Entra una paciente, sale una denuncia: El engranaje médico, jurídico y religioso que permite los procesos penales contra pacientes
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De muchos hospitales salen las denuncias –en flagrante violación del secreto médico–, que toman cuerpo en distintas instancias judiciales sin que nadie detenga ese delito e incluso llegan a condenas y encarcelaciones: un verdadero engranaje en el que se combinan la escasa formación de los médicos y abogados sobre el tema, sus temores, las condiciones de trabajo en los hospitales y en los tribunales, y la intervención militante de la Iglesia católica en los centros de salud.
En este libro, las autoras de Dicen que tuve un bebé –el libro que descorrió el velo sobre la criminalización de mujeres por eventos obstétricos en la Argentina– realizaron más de cien entrevistas en todo el país, recorrieron hospitales, revisaron planes de estudio de las carreras de Medicina y Derecho, miraron expedientes. Y devuelven aquí un retrato minucioso del proceso de violación del secreto médico que puede extrapolarse a otros países de la región e incluso a otros grupos sociales usualmente violentados, como las personas migrantes o el colectivo LGBTTIQ+.
Entre la rigurosa investigación académica y el activismo jurídico –un enfoque que está renovando el ejercicio del derecho, del que las autoras son parte–, este libro viene a subrayar una constatación que no puede dejarnos indiferentes: para atender el problema de la salud sexual y reproductiva no basta con ampliar la cobertura de servicios, ni con sensibilizar a las mujeres para que asistan a la consulta médica. Además, es clave prestar atención a las formas en que el sistema las recibe cuando ellas se acercan a pedir ayuda.
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Vista previa del libro
Entra una paciente, sale una denuncia - María Lina Carrera
Índice
Cubierta
Índice
Portada
Copyright
Dedicatoria
Epígrafe
Introducción. Qué tenemos para decir
1. De dónde partimos.
El inhumano dilema: la muerte o la cárcel
El caso Natividad Frías
El caso Zambrana Daza
El caso Baldivieso
El caso Belén
El caso Manuela y otros c. El Salvador
2. El hospital. Teníamos instrucciones de dar parte a la policía
Los médicos están obligados a realizar la intervención policial
La dinámica hospitalaria te pasa por encima
El factor miedo
Subjetividades, creencias y costumbres
Los comités hospitalarios de ética
Cuando te sentís acompañada, podés acompañar mejor
3. La justicia. El deber de confidencialidad no se sanciona en la justicia cuando es violado por los médicos
El interés público siempre prevalece
Respuestas de criminalización desde la Patagonia al norte argentino
¿Para qué nos mandan a estudiar?
No es una cosa que todo el mundo tenga tan clara
La justicia nunca creyó en mi palabra
No voy a descolgar ninguna cruz
4. La Iglesia católica. Cada hospital tiene su capellán
El reino de las embarazadas
Sin lugar para cultos diferentes
Rezaba para que cambiara de postura
5. La formación profesional. Sobre secreto médico en la facultad, no, cero. Olvidate. Básico, básico
No tuve ninguna formación
Cuando yo era residente nos obligaban a denunciar
Callar es peligroso
A baldivieso todavía no lo utilizamos
6. No somos justicieros, somos profesionales de la salud
No es solo el hospital
Educar para desarmar los estereotipos
De la mano de Dios
Políticas públicas, protocolos y normativa sin contradicciones
Acompañamiento: cuidar de quien cuida
Decálogo para profesionales de la salud sobre pautas de trabajo respetuosas del secreto médico
Anexo. Cuadro de normativa, jurisprudencia y otros documentos de referencia
Agradecimientos
Bibliografía
María Lina Carrera
Natalia Saralegui Ferrante
Gloria Orrego-Hoyos
Entra una paciente, sale una denuncia
El engranaje médico, jurídico y religioso que permite los procesos penales contra pacientes
Carrera, María Lina
Entra una paciente, sale una denuncia / María Lina Carrera; Natalia Saralegui Ferrante; Gloria Orrego-Hoyos.- 1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2022.
Libro digital, EPUB.- (Derecho y Política, serie Nuevos Feminismos / dirigida por Paola Bergallo, Isabel Cristina Jaramillo Sierra y Marta Rodríguez de Assis Machado)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-801-210-0
1. Derecho. 2. Medicina. 3. Iglesias. I. Saralegui, Natalia. II. Orrego Hoyos, Gloria. III. Título.
CDD 344.041
© 2022, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.
Diseño de portada: Pablo Font
Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores Argentina
Primera edición en formato digital: diciembre de 2022
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN edición digital (ePub): 978-987-801-210-0
Este libro está dedicado a todas las mujeres que siguen en prisión criminalizadas por eventos obstétricos
A Santi, por la bajada a tierra y el amor
Nati
A papá
Maru
A Ana Sofía, Tomás y Sebas
Gloria
Introducción
Qué tenemos para decir
El obstetra de guardia me recibió y me dijo con qué te pinchaste, qué te tomaste, qué te hiciste
. El mismo que le dijo a mi papá que tenía que hacer la denuncia (Yamila, Rosario).
Personal médico hizo ingresar a la policía a la sala de parto, la operaron sin anestesia y la imputaron por aborto (María Magdalena, Tucumán).
Cuando llegan a su casa, los médicos revisan a Inés y la llevan al hospital. La esposan a la cama. Así comienza su causa penal por el delito de homicidio agravado por el vínculo (Inés, Buenos Aires).
* * *
Al conocer estos testimonios, la pregunta surge enseguida: ¿se puede denunciar a la policía a una paciente que acude al hospital buscando ayuda médica en una emergencia porque alguien entiende que esa paciente cometió un delito? No, dice la ley pero, como demostraremos en este libro, se hace.
Y no solo en el caso de eventos obstétricos. En febrero de 2022, en el marco de un reparto de cocaína adulterada en el oeste del Conurbano bonaerense que terminó con decenas de personas muertas y otras internadas de gravedad, las palabras de Gabriela Torres, titular de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), se replicaron en los medios y las redes sociales:
Hay que acompañar a los que están en su casa sintiéndose mal y no se animan a ir a un hospital porque, como se discriminan tanto los problemas de consumo, tienen miedo.
¿Qué es lo que permite el engranaje de la denuncia médica contra pacientes y su tolerancia judicial?
El Código Penal es claro al establecer que la divulgación sin justa causa de cualquier información que profesionales y otros intervinientes de la medicina hayan conocido en el marco de la consulta médica es un delito. En efecto, en su art. 156 condena a quien teniendo noticia, por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pueda causar daño, lo revelare sin justa causa
.[1]
Hay una sola persona que puede autorizar que la información trascienda: la paciente.
Pero ¿qué es la justa causa
? Es, en definitiva, un juego de valores. La justa causa implica la existencia de un interés público por la revelación de ese secreto que esté por encima del interés que se protege con el secreto. Tiene que existir un interés lo suficientemente importante para que, en el balance con los derechos de la paciente, justifique la ruptura del pacto de confidencialidad, esencial en la relación médico-paciente.
Según la última interpretación que hizo la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la norma en 2010, la justa causa no puede basarse en la convicción individual del personal médico de que se encuentra frente a un delito:
No existe en el caso ningún otro interés en juego, pues no mediaba peligro alguno ni había ningún proceso lesivo grave en curso que fuese necesario detener para evitar daños a la vida o a la integridad física de terceros, de modo que cabe descartar toda otra hipótesis conflictiva (CSJN, Baldivieso).
El interés del Estado en perseguir delitos no configura nunca la justa causa pedida por la norma, ni es motivo suficiente para la violación del secreto. En ese marco, el secreto médico y el deber de guardar confidencialidad es la regla. Las causas para traspasar esa frontera, la excepción.
Pero, como veremos en este libro, esto no se replica en la realidad. Y la denuncia como punto de origen de los expedientes penales en casos de criminalización de eventos obstétricos y en aquellos relacionados con el consumo, la tenencia o el comercio de drogas continúa siendo una constante.[2]
¿Dónde se ubica el punto de inflexión que permite que estas denuncias tengan éxito? El camino es demasiado extenso y en algunos casos permanece impune en todo su recorrido, desde los hospitales hasta los tribunales. ¿Acaso el cuerpo médico denuncia por miedo o denuncia por convicciones morales o religiosas? ¿Denuncia por obligación? ¿Obligado por quién? ¿Qué pasa en los tribunales? ¿Por qué a veces las defensas no lo plantean ni las y los operadores judiciales lo advierten?
* * *
Durante la investigación sobre la criminalización de eventos obstétricos que culminó con la publicación del libro Dicen que tuve un bebé, en 2020, se puso en evidencia que en la Argentina existe una parte del personal médico que denuncia a pacientes por hechos que se revelan dentro de la consulta médica, a la que muchas mujeres y niñas llegan de urgencia, en grave estado, a veces inconscientes o con riesgo de muerte.
Aunque, como adelantamos, esto se da sobre todo en dos grupos de conductas criminalizadas –aquellas asociadas al ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, y las vinculadas al consumo o tenencia de drogas–, podría extenderse también a otros casos. Como veremos en estas páginas, sus repercusiones llegan a los efectos que puede tener la revelación del secreto en, por ejemplo, personas migrantes o poblaciones altamente violentadas como las del colectivo LGBTTIQ+. Además, sus efectos nocivos se mantienen, incluso después de la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en diciembre de 2020.
El motor que dio vida a esta investigación fue un cúmulo de dudas. Una catarata de preguntas sobre el por qué y el cómo las denuncias a pacientes se gestan en los pasillos de los hospitales, toman cuerpo en los tribunales y se traducen en expedientes penales, detenciones, condenas.
Entra una paciente con emergencia obstétrica, sale una denuncia. Esa es nuestra puerta giratoria, la que guía esta investigación. Porque va en contra de lo que dice la ley, porque se opone a los criterios vigentes de la Corte Suprema, porque contraría los mandatos que emanan de los tratados internacionales incorporados a la Constitución nacional. A pocos les sorprende, las agencias judiciales lo avalan.
* * *
¿Qué van a decir sobre secreto médico que no se haya dicho?
. La pregunta es de una abogada, referente en derecho penal. Trabaja hace años en la justicia y da clases en facultades de Derecho. La pregunta sorprende, aunque no tanto. Las conversaciones sobre secreto médico profesional durante las últimas décadas han sido, en efecto, extendidas.
Pero su interpretación ha sido y es variada. Hay quienes consideran que el personal médico de hospitales públicos, por tratarse de funcionarios públicos, tiene la obligación de denunciar cualquier hecho delictivo del que tome conocimiento, aunque sea en el marco de la consulta médica. Otros piensan que, ante la duda, hay que dar aviso a la policía. Entre ellos están, también, quienes creen que dar aviso no es denunciar.
A pesar de que, como señalamos, un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación refuerza con claridad la obligación de guardar el secreto profesional para todo el personal de salud, las historias de personas criminalizadas a partir de denuncias médicas se repiten en todo el país. Y la persistencia del problema es invisible, tanto porque no se conoce como porque no se discute en los hospitales y los tribunales, y menos en las universidades.
Desandar el camino de la denuncia
Con esta mochila de interrogantes a cuestas comenzó esta investigación realizada con el apoyo del O’Neill Institute for National and Global Health Law de la Universidad de Georgetown. Durante más de dos años indagamos sobre las posibles causas de la problemática a fin de construir un panorama federal que permitiera aproximar una o varias respuestas.
El primer acercamiento para intentar comprender este fenómeno se hizo conversando con sus protagonistas. Para el desarrollo de la investigación, realizamos más de cien entrevistas a profesionales de la salud y del derecho en nueve provincias argentinas en las que indagamos, principalmente, sobre la formación profesional y el trabajo diario vinculado al secreto médico profesional. Si bien la gran mayoría de las personas entrevistadas se desempeña o desempeñó en establecimientos de salud del ámbito público, también conversamos con quienes trabajan en instituciones privadas y en diferentes agencias del sistema judicial.
Las entrevistas se realizaron con preguntas estandarizadas y con el método de feedback, tomando cada encuentro como fuente inagotable de información para reconstruir los discursos, hechos y situaciones en torno al secreto médico profesional. Adicionalmente, mantuvimos más de treinta conversaciones con otros efectores de la salud y referentes en la temática.[3]
Este no es un libro sobre doctrina penal o políticas públicas vinculadas al secreto médico profesional. El objetivo es