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El gigante de Tarapacá: Juan Ostoic Ostojic
El gigante de Tarapacá: Juan Ostoic Ostojic
El gigante de Tarapacá: Juan Ostoic Ostojic
Libro electrónico140 páginas1 hora

El gigante de Tarapacá: Juan Ostoic Ostojic

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Biografía deportiva del gran basquetbolista chileno Juan Ostoic, gran conversador nacido en Iquique el año 1931. Estuvo en el Mundial de Argentina cuando Chile obtuvo el tercer lugar y dos veces olímpico en Melbourne y en Helsinki. Entrenador de la selección chilena femenina y de la Unión Española, con la que salió campeón tres años consecutivos en la década de los 70. Hizo puzzles en el diario La Tercera.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 jun 2022
ISBN9789567628476
El gigante de Tarapacá: Juan Ostoic Ostojic

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    El gigante de Tarapacá - Bernardo Guerrero Jiménez

    El Gigante de Tarapacá

    Juan Ostoic Ostojic

    Bernardo Guerrero Jiménez

    ISBN libro impreso: 978-956-7628-46-9

    ISBN libro digital: 978-956-7628-47-6

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 2020-A-3610

    Este libro es producto del programa de investigación:

    Sociedad y Deporte en el Norte Grande de Chile de la Fundación Crear (www.crear.cl)

    Comité editorial

    Dra. Catherine Rosas

    Dr. Rodrigo Soto

    Dr. Carlos Matus

    Este libro fue sometido al sistema de referato ciego

    Diseño de portada: Elba Peña

    Diagramación interior: Elba Peña

    Imagen de portada fotografía: Cancha Manuel Castro Ramos

    Fundación Crear

    Editorial El Jote Errante

    Fotografías: Revista Estadio, Gol y Gol, archivo Fundación Crear

    Correspondencia: bernardo.guerrero@gmail.com

    Iquique, Chile 2021.

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    Índice

    Grande de Chile por Humberto Ahumada Tito Norte

    Consideraciones generales

    El básquetbol y su contexto

    ¿Por qué este libro?

    Los iquiqueños y la generación dorada del básquetbol chileno

    Nace un gigante

    Los orígenes del básquetbol iquiqueño

    Los clubes de básquetbol

    Iquique, campeón de Chile

    Tiempo de liceo

    Rumbo a la capital

    Iquiqueños olímpicos

    Dos gringos en Chile

    Regreso a Iquique

    Cosas que pasan

    Nace un DT

    ¿Cuándo se jodió el básquetbol?

    El bohemio, el conversador, el que juega con las palabras

    Palabras finales

    Anexos

    Iquiqueños olímpicos

    Juan Ostoic y Lorenzo Pardo

    Bibliografía

    Está jugando como lo soñó de niño en las calles Serrano y Amunátegui, de su ciudad nortina. Sus padres, yugoslavos, que vivían cerca, lo sabían. Cuando se perdía Ivo, no estaba en la calle jugando a la pelota o a las bolitas, sino en la cancha vecina del Club Chung Wha. Cierto es que jugaba al fútbol —quién no lo hace en Iquique, sólo los enfermos y los cojos— en el Liceo Don Bosco, mas lo fue ganando la canchita con los cestos. El club de la colonia china de Iquique fue el de su niñez y todavía sigue vivo en sus recuerdos y afectos. Linda labor hacen sus dirigentes Óscar Lau, Alfredo Chung, y otros. Han incubado muchos valores del basquetbol iquiqueño. De allí salió Juan Ostoic. En el actual seleccionado campeón de la zona norte, jugaban nada menos que siete hombres del Chung Wha.

    Don Pampa

    Revista Estadio Nº 700, 12 de octubre de 1956.

    Agradecimientos

    Mucha gente ha contribuido a que este libro sea realidad. En primer lugar, agradezco a Juan Ostoic por su paciencia y buena memoria. A Mauricio Villafaña Muñoz, por las entrevistas realizadas. A Luis Urrutia O’Nell, por orientarme en la búsqueda de material impreso. A Daimo Sánchez, por sus buenos datos acerca de la amistad de su padre con el, dos veces olímpico y dos veces mundialista. Carlos Mogambo Silva, por las anécdotas compartidas y la motivación. Daniel Díaz Segovia, por contarme sus encuentros gastrónomicos con Juan. Su prematura muerte no le permitió ver este libro. Mención especial a mi amigo el poeta Juvenal Ayala que me abastece de revistas y sobre todo por el puzzle. A Daniel Nadal, por su prolija cooperación y apoyo. Del mismo modo, a Dantón Cáceres que me entregó historias mínimas de este gran hombre. A Juan Pablo Mandarelis y Enrique Montealegre, por los recuerdos de aquel partido del año 1961. A mi hermano José Guerrero, que me contó su experiencia como alumno del Gigante en la Escuela Industrial de Iquique y por haberme acercado a la figura de Edgardo Arismendi. De igual forma, a Gustavo Fiamma y Harold Mayne-Nicholls Bolton, por su hermosa carta en la que recuerda a Juan en sus tiempos de liceano. A Carmen Fasciani viuda de Mitrovic, por los buenos recuerdos, al igual que a Constanza Verdugo. De igual modo a José Pepe Marín, Atilio Jorquera, Rodrigo Orchard, Eduardo Correa y Pedro Torrejón. Agradecer a los periodistas Edgardo Marín y a Humberto Ahumada; al primero por su orientación y al segundo por la presentación. Y, por cierto, no faltaba más, a la familia Ostoij Salinas, sobre todo a Ivor y Miriam, por impulsar y hacer posible este proyecto.

    Grande de Chile

    Antofagasta, 1951. Cancha del club Green Cross. Campeonato Nacional de Básquetbol. Tramos finales. Apretujados, de pie, vimos el triunfo de la selección local sobre la poderosa U. Al término del partido, mi amigo y compañero de curso en el colegio San Luis, ahora compadre, Rodolfo Reed me dice: Voy a saludar a Juanito Ostoic. Ambos iquiqueños, se habían conocido en el club Remache. Le acompañé y, obviamente, me lo presentó.

    Un recuerdo que conservo con absoluta nitidez del primer encuentro con Juan. A los 16 años como estudiante solo era lector empedernido de la revista Estadio y de los lunes del diario La Nación. En sus páginas me empapaba de lo que acontecía en el fútbol, básquetbol y atletismo nuestro y en sus forcejeos internacionales. No soñaba con ser absorbido por el embrujo del periodismo. Tampoco con terminar siendo amigo de Juan. Y menos aún de tener el privilegio de asumir la presentación de este Gigante de Tarapacá, por invitación de Bernardo Guerrero, generoso impulsor de los testimonios escritos para las grandes figuras del deporte tarapaqueño. Un esfuerzo para el aplauso más allá de los límites regionales.

    Con su más de 1,90 m de estatura, pese a su juventud, Juan Ostoic había debutado con auspicioso éxito en los rectángulos capitalinos. Sus méritos resaltaron en el limitado marco del campeonato de la U —el torneo de la Asociación Santiago acaparaba las informaciones de la prensa deportiva capitalina— y tras esos aprontes por Construcción Civil su llamado a la selección estudiantil no se hizo esperar. Tan rápido como su incorporación a la representación chilena en esos años a cargo de uno de los grandes mentores del baloncesto nacional, el estadounidense Kenneth Davidson, y que obtenía resultados para entreverarse en la avanzada suramericana.

    El gringo vio algo más que su talla en Juan y por eso su edad no fue obstáculo para que con poco más de 18 años empezara a compartir con figuras como Víctor Mahana, Exequiel Figueroa, sus coterráneos Eduardo Cordero y Juan José Gallo, Pedro Araya y el siempre bien ponderado Rufino Bernedo entre otros. Y para que se diera el lujo de debutar internacionalmente con nuestros colores en el primer Campeonato Mundial, en 1950, en Buenos Aires.

    La década de los 50 fue el lapso en que Juan Ostoic se consolidó como un jugador insustituible de cualquier combinado nacional, como pilar de los colores de la U en los Nacionales Universitarios y federados y como un estudioso como pocos del deporte de su predilección entre la variada gama de especialidades que abarcó en sus años liceanos e iquiqueños. Retirados otros valores, Juan Ostoic supo conquistar la adhesión de sus coetáneos y en especial de los jóvenes que renovaban el plantel azul, manejado sin contrapeso por Osvaldo Retamal, Don Reta, uno de los técnicos nacionales relevantes en esta disciplina, quien valoraba su contribución a los éxitos alcanzados. Colegas después, se respetaban mutuamente. Por eso, muchos recuerdan la anécdota de un entrenamiento en el que Juan, contrario a su costumbre, no se entregó con la misma aplicación. Vamos Juan, al rebote, le increpó Don Reta. Y desde la cancha surgió la réplica: Tranquilo, Don Osvaldo, Juan no va a la pelota, la pelota viene a donde está Juan….

    A su debut internacional en Buenos Aires 1950 sumó un segundo Mundial en Río de Janeiro en 1954, junto a otro iquiqueño Juan Zitko Carmona, donde mostró en su producción el oficio ganado en breve lapso. Participó, además, en un par de Suramericanos en Montevideo y en Cúcuta

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