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La Ciencia Dura
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Libro electrónico140 páginas1 hora

La Ciencia Dura

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Este libro busca poner a contraluz junto a algunos pre-conceptos repetidos hasta el hartazgo alrededor de las carreras ingenieriles. La Ciencia Dura indaga en el rol de la ingeniería en la pequeña y mediana empresa, y cómo éstas últimas son el motor de la economía a nivel global. A su vez, se adentra en el mundo STEM y lo extiende agregando arte, diseño y pensamiento sistémico (Systems Thinking). Se analiza el ADN de la ingeniería argentina, se visitan ejemplos de sistemas complejos desarrollados en el país, y se desgrana el mito de “esto no me sirve para nada” que gira alrededor de las “infames” materias básicas.

El texto finaliza con un análisis respecto al rol de las ingenieras e ingenieros en la industria del conocimiento y la industria 4.0, cerrando con algunas conclusiones sobre el futuro de las carreras ingenieriles.

Con prólogo de Diego Golombek

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 ago 2022
ISBN9789529450039
La Ciencia Dura
Autor

Ignacio Chechile

Ignacio Chechile is an engineer and writer living in Helsinki. He has published a book titled The Fighting Startup which dives in the depths of running tech startups, another one titled NewSpace Systems Engineering (Springer, 2021) which tackles the challenges of creating complex technology in the context of early stage startups and another titled "La Ciencia Dura" (only in Spanish) which talks about the beauties and the pains of studying engineering.

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    La Ciencia Dura - Ignacio Chechile

    Prólogo: De durezas, sisus y empanadas

    Ingenierear es humano

    Henry Petrosky¹

    ¿Cómo se llega a ser bombero, neonatóloga, restaurador de muebles...ingeniera? La respuesta es bastante sencilla: no lo sabemos. Sin embargo, tenemos algunas pistas frente a nuestros ojos: muchas veces la elección de una carrera o un oficio se deben a la imitación, a querer ser como esa profesora, como ese carpintero, como la tía astrónoma o el vecino diseñador. Lo cierto es que para elegir, e incluso para equivocarse en las elecciones, hay que saber, preguntar, aceptar una mano amiga que sirva de guía. Y eso es precisamente lo que nos ofrece La Ciencia Dura: una mirada absolutamente amigable y personal sobre la ingeniería, esa ciencia-técnica de pensar y, sobre todo, hacer cosas. Siempre vale la pena detenerse en las palabras y, claro, esa ingeniería viene del inglés engine (máquina), y quizá del latín ingenium (que se mueve por sí solo) – y ahí nomás de la ingeniería está engendrar, ese gen que produce, inventa, fabrica. De esto trata este libro sólo aparentemente duro: de la necesidad, las ganas y el camino para engendrar ideas y máquinas, sueños y armatostes. La ingeniería es, también, y por gracia de las traducciones, la E del famoso STEM (por las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática). Como nota de color, mencionada en el libro, la sigla utilizada originariamente fue la de SMET, pero un pequeño reordenamiento de las letras le dio un nuevo significado a la palabra. STEM, en inglés, es también tallo: justamente donde mejor podemos observar el crecimiento de las plantas, donde queremos que nuestros niños, niñas y jóvenes se desarrollen como ciudadanos críticos y pensantes. Es así que STEM se adoptó por primera vez en 2001 por la Fundación Nacional de Ciencia de los EE.UU. y desde entonces se ha popularizado su uso en todo el mundo. Quizá nuestro desafío sea también encontrar un acrónimo adecuado en castellano, ya que CTIM, que corresponde a nuestras palabras, no parece ser el más elegante. Y qué decir de la aparición tardía de la letra A en la sigla, cuando STEM, el tallo, se transformó en STEAM, el vapor que mueve las máquinas, por el agregado del arte, compañero inseparable de las aventuras científicas. Ya lo dijo el artista y exministro de cultura brasileño Gilberto Gil: el arte es hermano de la ciencia, ambos hijos de un Dios fugaz. ¿Y por qué el énfasis en esta educación en ciencias, ingenierías, tecnologías y artes, particularmente en nuestros países? Por muchos motivos. Por un lado, para comprender el universo que nos rodea, y maravillarnos con la naturaleza. La curiosidad mueve el mundo, y es la semilla de los descubrimientos y los inventos. Los humanos siempre hemos querido entender los fenómenos naturales, y quizá esa curiosidad, esa ansiedad frente a lo desconocido, es la que nos hizo evolucionar como especie. En palabras del escritor argentino Jorge Lus Borges,si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo. Como bien cuenta Ignacio en estas páginas, seguramente haya algo en el ADN y el cerebro de quien se va a dedicar a las ciencias y a las ingenierías: en el comienzo está la duda, las ganas de sacudir a la naturaleza a preguntazos, cierta necesidad imperiosa de saber cómo y por qué. Nada de genias ni de reparadores de controles remotos: se trata de querer saber la relación entre la cocción de las empanadas y el principio de Faraday, o entender sistémicamente las piezas del motor de un automóvil. Pero Ignacio va más allá, y nos transporta de la ingeniería a la producción, al mundo de las (pequeñas y medianas) empresas tan fundamentales para el desarrollo de un país, de nuestro país, y cómo el conocimiento y la innovación nos harán libres. En definitiva, se trata de mirar el mundo con ojos de ingeniero, sí, pero también de artista, de empresaria, de matemáticos. Ojos de una ciencia que no esdura sino que, simplemente, dura. Mirar el mundo, y nuestras Américas, con ojos curiosos, para desarrollarnos mejor como personas y como sociedad. Y, sobre todo, con mucho sisu (que ya descubrirán los lectores de qué se trata).

    Diego Golombek

    Biografía del autor

    Ignacio Chechile nació² en Quilmes, Provincia de BuenosAires el 28 de octubre de 1980, en el corazón del Conurbano bonaerense, en una familia de clase media, de padre Visitador Medico (Carlos) y madre maestra (Alicia). Ignacio es un producto de la Educación Pública de principio a fin: fue a la primaria a la escuela Nro 6 Hipólito Yrigoyen de Bernal, luego fue a la secundaria (industrial) en la EET número 7 Taller Regional Quilmes (más conocida como IMPA), para luego ingresar a la Universidad Tecnológica Nacional (Facultad Regional Avellaneda) para recibirse de Ingeniero en Electrónica en 2007.

    A nivel profesional, su primer trabajo fue en una PyMe tecnológica en el partido de San Martín como asistente de ingeniería donde hacía de todo, y donde aprendió de todo: dibujar circuitos, soldar prototipos, llenar interminables planillas de cálculo y un largo etcétera. Luego fue pasando de PyME tecnológica en PyME tecnológica (diseñando sistemas electrónicos variopintos como carteles LED, controles de acceso, automatización industrial, etc), hasta que en el 2009 se radicó en la ciudad de San Carlos de Bariloche para trabajar en el área espacial de INVAP. INVAP³ representó su primer trabajo en una empresa grande (en aquel entonces 1500+ personas, una más talentosa que la otra). Trabajó en INVAP unos 6 años y medio, para luego radicarse en Helsinki, Finlandia, a principios de 2016 para sumarse a una startup en el sector NewSpace(una suerte de nueva forma de hacer sistemas espaciales) donde se desempeñó como Responsable de Software primero y como Gerente de Ingeniería después, desarrollando una constelación de microsatélites con radares SAR (radar de apertura sintética⁴). En 2020 se sumó a otra startup más joven donde actualmente trabaja en el diseño de arquitecturas espaciales autónomas, modulares y reusables, como responsable de la tecnología.

    En su tiempo libre escribe sobre diversos temas. Publicó un libro (en inglés) llamado NewSpace Systems Engineering, a través de la editorial Springer en 2021.

    Introducción

    Este texto es una suerte de ensayo que busca poner a contraluz algunos pre-conceptos repetidos hasta el hartazgo alrededor de las carreras ingenieriles. El hecho de que estudiar ingeniería se considere algo difícil, y que esta supuesta dificultad (que intentaré demostrar que no es tal!) sea evitada por los estudiantes es algo definitivamente preocupante. Tal vez lo más preocupante sea el hecho de naturalizar esquivar la ‘dificultad’: es exactamente lo contrario a lo que el sentido común debería indicar. La exigencia en una carrera universitaria debe ser una motivación y no la razón de una suerte de huida hacia adelante, a los brazos de una carrera más accesible, donde el éxito(insisto con las comillas) sea más fácil de conseguir. A nadie le gusta perder, pero los grandes desafíos acarrean las mayores recompensas. Elegir una carrera más fácil para obtener un título es como jugar a un videojuego en baja dificultad. Se gana, pero ¿dónde está la recompensa? Los finlandeses (país en el que resido hace 5 años) tienen una palabra en su idioma que es sisu⁵. Es imposible su traducción literal al español, pero se ha dicho que esta palabra describe muy precisamente la cultura e historia finlandesa, que es una historia de lucha y superación. Sisu es una forma de coraje que se presenta en situaciones adversas, o cuando las probabilidades de éxito son, a priori, bajas. Estudiar, en general, requiere de sisu. No siempre las cosas

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