson. Entre ellos se confirmó que el tráfico podía continuar. El acusado Jerson y otros dos colombianos, dejaron la casa de La Haya (Den Haag), y se dirigieron al coche del investigador policía Carlos.

    En el coche del policía Carlos pusieron una mochila que habían traído de la casa. En ella estaban los 5 kilos de cocaína que era la entrega. Después se completaría el resto de las entregas hasta completar los 20 kilos. Se hicieron las detenciones en ambos países en la primera entrega.

    La cocaína era muy pura, con un porcentaje activo entre 90 y 94 por ciento, el total de la cantidad era de 4,623 g.

    En las páginas siguientes, ponía artículos y lista de testigos, documentos, dictámenes y todo lo que decía el fiscal que tenía de prueba contra los acusados.

    En otras páginas hablaba de cada persona en particular, sus antecedentes...

    Enrique tenía un largo historial delictivo, con condenas en Francia y Alemania...

    Los otros cuatro acusados no tenían antecedentes ni en España ni en Alemania.

    Al final, en la situación de pruebas decía:

    Los acusados Enrique, Diego y Gonzalo permanecen callados sobre las acusaciones de los hechos. Los acusados Bertha, Jerson y Manuel admiten los hechos, declararon con muchos detalles.

    Los acusados que permanecen callados serán convencidos: por las grabaciones de las medidas de censura telefónica; las observaciones ejecutadas y las informaciones de los policías que pueden testificar, también por las confesiones de los coacusados.

    Y, por último, en las alegaciones de derecho decía:

    Las cantidades de marihuana y cocaína, y más o menos los precios y ganancias que Enrique había traficado en su pasado delictivo.

    Se solicitaba la permanencia en prisión y firmaba el fiscal–jefe en Essen, a noviembre de 2012.

    (Trascripción fiel copia del escrito de la acusación de la Fiscalía, solo se han cambiado los nombres).

    *****

    Lo leí un par de veces, como eran 27 páginas y para analizarlo, punto por punto, eran casi treinta minutos. Si yo no supiese toda la verdad y no hubiese formado parte del asunto en cuestión, podría haber llegado a la conclusión de que era un caso bastante alarmante y espectacular. La primera conclusión que saqué en caliente es: Estaba en graves problemas, no por lo que había hecho, sino por lo que el escrito insinuaba o intentaba insinuar y por lo que directamente me acusaban. En lo concerniente a mí, sabía que las insinuaciones eran falsas y las acusaciones directas en casi un 95 por ciento también eran falsas. Lo tendría complicado para que me transportaran a Holanda, tendría que afrontar un juicio en Alemania y no me estaba gustando la manera como pintaban las cosas. Todo estaba redactado y fríamente calculado al detalle, La Policía de Alemania tiene fama de ser inteligente igual que su población.

    Para un problema como este, necesitaría un buen abogado. Sabía que no podía contar con Boris, él, como buen alemán y abogado de Estado, no iba a defender a un colombiano y mucho menos cuestionar la palabra de la Policía y del fiscal.

    Desde un principio le había pedido la ayuda al mejor abogado del universo: JESÚS... solo ÉL me podría defender en esta situación tan complicada.

    Mis fuertes creencias religiosas, la fuerza de mi espíritu, el apoyo de mi familia y las ganas de superación, eran lo que me sostenía. Una persona en condiciones normales se podía haber enloquecido.

    Amenazas a mi familia, mujer de Mueli cobrando, mi salud, el escrito de acusación, el trato que tenía en prisión al ser considerado un preso muy peligroso con un caso muy relevante. Era una prisión muy pequeña, mi problema era el de más relevancia en los casos de tráfico.

    Quería la opinión de una persona normal que no tuviera nada que ver con el problema, quería ver cuál era la reacción de Gregorio, hasta ese momento él no sabía nada en concreto sobre el asunto, solo sabía lo que mucha gente comentaba: Que yo estaba por un delito muy grave de tráfico de cocaína que había salido por la televisión.

    Él lo leyó, algunas palabras no entendía y yo se las aclaraba, por haber vivido prácticamente toda su vida en Alemania hablaba mejor alemán que español.

    Cuando terminó de leerlo, me miró muy sorprendido. Lo primero que se le vino a la cabeza fue decirme:

    —Ehhh, chaval, eres un capo, todo lo que dice de ti es muy grave.

    Esa reacción me dio la razón en lo que pensé en un primer momento: El fiscal con ese escrito lograba impresionar e impactar a cualquiera que lo leyera y no se tomara la molestia de analizar todos los puntos.

    Eso solo lo podía hacer alguien que tuviese bastante capacidad de comprensión de lectura o que tuviese conocimientos de derecho penal.

    No lo podía culpar, él no sabía la verdad, yo no se la iba a explicar, le dije:

    —No quiero que nadie se dé cuenta, bastantes problemas tengo, para que encima la gente en el patio me comience a hacer preguntas, no me gusta que me interroguen sobre mi problema. ¿Ok? Lo que quiero ahora es poner mis ideas en orden, recuperar mi salud, seguir jugando ping–pong y ponerme fuerte porque cuando llegue el juicio voy a necesitar mucha fuerza y mucha ayuda de DIOS —le dije.

    Aunque a él le picaba la lengua por saber más acerca del asunto, me respetaba y no cruzaba mi espacio.

    Me contó como había sido su problema más grave.

    —A un chico y su mujer los habían detenido con la acusación de vender cocaína, la Policía les había dicho que más o menos unas diez personas de las que ellos le habían vendido, los acusaban; para que la situación fuera menos grave les ofrecieron el parágrafo 31; ellos lo aceptaron y delataron a sus clientes, dijeron que Gregorio en una ocasión les había comprado 300 g y otras ocasiones cantidades mínimas para su consumo; también delataron a otros clientes.

    Gregorio me dijo:

    —Eso es falso, yo si les había comprado, pero no esa cantidad de 300 g es verdad lo de las cantidades mínimas, 1 o 2 g, en algunas ocasiones para mi consumo.

    A Gregorio lo detuvieron y le hicieron un juicio.

    Lo acusaban de consumo y de tráfico de cocaína. Él me aseguraba que jamás en su vida había visto 300 g de cocaína juntos.

    El fiscal se basaba en la declaración de las dos personas que supuestamente le habían vendido la droga a Gregorio.

    Le ofrecieron cuatro años en conformidad si se declaraba culpable.

    —¿Qué hiciste? —le pregunté.

    —Los acepté —dijo Gregorio.

    —¿Por qué si dices que no te los habían vendido? —le pregunté.

    —Mi abogado me aconsejó que aceptara, que si íbamos a juicio me podían condenar a 6 u 8 años —dijo Gregorio.

    —No puede ser viejo... Pues si tú no los has comprado, no tenías que haber aceptado, tenías que haber ido a juicio y en el juicio te hubiesen probado si en verdad los habías comprado o no —dije a Gregorio.

    En la vida muchas veces es mejor quedarse callado o no emitir juicios o decir cosas; uno luego se tiene que arrepentir.

    Por lo que acababa de decirle a Gregorio, luego en mi juicio yo tendría que pasar esa misma prueba. El que escupe para arriba le cae en la cara.

    Gregorio me dijo que había tenido que aceptar los cuatro años porque él sabía que una acusación de dos personas era algo muy delicado y que por mucho que fuese mentira la acusación, él no tenía una buena defensa.

    —Me condenaron a 4 años por 300 g de cocaína que nunca tuve juntos, ni he tenido en toda mi vida —me dijo Gregorio.

    »Esa es mi historia, todo mi delito ha sido estar enganchado a la droga, ser toxicómano, cuando una persona como yo llega ante un juez tiene ya un alto porcentaje de ser declarado culpable, y no te cuento historias de otros colegas que sé que han pasado por situaciones iguales o peores... los ricos son los únicos que tienen derecho a una buena defensa —concluyó, Gregorio.

    Yo le dije:

    —Arriba de DIOS no vive nadie, mi abogado es JESÚS...

    Ese mes de noviembre, se fue en libertad Sorile y entró a la habitación un nuevo inquilino, era un nigeriano, se llamaba Edwar, hablaba inglés y español, había vivido varios años en España.

    Era un chico joven, era su primera vez en prisión, le brindé comida y lo acogí para que su estancia no fuera tan difícil, algo muy importante es que no fumaba igual que yo; su delito era: había entrado en dos tiendas y en cada una de ellas había pagado con un billete de 50 euros falso. Uno de los dependientes llamó a la Policía y lo detuvieron, lo increíble de la historia es que al día siguiente de la detención lo pasaron ante el juez y el fiscal, lo enviaron a prisión.

    —¿Qué hizo tu abogado? —le pregunté a Edwar.

    —¡No, yo no tuve abogado! —contestó Edwar.

    —¿Cómo? —le pregunté—. ¡Imposible! no te pueden hacer un juicio y enviarte a prisión sin estar un abogado presente, ¿quiénes estaban en la sala? —volví y le pregunté.

    —El traductor, el juez y el fiscal —me respondió Edwar.

    —A mí en España me han hecho un juicio por un delito menor; del juzgado salí en libertad, tenía un abogado. Aquí no me pusieron abogado, cuando el juez terminó, yo le pregunté: ¿Por qué no tengo un abogado? Y él me dijo que en la prisión me visitaría uno... Yo no quise firmar ningún papel —dijo Edwar.

    —Yo tengo entendido que eso no puede ser, es uno de los derechos que tiene toda persona cuando es detenida. Has visto en las películas cuando detienen a alguien y le leen los derechos (tiene derecho a un abogado, si no tiene dinero el Estado le proporciona un abogado de oficio), eso le dicen entre otras cosas más. Pues viejo, espera a que pasen 72 horas, si no ves un abogado te tienen que poner en libertad —le dije a Edwar.

    A los 8 días apareció un abogado para Edwar, le dijo que si él sabía de una banda de africanos que estaban trabajando con billetes de 50 euros falsos, que si colaboraba con la Policía estaría muy poco en prisión.

    —Edwar, contigo sucedió algo que claramente es una violación a los derechos: Ir a prisión sin tener asistencia de un abogado y ver por primera vez a tu abogado a los ocho días de estar en prisión —le dije.

    Yo no lo podía creer y se lo pregunté en más de una ocasión:

    —¿Edwar, o sería que tu renunciaste a tener defensa?

    —Nooo —me respondía él—. Yo lo solicité, por eso no firmé ningún papel —repetía Edwar.

    A las dos semanas le llevaron nuevamente ante el juez, en esta ocasión si estaba presente su abogado, yo pensé que lo dejarían en libertad, pero lo retuvieron diciéndole que seguía en investigación, que antes de los dos meses probablemente le harían juicio, eso se lo dijo su abogado. Luego sucedería algo insólito.

    *****

    A finales de noviembre, me visitó Boris.

    —¿Te ha llegado el escrito de acusación? —me preguntó.

    —Sí —le respondí.

    —Te van a hacer un juicio aquí —dijo Boris.

    —¿Por qué?, yo nunca he estado en este país ni he cometido delito aquí —contesté a Boris.

    Me miró con esa mirada fría en la que me decía que le daba igual si yo era inocente o culpable, si estaba diciendo la verdad o no; con su mirada me decía que para él yo era el típico colombiano narcotraficante. Comenzó a pasar páginas del escrito de acusación que lo tenía en su table (computador táctil). Me fijé en la parte donde hablaba que Enrique había negociado con Gonzalo en Madrid, él lo tenía subrayado. Pensé que él creía que ese tal Gonzalo era yo. ¡Con razón lloraba el niño...! En ese momento me arrepentí de no haber renunciado a su defensa. Tomé la decisión que en el juicio lo despediría. No lo hacía en ese momento porque no tenía asesoría y tampoco había conseguido su reemplazo.

    ¿Cómo se puede confiar en un abogado que sin tu consentimiento y siendo abogado del Estado llama a tu familia para pedirle dinero?, y lo peor, él me había juzgado sin preguntarme. «A una persona hay que escucharla primero antes de emitir una sentencia», pensé.

    —Antes de que se cumplan los seis meses será el juicio —me dijo Boris.

    —OK —le dije.

    Me interesé por lo que había declarado Bertha, pero él no me leyó toda su declaración.

    «¿Por qué él me ocultaba esa información? Lo suyo es que confrontara su versión con la mía, pero en ningún momento lo hizo», pensé.

    —¿Por qué en el escrito de acusación dice que lo que ella ha declarado es muy veraz? Eso no se puede hacer sin haber escuchado a las personas que no hemos declarado —le dije.

    Boris era muy joven e inexperto, ¡la práctica hace al maestro! Y en Alemania no es que se vean todos los días casos nombrados de droga, solo era ver las noticias, en casi cinco meses lo había comprobado, por eso en la prisión, mi caso era tan relevante. Sabía que, si contaba con la ayuda de JESÚS, me podría defender mejor que contando con Boris.

    Supongo que estaría acostumbrado en su corta carrera a llevar casos como los que escuchaba en el patio, casi todos eran delitos menores. No me gustaba que tanto él como la chica traductora me tuvieran miedo, me trataban como si yo fuera un capo. Lo que decía en el escrito que yo pertenecía a un cartel de la droga no era verdad y se los dije. A los dos los miré a los ojos y se lo repetí con toda sinceridad:

    —Sé que Bertha ha hablado mucha mierda. En el juicio lo voy a demostrar y me trasladarán a Holanda.

    Como en las anteriores visitas, no se sacó nada en claro. Le pregunté:

    —¿Por qué no le has enviado la foto a mi familia?...

    Él en una de las primeras visitas, me había tomado una foto dizque con el pretexto de enviársela a mi familia:

    —Sonríe que se te vean los dientes, tienes una dentadura muy bonita y blanca —me dijo Boris.

    Boris me respondió:

    —Se me olvidó... luego la envío...

    Desde un primer momento sabía que esa foto era para la investigación... El que nada debe, nada teme. Lo triste, había pensado, es que mi propio abogado se prestaba para colaborar a los investigadores; Con abogados así para qué policías..., él en vez de ayudarme lo que hacía era investigarme.

    *****

    El primer domingo de diciembre, después de que subimos Gregorio y yo a la habitación, Edwar se puso hablar conmigo, él, como casi siempre, no había salido al freistunde, decía que prefería quedarse en la habitación durmiendo. Siempre estaba muy pensativo y deprimido, en mí encontraba una persona que lo escuchaba y entendía, a pesar de mis muchos problemas me preocupaba por los suyos, él era una persona de espíritu débil; El viento me lleve, el viento me traiga, como un barco a la deriva.

    En medio de la conversación me dijo algo que nunca debió haber dicho:

    —Estoy muy preocupado porque tengo un problema en España con la justicia, el miedo que tengo es que me salte y España me pida en extradición.

    En ese momento Gregorio estaba saliendo del cuarto de baño y alcanzó a escuchar todo lo que Edwar había dicho... Yo miré a Edwar y automáticamente le cambié la conversación.

    Con anterioridad le había dicho a Edwar que no se confiara de nadie, ni de mí ni de nadie, en la cárcel las paredes tienen oídos. Grave error por su parte.

    El lunes después de la ducha, fuimos a "Kammer": a cambiar la ropa; toallas y tendidos de cama. El primero fue Edwar, Gregorio habló con un guardia, le dijo algo en alemán. Yo me demoré un poco porque necesitaba que me cambiaran el tendido de cama que estaba defectuoso y me entretuve hablando con unos rumanos que hablaban español, Adrián y Oliver.

    Vi que Gregorio entró a una pequeña oficina, cuando terminé y pasé por la oficina, vi que Gregorio estaba hablando con uno de los jefes: Un jefe bastante nazi. Como al Chapulín Colorado, se me prendieron las antenitas. No me pareció normal.

    Subí a mi cuarto, Gregorio llegó unos veinte minutos después.

    *****

    Esa semana tuve visita de mi mujer, mi hermana y mi hija Antonella. Mi Mujer estaba muy preocupada por el escrito. Boris les había enseñado una parte. Yo las tranquilicé, intenté mostrarme sereno en esos momentos tan complicados.

    Sabía que el fiscal con ese escrito tan alarmante conseguía su objetivo de impresionar; hasta mi propia familia estaba preocupada.

    —¿Tú que era lo que estabas haciendo? —me preguntó mi mujer.

    —Amor, tranquila, este no es el momento para poder explicarte todo, lo único que te digo es que confíes en mí, casi todo lo que dice ahí es falso.

    No podía entrar en muchos detalles ya que estaban el traductor y los policías controlando.

    —¿Boris te envió una foto mía al correo? —le pregunté a Antonella.

    —No papi —me respondió.

    Lo suponía. Esa foto no era para mi familia, sino para la policía...

    —Te hemos conseguido una abogada, habla español. Dice que te visitará esta semana, el problema es que vive en Frankfurt y va a salir un poco costosa porque dice que son más viáticos —dijo mi mujer.

    —Necesito que me compren un televisor... hablé con un guardia y me dijo que ya podía vivir solo. Es lo mejor para así poder centrarme en este caso —dije a mi familia—. La primera fecha de juicio va a ser el 21–12–2012, de momento hay cinco fechas previstas: las otras cuatro son el 11, 17 y 25 de enero y 8 de febrero —dije a mi familia.

    Los mayas habían vaticinado que el 21/12/2012 habría un gran desastre y que prácticamente la Tierra sufriría muchos terremotos y tsunamis, prácticamente el fin. Mi mujer, mi hija y yo nos habíamos visto la película en cine y era bastante preocupante. Mi hija, al igual que muchas personas, se lo había tomado muy en serio. Por no ir muy lejos, el papá de mi sobrino que era español, había viajado a Bolivia porque dizque allá un grupo se reunirían para esperar dicha fecha.

    Les dije a mi hija y a ellas:

    —Que sea lo que DIOS tenga previsto.

    Había leído en Internet, que muchos años atrás la Tierra había sufrido algo similar, había sido un gran caos.

    Nos despedimos, fue emotivo, me desearon suerte, sabíamos que este diciembre no íbamos a estar juntos.

    Siempre es difícil estar en la cárcel, pero en esas fechas tan especiales más aún...

    *****

    A mediados de diciembre, a Oliver se le murió la mamá. Se dio cuenta por uno de sus paisanos que ingresó y se lo comunicó, ese paisano no sabía cómo decírselo. Oliver llevaba al igual que yo, seis meses. Él, 10 días más. Él ya los había cumplido, yo el 21 de diciembre. Igualmente, no lo habían dejado llamar en ese tiempo... cuando se enteró de la fatal noticia, le solicitó a la sozial arvaiterin (asistente social) que necesitaba llamar a su familia, contándole lo sucedido... Ella le dijo:

    —No.

    No le prestó ninguna ayuda, ninguna atención.

    Cuando me lo contó, yo no podía creer...

    —¿Qué clase de persona es ella? —le dije.

    El delito de Oliver no era tan grave. Él estaba por robar cobre junto con otro rumano. Lo robaban y lo vendían en Holanda.

    Pensé que, si a Oliver teniendo ese problema tan grave y no le prestaban asistencia, entonces qué podía esperar yo...

    A una persona se le pueda quitar la libertad porque eso es lo que determina la justicia para las personas que cometen delitos y dichas personas no tienen el estatus o la posibilidad de esquivar la cárcel... pero eso no da derecho a quitar derechos fundamentales, como, por ejemplo: el derecho a la comunicación, y menos en el Siglo XXI, El siglo de la comunicación.

    Hay situaciones que se salen de lo normal y a ellas hay que responder desde el lado humano, actuar con el corazón. La asistenta social, al no prestarle ninguna ayuda, mostró que ella al igual que muchos de sus paisanos, no tenían corazón, tenían una piedra.

    En Colombia la huella que ha dejado y está dejando el narcotráfico en la mentalidad de la sociedad, tardará muchos años en borrarse... Pues en Alemania, la huella que dejó el sistema Nazi, igualmente los marcó y en pleno siglo XXI, después de más de 70 años no se ha borrado... La diferencia entre Alemania y Colombia, es que Alemania es rico y poderoso, con dinero y poder se pueden tapar muchas cosas.

    *****

    A mediados de diciembre apareció la abogada. Gabi, una mujer de unos 50 años, alta, delgada, rubia... muy hiperactiva, con mucho nervio y con un carácter bastante fuerte...

    En esos tres puntos nos asemejábamos y eso es complicado en una relación, más tarde nos trajo problemas de entendimiento.

    La requisa y control fueron excesivos, más que cuando venía a verme Boris.

    Estaba sentado en la sala de visitas cuando ella entró: Me paré para saludarla... no me dio la mano.

    —No te doy un beso como acostumbran en España porque como buena alemana tengo una gripe impresionante y no te quiero contagiar —me dijo Gabi.

    Me senté en mi silla y ella al frente, nos separaba la mesa.

    —Bueno supongo que tu familia te habrá dicho que cobro por horas, entonces vamos al grano que mi tiempo es oro, yo he llevado muchos casos como el tuyo... bueno dime: ¿Cómo sucedieron las cosas? —dijo

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1