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El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos
El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos
El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos
Libro electrónico85 páginas1 hora

El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos

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Sherlock Holmes tiene tres días desaparecido. Al principio, el Dr. Watson no le da mucha importancia porque él ya ha hecho esto otras veces. Sin embargo, desde finales del segundo día, Watson se empieza a preocupar y se desmaya al recibir noticias de Mycroft Holmes, quien apoyado por agentes de la oficina del servicio secreto, sigue el rastro de Sherlock Holmes e Irene Adler por unas islas escocesas, estando seguro que ellos se van a casar en secreto.

Además, Mycroft Holmes se encuentra sumamente preocupado: del establo de la Reina, han secuestrado los tres caballos que representarán a la nación en un clásico internacional, y también raptaron a la sobrina del todavía secretario de asuntos europeos, Sir Trelawney Hope, cuyo poder político supera a la influencia de los primeros ministros británicos de la última década. Aunado a esto, persiste un oscuro secreto con la sobrina desaparecida, y las consecuencias geopolíticas de ambos casos pueden ser fatales para el partido conservador y el gobierno inglés, quienes perderían respeto y credibilidad tanto en la comunidad europea, como en las colonias británicas.

Mycroft Holmes y Watson están molestos por las actitudes irresponsables e insensatas de Sherlock Holmes, quien alega estar de vacaciones. Aunque el genial detective está enterado de la delicada situación, y trabajando a distancia, envía telegramas que les permiten a su hermano y a Watson llegar al fondo de la verdad y resolver estos complicados casos.

Y siguiendo la pista de un telegrama de Sherlock Holmes y otras deducciones del inspector Patterson y de Watson, quien se acuerda de otras palabras del desaparecido detective, un equipo de Scotland Yard y del servicio secreto, acompañados por Watson, y liderado por Mycroft y Lestrade, van a las islas Canarias, precisamente a la tercera, conocida como La Gomera, con el propósito de hallar a Sherlock Holmes, capturar a Irene Adler, impedir esa boda y recuperar joyas robadas por esa mujer, incluyendo el diamante Koh-i-Noor.

Contenido:

Primera parte, La desaparición de Sherlock Holmes

Segunda parte, El rescate de la sobrina del político

Tercera parte, El inusual matrimonio de Sherlock Holmes e Irene Adler

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 mar 2023
ISBN9798215203941
El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos
Autor

Rolando José Olivo

RolandoJOlivo@gmail.com Instagram: @rolandojolivo Systems Engineer with 3 postgraduate degrees: Master's Degree in Applied Economics, Diploma in General Management and Specialization in Management of Social Programs (Summa Cum Laude). Work experience in companies in the oil sector, occupying these positions: Planning and Logistics Manager, Project Coordinator, Financial Advisor and Consultant. Consultant in the economic and financial area. Writer of books on economics, management, self-help, novels and Christianity, among others.

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    El matrimonio secreto de Sherlock Holmes e Irene Adler y otros tres casos - Rolando José Olivo

    Me costó mucho esfuerzo escribir esta historia y no sabía si podía publicarla. Al fin, luego de muchos años, tanto Sherlock Holmes, que disfruta de una vida tranquila en Sussex Down, dedicado a la apicultura, una actividad productiva y relajante que afortunadamente él disfruta, como su hermano Mycroft, quien buscó el permiso de las autoridades correspondientes, me han dado el aval para compartir este relato con Uds.

    Tal como lo he mencionado previamente, mi relación con el detective ha tenido varios altibajos, y hay veces en que Sherlock Holmes llega al límite de mi paciencia, y creo que en aquella ocasión, esa fue nuestra peor situación. Estuve tan conmovido que casi me hospitalizan por una crisis de nervios. Aunque como Sherlock Holmes es un paciente especial, bajo mi cuidado, sabía de antemano que la Reina no me iba a dejar renunciar, y gentilmente, Mycroft Holmes estuvo todo el tiempo a mi lado, preocupado por mi salud, dispuesto a encontrar a su hermano desaparecido y resolver otros casos.

    Los acontecimientos se desarrollaron en el verano de 1898. Ese fue un año sumamente difícil. Además de muchas investigaciones y el consecuente exceso de trabajo, que nos impidió tomar vacaciones, al principio del año, Holmes y mi persona fuimos juzgados, lo cual recopilé en El juicio a Sherlock Holmes. A pesar de que salimos victoriosos, las secuelas emocionales quedaron impresas en nuestras mentes. Por una parte, pese a que Holmes es frío e insensible, lo noté con cierta decepción, ya que es difícil creer que Irene Adler estuvo en las cataratas de Reichenbach y vio su pelea con el profesor James Moriarty. Además, sus decisiones de dejar ir al asesino de Mortimer Tregennis y a otro asesino confeso, el capitán Jack Croker, son cuestionables y constituyen delitos en las leyes británicas. Y por otro lado, ese estado emocional de frustración latente, como si Sherlock Holmes hubiera aprobado un examen copiándose de otros, fue transferido a mi persona, ya que por varios meses, cada vez que caminaba por las calles, quedaba perturbado por las fuertes miradas de disgusto de algunas personas, quienes me consideran como el cómplice de Sherlock Holmes. De la misma manera, los magistrados fueron muy indulgentes con mi amigo, en parte porque estaban asustados por la gran cantidad de manifestantes, que en aquel entonces, tomaron el palacio de justicia y superaron ampliamente a las fuerzas de seguridad.

    Aunado a esto, hace días atrás, Sherlock Holmes quedó profundamente desanimado, ante el asesinato de nuestro cliente, el Sr. Hilton Cubitt, lo cual escribí en La aventura de los bailarines. Ciertamente, su insensibilidad quedó derrotada ante una inmensa sensación de culpabilidad por confiarse demasiado y no haber actuado con precaución, cometiendo el mismo error de otra historia del año 1887: Las cinco semillas de naranja. En aquella ocasión, Sherlock Holmes también dejó que nuestro cliente, el joven John Openshaw, se fuera solo a su casa, en vez de acompañarlo ante los inmensos peligros latentes, y él fue asesinado por el Ku Klux Klan, esa misma noche, antes de llegar a su residencia. Lamentablemente, a diferencia de los animales, los seres humanos cometen el mismo error varias veces, y Sherlock Holmes, la máquina pensante, más prodigiosa y racional de todos los tiempos, no escapó de esta realidad. También reconozco que parte de la culpa es mía, ya que en ambos casos, no me gustaron los temibles hechos que explicó cada cliente, y en vez de sugerir que el afectado se quedara a dormir con nosotros, e ir a acompañarlo a su casa, el próximo día, me quedé callado. Incluso, nosotros no actuamos así. Recuerdo que en el año 1883, estando en los primeros años de nuestra relación profesional, estuvimos esa noche en el hogar de la cliente, la Srta. Helen Stoner y la salvamos de un eminente intento de asesinato por parte de su padrastro. Este magistral relato lo escribí con el título La aventura de la banda de lunares.

    También recuerdo el reciente de caso de Josiah Amberley, quien asesinó a su esposa y al amante, recopilado en La aventura del fabricante de colores retirado. No obstante, tras varios años de reflexiones, ahora me doy cuenta que Sherlock Holmes tuvo una vida muy difícil. Aunque estábamos acostumbrados a ver cadáveres y enterarnos de asesinatos de personas conocidas, cada cierto tiempo, en días o pocas semanas, realmente no comprendía cómo estos hechos iban destruyendo la salud mental de mi querido amigo, quien se volvió insensible, frío y distante, a objeto de negar esa realidad y poder continuar con su vida. Sus otras vías de escape para contrarrestar un mundo lleno de odio, maldad e injusticias eran: comer, beber, fumar, consumir drogas, tocar el violín, realizar experimentos químicos, escribir ensayos, y leer las leyes británicas y la literatura criminalística; como si esta última fuera una ficción que de alguna manera debía incorporar a su problemática vida.

    Además, Sherlock Holmes, quien me ha dicho que no ama a ninguna mujer y que nunca se casará, involucionó al conocer a Irene Adler, en la historia Un escándalo en Bohemia. Primero, la llamó la mujer, y al cabo de varios años se obsesionó con ella, nombrándola la dama de oro y mencionándola frecuentemente. Por supuesto, me percaté de esa extraña relación sentimental que prevalece

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