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100 días, 100 años: Parte 1
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Libro electrónico450 páginas6 horas

100 días, 100 años: Parte 1

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"Hermoso cuento de ficción, atractivo, de lectura sencilla y fluida.

El autor nos pasea por pequeñas aldeas habitadas por distintas razas dentro de un hermoso mundo imaginario llamado Erete. 

En él nos sumerge entre los Osos, Centuros, Siclos, Los Tierra, Ursos, Lacfilios, Ubivermis, Shorur y Guarf entre otros, todos ellos de la

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento18 nov 2022
ISBN9781685742461
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    100 días, 100 años - A. J. Osvaldo

    100_dias_portada.jpg

    100 DÍAS, 100 AÑOS

    A.J.OSVALDO

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2022 A.J.OSVALDO

    ISBN eBook:

    Índice

    PRÓLOGO DE UN GRAN AMIGO

    Día 1 – a los 4 años

    Día 2 – Ellis

    Día 3 – a los 9 años

    Día 4 – a los 14 años

    Día 5 – Rey de Reyes

    Día 6 – El Puente

    Día 7 – Viaje en Barco

    Día 8 – Viaje al País de los Siclos

    Día 9 – Convenciendo a los Siclos

    Día 10 – En el mundo de los Tierra

    Día 11 – Vamos con los Lacfilios y otros mas

    Día 12 – Los Ubivermis

    Día 13 – Unificando y negociando

    Día 14 – Sobre llovido, mojado…

    Día 15 – Vida de casado y Aldea modernizada

    Día 16 – Un raro invierno cada 33 años

    Día 17 – Camino a la Aldea de los Canilen

    Día 18 – Los Canilen y algo mas

    Día 19 – Sobre llovido mojado 2do. caso

    Día 20 – En la Aldea de mujeres Ubivermis

    Día 21 – En la Aldea de los Osos carnívoros

    Día 22 – Estoy perdido

    Día 23 – La búsqueda

    Día 24 – En el Octavo mes del año…

    Día 25 – Pasaron 10 años

    Día 26 – Viaje a la tierra de los Siclos 2

    Día 27 – Viaje al otro lado de Erete

    Día 28 – La Aldea de los Guarf

    Día 29 – De vuelta a mi Pueblo

    Día 30 – Nuevas experiencias

    Día 31 – Con Enos y Miras

    Día 32 – De vuelta al amado Pueblo…

    Día 33 – Hoy cumplo 30 años

    Día 34 – Buscando otros humanos

    Día 35 – Cazando algo para la Aldea

    Día 36 – Perdidos al regreso.

    Día 37 – La Aldea 1 y la Aldea 2

    Día 38 – Expedición a lo desconocido…

    Día 39 – Los humanos de La Campana

    Día 40 – Gnomi della foresta

    Día 41 – De regreso a casa.

    Día 42 – Un extraño libro del pasado

    Día 43 – Una nueva Aldea

    Día 44 – Organizando la Aldea 2

    Día 45 – Nos ataca un Ejercito desconocido

    Día 46 – Casi 5 años pasaron y…

    Día 47 – Visitando a la familia …

    Día 48 – Presentando a los novios…

    Día 49 – Ayer cumplí 42 años…

    Día 50 – Cumplo 50 años…

    PRÓLOGO DE UN GRAN AMIGO

    Hermoso cuento de ficción, atractivo, de lectura sencilla y fluida.

    El autor nos pasea por pequeñas aldeas habitadas por distintas razas dentro de un hermoso mundo imaginario llamado Erete.

    En él nos sumerge entre los Osos, Centuros, Siclos, Los Tierra, Ursos, Lacfilios, Ubivermis, Shorur y Guarf entre otros, todos ellos de la mano de IVÁN, Príncipe y REY de REYES.

    Iván es casi un superhéroe con poderes que lo hacen invencible e inmortal. Nos va presentando a lo largo de sus viajes a su familia, a su hermano Nano (el Rey), y a su bella hermana Ellis.

    Luego vendrán todas sus hermosas esposas y amante y a toda su descendencia.

    También nos presenta a interesantes personajes como al herrero, al carpintero, al dueño del bar de su aldea y muchos más que hacen que a lo largo de su extensa vida - 100 años - nos lleve de la mano a un imaginario mundo lleno de nuevas actividades y oficios sacados de la realidad pero trasladados a nuevas economías, con monedas, papeles de pagos y trueques que hacen que sean la proyección hacia la prosperidad y desarrollo, siempre por medio de la pacificación entre los pueblos y las razas.

    Así, entre peleas, guerras, soldados y monstruos, IVÁN nos enseña que con paz y progreso el mundo es mucho mejor.

    Hermosa primera parte.

    A la espera de la segunda 

    FABIÁN GONZÁLEZ

    LA PLATA - ARGENTINA

    Día 1 – a los 4 años

    Tengo memoria de cuando tenía 2 y 3 años, pero son solo imágenes aisladas, situaciones cómicas o accidentes caseros. Recién a esta edad empiezo a tener memoria de todas las cosas que me ocurren.

    Estoy caminando por calle de mi aldea, en la que hay soldados que afilan sus espadas permanentemente. Unos con una piedra, otros sobre una roca o una madera, otros con otra arma parecida a un cuchillo.

    Nadie pelea contra nadie, solo afilan las espadas. Las calles son de tierra y estoy pisando barro y todo es muy viejo, mi nombre es IVÁN, tengo 4 años, mi aldea se llama Aldea, mi mundo se llama Erete y nuestra luna, se llama Luna.

    Me preocupa saber, según comentan los viejos, que somos los únicos humanos en el planeta, hace poco conocí a los OSOS, es una raza inteligente que son más altos, peludos y fuertes que nosotros y por suerte mucho más pacientes, tranquilos y vegetarianos, a pesar de que sus colmillos y dientes dan la impresión de que han sido carnívoros en otra época.

    Otros habitantes que conozco son los CENTUROS, bastante parecidos a nosotros, su piel es de un color gris, no tienen barba ni pelo, sus ojos son negros brillantes y sus músculos mucho más pronunciados, más altos, fuertes y aguerridos que nosotros. Son guerreros por naturaleza, y si nosotros medimos en promedio 1,65 mts., ellos rondan fácilmente 1,80 mts. Son aquellos que aparecen cada año a reclamar su precio en vacas. Fue por una batalla de hace más de un siglo, que ya nadie recuerda, perdimos y debemos entonces pagar el PRECIO de entregarles 25 vacas todos los años. Se habla de varias razas más sobre el planeta, escuche de los SICLOS, Los Tierra y los URSOS, pero no conozco aun a ninguno de ellos.

    La aldea es vieja, pobre, sucia, casa de madera o rocas apiladas y pegadas con barro una a otras. La gente está sucia, mal vestida y hambrienta (siempre). Mi casa es la choza más grande que todas, pero no es un Castillo como uno piensa que hay, ya que mi padre es el REY. Pero yo no soy su heredero, mi hermano mayor lo es. Un verdadero problema porque mi padre lo desprecia por su baja altura, es un chiquito como dicen en la Aldea, mide algo así como 1 metro, pero ya es mayor de edad, o sea que no va a crecer más, su nombre es NANO. Este desprecio y falta de cariño que le tiene mi padre no es algo que se merezca, porque es muy bueno y amable con todos. Lamentablemente el desamor que siente mi padre, todos lo saben, lo comprenden y justifican y algunos hasta lo comparten y lo ignoran.

    Los Osos viven en cuevas y la más grande… se llama CUEVA DE OSOS… nadie se ha esmerado demasiado en ponerles nombres a las cosas.

    Voy camino a la herrería donde está el Geor, es el Herrero. En este mundo, las carretas para transportar cosas pesadas no tienen ruedas, y la parte trasera va arrastrando por el suelo. Le estoy haciendo un dibujo de una nueva carreta con ruedas. No sé porque, pero sé que la conozco así de algún lado, y no de la actual forma ridícula que tienen.

    Geor está martillando las últimas partes de las ruedas traseras, las cuales le pedí que fueran con unos sostenes del centro al borde en vez de macizas. El asiento lo vamos a tapizar con trapos viejos para que no sea solo una madera donde sentarse, y el freno vamos a cambiarle el diseño antiguo que solo aflojaba las riendas de los caballos y si no frenaban los aperos o sostenes se caían hasta casi sus rodillas impidiéndoles correr. Ahora será una palanca que frena las ruedas delanteras, y en vez de aflojar las riendas, hemos probado tirarlas firmes hacia atrás como cuando cabalgamos con un solo caballo.

    Hacemos un buen equipo. Geor martilla y yo miro….

    Geor calienta el hierro y yo miro…. Geor trabaja en la carreta y yo lo sigo mirando. La más perfecta asociación.

    Voy a hacerles un dibujo de cómo es la carreta actual y de cómo quiero a la nueva carreta.

    Hace una semana atrás gane un chancho en una apuesta con los soldados.

    Olvide decirles que esta aldea es la campeona en cuando a no trabajar, pero si en hacer apuestas. Apuestan por todo, por si lloverá mañana, por si lo primero que pase por frente al Bar será un hombre o una mujer, si el primero en ir a comer un pedazo de pan duro será una rata o un chancho, todo es apuestas y solo apuestas. Y me jugaron a que no sería capaz de vencer con una espada de madera a PRIOR.

    Prior es el chico malo de la aldea, el que les pega a todos, el que es el más fuerte, el más grande, el mejor en todo, menos en estudiar matemáticas, Geografía, zoología o lengua. Y hasta hace una semana atrás, Prior era el imbatible con la espada, el mazo o a mano limpia.

    Los soldados nuestros no tienen la velocidad necesaria, son demasiado lentos, predecibles, llevan el brazo hacia atrás, pero tan atrás para pegar un golpe fuerte con la espada, que el contrincante tiene tiempo de clavarle la espada dos veces en el pecho, por eso los Centuros nos vencen. Y eso paso con Prior, levanto la espada con las dos manos para darme un golpe tan fuerte como para partir a una vaca, pero yo, en vez de agacharme y defenderme como hacen los demás, le clavé primero la espada de madera en el pecho, y después me corrí al costado y Prior recién allí bajo su golpe, tuve tiempo incluso de apoyarle la espada de madera en la garganta. Los soldados asombrados, no podían creer ese movimiento tan rápido mío. Y desde ese día estoy yendo a ver como practican y se lastiman estos torpes con sus espadas. Aún es muy pesada la de metal para que yo pueda practicar con ellos.

    Pero, gane el chancho de la apuesta, que si perdía, debía pedírselo a mi padre o ir yo a buscarlo en la planicie, o aún más allá, al temido desierto de los Siclos. Ese chancho será la paga para Geor por haber trabajado en la nueva carreta.

    Al lado de la Herrería está el Bar, atendido por Ario, el dueño, y padre de dos hijos, Lyon y Mali. Lyon es mi amigo, Mali es una pequeña niña pecosa molesta que no la dejamos jugar con ninguno de nosotros. Dije dos hijos, y ese es el problema en la aldea. Esta es la causa por la cual nuestra especie, los humanos, desapareceremos del planeta. Los humanos vivimos solo 50 años en promedio o 60 con mucha suerte llegan a tener los más viejos. Erete será un planeta sin humanos en unos 300 años. Somos solo 200 en la Aldea, en el futuro, habrá solo 50 parejas fértiles, dado que los otros 100 son nuestros padres. Si seguimos teniendo solo 1 hijo como lo hace la gran mayoría, en 25 años seremos 250 en total y habrá 100 abuelos que pronto morirán. Quedaremos entonces 150 humanos cuando antes éramos 200, ya bajamos 50 aldeanos en 25 años solamente. Si seguimos con un promedio de 1 hijo por pareja, de las 50 parejas fértiles, solo nacerán 25 hijos. Y nosotros seremos los abuelos, o sea las 100 parejas fértiles del principio al morir de viejos, dejaremos sobre la tierra 50 parejas de hijos y 25 nietos… solo 125 humanos sobre Erete. Si no logramos revertir que tengamos 3 o 4 hijos cada pareja, vamos a desaparecer como especie.

    El mayor problema es el hambre. Las parejas tienen un solo hijo porque no tienen forma de alimentarlos. Aquí las ratas son grandes, deben pesar unas 13 libras o 25 kilos, no son agresivas y se alimentan de cualquier cosa y tienen de 8 a 10 crías al año y son la base de nuestra alimentación.

    Cazar una rata es tener alimento para toda la semana. Pero, hay que cazarlas, son diez veces más rápidas que los humanos, corren y saltan el doble que nosotros. Poder cazar una no es algo fácil, y con el arco y flecha, no todos tienen buena puntería como para acertarle a una rata a 20 metros de distancia. Cuando te acercas más, parecería que ya saben tus intenciones y huyen. Otros tienen gallinas, pocos tienen chanchos y salvo el Rey, solo unos pocos destacados como el cantinero y el herrero, tienen vacas y caballos. Y algún que otro soldado que fue al campo y enlazo un caballo o una vaca salvaje. Pero debe pagar impuesto o dárselo al Rey, porque todo es del reino, ellos no son dueños del terreno ni de sus casas. Y si cazan algo en nuestras tierras, es nuestro (del Rey y su familia) no del cazador.

    Otra comida común en esta aldea es el pescado, estamos a orillas del mar y además tenemos a unos 300 metros un rio (cuyo nombre es RIO). Pero nadie pesca con barco, pescan desde la orilla con anzuelos, flechas o lanzas. Nadie sabe siquiera lo que es una red, y es algo que no me explico cómo es que yo si se lo que es.

    Después de Geor me voy con la viuda Lore, quien está tejiendo una red con hilo de lana reforzado y entrelazado con crin de caballo. No sabe lo que está haciendo, solo le dije lo que tenía que hacer y que su pago serían dos gallinas, más que suficiente para comer por una semana, en un trabajo que solo le llevara tres o cuatro días en hacer.

    La economía en la aldea es así de sencilla: 10 gallinas valen un chancho, tres chanchos vale una vaca, dos vacas vale un caballo. Y se terminó la economía.

    Miro mi aldea y me da mucha pena. Calle central de tierra, única calle, que cuando llueve se hace barro, la gente en su gran mayoría descalza, vestida con harapos, mal abrigados, juntando ramas y leña para tener encendida la cocina o estufa para el frio de la noche. Noche que no saben si comerán algo o deberán morder el cuero de vaca en tiras, que se regala como los huesos de los animales que se sacrifican para comer o se mueren de viejos. Porque, aunque el animal se muera de alguna enfermedad, en nuestra aldea, se los come igual.

    Se está terminando el día y debo ir a la carpintería de Jeso, quien me está haciendo 30 cajones de madera para guardar pescados, aunque él no lo sabe aún, y pienso colocar allí pescados y taparlos con sal, que se saca gratis del mar. Luego ver si podemos venderlo o cambiar estos pescados salados, por trigo o maíz, que no crecen en nuestras tierras, pero si en la de los Osos. Y ellos se mueren de ganas de comer pescados, pero no saben pescar. Jugarreta cómica del destino. Encima el rio más cercano está en nuestras tierras y ellos tienen prohibido pescar en nuestro rio. Estarían invadiendo nuestro territorio. Si logro poner en cajones con sal los pescados tendríamos algo muy bueno para cambiar, conseguiríamos más trigo, más harina, más pan y más comida.

    Hoy sé que el menú a la noche será rata. Con sal y bien asada es un manjar. Tenemos en la aldea más ratas de las que se necesitan para alimentar por un año entero al triple de la población. Ellas se reproducen como deberíamos hacer nosotros para no desaparecer de Erete. No tienen casi ningún animal que las coma, salvo nosotros y los lobos. Pero los lobos están en la montaña y es extraño que bajen a la Aldea, salvo cuando su grupo crece demasiado y entonces bajan una noche y nos atacan.

    Nuestra forma de medir el tiempo y las distancias son sencillas, a pesar de haber una disputa siempre, de cómo hacerlo. El mes tiene 3 semanas de 30 días, tenemos 12 meses, el primer mes se llama Primero, el segundo mes Segundo y así hasta el mes Doce. El tiempo se mide en segundos, que es lo que tarda una persona en decir mil uno, mil dos, mil tres… así se mide los segundos. Un minuto son 60 segundos, una hora son 60 minutos, y un día tiene 24 horas. La semana es de 10 días y el mes tiene 3 semanas. Trabajamos 8 días y descansamos 2 (a veces).

    El peso de una cosa cualquiera puede ser en kilos o en libras, 2 libras son 1 kilo. La distancia se mide en pulgadas o en centímetros, en metros o en pies, en millas o en kilómetros…. En eso sí que somos muy complicados. Igual cuando tenga que indicarles algo de peso o de distancia, se los voy a explicar para que no se confundan.

    Vuelvo a mi casa y al pasar por la cocina, sin querer me lastimo con un cuchillo que estaba asomando de la mesada, mi herida no es grande, no sangra, pero la cocinera Tura se ha alarmado y busca algo con que vendarme, pero antes de que ella pueda hacerlo, la herida se cerró sola, increíblemente rápido. Entonces me da un beso en la frente y me dice: Rey de Reyes. No le doy importancia porque ya antes me había lastimado y la herida se cerraba siempre sola. Pero es la primera vez que alguien más que Nano o yo lo ha visto.

    Cae la noche y la Aldea se va durmiendo, las luces se apagan y es más silenciosa, solo algunas risas en el Bar… Les comento que Ario es el que fabrica las bebidas, hay Vino, alcohol y cerveza. Solo 3 bebidas en total. No hay 10 clases de vino, ni 20 clases de bebidas, solo UNA, la que fabrica Ario, a escondidas, en secreto y sin contarle a nadie, ni a su esposa ni a sus hijos.

    Asique si Ario se muere, se acabó la bebida en la aldea. Hace vino, pero en nuestras tierras no se cosechan uvas, así que nadie sabe cómo lo hace. No hay semillas de trigo ni de cebada porque eso lo traen desde más allá del desierto de los Siclos, no hay tampoco caña de azúcar, más que cuando la traen los barcos del Este, así que nadie sabe con qué hace el alcohol ni la cerveza. Todo un misterio. De vez en cuando viene algún comerciante y trae botellas de alguna exótica bebida o un barril de cerveza, alcohol o vino, que solo puede comprar Ario porque el precio es demasiado elevado. Todos temen por la salud de Ario. Todos lo cuidan.

    SOLDADO CENTURO

    Día 2 – Ellis

    Tener 6 años en esta Aldea es haber ido al colegio de los Monjes durante 2 años, y si tu padre lo necesita, habrás matado, descuartizado, pelado y cortado en partes más de una vez a un cerdo, ayudado a darles de comer a las gallinas, limpiado una rata que, si no la cazaste tú, lo hizo tu hermano mayor. Tampoco es nada anormal que se usen chicos de 6 años para ir a sembrar al campo si se necesita mano de obra, es mejor eso que tener que limpiar los cobertizos de vacas o caballos o peor aún, sacar el excremento de los chanchos, que si no hay presos que sean castigados con limpiarlos, seguro que un padre se lo manda a hacer al hijo. A veces hasta cuando es menor de 6 años.

    Y en nuestra Aldea casi nunca hay presos. Asi que los trabajos penosos los hacen los chicos y no los grandes. La frase más que usada y gastada es: cuando yo era chico lo tenía que hacer, asi que ahora te toca a ti.

    Por eso tener 6 años en esta Aldea y en esta época, es más que duro, ya has crecido y te has cortado y golpeado varias veces, no eres un hombre aun, eso está lejos, pero no existe contemplación ni diferencia. Más aun en invierno cuando debemos ir a buscar leña al campo. No sé porque nuestros padres se acuerdan cuando esta por caer la noche. O justo cuando el chico vuelve de estudiar con los monjes, o de trabajar en el campo, es en ese preciso momento cuando se acaba la leña. Parece que es algo hecho a propósito. Antes la leña estaba cerca, pero esa se fue acabando, así que cada semana hay que ir a buscarla más lejos y traerla. Los bosques están aún más allá de las plantaciones, como a dos o tres millas de distancia. A veces puedes conseguir una carreta chica o con mucha más suerte una vaca que te ayude a tirar de la pila de maderas cortadas, que no se cortan solas, la gran mayoría debes cortártelas tú mismo. Y no todas las familias pueden comprar un hacha.

    Para esto encontré una solución. Le pedí a dos soldados que me acompañaran junto a 6 aldeanos que tenían poco para hacer, así, en tres carretas, hemos traído de la parte del Bosque más lejana del Norte, que esta como a 8 millas, las carretas cargadas de leña y las dejamos a la mano de cualquiera que la necesite vaya a buscarla en el centro de la Aldea.

    Mis amigos de mi edad, agradecidos.

    Un día cualquiera, estábamos cenando los 4: mi padre, la nueva concubina de mi padre Mara, Nano y yo, cuando se me vino a la mente una duda, y sin pensarlo dos veces, le hice la pregunta que quizás no debía haber hecho.

    —Padre, ¿qué pasó con mi madre?

    —Ha muerto. – fue la seca respuesta -

    Pero la duda siguió dentro de mí y entonces volví a preguntar:

    —¿Cómo fue que murió?

    —Cuando dio a luz a tu hermana, ella falleció en el parto.

    —¿Y mi hermana también murió junto con mi madre?

    Las preguntas y el ambiente empezaban a ponerse espeso.

    —Tienes una hermana. Y antes que me preguntes donde está, te diré que está en un Castillo pequeño lejos de aquí, cuidado por monjes y novicias sagradas.

    —¿Un Castillo pequeño, más chico aunque el nuestro? ¿O quieres decirme acaso que está en una prisión? – le pregunto –

    —Ella fue la responsable de que tu madre, mi esposa, muriera al nacer, así que la ley indica que se debe recluir en una Casa de Rezos.

    —O sea, ya no es un Castillo pequeño, sino una prisión pequeña cuidada por monjes y novicias sagradas llamada Casa de Rezos. Eso está muy mal.

    —Es la Ley. – me responde –

    —¿Y qué hubiera pasado si en vez de morir mamá cuando ella nació, hubiera muerto cuando yo nací? también me hubieras mandado a mí a esa prisión?

    —No lo sé. La Ley dice que se puede enviar o no. Y yo decidí enviarla para calmar mi dolor.

    —Veo que rápidamente te repusiste del profundo dolor que te causo la muerte de mi madre. – (lo digo mirándolo y mirando a su nueva y joven concubina que tiene 16 años)

    —Es la Ley y no hice nada que fuera ilegal.

    —¿Quién escribió esa Ley?

    —La escribieron los antiguos monjes sagrados, que vivían en las montañas de hielo permanente.

    —O sea que la escribieron Monjes que jamás tuvieron hijos ni esposas.

    Un gran silencio se adueñó del salón comedor. Algunas cocineras que escucharon lo que hablamos, se escondieron detrás de la cortina que divide del comedor.

    —Quiero conocerla, ir a verla, saber cómo se llama y como es. – Le digo a mi padre –

    —No sé si está permitido.

    —Entonces, será mi primer Ley como príncipe: Ella debe quedar a mi lado, libre, vivir en el Castillo junto a sus dos hermanos y nuestro padre. Solo espero que no te opongas a un deseo tan sencillo como el mío. Mi primer deseo, mi primera ley en nuestro reino. Y si los monjes sagrados de las montañas de hielo están en desacuerdo, que vengan hasta aquí a reprochármelo.

    —Los monjes sagrados ya no existen más, murieron hace 200 años.

    —Entonces sus Leyes también murieron con ellos, son viejas y muertas como lo están ellos. Los actuales monjes no dictan leyes, eso lo hacen los Reyes, y tú, Nano y yo somos los que podemos dictar Leyes actualmente. ¿O acaso nos niegas ese derecho?

    Mi padre se levantó de la mesa y se fue a su cuarto. Su actual concubina Mara, sin levantar la vista, lo siguió.

    —Nano, tus sabías de todo esto, ¿Cómo es que jamás me los has contado?

    —No sabía si podía decírtelo, si debía decírtelo o como tomaría nuestro padre que yo te contara algo que el oculto tantos años.

    A la mañana siguiente hago preparar mi caballo con provisiones y agua, apenas sale el sol, salgo a caballo, con tres soldados como escolta, a buscar y traer a mi pequeña hermana, que supe hoy tiene 4 años y no conoce a su familia.

    Luego de tres días de marcha hacia el norte, llegamos hasta el penoso lugar llamado Castillo por mi padre. Pocilga le diría yo.

    Al llegar nos recibe un viejo monje y tres novicias sagradas, que, a primera impresión, de sagradas no tenían absolutamente nada. Pero cuando veo a Ellis, cuidada, vestida y limpia como una verdadera princesa, ya me aflojo y me olvido de todo lo demás.

    Debe tener casi la misma altura de Nano, quizás un poco menos, un cabello rubio dorado con bucles que caen sobre sus hombros, y dos hermosos ojos celestes que hacen juego con su cara angelical. Sabe que es una princesa, sabe que existimos, conoce nuestros nombres, pero jamás pensó que vendríamos a verla.

    Pero está muy apegada a una de las novicias, entonces me doy cuenta de que debo convencer al menos a esta novicia, para que nos acompañe.

    La negociación pensé que sería difícil sino imposible, pero cuando le ofrecí vivir en el Castillo con nosotros, cuidando a Ellis y comiendo en nuestra mesa, nuestra comida y seguramente hacer amigos entre las demás cocineras y los jóvenes monjes que hay en la Aldea, en menos de 5 minutos ya tenían la bolsa de viaje hecha.

    La travesía había durado casi tres días de viaje, así que decidimos quedarnos a descansar allí y salir a la mañana siguiente. En un principio pensé que sería peligroso para las novicias que mis tres soldados durmieran dentro de la Casa de Rezos, pero mientras se desarrolló la cena, me di cuenta de que los que corrían más peligro eran ellos tres.

    El viejo monje me pidió acompañarnos también, porque ya en ese lugar no llegarían las provisiones que periódicamente mandaba mi padre y que ellos no tenían forma de sustentarse. Además, la única Aldea que podía ir era la nuestra, porque los demás poblados de humanos eran muy chicos como para sobrevivir.

    A la siguiente mañana, ya cada novicia estaba sentada sobre el caballo (adelante) del soldado que la llevaría, así que, arrastrando a las 2 vacas y los 4 cerdos que tenían, atamos a las gallinas de las patas sobre el único caballo que llevaba al viejo monje. Ellis viene conmigo.

    Los tres días de camino fueron muy educativos para mí. Principalmente durante la noche. Cuando el viejo monje dormía y roncaba como si realmente estuviera cortando un árbol, y cada novicia gozaba sin reparos del sexo que tenía con su soldado. Ellis dormía a mi lado, absorta de todo lo demás que la rodeaba.

    Hable con ella todo el camino, no sé si me llegaba a entender lo que era ser una princesa, que yo era su hermano, que tenía otro hermano más y que nuestro padre tuvo que cumplir una vieja ley de Monjes que ya no existen más, de mandarla a vivir los primeros años de su vida con las novicias a una Casa de Rezos. Era la mentira menos dañina que se me ocurrió contarle.

    Ellis es realmente hermosa. Su tez bien blanca y sus hermosos dientes que al sonreír deja ver, me tiene extasiado. Una hermana. Tengo una hermana y nunca lo supe.

    La llegada a la Aldea era más que esperada. Era la primera vez que se desafiaba a una ley de los Monjes Sagrados, y creo que todos, incluyendo a mi padre, estaban ansiosos y alegres de recibir de vuelta a su princesa.

    Cuando íbamos entrando, la gente tocaba la pierna de Ellis y la saludaban, con afecto, cariño, reconocimiento, pena por lo que se había hecho con ella.

    Pero ya estaba en casa.

    Mi padre estaba esperando en la escalera del Castillo, ansioso y una gran alegría que se le reflejaba en su cara. Le dije a Ellis quien era ese hombre (nuestro padre, el Rey) y ella le tiro los brazos como dispuesta a que él la agarrara.

    Cosa que hizo mi padre mientras que varias lágrimas se salían de sus ojos. Nano la abrazo después, y todos juntos entramos a la sala para terminar el recibimiento. Las cocineras salieron a recibirla, una de ellas la beso. La novicia que nos acompañaba y cuidaba de Ellis la miro fríamente y entonces la cocinera se apartó pidiendo disculpas.

    Mara ni apareció a saludarnos. Igualmente, nadie la extraño. Creo que solo a mí me molesto esa actitud.

    Las otras dos novicias no las vi más. Creo que ahora los soldados deberán casarse.

    La novicia que cuida a Ellis se llama Endra, fácil de acordarse, al menos para mí. Porque Nano y mi padre la llaman de cualquier forma menos Endra: Entra, Esra, Eran, Efran…

    Hemos decidido llamarla E y ella lo acepta.

    Temo que con el tiempo Endra deje de dedicarse a los soldados del castillo y enfoque su mirada hacia mi padre, porque cuidando a Ellis es perfecta, pero parece que en la cama también. Y no se priva de conocer a nadie que esté de guardia a la noche y dispuesto a conocerla.

    Tenemos tres soldados de guardia en forma permanente, porque mi padre teme que alguien quiera entrar para robar algo y lastime o mate a alguno de sus hijos o joven esposa. Y E ha ido probando en su recamara a cada uno de los que fueron estando de guardia, y todos los días son diferentes soldados.

    Tener 6 años en esta Aldea, no es lo mismo que en la de los osos. Los chicos osos que juegan con nosotros tienen 14 o 15 años. Los de 6 o 7 años, andan detrás de su madre Osa, pidiéndole comida o atención. Nosotros jugamos a escondernos con los osos de 14 años y les ganamos siempre. Son lentos, torpes e inocentes. Tan lentos, torpes e inocentes como buena gente, muy buenos y pacientes, no recuerdo a ningún Oso que se haya enojado. Y por los dientes que tienen en su boca, espero no verlo nunca.

    No está bien visto jugar con la hermana, es más, casi siempre se lo molesta a quien lo hace. Asique con Ellis y Nano, jugamos en nuestra habitación, para que nadie nos vaya a molestar con cargadas de que somos nenitas que jugamos con una nena. Nos amamos los tres hermanos. Pero besar a Ellis no está para nada bien visto, mucho menos por E, quien ni siquiera ve bien que se la acaricie a Ellis. Cosas de mentes podridas de viejos.

    Van pasando los días y la casa se va poniendo en orden.

    Otro tema que nos preocupa es lograr que en invierno la gente se bañe. Algunos pocos lo suelen hacer calentando agua sobre la estufa a leña, otros le huyen al frio y al agua fría principalmente. En verano es diferente, todos quieren terminar sus labores e ir al rio o al mar, con cuidado de no alejarse mucho de la playa, porque hay pescados que están expectantes para comerse a un humano. Y hay pesca de sobra y peces de sobra, incluso de esos que comen gente.

    Pero en invierno es diferente, nadie se baña en el rio ni en el mar, para peor, ni en la casa. Asique hemos inventado un sistema de agua caliente para toda la Aldea, calentamos la salida del tanque, le pusimos tachos fáciles de transportar y todos tienen agua caliente si se la van a buscar. Más adelante veremos de mejorar esta idea, pero por ahora funciona bastante bien.

    Les pedimos a los Monjes que aconsejaran bañarse después de trabajar, porque si no se enfermaban de impotencia y las mujeres tenían problemas con los dientes y se les caían.

    Esto hizo que muchos hombres se bañaran más seguido y que muchas más mujeres para no perder su dentadura también lo hicieran.

    Sana y limpia mentira, que solo nos costó 2 vacas. Los monjes de algo también tienen que vivir.

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