La extraña muerte de Irene Adler al chantajear a Sherlock Holmes

Por Rolando José Olivo

De manera insólita, Sherlock Holmes se va a París, sin avisarle al Dr. Watson, mientras que unos días antes, un zapato del detective y un preciado diamante, que una vez estuvo en posesión de Irene Adler, aparecieron en el Museo del Louvre.

Por una parte, estalló un conflicto diplomático por la propiedad de ese diamante entre: Francia, Gran Bretaña, Suiza, Holanda y España. Y por la otra, Sherlock Holmes aspira que esta joya servirá para capturar y silenciar a Irene Adler, quien lo está chantajeando con un terrible secreto familiar.

Sherlock Holmes acorrala a Irene Adler, en su habitación del hotel de París, pero ella se suicida...

Contenido:

Primera parte, el conflicto internacional creado por Sherlock Holmes
Segunda parte, Sherlock Holmes y el Dr. Watson se reúnen en París
Tercera parte, el suicidio de Irene Adler
Cuarta parte, Sherlock Holmes reconoce su derrota
Quinta parte, Sherlock Holmes resuelve el problema del magistrado

• Idioma: Español
• Editorial: Rolando José Olivo
• Fecha de lanzamiento: 8 ene 2023
• ISBN: 9798215522271

Rolando José Olivo

[e-mail] Instagram: @rolandojolivo Systems Engineer with 3 postgraduate degrees: Master's Degree in Applied Economics, Diploma in General Management and Specialization in Management of Social Programs (Summa Cum Laude). Work experience in companies in the oil sector, occupying these positions: Planning and Logistics Manager, Project Coordinator, Financial Advisor and Consultant. Consultant in the economic and financial area. Writer of books on economics, management, self-help, novels and Christianity, among others.

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Como lo mencioné previamente en El gran secreto de Sherlock Holmes y su lucha contra la organización, mi amigo estaba terriblemente angustiado por un terrible secreto familiar. La desaparecida Mary Morstan lo conoce, Mycroft Holmes también lo sabe y sospecho que algunos agentes de la oficina del servicio secreto también están al tanto de esta terrible realidad. Aunque ni este servidor, el Dr. Watson, ni los inspectores de Scotland Yard sabían cuál era ese secreto. En más de una ocasión, como médico y confidente de Sherlock Holmes, he intentado, incluso utilizando métodos no convencionales, obtener una confesión de sus labios, pero mi amigo se negó a contarme la verdad.

Lamentablemente, desde que supimos que la infame Irene Adler conoce este secreto, Sherlock Holmes ha mostrado síntomas de una ansiedad sin precedentes, y es por esto que él la perseguía incesantemente, mientras que ella lo estaba chantajeando con revelar ese secreto a la luz pública.

Además, tal como también comenté en otra ocasión, Irene Adler tenía dos diamantes, muy exclusivos, sustraídos de la Corona española. Ella recuperó uno, pero Sherlock Holmes se quedó con el otro (esa es otra historia), y confiaba que con este cebo, él podría capturarla y silenciarla definitivamente.

Sé que no estoy autorizado para publicar este relato, pero ante las extrañas circunstancias en que supuestamente falleció Irene Adler y un escándalo que luego se desató (que explico al final), no me queda más remedio que contar los hechos.

Recuerdo que todo comenzó en septiembre. En aquella oportunidad, mi humor era muy diferente al que notan desde el principio de estas líneas.

Así fue como todo sucedió:

Anoté la fecha y hora en mi agenda: 1 de septiembre de 1894, 6:35 de la mañana. Aquel día estaba empacando mis cosas, para un viaje a Francia, y tal como Uds. deben sospechar, esta no era una travesía de placer y obedece a la necesidad de ayudar a Sherlock Holmes, quien esta vez cruzó la línea roja… ¿Qué hizo ese demente? Si no fuera porque es mi mejor amigo y debo atenderlo por órdenes de su Majestad, además de otras razones, hubiera terminado con esta difícil relación… ¡Hay épocas en que Sherlock Holmes emprende acciones insólitas y supera mi capacidad de resistencia, desestabilizándome emocionalmente! Lamentablemente, ese era uno de esos desagradables y complejos momentos, e incluso he pensado en buscar ayuda psiquiátrica, pero si descubren mi extraña enfermedad