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No solo de sombras vivo
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No solo de sombras vivo
Libro electrónico278 páginas1 hora

No solo de sombras vivo

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Antología poética de uno de los más importantes escritores cubanos contemporáneos. Narrador, antropólogo y poeta, Miguel Barnet es el escritor antillano más conocido fuera de su país. En este volumen el autor presenta una muestra de excelencia de su trabajo poético, desde la inicial "La piedrafina y el pavorreal", hasta sus últimos libros. Haciendo gala de un conversacionalismo lírico, que junta una honda subjetividad con esa mirada que lo lleva a integrarse con los hombres comunes de la historia, testimonia con perfiles meridianos la vocación de servicio de la poesía cubana y el culto a la vida sencilla, plena de la gracia y el asombro de lo cotidiano, que recorre la poética de sus más prominentes cultores. En sus más de 300 páginas pueden encontrarse las mejores páginas del autor. Como él mismo lo ha dicho: Yo soy el que anda por ahí empujando un país. No es una fantasía, es cierto, me he pasado la vida empujando un país. Con grandes piedras del camino y mis zapatos gigantes, he ido poco a poco empujando un país. Contra los grandes vientos y la noche que chirría en sus goznes, contra la falta de oxígeno y los malos presagios, he hecho lo indecible por empujar un país.
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento20 ene 2023
ISBN9789593022996
No solo de sombras vivo
Autor

Miguel Barnet

Miguel Barnet (La Habana, 1940) es un poeta, narrador, ensayista y etnólogo cubano, discípulo de Fernando Ortiz y colaborador de Alejo Carpentier. Sus novelas-testimonio, en las que examina diversos momentos de la historia de la isla a través de la narración oral de sus protagonistas, son un hito inexcusable dentro del panorama de la literatura en español del siglo XX.

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    No solo de sombras vivo - Miguel Barnet

    Portada.jpg

    edición auspiciada por

    el festival internacional de poesía de la habana

    y el movimiento poético mundial

    Diseño de cubierta: Elisa Vera Grillo

    Diseño interior y diagramación: Onelia Silva Martínez

    Coordinación editorial: Yanixa Díaz / Katy D’Alfonso / Marlene Alfonso

    © Miguel Barnet, 2021

    © Colección Sureditores, 2021

    ISBN: 9789593022996

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

    Logo%20a%20l%c3%adnea%20CubaPoesia.jpg

    Centro Cultural CubaPoesía

    Casa del Alba Cultural

    Línea No. 556 esq. a D

    El Vedado, 10400 La Habana, Cuba

    colección sur

    dirigida por alex pausides

    Imagen521.TIF      LogoSurEditoresSin%20l%c3%adnea.tif

    http//www.cubapoesia.cult.cu

    http//www.palabradelmundo.cult.cu

    http//www.festivaldepoesiadelahabana.com

    cubapoesia@cubarte.cult.cu

    LA PIEDRAFINA Y EL PAVORREAL

    Poema I

    Ahora dejo el ómnibus

    con el último rostro

    Es tarde pero hay tanto que hacer

    El calor invade la ciudad

    conmigo las gentes

    el grito despierto

    y los niños con sus pañuelos al cuello

    en deliciosa faena

    De La Habana hay mucho que contar

    cuando abre puertas al mercado

    y se ven los vendedores

    en los portales

    con un gran cuchillo al cinto

    De La Habana las iglesias barrocas

    En sus escalones goyejos de naranja

    y kilos prietos de sudor, sin brillo

    Al mediodía se hunden sus calles en la tierra

    Sube por las rejas encrespadas una melodía vieja

    El anciano de la filarmónica tiende su sombrero

    gastado a las señoras

    Se adivina la llegada del otoño

    Tan triste puede ser esto

    Tal vez tan alegre

    La gran población sueña

    y se precipita

    En este estrépito

    cuando aún no ha llegado el día

    podemos contemplar el cielo

    tranquilamente

    Las luces son blancas en La Habana de noche

    el malecón es propicio al amor

    y junto a Yemayá

    un barco se hunde lentamente ante mis ojos

    Imposible dormir en el paseo

    es demasiado hermoso

    y esta nostalgia mía

    y los fantasmas en mi traje

    y las mujeres con las frutas en las manos

    y las caderas anchas con olor a musgo

    Y todo

    Más que nunca el calor abrasa

    ¿Verdad, Juvenal, que es bueno recordar

    cómo se pudo capturar

    un lagarto rojo, alguna vez, dichosamente

    Y recordar que en esta misma ciudad pocos años atrás

    éramos un pedazo de vidrio que se quebraba en el verano

    o una semilla seca

    Tal vez la pluma de un ave muerta?

    A mis amigos los legítimos,

    los que visten mi camisa

    y al ama de casa que recibe sonriente

    al vendedor de esencias

    quiero más que nunca

    Hay calor

    y recuerdo el 8 de enero

    o quizás el 6

    cuando vi llorar

    al soldado aquel de los bigotes grises

    Tan triste puede ser esto

    Tal vez tan alegre

    Amigo ausente

    Me ha escrito Alberto:

    "El almacén es grande todo de aluminio

    es frío trabajar en él

    pero vamos tirando

    Aquí hay un negro parecido a Napoleón, el fregador

    de autos, ¿te acuerdas?

    él me embulló a que te escribiera

    Yo le dije que te estimaba pero que eras de Castro

    Me parece que lo tratan mal

    pero yo entiendo eso

    Todo aquí se habla en inglés

    tú sabes que en el idioma yo estoy débil

    pero, qué se va a hacer …

    Si me contestas prometo mandarte una

    foto de mi hijo menor

    Bueno, Miguel …"

    Ya no podremos recoger juntos las semillas del huerto

    Ni podremos levantarnos mucho antes que los gallos

    para ver brillar las hojas del café

    No podremos asistir a las tertulias de Pancho Sócrates

    y salir diciendo:

    ¡Qué bueno es este Sócrates

    que no se imagina lo que

    nos divertimos con él!

    Mi amigo se alejó llevando la muerte

    La doctrina del amor en un saco lleno de agujeros

    carcomido, como un pedazo de tabaco viejo

    A mi hermano le he dicho que abra la ventana al temporal

    Que recuerde que todas las generaciones anteriores

    fueron engañadas

    Que sea terco y elemental

    como un maestro de escuela

    Que hunda sus pies en el río hasta desangrarse

    Después de todo

    Alberto es un lamento viejo y tímido

    ¡Qué débil puño que no pudo clavar su camino!

    Anteayer, óiganlo todos,

    me dijo un anciano que la tierra

    se había recostado a un árbol

    para oír a un obrero leer en voz baja

    el diario de CAMILO

    Ebbó para los esclavos

    ¡A leyo!

    Kiní bá wó

    Tres plumas de tu ala izquierda

    para preparar una piedra

    que camine por el monte, aura tiñosa,

    y busque, cerca de las raíces,

    entre la jocuma y el palo bobo,

    la sangre caliente y recogida

    de los negros

    Tres palomas sobre mil hojas

    pobladas de rocío

    para ofrendar la libertad

    ¡A leyo!

    Kiní bá wó

    Elegguá cuida la puerta

    en camisa de zarza blanca

    para que el diablo no se meta

    La misa ha terminado… los cuervos ya no tienen derecho a las estrellas

    Todos hemos sido testigos

    Está bueno de esperar sobre las noches

    frías de tantos siglos… En la palabra y en el músculo, somos

    Madre de Agua mueve con sus faldas las olas de todos los océanos

    Mis ojos tiemblan en el frescor de la aurora

    Al otro lado de la bahía romper el coco en cuatro pedazos

    es anunciar al mundo el ascua del hombre

    Así, la muerte

    Muere El Gordo que inflaba con sus pulmones

    las llantas de bicicleta

    el que se emborrachaba frente al Castillo de la Punta

    huyéndole al día

    Muere Patricio con sus manitos secas

    y el último billete de lotería en el pecho

    Muere en su camastro de paja Tente el de Palmira,

    pobre santero tan viejo…

    Murió a las 12 de la noche, cuando derramaba aguardiente

    para su santo protector, Oggún Arere

    Yo no sé por qué me da tanta pena con Tente

    Muere Israel, que vendía velas al por mayor

    y me decía con nostalgia ¡Quiero que vaya a Polonia para que coma higos!

    Muere Susanita, la vieja del Hotel, cansada de llorar

    en el sillón del patio

    sus llaves al cinto y su nariz gorda… Susanita

    Muere, no recuerdo sus ojos, el muchacho aquel que se recostaba horas

    al poste cubierto de serpentinas

    del Paseo del Prado

    Muere, pero más lento, Oscar el banquero

    impregnado de violetas hasta las sienes

    y con toda la carga de un hombre hueco

    Ha muerto el gitano de la filarmónica

    que con su mono en la cintura giraba tierno en la ciudad

    Ha muerto también Lucía o Lucrecia

    la costurera de mi madre

    empeñando su máquina de coser para saciar a Humberto

    su marido hasta siempre

    Los ojos de ella le corren por el cuerpo

    Ha muerto, yo quisiera terminar, Jesús

    —el mulato de la Biblioteca

    Me han dicho que de tanto leer. ¡No sé!

    Ha muerto Picasso colgado

    de una barra de chocolate

    ¡Ay! ¡Este Picasso hacía maravillas

    en el circo!

    Ha muerto ¡Qué serio es esto!

    Dios

    Una vez más no sé por qué lo digo

    Quisiera seguir la corriente de los ríos

    Las yaguas

    A toda esta gente detrás de los tablones agujereados

    Al cansancio de las nubes

    sobre los techos de zinc

    A los ojos grises de La Tuerta

    entre perros y vidrios

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