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LA NEGRA: CON EL ALMA DESNUDA
LA NEGRA: CON EL ALMA DESNUDA
LA NEGRA: CON EL ALMA DESNUDA
Libro electrónico242 páginas4 horas

LA NEGRA: CON EL ALMA DESNUDA

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Información de este libro electrónico

?Esta es una historia de la vida real? ?Cuantos lectores/as se identificaran con esta despues de leer el libro?

Los recuerdos son los eslabones que forman las cadenas de aquellos momentos vividos. (Estas palabras pertenecen a la escritora Ligia Chirivi Giraldo).

Estos recuerdos, algunos tenebrosos o escalofriantes; son los que formaron la vida de La Negra. Una vida vivida con la piel desnuda y narrada de igual manera.

La escritora: Imaginariamente se despojo de sus vestiduras; para asi poder narrar esta historia tal cual fue.

La razon de escribir este libro es descorrer el velo de la indiferencia que cubre las vidas de personas calificadas "extranas"; la intencion es mostrar de lo que fue una vida vivida.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 ene 2023
ISBN9781662493591
LA NEGRA: CON EL ALMA DESNUDA

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    LA NEGRA - Ligia Chirivi Giraldo

    LA NEGRA

    CON EL ALMA DESNUDA

    Ligia Chirivi Giraldo

    Derechos de autor © 2022 Ligia Chirivi Giraldo

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2022

    ISBN 978-1-6624-9350-8 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-6624-9359-1 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Para todas aquellas personas que la gente califica como extrañas sin saber el por qué.

    Contents

    Agradecimientos

    Capítulo I

    Capítulo II

    Capítulo III

    Capítulo IV

    Capítulo V

    Capítulo VI

    Capítulo VII

    Capítulo VIII

    Capítulo IX

    Capítulo X

    Capítulo XI

    Capítulo XII

    Capítulo XIII

    Capítulo XIV

    Capítulo XV

    Capítulo XVI

    Capítulo XVII

    Capítulo XVIII

    Capítulo XIX

    Capítulo XX

    Capítulo XXI

    Capítulo XXII

    Capítulo XXIII

    Capítulo XXIV

    Capítulo XXV

    Capítulo XXVI

    Capítulo XXVII

    Apéndice A

    Apéndice B

    Apéndice C

    ¡Mi Último Deseo!

    Agradecimientos

    Mis más sinceros agradecimientos a La Negra, la protagonista; por permitirme describir y plasmar su biografía en este libro. Toda su vida desde, su primer recuerdo, que como eslabones formaron la cadena de lo que fue su vida. ¡Gracias!

    A mi hijo Wilson por conectarme con la Editorial Page Publishing; a mi nieta Emily Torres por colaborar con el dibujo de la portada; también agradecer a mi hija Yuri y su esposo por ayudarme con la financiación de mis dos libros. ¡Gracias!

    Agradecer también, a todo el equipo de personas que trabajaron con el editor; especialmente a Maria Garcia, mi coordinadora de publicación, por su paciencia y comprensión. ¡Gracias!

    Todos ustedes hicieron que una novata llegara a sentirse como una escritora ya reconocida. ¡Gracias por subir mi estatus!

    Capítulo I

    Nacimiento

    Están sentadas dos mujeres, una más anciana que la otra, bajo la sombra de un frondoso árbol que hay en el patio de atrás de la casa, con sus ramas abanica el viento, refrescando el ambiente en un caluroso atardecer; al horizonte el sol se ve rojo, la mujer mayor está sentada en una silla cómoda, vistiendo un traje blanco y vaporoso, la más joven viste camisa y pantalón corto, sentada en una silla de madera; cerca de ellas hay una pequeña mesita cubierta con un lindo mantel blanco; sobre la mesa hay un florero con rosas, también una jarra de dulce limonada con cubos de hielo y fresas frescas en tajadas, y dos vasos.

    La mujer anciana, a quien llamaremos La Negra (la protagonista) ha querido contar cómo fue su vida; desnudándose de perjuicios e hipocresías, va a contarla como ella la recuerda; la otra mujer (la escritora) hará lo posible por describir en estas narraciones sin omitir detalles la vida de La Negra; la escritora, grabadora en mano, irá recogiendo todos los recuerdos que la protagonista va soltando como eslabones, que formaron la cadena, de lo que fue su vida.

    Mientras disfrutan bebiendo la dulce limonada, empieza la narración, La Negra recuerda que oyó durante una visita en que mamá, recibió a una comadre; charlando, mamá cuenta sobre el proceso del que mamá creyó sería su último embarazo (porque, después de siete años, tuvo su último), este fue su primer recuerdo; estos recuerdos que ávidamente la escritora recoge; meses antes de su nacimiento, mamá estando en la huerta se antojó de la calabaza más tierna que estaba en lo alto del árbol, donde estaba enredada la planta; ella, para alcanzarla, se paró sobre un tronco de un árbol viejo y lamoso, que estaba, caído en el suelo, al hacerlo, resbaló y cayó golpeándose en la parte izquierda del vientre con el tronco; sin ninguna consecuencia aparente, no hubo dolor, ni malestar.

    El tiempo del embarazo seguía su curso normal; mamá cuidando su esposo y sus hijos/as haciendo los quehaceres del hogar; cuando ella completó sus nueve meces de gestación y no tenía síntomas de parto, se preocupó, fue al hospital; después del examen el doctor dijo: Tiene, gemelos en su vientre, mamá no sabía que uno de esos gemelos sería La Negra. El doctor recomendó que ella necesitaba quedarse hospitalizada porque sería un parto de alto riesgo; allí quedó, mamá esperando. El tiempo pasaba despacio, mamá preocupada por su esposo e hijos/as, ¿cómo lo estarían pasando? Al cuidado de la casa estaba la hija mayor que mamá tenía antes de casarse, llamada Bestsi; ella contaba con 15 años de edad.

    Pasó un mes, otro mes, que completaron once meces de gestación; el doctor había dicho en la mañana del día del parto: Si esta noche no hay parto; tendré que hacerle cesaría, parecía que sus gemelos no querían abandonar ese lugar seguro, para no enfrentar el mundo inhóspito y cruel; esa tarde el cuerpo de la madre no aguantó más, la primera en salir a enfrentar lo que había temido, el mundo cruel el cual Dios había escogido, fue La Negra; ¿escogido por qué o para qué? (Se preguntaba ella años más tarde). Luego, por su hermana en forma de un coágulo grande de sangre (ella no se desarrolló, tal vez por el golpe que mamá recibió al golpearse en el vientre) que llevaron al laboratorio para ser estudiado; ella dejó su huella para ser recordada; en una mancha de color entre azul violeta y verde oliva, en la parte izquierda del vientre y la espalda del cuerpo de su gemela (La Negra), la madre contó que en aquel hospital, le pusieron baños eléctricos a La Negra para evitar que esa mancha se moviera a otro lugar del cuerpo.

    Tiempo después, La Negra recuerda haber oído a mamá contarle a una de sus hermanas (Ana) qué; ella había nacido en un hospital de caridad, en una ciudad lúgubre, fría, lluviosa y con densa neblina; no el hogar donde nacieron sus otros hermanos/as (Franco, Carla, Nico e Inés la menor) también contó que surgió un acontecimiento en casa mientras que mamá estuvo hospitalizada, esperando el nacimiento de sus gemelos, la hija de ella, Bestsi, quien tendría 15 años, había llegado a ayudar en el hogar con los quehaceres y el cuidado de sus medios hermanos/as; el esposo de mamá no era su padre; a Bestsi, su abuela materna desde niña la estaba criando, ahora que su madre estaba hospitalizada, la abuela la envió para que ayudara, mientras mamá seguía en el hospital.

    Como dice un dicho: El Diablo metió la cola, cuando mamá regresó con su hija, quien no tuvo ni un abrazo, o un beso de bienvenida por parte de su papá o sus hermanos/as, ella encontró que su hogar había cambiado, sin haber un motivo aparente, hasta que por ella misma se dio cuenta del porqué, del cambio; hubo un gran alboroto en casa, al descubrir mamá el engaño de que era víctima, por parte de su esposo y su propia hija Bestsi; ella volcó toda su frustración sobre los hombros de su hija, la golpeó y sacó de la casa.

    Si analizamos; mamá no reconoció que su hija fue la verdadera víctima; muchacha inocente sin ninguna malicia; criada por su abuela en el campo; ella nada reclamó a su esposo, pero desde entonces en ese hogar se volvió un infierno, en el cual La Negra, empezó su vida, huérfana del cariño de su padre y hermanos/as sin saber el porqué, solo mamá le tenía un poco de cariño, que más parecía lástima por aquel ser que ella había traído al mundo.

    Se preguntarán, ¿por qué La Negra y no el nombre con el que fue bautizada? Porque ese fue el nombre que siempre oyó cuando se referían a ella. (La Negra, era una gata negra, que había en casa), quizás por tener su piel más oscura que sus dos hermanos mayores Franco y Carla; ellos sacaron el color de piel de mamá, los otros dos, Nico e Inés eran de piel clara; papá decía que su hija Inés era el vivo retrato de su madre y por eso Inés fue su consentida, el hermano mayor de Inés, Nico, nació ciego y fue internado en un instituto para ciegos, desde que tenía cuatro años.

    El tiempo pasó y ahora los recuerdos se remontan cuando La Negra dormía al rincón de la cama, al lado de mamá y se alimentaba de su pecho; mamá contó que en ese tiempo fue mordida por un perro que papá trajo a casa, regalo de un compadre que papá había ido a visitar, ese animal era de raza, el compadre se lo regalo porque ese perro había matado a uno de los patos que él tenía en casa, el enojado no solo le dio el perro, también el pato, que mamá cocinó para la cena. Al día siguiente ese mismo perro mordió a mamá en una pierna, cuando ella pasaba cerca; papá mató al perro, más tarde se supo que tenía rabia (hidrofobia), mamá recibió las vacunas; pero por alguna razón se le infectó el pecho izquierdo, la leche se volvió materia, ella sin saberlo siguió a amamantando a La Negra del otro pecho.

    La infección pasó al pecho derecho y La Negra enfermó; se le infectaron los riñones, mamá y su hija fueron tratadas en el hospital, la niña se curó; a mamá le abrieron y dividieron su pecho izquierdo en cuatro partes, mamá contaba que el doctor en el hospital le apretaba cada parte del pecho, para extraerle la materia y luego lo vendaba individual, poniéndole una mecha en medio, para el drenaje; así pasó casi un año, yendo al hospital, finalmente se curó con un remedio casero que le dio una viejecita, paciente del mismo hospital.

    La Negra recuerda cuando mamá le daba pedacitos de pan mojados en el chocolate que ella tomaba; otro recuerdo que por alguna razón quedó grabado en su mente, no recuerda cuántos años ella tenía cuando esto pasó; era casi de madrugada, estaba entre oscuro y claro, alguien golpeó en la ventana del cuarto de mamá que daba a la calle, mamá se levantó y La Negra corrió detrás (quizás todavía dormían juntas), mamá abrió la puerta; era papá, él estaba un poco tomado, tenía, sangre en una de sus piernas, su traje negro con líneas delgadas blancas, roto y sucio de tierra; mamá se alarmó, preguntó: ¿Qué pasó?, lo único que La Negra oyó fue a papá contándole a mamá la faena que él había hecho con aquel toro la tarde anterior en aquella plaza del pueblito, donde él y su hijo mayor Franco habían ido; luego se fueron a dormir, sin dar ninguna importancia a lo sucedido esa tarde; al amanecer llegaron dos policías y se llevaron a papá; él no opuso ninguna resistencia, mamá y los hijos lloraron, sin saber por qué papá era llevado a la cárcel del pueblo.

    Pasó el tiempo, ¿cuánto? Ella no supo; papá no regresó a casa, La Negra recuerda haber ido a visitar a papá a esa cárcel, allí había una cama hecha de ladrillos, sobre esta un colchón, una almohada y dos cobijas, llevadas por mamá, había un pequeño patio, lugar donde olía a algo que La Negra desconocía y solo después de muchos años, logró identificar, (olía a orines), no había sanitario; La Negra fue con su hermano Franco quien tenía atravesada una espina de pescado en la garganta; él se descuidó cuando estaba comiendo; papá después de mirarlo lo regresó a casa a traerle las tijeras de peluquear, para con estas sacarle la espina; una mujer que también estaba allí, entretuvo a La Negra en un gesto de compasión, para no se asustara; esa fue la única vez que ella recuerda haber ido a esa cárcel.

    Después, vienen a la mente dos ocasiones, donde mamá, ella y su hermana Inés fueron, a un lugar que mamá llamó el colegio a visitar a papá, este lugar estaba en aquella ciudad fría y lúgubre, las calles eran empinadas y en piedra; allí papá vestía uniforme de dos piezas (pantalón y camisa) con rayas blancas y negras, un gorro del mismo color; había un salón grande, donde había bancas largas para que los familiares de los reclusos se sentaran; mamá le llevaba a papá ropa interior limpia y comida.

    Recuerdos desagradables

    Los recuerdos de La Negra son: mamá lavando ropa ajena en la madrugada, en un pequeño riachuelo que pasaba por medio del lote de la casa, mamá lavaba de rodillas, la Negra se arrunchaba sobre sus pies para calentarlos; en las noches mamá planchando o cosiendo ropa nueva en máquina que ella traía de la ciudad; limpiando y planchando ropa de paño; luego ella acompañando a mamá cuando visitaba al abogado en la ciudad, mamá llevaba pollos y huevos, lloraba mucho cuando hablaba con ese señor.

    El tiempo pasó, ¿cuánto? La negra no supo; una noche se escuchaba el tronar de los voladores, había sido día festivo de la iglesia; un taxi paró frente de la casa y de este salió papá y dos hombres vestidos de negro, papá vestía un abrigo; prenda que la negra no conocía, todo fue alegría en casa, ¡papá regresó! Mamá compró cerveza para él y los dos señores que lo acompañaban; desde ese día papá siempre vestía el abrigo negro, cada vez que iba a la ciudad acompañado de mamá.

    Otros recuerdos; su hermano Franco afeitándole a papá la cabeza, su cabello se había blanqueado; un día que mamá está limpiando la cómoda (mueble donde se guardaban las sábanas y la ropa interior), La Negra junto; a ella le gustaba ver unos muñequitos que mamá ponía sobre ese mueble (nunca se los dejó tocar), mamá ordenando la ropa encontró un pañolón gris, con él cobijó a La Negra y la llamó: Mi limosnerita, palabras que sonaron en sus oídos como Mi princesita, ella se sintió feliz, algunas veces mamá la llamaba copetón nombre, de un pajarito color café oscuro, que cantaba en las calles y a su hermana Inés la chisga un pajarito pequeño de color amarillo claro, ella nunca supo del porqué de esos apodos.

    Años después; la negra oyó en una conversación que papá solo estuvo en el colegio seis meses, el abogado que mamá consiguió lo defendió diciendo que: El incidente había sido en defensa propia, el difunto había amenazado a papá con un revolver (que nunca se encontró). La Negra no entendió de qué estaban hablando; no había alegría en casa, el hogar era lúgubre y frío como la ciudad; se hablaba bajo, papá salía de casa para ir a la ciudad acompañado de mamá, él hacía su trabajo de rutina, zapatero de oficio, siempre trabajó en casa, ayudado por el hijo mayor, Franco, quien era su ayudante; cada vez que Franco no hacía bien el trabajo que le correspondía, papá lo castigaba golpeándole en la cabeza con el sentador (tabla larga y delgada donde papá sentaba los cuchillos después de afilarlos), y casi siempre lo sangraba, La Negra lloraba, abrazada a su hermano cuando eso pasaba.

    Otro recuerdo: la hermana mayor, Carla, termina sus estudios, su maestra la preparó para que pudiera ir a un colegio, interna a estudiar, ella quería ser maestra y por ser buena estudiante se ganó una beca que no pudo usar; su hermano ciego Nico, ya estaba becado y el gobierno solo daba una beca por familia; Carla tuvo que quedarse en casa, papá le enseño a guarnecer (eso él lo hacía), era unir y coser las piezas de cuero que forman la parte de encima del zapato en máquina, ahora había un pequeño taller en casa, papá trabajaba sin descanso, muchas veces hasta el amanecer, si tenía que entregar algún pedido.

    Mamá ayudaba cuando era necesario, papá no tenía amigos, nadie visitaba la casa, esta era la rutina; Carla, después de traer el periódico que compraba en la Farmacia, leía en vos alta las noticias del día; antes de empezar su trabajo; algunas veces mamá se quejaba de un fuerte dolor de cabeza; ella decía que esto le pasaba por haber llorado tanto, cuando papá había estado en el colegio, al oír esto, papá se enfurecía y siempre terminaban discutiendo lo cual ponía a los hijos a temblar. Papá gritaba fuerte La cárcel es para los hombres, después allá en aquel hogar donde La Negra creció, las frases más comunes eran: Matar e ir de nuevo a la cárcel, palabras incomprensibles para ella; papá decía a sus hijos; cuando estaba enojado: Así como yo les di la vida a ustedes, cuando yo quiera, se las quito. Estas palabras aterrorizaban a la familia, en particular a La Negra, quien jamás supo lo que era, sentir el cariño de papá y cuando oía decir esas palabras, sentía algo frío corriéndole por su espalda, y aquella sensación de desprecio por parte de papá, ella sin saber el porqué.

    Después, de un corto descanso sigue la narración: Papá, era muy violento y agresivo cuando de castigar a los hijos se trataba; su hijo Franco fue quien más sufrió su crueldad; un día papá lo colgó por las muñecas a una viga del corredor de la casa, con un látigo lo fueteó en la espalda, hasta sangrarla (como lo hacían con los esclavos), ¿por qué? La Negra nunca lo supo, ella lloraba cuando papá castigaba a su hermano, le tenía un gran cariño; ella recuerda una vez que papá la puso sobre sus rodillas boca abajo (no para consentirla), la golpeó fuerte con una suela mojada de la que él usaba para los zapatos, tan fuerte que ella sintió un dolor como una braza caliente sobre las nalgas. Otro día, papá le fue a pegar con la correa, ella corrió donde mamá que por defenderla ella se ganó unos correazos, desde entonces, La Negra cuando iba a ser castigada, se acurrucaba, y esperaba a papá; Franco fue el único de sus hermanos/as que le demostró cariño; ella recuerda que él le enseñó a caminar poniéndole los pies de ella sobre los de él, a cantar y comer cangrejos crudos, como él lo hacía, le traía películas (trocitos del film) cuando él iba al cine al volver a casa le contaba las películas que había visto, le leía cuentos, le traía copetones (pajaritos de monte) cuando iba de casería los domingos para que La Negra le hiciera un cocinado.

    Alguien que también quiso a La Negra, fue su media hermana Bestsi, la hija mayor de mamá, cuando ella venía a visitar a mamá de vez en cuando, trayendo algo que la abuela mandaba; huevos, mantequilla y algunas veces cuajada, ella aprovechaba estas visitas para pedir permiso por La Negra y llevársela a casa por unos días, allá la abuela, sus tíos/as y primos/as la trataban bien, la abuela le daba leche, ella decía: Tómese la leche, que así blanquearía, fueron varias veces que ella estuvo allá, pasando vacaciones de escuela; entre Bestsi, La Negra y Franco siempre hubo un gran cariño.

    Capítulo II

    Adolescencia

    Otro recuerdo: a La Negra le salían en los dedos pulgares tobillos y rodillas, mezquinos; se veían feos y molestaban mucho, si por alguna razón sangraban, donde la sangre corriera le salían más; los remedios para quitarlos eran torturas, quemarlos; con palos de romero encendidos, o lijarlos con un trozo de teja por el lado áspero hasta casi sangrar y ponerle leche de papáyuela; quemaba mucho, nada de esto sirvió al fin; en una visita que mamá hizo al doctor iba acompañaba de La Negra, mamá mencionó al doctor esta condición, le recetaron Agua calcificada, una copa al día, con esto gracias a Dios se curó antes de ir a la escuela.

    Es curioso; dice La Negra en su narración; de quien tiene pocos recuerdos de su niñez son de su hermana Carla, recuerda que cuando se quedó en casa, iba todos los días a misa de seis y media de la mañana, tenía un rompecabezas, de madera y una muñeca de loza arriba de la cómoda, todos domingos iba a misa, jugaba pirinola con Franco y de vez en cuando la llevaba con ella los sábados a visitar a su hermano ciego Nico, que estudiaba interno en el Instituto para ciegos; a llevarle ropa limpia y algunas golosinas que mamá le enviaba; la Negra no recuerda haber recibido un cariño de parte de ella, un abrazo menos un beso, o una palabra cariñosa, más tarde, fue su madrina de confirmación; también recuerda de Carla en algunas ocasiones papá sacaba un colchón y lo colocaba en medio del patio, cuando había sol y allí ella se acostaba, en esos mismos días, mamá le ponía fomentos de yerbas calientes en el vientre; le preparaban aguardiente con: yerbas aromáticas, canela y clavo de olor, que lo bebiera en copitas, cuando se quejaba de dolor de estómago; en las noches La Negra tenía que acostarse a los pies de la cama de Carla para que pusiera sus pies fríos en su vientre y así calentarlos, en aquel tiempo, ella no supo por qué pasaban esas cosas.

    En casa había que hacer lo

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