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Alquimia interior
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Libro electrónico224 páginas4 horas

Alquimia interior

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Información de este libro electrónico

Los ocho pasos de Patánjali son un camino que va integrando los cinco cuerpos que son fundamentales para la vida.
En este libro podés encontrar las herramientas prácticas que me ayudaron y me ayudan en el día a día para estar mejor. Comenzó en una charla de café con Martu, que dictaba filosofía práctica en el profesorado de mi método. Es un honor que sus poemas estén presentes en estas páginas. Son paisajes que iluminan cada capítulo.

Es mi deseo que esta experiencia de lectura despierte tu vitalidad y tu luz.
Sigo recorriendo la práctica del Yoga con el mismo entusiasmo del primer día.
Sigo aprendiendo con la mirada del turista.
Te invito a que recorramos este viaje.

Podés seguirme en el canal de YouTube Nancy Nakazato Yoga, Spotify, Instagram y Facebook.

"Creo en el milagro de la transformación.
Creo en la alquimia interior.
El milagro deviene con la práctica (Abhyasa)
Perseverancia, compromiso y amor".
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 nov 2022
ISBN9789878728407
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    Alquimia interior - Nancy Nakazato

    cover.jpg

    Nancy Nakazato

    Marta Elena Assandri de Cuadros

    Alquimia interior

    Nakazato, Nancy

    Alquimia interior / Nancy Nakazato ; Marta Elena Assandri de Cuadros. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

    Libro digital, EPUB

    Archivo Digital: descarga y online

    ISBN 978-987-87-2840-7

    1. Espiritualidad. I. Assandri de Cuadros, Marta Elena. II. Título.

    CDD 133.901

    EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

    www.autoresdeargentina.com

    info@autoresdeargentina.com

    Tabla de contenidos

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO 1: Alquimia Interior

    CAPÍTULO 2: La palabra Yoga

    CAPÍTULO 3: Método

    CAPÍTULO 4: El trípode del Yoga

    Las tres palabras claves del Yoga

    El trípode del Yoga según Martu

    CAPÍTULO 5: Mis Instrumentos

    1. Afirmaciones (Sutra)

    2. Introspección (Vichara)

    3.Proceso espiralado (Vynyasa Krama)

    4. Mirada del turista (Chitta)

    5. Palabras de poder (Mantra)

    6. Compromiso personal (Sadhana)

    7. Observar el Ego como instrumento: ¿qué es y cómo trabajarlo? (Ahamkara)

    8. Práctica de agradecimiento (Danyavad)

    9. Corte de raíz. Upekshanam.

    CAPÍTULO 6: Los ocho pasos de Patánjali

    CAPÍTULO 7: Primer paso

    I. Primer paso: Yama (Virtudes)

    II. Bramacharya (Abstinencia). Sobriedad. Moderación.

    III. Aparigraha (no posesión, ambición o codicia). Soltar

    IV. Asteya (no robar: ideas, bienes, tiempo). Respeto por la energía propia y la del otro. Respeto por la naturaleza.

    V. Sathya (no mentir). Luz, Verdad, Coherencia.

    CAPÍTULO 8: Segundo paso

    CAPÍTULO 9: Tercer paso

    CAPÍTULO 10: Cuarto paso

    CAPÍTULO 11: Quinto paso

    CAPÍTULO 12: Sexto paso

    CAPÍTULO 13: Séptimo paso

    CAPÍTULO 14: Octavo paso

    CAPÍTULO 15: Martu

    Agradecimientos

    BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

    A mis padres Ernesto y Susana por darme la vida y apoyarme para que mis sueños se realicen.

    A Pablo, Sofi, Ivi y Hana, que son mis maestros inspiradores día a día.

    A Mili Vásquez, Diego Aszenberg, Valeria Cuadros y Agustina Driollet (hija y nieta de Martu), que colaboraron en estas páginas.

    A los que se sienten parte de la familia yóguica y me acompañan o acompañaron en el camino. Los honro y los respeto.

    Abrazo del alma, Nan.

    INTRODUCCIÓN

    ¿Qué vas a encontrar en este libro?

    Se puede y se debe evitar el sufrimiento futuro

    Heyam dukham anagatam

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    Patánjali, capítulo II, versículo 14

    Este Sutra lo escuché del maestro Walter Gardini y en aquel momento de mi vida de mucho sufrimiento quise investigar al autor que me daba una luz.

    El trabajo más arduo de este libro fue soltar, discernir, cernir la información, la bibliografía complementaria, neutralizar mi ego, y volver al menos es más: deseo que su lectura despierte la práctica, que evite el sufrimiento futuro…

    Me gustaría que los instrumentos sean vivenciados, que estén en la mesada de la cocina, al alcance de la mano, para usarlos en lo cotidiano. Por eso es importante que el conocimiento se concentre en una frase corta (Sutra) y que la practique para que ese conocimiento devenga en sabiduría.

    En las páginas de este libro me gustaría desmitificar la filosofía como algo puramente intelectual y que lo que leamos convoque al cuerpo físico, energético, psíquico, intuitivo y espiritual.

    La columna principal del libro son los ocho pasos de Patánjali. Simplifiqué los contenidos porque me gustaría que los ocho pasos sean integrados en el día a día, que las palabras y frases queden grabadas para poder disponer de la filosofía como un botiquín de primeros auxilios, o como una infusión preventiva, o como un viaje de placer.

    Bajamos a la tierra la filosofía en los trabajos prácticos, en los compromisos (Sadhanas) que voy proponiendo en cada capítulo para ir aprendiendo a modo de juego cómo usar la sabiduría milenaria para estar más sanos, más amorosos, más libres.

    El objetivo es llegar al octavo paso de Patánjali: Samadhi, Iluminación, Éxtasis, Éntasis. Señalamos el lugar al que queremos llegar para saber qué ruta tomar. La práctica de los primeros pasos de Patánjali son el camino directo. El viaje no es puro placer, les aseguro pozos, avances y retrocesos, esfuerzo y también disfrute, descubrir paisajes nuevos.

    El Samadhi es Luz, es vivenciar lo Espiritual, es un estado que no se puede expresar con palabras… mi forma de bajarlo a tierra es resumirlo en: Salud, Amor y Libertad.

    Cuando comencé a hacer yoga para estar mejor, mi único objetivo era sanarme, sanar mi cuerpo, sanar mis emociones. Después vino el servicio, la amorosidad y la Libertad que es el salto al Alma…

    Muchas veces me ilusioné con los libros de autoayuda para lograr la felicidad. Comprendí que eso era una ilusión (Maya) y por ahora tengo Petit Samadhis, pequeñas luces que son señales del camino, cada año me siento más sana, más amorosa, más libre.

    En este libro colabora Martu Cuadros. Fue la primera alumna del primer año del profesorado, que anoté antes de que ella lo supiera. Es mi gran asistente en las clases grupales y mi gran compañera en este nuevo viaje. Les presento a Martu en Sutras: Madre, abuela, odalisca, cocinera, poeta, escultora, guerrera, buscadora: una maestra en miles de detalles de amor.

    Te invito a un trabajo de reflexión: ¿qué te gustaría encontrar en este libro? ¿Qué estás buscando en la vida? ¿Cuál es tu objetivo para este año? Esa es la primera práctica de introspección.

    Mi Do (camino) hacia el Yoga

    Gracias por compartir el camino.

    No sé si será mi vocación de psicóloga, pero cuando leo algo, veo un hecho artístico o escucho una conferencia, me interesa saber más sobre la vida personal del autor, artista, profesional.

    Me gustan los Sutras… Se trata de afirmaciones breves que condensan el saber. En Oriente, la sabiduría es poner en práctica el conocimiento. El aprendizaje es acción. La sabiduría se sintetiza en Sutras. Etimológicamente Sutra significa hilo. Este hilo (Sutra) se incorpora en el entramado simbólico de cada persona y transforma ese telar de creencias y culturas que cada uno/a viene entretejiendo desde que nació.Me gusta la poesía… será porque son Sutras, será porque se parece a la música que nos mueve fibras misteriosas, será porque alimenta la intuición, será porque nos acerca a lo divino en una imagen, una sensación, una vivencia.

    Me gusta comenzar, contándoles casi en Sutras, un poco de mi vida. Nací en Argentina el 6 de noviembre de 1965. Escorpio ascendente en Cáncer, luna en Aries. Serpiente de madera.

    Mis abuelos, desde la isla de Okinawa, vinieron a este país después de la Segunda Guerra Mundial. Mis abuelos maternos vivieron un tiempo en las Sierras de Córdoba, mi mamá es cordobesa. Mis abuelos paternos se instalaron en Buenos Aires, mi papá es porteño.

    En mi infancia era inquieta y curiosa (igual que ahora): aprendí danza japonesa, hice volley, scout, atletismo y estudié guitarra pero el solfeo me sacó las ganas de seguir con la música…

    Terminé el bachillerato en el Colegio Divino Rostro (religioso) frente al Museo de Ciencias Naturales de Parque Centenario. Me encantaba estudiar (igual que ahora). Fui abanderada, me emocionaba hasta las lágrimas el Himno Nacional Argentino y las canciones dedicadas a los próceres (igual que ahora).

    Me recibí en la Universidad del Salvador de Licenciada en Psicología con Diploma de Honor. Estuve como ayudante de cátedra en una materia de Psicología de la universidad, haciendo pasantías en hospitales. Me gustaba el servicio (igual que ahora).

    Me casé con un nissei, descendiente de japoneses, y me fui a vivir a Japón. Pasé la luna de miel en Okinawa y conocí el paraíso en la tierra. No conocía el idioma pero todo me parecía familiar: una pequeña isla, un gran hogar. Crucé a la Isla Grande y viví entre Tokyo y Kamakura durante cuatro años: fue una segunda universidad. Vivía cerca del mar, me sentía de vacaciones todo el tiempo: fue vivir en un sueño. El Fujiyama apareciendo en el mar, calles sinuosas, templos, esculturas budistas, una escenografía oriental con aroma a incienso, monjes de shopping y restaurantes modernos. En ese momento yo trabajaba en una fábrica de montaje de televisores. Todo me parecía nuevo y fascinante pero con el correr de los años el sueño se fue transformando en una pesadilla. El paisaje zen, la calma del Océano Pacífico contrastaba con el conflicto de aquel matrimonio. Un sutil maltrato, una sutil infelicidad, un sutil manejo perverso que me impedía discernir con claridad qué me estaba pasando. Mi ex marido decía que me amaba, mi cuerpo sentía otra cosa.

    El entusiasmo de un trabajo nuevo se fue transformando en la monotonía de hacer lo mismo durante horas y meses. Admiré profundamente la voluntad y la disciplina de los japoneses en comparación con mi ser argentina: qué difícil sostener lo humano cuando el trabajo me estaba convirtiendo en una máquina.

    Toqué un fondo oscuro, casi eterno.

    Las sutiles críticas y la sutil subestimación de mi exmarido se fueron transformando en una terrible depresión. Pensé en matarme, deseaba la muerte para terminar con la sensación de agobio, de un día más. Por suerte, un cachetazo me despertó y me di cuenta que los golpes verbales, las amenazas de muerte, los gestos con cuchillos, eran un infierno al que me había acostumbrado, y en el medio del tifón (tsunami) apareció un atisbo de luz, apareció el valor del samurai de mis ancestros, y me separé.

    Viví sola casi un año en Japón.

    Gracias a mis padres, que me dieron el ejemplo del respeto y del amor. Jamás los vi gritarse, putearse ni pegarse. Aquel cachetazo de mi ex marido me despertó del maltrato sutil que va hiriendo profundamente, sin dejar marcas físicas externas, pero que van generando quebraduras que llevan años curar.

    Gracias a mis abuelos que atravesaron la guerra y transformaron el dolor en fuerza, garra, voluntad (Gambatte es un dicho japonés que resume vamos, adelante, arriba, a seguir) y me transmitieron esa forma de mirar la vida.

    La vivencia que tuve en mi primer matrimonio en Japón, fue como atravesar la guerra. Soy una sobreviviente… me cambió la forma de priorizar la vida.

    Todos los días tenía mucha angustia y ganas de morirme. El valor me hacía levantarme a las cinco de la mañana, andar en bici hasta la estación de tren, bajarme y caminar veinte cuadras hasta la fábrica de televisores.

    Fue como un retiro espiritual. Sin familia, sin amigos (mi ex marido se había encargado de apartar sutilmente mis amistades), pero la paz no llegaba

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