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Todo Ojo le Verá
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Libro electrónico139 páginas2 horas

Todo Ojo le Verá

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Este pequeño libro, pretende relacionar los acontecimientos mundiales que tengan que ver con las profecías bíblicas acerca de la segunda venida de Cristo a la tierra, a través de un proceso de continuidad histórica que converja en el Armagedón. La columna vertebral de este ordenamiento se apoya en las profecías de Daniel y que el mismo Jesús certificó a través de los evangelios de Mt. 24:15 y Mc. 13:14, para que los judíos la tuvieran inequívocamente en cuenta. Por otra parte, consideramos que sólo una interpretación llana y literal de las distintas profecías nos ayudarán a una más fácil y creíble relación de ellas, con los acontecimientos históricos mundiales pasados y futuros. Al estar persuadidos que un Dios de orden no ha inspirado confusamente a los escritores proféticos de la segunda venida de Cristo, sólo es necesaria y suficiente la dirección del Espíritu Santo para asegurar el correlato histórico mundial que a esas profecías correspondan.

El Autor.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 nov 2021
ISBN9781636309132
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    Todo Ojo le Verá - Arístides Gullerian

    Capítulo I

    El orden convergente de las potencias mundiales hasta el Armagedón. (Daniel 2:27-28, 32-35) —Cuadro A—

    Consideraciones generales:

    Daniel, especialista en sueños, se encuentra frente al primero y más importante de su vida, ya que de su detección e interpretación dependía su existencia, en un reino babilónico cambiante y pagano.

    José, ante el Faraón, no tuvo los problemas de Daniel, ya que el sueño de las siete vacas hermosas y muy gordas (Gn. 41) y las siete vacas feas y enjutas de carne, como las de las siete espigas llenas y hermosas y las siete espigas menudas y abatidas, fueron relatadas por Faraón previamente, tanto a los sabios y magos de Egipto como a José. No sucedió así con Daniel, ya que Nabucodonosor se había olvidado aún del sueño mismo.

    El sueño a descifrar por José, tenía implicancias inmediatas para el cumplimiento de un proyecto ya prometido por Dios a Abraham, Isaac y Jacob, mientras que en el caso de Daniel, el mismo tenía implicancias mediatas para todo el mundo y que tenían que quedar selladas hasta el tiempo del fin. Lo maravilloso de esta visión olvidada por el rey babilonio, está en la contestación que Daniel le presenta a Nabucodonosor: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios y Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días (Dn. 2:27).

    Una vez que Dios le reveló el sueño, Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas y con Él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo.... (Daniel 2: 20-23).

    Lo destacable en Daniel es que su larga y consagrada vida a Dios, lo hace partícipe de decisiones importantes también en el reino que siguió al babilónico, demostrando ser un ministro eficaz y aceptado, a pesar de no comulgar con sus costumbres y vidas licenciosas.

    Daniel, es el único libro en la Biblia mencionado y validado por Jesús, respecto de su segunda venida. En Mt. 24:15 dice el Señor: "Por tanto, cuando veáis en el lugar santo, la abominación desoladora (Anticristo) de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)". Por lo tanto este libro cobra una relevancia fundamental en el análisis de los acontecimientos mundiales que desembocarán en el Armagedón.

    Daniel, como profeta anunciador de la vigencia de las naciones futuras y sus características, precisa los tiempos exactos de la primera y segunda venida de Cristo a la tierra; ¿quién puede dudar entonces de Daniel que habiendo profetizado el tiempo exacto de su primera venida, como veremos más adelante, no sea capaz y creíble para asegurar los tiempos de su segunda venida, las características del reino del Anticristo (A.C.) y las naciones que intervendrán en el Armagedón?

    Lo que resalta llamativamente en Daniel es su preocupación, respecto de la cuarta bestia de su visión de las cuatro bestias del capítulo 7, cuando en su último versículo (28), dice: En cuanto a mí Daniel, mis pensamientos se turbaron y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.

    Luego agrega, en el Cap. 12 final del versículo 7: "Y cuando se acabe la dispersión del pueblo santo (pueblo judío), todas estas cosas serán cumplidas". Y se acabó la dispersión del pueblo santo hace ya más de medio siglo. Desde el año 1948, Israel es nación. "Y yo oí, mas no entendí (vs. 8), y dije: Señor mío ¿cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: Anda Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin". Los acontecimientos del fin serían relatados por Juan en el Apocalipsis casi 700 años después.

    Lo incomprensible y extraordinario está en el hecho de que Dios, habiendo considerado digno que él declarase los últimos acontecimientos mundiales, habiendo esclarecido sueños borrados, le dijera ‘no’ a Daniel, saber el ‘fin de estas cosas’ (Dn. 12:9), y ‘si’, a nosotros los creyentes nacidos de nuevo y al Israel de los últimos tiempos, como protagonista principal (Ap. 22:10).

    La ‘esperanza bienaventurada’, en el decir de Pablo a Tito, respecto de la segunda venida de Jesucristo a la tierra, ahora sí cobra una dimensión todavía más asombrosa, cuando un ángel le indica a Juan (Ap. 22:10) casi siete siglos después (lo que antes a Daniel le fue vedado), al decir: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

    Vayamos ahora a la interpretación del sueño de la gran imagen.

    No hay forma de confundir a las naciones, ni los tiempos de su vigencia, que comienza con el imperio babilónico, como Daniel le dice a Nabucodonosor: ...tu eres aquella cabeza de oro.(Dn 2:38), y que abarca del 606 AC hasta 562 AC. Tampoco quedan libradas al azar las naciones, inequívocamente más importantes que siguieron a ésta. Es llamativa la continuidad del relato de Daniel al decir en el cap. 2:39: Y después de ti, se levantará otro reino inferior al tuyo. (530 a 330 AC). Siguiendo con el versículo 39, agrega: Y luego un tercer reino de bronce; su individualización es inapelable cuando agrega: el cual dominará sobre toda la tierra (toda la tierra conocida de aquel entonces). Esa característica sólo la tuvo Macedonia con Alejandro (330 a 323 AC) y las cuatro cabezas con dominio, que le siguió hasta el año 150 AC (Dn. 7:6).

    Respecto al cuarto reino, (Dn. 2:40) será fuerte como hierro; y como hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Tampoco existe duda en el sentido de asegurar que ese reino es el imperio romano, ya que a la caída del poder de Alejandro por su muerte, le suceden cuatro reinos menores, que en forma certera corrobora la historia clásica.

    Aquí es importante puntualizar que la gran imagen pertenece a un único cuerpo humano, desde su cabeza hasta los pies. Es decir, que la historia de estas naciones marca inexorablemente la historia de la humanidad toda, desde Nabucodonosor hasta el Armagedón, sin que las interferencias de los países menores que han existido en el mundo, hayan podido torcer ese curso (es decir que no gravitan ni tiene sentido pensar como que puedan pertenecer a la gran imagen que soñó Nabucodonosor). Estas naciones menores del período pos cautiverio babilónico, tienen que ver con el cap. 8 de Daniel y que este autor desea expresamente relatar, pues toda declaración profética en este libro, está íntimamente ligada a los aconteceres del pueblo judío con las naciones que históricamente tuvo que actuar. Pero el orden convergente de las naciones gentílicas que nos conducen al Armagedón, comienzan con la cabeza regia de Nabucodonosor en los tiempos finales de la cautividad babilónica y retorno del pueblo escogido a su

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