Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Centro Educativo Indígena: La Historia Del Centro Educativo Indígena En Las Ciudades De Córdoba, Veracruz Y Tuxtepec, Oaxaca, México, Y Sus Misiones
Centro Educativo Indígena: La Historia Del Centro Educativo Indígena En Las Ciudades De Córdoba, Veracruz Y Tuxtepec, Oaxaca, México, Y Sus Misiones
Centro Educativo Indígena: La Historia Del Centro Educativo Indígena En Las Ciudades De Córdoba, Veracruz Y Tuxtepec, Oaxaca, México, Y Sus Misiones
Libro electrónico688 páginas8 horas

Centro Educativo Indígena: La Historia Del Centro Educativo Indígena En Las Ciudades De Córdoba, Veracruz Y Tuxtepec, Oaxaca, México, Y Sus Misiones

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El Rev. Eleazar Barajas fue parte de la Facultadad de esta Institución. Hoy es pastor de Ministerios Huntington Beach en California, EE.UU.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento5 mar 2021
ISBN9781506536460
Centro Educativo Indígena: La Historia Del Centro Educativo Indígena En Las Ciudades De Córdoba, Veracruz Y Tuxtepec, Oaxaca, México, Y Sus Misiones
Autor

Eleazar Barajas

El Reverendo Eleazar Barajas es pastor en: Ministerios Huntington Beach California, USA eleazarbarajas@hotmail.com

Lee más de Eleazar Barajas

Relacionado con Centro Educativo Indígena

Libros electrónicos relacionados

Métodos y materiales de enseñanza para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Centro Educativo Indígena

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Centro Educativo Indígena - Eleazar Barajas

    Copyright © 2021 por Eleazar Barajas.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 05/03/2021

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    824451

    ÍNDICE

    Dedicatoria

    PRIMERA PARTE

    Centro Educativo Indígena

    Introducción

    Capítulo 1     ¡Sería una gran bendición!

    Capítulo 2     Nace una Escuela Bíblica y Misionera

    Capítulo 3     Fortaleciendo al Centro Educativo Indígena

    Capítulo 4    ¡Esto no es por lo que estábamos orando!

    Capítulo 5     El encuentro con el CEI

    Capítulo 6     El cambio

    Capítulo 7     El otro CEI

    Capítulo 8     Propósito de los CEI

    Capítulo 9    ¡Había tiempo!

    Capítulo 10   El Caballero de las tres Ches

    Capítulo 11   La Ordenación

    Capítulo 12   El Caballero de los siete oficios y catorce Necesidades

    Capítulo 13   La fiesta de diciembre

    Capítulo 14   El camino al Seminario

    Capítulo 15   La Biblioteca

    Capítulo 16   Al pasar el tiempo

    Capítulo 17   La Clínica Dental

    Capítulo 18   Dos de junio

    Conclusión

    SEGUNDA PARTE

    Las Misiones

    Dedicatoria: Daniel S. Hall

    Introducción: En las partes más lejanas de la tierra

    Capítulo 1     Las Regiones Misionales

    *Regiones de Tuxtepec, Oaxaca

    Capítulo 2     El otro Centro Educativo Indígena

    Capítulo 3     En short a Pípila

    *Regiones de Vega del Sol., Oaxaca

    Capítulo 4     Casi salida de la agencia

    Capítulo 5     Hermosos recuerdos

    *Región de Ayotzintepec, Oaxaca

    Capítulo 6     El Dios de la Página

    Capítulo 7     La encantadora Alicia

    Capítulo 8    ¡Agua, por favor!

    *Región de la Fuente Misteriosa

    Capítulo 9     A la Fuente sin fuente

    Capítulo 10   La Unión desunida

    *Región de San Felipe Usila, Oaxaca

    Capítulo 11   Experiencias de un enamorado

    Capítulo 12   Un hoyo en el cielo

    Capítulo 13   La lucha por la comida

    Capítulo 14   La letrina de la desesperación

    Capítulo 15  ¡Por poco y resbalo!

    *Otras Dos en el baúl de los recuerdos

    Capítulo 16   Y me aburrieron

    Capítulo 17  ¡Y que me tranzan!

    *Región de Chiapas, México

    Capítulo 18   Las calumnias y la muerte

    Capítulo 19   Temblorosa Navidad

    Capítulo 20   Un fanático en la profecía

    *Región de Mogoñé, Oaxaca

    Capítulo 21   En aquella primera ocasión

    Capítulo 22   Por causa de los muertos

    *Región de la selva del gran Valle del Uxpanapa

    Capítulo 23   Un 16 en el 14

    Capítulo 24   Un poco más y se muere

    *Región de San José Río Manzo

    Capítulo 25   Al Arenal por el lodo

    *Región de Santa María Pápalo

    Capítulo 26   La Santa Fría

    Conclusión

    Bibliografía

    DEDICATORIA

    En reconocimiento por su labor al servicio en la Obra del Señor Jesucristo en el Sur de la República Mexicana.

    Con aquel amor que le saturaba todo su ser, del cual logró contaminarme un poco; le dedico este sencillo pero grato recuerdo a mi Maestro, Consejero, Gran amigo, Padre espiritual, así como un Gran Siervo de Jesucristo:

    AL

    Dr. John F. Hall

    Eleazar Barajas

    La Habra, California

    86372.pngImage36692.JPG

    PRIMERA PARTE

    Centro Educativo

    Indígena

    Por lo tanto, asegúrate de obedecer cada uno de los mandatos que te entrego hoy, a fin de que tengas fuerzas para tomar la tierra donde estás a punto de entrar. Si obedeces, disfrutarás de una larga vida en la tierra que el Señor juró dar a tus antepasados y a ti, que eres su descendencia, ¡una tierra donde fluyen la leche y la miel! Pues la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer no es como la de Egipto, de la cual saliste, donde tenías que plantar tus semillas y hacer zanjas de riego con los pies como si fuera un huerto. En cambio, la tierra que pronto tomarás para ti es una región de colinas y valles, con lluvias abundantes; una tierra que el Señor tu Dios cuida. ¡Él se ocupa de cuidarla en cada época del año!

    Deuteronomio 11:8-12, (NTV).

    Image36729.PNG

    "Para mí el bien es estar cerca de

    Dios. He hecho del Señor Soberano mi

    refugio para contar todas sus obras"

    Salmo 73:28, NVI.

    C omienzo este libro con una declaración que la repetiré en la conclusión de la Segunda Parte de este libro. Es la declaración del pastor Rick Warren, quien es el pastor de una de las iglesias más grandes en número de asistentes a los cultos en el Sur de California, la Saddleback Community Church , ubicada en Lake Forest, California.

    Su declaración, dice:

    87132.png

    Esta declaración¹ cabe muy bien en lo que es la historia de este libro que llevan el nombre de: Centro Educativo Indígena. Desde el comienzo de esta Institución, el liderazgo del CEI, tanto en los Estados Unidos de América como en la ciudad de Córdoba, Veracruz, México, nos comprometimos con Dios para cumplir con el Gran Mandamiento amando al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, y con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas y a los indígenas mexicanos con un amor incondicional.²

    Al mismo tiempo comenzamos a cumplir con la Gran Comisión, pues creímos en las palabras de Jesús que les dirigió a sus discípulos, diciéndoles: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.³

    Como parte del liderazgo original del Centro Educativo, nos adentramos con el mensaje salvífico de Jesucristo a las sierras del sureste de la República Mexicana y regresamos con jóvenes indígenas a la Institución en donde les enseñamos a ser pastores y misioneros de Jesucristo; asegurándoles que el que los había llamado estaría con ellos todos los días, hasta el fin del mundo. Parte del cumplimiento de esta promesa se puede notar en la Segunda Parte de este libro: Las Misiones del Centro Educativo Indígena.

    En sí, pues, el liderazgo del Centro Educativo Indígena desde sus orígenes como Escuela Bíblica y Misionera, nos propusimos hacer de las palabras de Mateo 28:19-20 algo práctico y funcional en las distintas sierras del sureste de la República Mexicana. Este Gran Compromiso del liderazgo, dedicado casi en su totalidad a la Obra Misionera,⁴ logró poner un Fundamento Misional y Educativo que hoy, después de sesenta y cuatro años - desde 1956 hasta hoy 2021-, el Fundamento inicial sigue soportando el enorme edificio espiritual en que se ha convertido el Centro Educativo Indígena, las misiones y las iglesias que han nacido bajo el ministerio misional de los líderes y alumnos de esta institución.

    Regresando al nuestro texto inicial, el Salmista ha dicho: Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras.⁵ Esta fue la experiencia que yo personalmente experimenté al servicio de Dios tanto dentro de las instalaciones como en el Campo Misionero del Centro Educativo Indígena y de la Unión de Iglesias Bautistas Berea – de la cual también se hace mención en este libro -. Juntamente con los otros estudiantes y misioneros nos refugiamos en el Señor; tanto en el salón de clases para que nos ayudara con las tareas y el aprendizaje de los Principios Bíblicos y la Teología, como así mismo en las misiones para realizar correctamente Su obra.

    El filósofo romano Seneca, dijo: Nunca hay vientos favorables para el que no sabe a dónde va.⁶ Desde que el Doctor John F. Hall llegó al Centro Educativo Indígena sabía que no había vientos favorables para navegar en las sierras del Sureste de la República Mexicana para llevar el mensaje del Evangelio de Jesucristo, pero, con la fe en el que lo había llamado, los vientos se hicieron favorables tanto para el como para el resto del liderazgo del CEI.

    Estar, pues, cerca de Dios fue una gran bendición, porque era el mismo Señor Jesucristo el que hacía la obra. Nosotros, mis amigos misioneros y yo, guidados por el Espíritu Santo, solamente fuimos a donde él nos indicó. Dios el Señor Soberano fue nuestro refugio en cada paso dado en los caminos educacionales y misionales.

    Es, pues, por el hecho de que Dios fue nuestro refugio durante los Diecisiete Años en que permanecí en el CEI, que, mis compañeros de los asuntos académicos y misionales, fuimos educados en la ministración del Evangelio de Jesucristo y en la praxis del mismo en el Campo Misionero. Fue allí, en ambos campos que yo experimenté a grandes proporciones el refugio en el Todopoderoso.

    De allí, pues, que, en base a esa experiencia, es que en estos meses me he propuesto; contar algunas de Sus obras en este libro que he titulado: Centro Educativo Indígena. Es un libro que trata de dos relatos históricos: El Primero, narra la historia de la Institución CEI en diecisiete años y en el Segundo relato histórico, se narra la historia de algunas de las misiones que hasta ese tiempo (1990) se habían abierto bajo el liderazgo y ministerio del Centro Educativo Indígena.

    87143.pngImage36830.PNG

    ¡Den gracias al Señor!

    ¡Proclamen su nombre!

    Cuenten a los pueblos sus acciones.

    Canten himnos en su honor.

    ¡Hablen de sus grandes hechos!

    Siéntanse orgullosos de su santo nombre.

    ¡Siéntase alegre el corazón de

    los que buscan al Señor!

    Salmo 105:1-3, (Versión Popular).

    ¡Waw! ¡Qué sorpresa! ¡Doctor Hall, Tía Dee y familia, bienvenidos! Pasen, sí pasen, por favor. Tomen asiento. ¡Qué grata sorpresa! La distancia entre nosotros ahora es de como 3,000 kilómetros; ustedes viviendo en el estado de la Florida en los Estados Unidos de América y en otras ocasiones en Córdoba, Veracruz, México y nosotros; mi familia y yo, aquí en los Ángeles, California. Y sin embargo, en un instante nos podemos juntar, saludar, abrazar y platicar de todas aquellas cosas bellas que nos han sucedido. Porque todas las cosas que han pasado entre nosotros y nuestras familias han sido hermosas. ¿Verdad que sí, Doc?⁷ - Para nosotros, el doctor John F. Hall siempre fue el Doc-.

    Parte de la hermosura que Dios nos concede vivir y disfrutar es ver a los hijos crecer. ¡Mire a Daniel, qué grande está! Doc, estoy asombrado de todos los nietos que le han dado sus hijos Karen, Marcos y Daniel. Volver a verlos juntos, y ahora en nuestro hogar, es un gran placer para nosotros; ¡un maravilloso sueño!

    ¡Wau! ¡Mira eso! Señoras Halls (Tía Dee y María de Jesús), ustedes no han cambiado absolutamente nada. ¡Siguen siendo igual de hermosas! A propósito, Señora Hall (Tía Dee), ¿todavía hace sus ricos pastelitos y hornitos como los hacía en Córdoba? Le pregunto porque hoy es un buen día para saborear algunos de sus inventos; usted es especialista en este asunto. Así que, no lo pensemos más y por favor, Tía Dee, pase a la cocina de mi esposa e imagínese que está en su cocina cordobesa y, por favor, prepárenos unos ricos pastelitos; de esos que solamente usted sabe hacer. ¿Está bien con usted, Doc?… ¡Gracias!!!!

    Karen, la princesa de la familia Hall, son pocas cosas que me acuerdo de ti, en realidad sólo son dos: la primera es cuando nos visitaste mientras vivíamos en Córdoba; eso fue en víspera de una Navidad allá por el año 1973 o 1974, era – y no porque ya no lo seas – una linda e inquieta señorita. No estoy muy seguro en qué año fue tu visita, lo que sí recuerdo es que fue un buen tiempo los ocho días que estuviste entre nosotros; recuerdo que tus padres estaban muy contentos de tenerte a su lado.

    Fue en ese tiempo que acompañaste a un Dentista a la sierra de los Mixes y, me contaron que, además de que estabas muy lastimada porque estuviste montada en un caballo sin silla, también, al ver que la sangre de un paciente del dentista le salía por la boca, ¡te desmayaste! ¿Fue eso cierto?… Bueno, quería escucharlo de tu propia boca. ¡Ah, las experiencias en el Campo Misionero! Fueron muy variadas; dolorosas algunas pero la mayoría agradables, no porque fueran buenas sino porque al ver el resultado de ellas, uno se gozaba en el Señor. ¿Verdad que sí, Karen?

    La segunda vez que te vi fue cuando regresaste de los Estados Unidos nuevamente a Córdoba pero ya casada con Michael. Ya eras toda una mujer hecha y derecha; ya tus padres comenzaban a tener el olor de abuelos. Aunque casi fue una visita relámpago: ¡sólo tres días!, de cualquier forma, fue un gran placer para mi esposa – porque también yo ya estaba casado -, y para mí el verte feliz al lado de tu esposo y de tus padres. Te veías muy linda pero sobretodo muy contenta.

    Marcos, Marcos, Marcos. ¡Muchos años sin verte, amigo mío! Nunca he olvidado lo ágil que eras jugando tanto el volibol como el futbol y el ping pon (tenis de mesa). También recuerdo esos golazos que metías cuando jugábamos futbol soccer en el campo de pelota cerca de las instalaciones del Centro Educativo Indígena, allí en Córdoba. ¡Ah, qué días tan hermosos! ¿Verdad que sí, Marcos? Ahora que han pasado los años, ¿cómo está tu condición física? Sí, Marcos, los años han pasado rápidamente, pero aun así, todavía trato de recordar el día en que conociste a tu esposa. No estoy muy seguro si fue en un velorio o fue en el parque de diversiones allí en esa hermosa ciudad del estado de Luisiana; me parece que fue en Shreveport. En realidad no lo recuerdo muy bien. Solamente recuerdo que en un momento te perdiste; Te separaste del grupo por varias horas. A propósito, Marcos, ¿dónde estaban tú y Melanie esa noche? … Mejor cambiamos de tema, ¿verdad? ¿Ok?

    Pero, Marcos, tengo algo que reprocharte. Nunca te despediste de nosotros. Saliste de vacaciones del Centro Educativo para los Estados Unidos, te casaste, continuaste con tus estudios y luego comenzaste a trabajar de tiempo completo, pero nunca más regresaste a nuestro hogar, aunque fuera sólo para visitarnos. ¿Qué te hicimos en el Centro Educativo Indígena para que ya no nos visitaras? ¿Sería tal vez porque mi hijo René te vomitó cuando aún era un bebé? Bueno, Marcos, tengo que confesarte que yo también salí del Centro Educativo Indígena con la idea de regresar cada año, durante el tiempo de vacaciones, y después de tres años, quedarme en Córdoba para seguir trabajando con las misiones. Bueno, ahora,… bueno,… Marcos, ya han pasado más de veinte años y no he decidido aun cuando será el día de mi regreso. ¡Espero con ansias ese bendito día!

    Oye, Dan, hermano mío, aunque estás más grande ahora de estatura, con una tupida barba que te infunde más respeto, y con una gran sabiduría que Dios te ha dado, en el fondo, Dan, sigues siendo el hombre fuerte y rudo que mostrabas desde tu niñez. Pero al mismo tiempo, eres tierno y bondadoso; eso, sin duda, lo heredaste de tu padre.

    Dan, en aquella segunda vez que visité las instalaciones del Centro Educativo Indígena desde que salí de él, no hubo mucho tiempo para platicar entre nosotros, sin embargo, créeme que me regocijé en grande. Me quedé asombrado de como Dios te ha estado usando en su obra. Hacía falta que llegaras con tu sabiduría para corregir algunas deficiencias (las que yo provoqué) en el Centro Educativo Indígena. ¿Verdad que si, Doc? Y, ahora, ¡mira que bendición! En mi propio hogar, aquí en los Ángeles, California, volver a saludarte con toda la familia; tu esposa María de Jesús y tus hijos, John Stuart, Dan Kirby, William Brayan y Brando Mark. Además, estás acompañado de tus hermanos, sobrinos y tus siempre fieles padres a tu lado, a pesar de la distancia que los separa. Dan, pronto volveremos a vernos en Córdoba. A propósito, Dan, ¿me recibirás allí, otra vez? ¿Crees que te pueda ayudar en algo? Como vez, ya se me notan los años, así que, no sé en qué te podría ayudar. Lee la historia del hermano Leo Hutchins⁸ y después me das la respuesta.

    No, no, no, por favor, Doc, no lo haga. Por favor, espéreme, yo sé que quiere hablar y comentar de todo lo que Dios hizo y está haciendo con usted y su esposa pero, por favor, no me interrumpa en esta ocasión. Usted ya habló mucho allá en Córdoba durante más de diecisiete años. ¿Verdad que sí, señora Hall? ¿Verdad que su esposo, allá en Córdoba, hablaba hasta por los codos? Así que, por favor, hoy, solamente hoy, antes de que termine nuestro cercano compañerismo, déjeme hablar, usted, mientras tanto descanse del viaje. Déjeme hablar porque tengo muchas cosas que contarles.

    Gordita - me dirijo a mi esposa -, por favor, sírvenos café de Córdoba, así como el Doc me lo servía cada mañana en su oficina mientras abría la Biblia y meditábamos en algún pasaje bíblico, también orábamos dándole gracias a Dios por su gran cuidado de nosotros, del Centro Educativo Indígena y de las misiones de la Unión de Iglesias Bautistas "Berea". Nuestra gratitud a Dios la expresábamos en palabras audibles. Todo eso lo hacíamos mientras saboreábamos el rico café cordobés.

    Aunque eran más peticiones que gratitudes, de cualquier manera, la lectura de la Biblia, la oración, el compañerismo y el rico café nos preparaban para estar listos para el desayuno en el comedor de la Institución Bíblica y así, poder compartir, cada mañana, de lunes a sábado, con los alumnos un pensamiento positivo - aunque en realidad, con Dios y el doctor Hall no había negativos - de la Sagrada Escritura.

    Otro favor, gordita, no quiero separarme un solo momento de este grupo tan especial y hermoso, tal vez nunca tenga otra oportunidad como esta, así que, por favor, tráeme el paquete de las fotografías que tomamos el Doc y yo allá en Córdoba y sus alrededores… . ¡Claro que sí, Dan, tú también tomaste algunas!

    Sí, claro que sí, pasen. Así, mientras ustedes las mujeres están con mi esposa en la cocina preparando el café y el postre, nosotros, los varones, platicamos y vemos las fotografías.

    Ahora sí, Doc, mientras tomamos el café que nos hace volver a nuestro antaño; a ese terruño inolvidable, no haga caso de las carreras de los nietos, concentremos y veamos las fotografías. Así, dejemos que nuestros corazones y pensamientos vuelen hasta esos días de clases bíblicas en el Centro Educativo Indígena, hasta las canchas de los deportes, hasta las charlas en la sala de su casa, hasta nuestro tiempo de café, de ping-pong, de boli-bol y dominó. También, Doc, volemos en el pensamiento hasta las misiones de la Unión de Iglesias Bautistas "Berea", aunque nuestros cuerpos físicos permanezcan aquí sentados en estos sillones.

    ¡Ah, Doc! ¿Se acuerda de los momentos gratos mientras jugábamos ping-pong? ¿Todavía lo juega? ¡Ah, cómo recuerdo que saliendo de un trabajo médico o de las clases bíblicas corríamos a la mesa de ping-pong y allí descargamos todo nuestro estrés golpeando la pelotita blanca! Por cierto, Doc, le agradezco mucho el que me mantuviera a su lado mientras usted trabajaba con los pacientes. Aprendí mucho de las enfermedades y gran parte de su cura con sencillos medicamentos como los que usted recetaba; como por ejemplo, tomar Coco-cola, plátano y galletas saladas para controlar la diarrea, ¡qué sencilla y poderosa medicina! Recuerdo que un día, allí en la sala de su casa, allí en donde usted recibía a los pacientes, llegó una señora con una fuerte diarrea. Usted le preguntó si tenía un peso. , fue la respuesta de la señora. Entonces usted le dijo: Señora, muy cerca de aquí está una tienda, compre una coca cola, un plátano y galletas saladas y coma el plátano y las galletas junto con la coca cola. Tanto ella como yo quedamos incrédulos de su receta pero, al parecer se sanó, pues ya no volvió. En algunas ocasiones he usado su receta y, ¡sí funciona!

    Ahora, ¡mire esas fotografías! Son acerca de su verdadera pasión; ¡las misiones! Observe estas fotografías; aquí, por ejemplo, es cuando visitamos juntos San Felipe Usila. Aquí en ésta otra, estamos en la Fuente Misteriosa con el inolvidable José Quintero. ¿Recuerda ésta fotografía? Sí, exactamente, estamos en la Capilla del Centro Educativo, era el 17 de agosto de 1974 a las 12:30 am., es cuando ustedes cumplieron sus veinticinco años de casados, mientras que en ese día, para mi esposa y para mí, eran nuestros primeros minutos en nuestra vida matrimonial.

    Aquí, en esta otra, se ve el centro de Motozintla, Chiapas. ¡Y, mire que caballero salió en ésta fotografía! ¿La recuerda? Sí, Doc, aunque usted no lo crea, ¡ese mismo es usted! Fue cuando lo nombraron "Caballero entre los 30 Caballeros de la ciudad de Córdoba".

    Ahora, mire, en esta otra se puede riiinnn, riiinnn, riinnn,… ¿Qué pasó? ¿Qué ruido fue ese? ¡Oh, Nooo! ¡Es el despertador de mi recámara, que está sonando con su fuerte alarma! ¡Son las cuatro de la mañana! ¡No, no es posible!… ¡Estaba soñando! En estos días estoy revisando el manuscrito que escribí hace algunos años, el cual había titulado: "Diecisiete Años", quizás esa fue la razón por la que tuve este agradable sueño.

    Bueno, Doc, a propósito de soñar, aunque usted y su familia no están en este momento presentes a mi lado, tal y como lo estaba soñando, de cualquier manera, mientras lean este libro, ¿por qué no seguimos soñando despiertos? ¿Qué le parece si ahora sí regresamos al pasado con los ojos bien abiertos mientras leemos mis "Diecisiete Años" en el Centro Educativo Indígena en la ciudad de Córdoba, Veracruz, México? ¿Está bien, con usted Doc?… Entonces, comencemos. Y que mejor si comenzamos con este pensamiento:

    ¡Den Gracias al Señor! ¡Proclamen su nombre!

    Cuenten a los pueblos sus acciones.

    Canten himnos en su honor. ¡Hablen de sus grandes hechos!

    Recuerden sus obras grandes y maravillosas,

    Y los decretos que ha pronunciado:

    Hablen de su gloria y sus maravillas ante todos los pueblos y naciones,

    Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza.

    I Crónicas 16:8-9; 12; 24-25 (V P)⁹.

    Image36846.PNG

    Porque donde dos o tres se

    reúnen en mi nombre, allí

    estoy yo en medio de ellos. …

    Señor, tú eres mi Dios; Yo te

    alabo y bendigo tu nombre,

    porque has realizado tus

    planes admirables,…"

    Mateo18:20; Isaías 25:1

    E ntre los años 1950 y 1960, tres hombres de Dios que vivían en la ciudad de Shreveport, Louisiana, Estados Unidos, acostumbraban reunirse en sus propias casas, en hoteles, restaurantes, en iglesias y en cualquier otro lugar en donde pudieran estar platicando con Dios por medio de la oración. Jack Dedman, Bill Magee y el doctor John F. Hall, no eran el Trío Dinámico de las caricaturas, sino, ¡El Trío de Dios! Eran hombres de oración y de una pasión misionera inconfundible y poderosa. ¹⁰

    Eran, pues, tres hombres que tenían en común una sola visión: La Obra Misionera. Años después de aquellas reuniones entre el Trio de Dios, me contaba el doctor Hall ~ en una de nuestras muchas y variadas pláticas ~ que en una de esas reuniones, él, después de un tiempo de oración sintió la necesidad de ayudar a las personas con las capacidades médicas que Dios les había permitido adquirir, pues era Médico. Y con el conocimiento del uso de la medicina sintió que podía ser útil entre los habitantes del gran Continente Asiático; la China.

    Sin ningún obstáculo, los otros dos lo apoyaron al cien por ciento en ese sentir misionero. ¡Era su pasión! Y los otros dos estaban muy emocionados con la pasión que Dios le había puesto al Doctor Hall. Desde ese tiempo en adelante, en cada reunión alaban a Dios porque se estaba manifestando; estaba dándole respuesta a sus constantes oraciones: ¡La felicidad les inundaba! Creían fielmente que Dios los estaba usando para una obra muy grande en el Continente Asiático.

    Así, pues, ya con una visión más clara en sus mentes, las reuniones de oración se volvieron con más frecuencia. Ya había una meta específica para orar; ¡la China! Pero al parecer ninguno de los tres había tomado en cuenta lo que el profeta Isaías había escrito unos setecientos años antes de Cristo. El profeta había dicho en sus profecías las siguientes palabras: Porque mis ideas no son como las de ustedes, Y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes.¹¹

    Aunque el Trío de Dios estaba orando para que uno de ellos se fuera de misionero a la China, es decir, de acuerdo al doctor Hall, oraban para que él fuera periódicamente a la China, no para que se quedara allá como misionero permanente, esa no era la idea ni tampoco oraban para ese tipo de misión. Sin embargo, como dice el profeta Isaías, Dios tenía algo diferente para ellos: la manera de actuar de Dios era diferente a la de ellos. La idea de ellos era el Continente Asiático. Pero, ¿qué era la idea de Dios para el doctor Hall?

    El gran líder israelita, Moisés, un día, mientras cuidaba las ovejas de su suegro Jetro vio que un arbusto estaba quemándose en la montaña del Sinaí, la curiosidad le ganó y dejando las ovejas en el valle subió para ver el por qué la zarza no se consumía a causa del fuego. Al llegar ante la zarza que estaba ardiendo, Dios le habló, se presentó ante él, le explicó el asunto de su pueblo Israel en Egipto y allí mismo lo comisionó para que fuera y sacara al pueblo de Israel de Egipto y lo llevara hasta ese monte en donde estaba siendo comisionado.

    Moisés puso más de una excusa para no ir al país de donde años atrás había salido huyendo por temor a que lo acusaran ante el Faraón de asesinato de un esclavo. Al fin de cuentas, cuando Dios se enojó con él, le dio a su hermano Aarón como ayudante en la gran empresa libertadora. Entonces, Moisés, empacó sus maletas y se dirigió a Egipto. ¡Y logró sacar de Egipto al pueblo de Israel!¹²

    También la historia misional del profeta Jonás es muy interesante. Fue comisionado por Dios para anunciar el arrepentimiento de los habitantes de la ciudad de Nínive, pero Jonás decidió viajar hacia otro lugar. ¿Para profetizar allá? No lo sé. El relato bíblico dice que fue para huir de la presencia de Dios. Pero el Señor lo regresó hacía Nínive de una manera dramática. Estando en la ciudad de Nínive, Jonás predicó fuertemente y el resultado de su mensaje, aunque hizo enojar a Jonás, ¡Dio resultado! Los ninivitas se arrepintieron y no les pasó absolutamente nada de lo malo que se les había anunciado.¹³

    ¿Y qué pasó con el Trio de Dios? En poco tiempo de continuar orando, Dios puso Su deseo en la mente y corazón de su siervo John F. Hall. Fue un deseo que hizo enojar a los otros dos del equipo de oración. Sin embargo, aun en contra de la voluntad de los otros dos, en especial de uno de ellos (Jack Dedman) que, al parecer le parecía que estaban escuchando mal la voz de Dios, el Señor le marcó al Doctor Hall el camino a seguir. Sí, ese hombre con las habilidades médicas, sería misionero. Pero no sería misionero en la China. ¿Entonces, dónde?

    El nuevo sendero a seguir que Dios les mostró al Trío de Dios, fue el camino hacia el muy cercano país de los Estados Unidos: ¡México! Fue como si Dios les preguntara: "¿Por qué ir tan lejos habiendo necesidad de misioneros y doctores en México?

    Entonces, pues, como Dios siempre hace las cosas perfectas, les cambió sus mentes y su sentir misionero y entonces comenzaron a orar por México. Y, por supuesto que México necesitaba de sus oraciones y de sus conocimientos médicos. ¿Lograría el Doctor Hall cumplir su labor misional tal y como Moisés y el profeta Jonás lo lograron aun cuando Dios les cambió el rumbo? ¡Sí! ¡Sí lo logró! Lo logró aun cuando Dios les cambió el rumbo misional. ¿Por qué lo logró? Lo logró porque fue la orden de Dios cumplida en la vida del Trío de Dios.

    Image36853.PNG

    "Nunca dejen de ser

    diligentes; antes bien, sirvan

    al Señor con el fervor que

    da el Espíritu. … Ayuden a

    los hermanos necesitados".

    Romanos 12:11-13 (NVI).

    A mediados de los años de 1950, y principios de los 1960, la historia del Centro Educativo Indígena comienza a tener una nueva perspectiva. El año 1956, en donde propiamente comienza la historia del Centro Educativo Indígena, (MCMLVI) fue un año bisiesto comenzado en domingo según el calendario gregoriano.¹⁴ En ese mismo año, el 25 de junio: en el atolón Bikini¹⁵, Estados Unidos detona la bomba atómica Dakota (nombre de una etnia de nativos americanos), de 1100 kt, la 12. ª De las 17 de la operación Redwing.¹⁶ También, en ese mismo año - 1956 -, en un rancho cerca de la ciudad de Córdoba, Veracruz, México, unos misioneros de origen alemán le compraron una propiedad al señor Eladio Mercado y allí, entre las caballerizas, habían comenzado un Internado para los niños indígenas de las sierras del sureste de la República Mexicana. El nombre del internado fue: Centro Educativo Indígena.

    Desde entonces, el CEI, fue una Institución que originalmente llegó a ser el hogar de niños y jóvenes de las diferentes sierras del sureste de México, aunque la mayoría de aquellos pequeños eran de origen chinanteco de las sierras del estado de Oaxaca. Fueron, pues, niños que asistían a las escuelas seculares de la zona, pues la meta era que recibieran una educación secular; educación que en sus pueblos no la podrían tener.

    Pero, además de que ya la Institución tenía un nombre con el cual comenzó las actividades que proclaman el texto que hemos leído al principio de este capítulo; es decir, servir al Señor con el fervor que da el Espíritu, los directivos del Centro Educativo Indígena comenzaron a ayudar a los hermanos necesitados. Entonces, pues, no solamente el Centro Educativo se fortaleció con Su nombre, sino que, también lo hizo con las siguientes tres actividades misioneras:

    Primera: La Oración por los mexicanos.

    Cuando el Trio de Dios, captó la nueva visión misionera que Jesucristo tenía en Su mente, comenzaron a orar para que Dios enviara misioneros a México. Estaban dispuestos a que, de alguna manera Dios los usara en la Obra Misionera en el país del sur y, si solamente era orar y buscar algún misionero y apoyarlo, los tres se sentirían usados por Dios en esa empresa misionera. De una cosa sí estaban seguros: deberían de seguir orando por la Obra Misionera en México. Y allí estaban ~ como me contaba el doctor Hall ~ dos o tres veces por semana reuniéndose en donde podían para orar; ya fuera en restaurantes, hoteles, oficinas o en sus casas, allí oraban por la Obra Misionera en México.

    Segunda: Cambiando de la China a los Chinantecos.

    En 1958, el doctor John F. Hall, hizo su primera visita médica y misionera a la ciudad de Córdoba, Veracruz. En esa ciudad, Dios lo usó tremendamente en esa primera visita. Fue tan grande su participación médica que se sintió motivado a volver. ¡Y efectivamente, volvió al siguiente año!

    En los siguientes años volvió una y otra vez más seguido trayendo consigo las medicinas que aplicaba y regalaba a sus pacientes. Sin embargo, en esas visitas ya no se quedaba solamente en la ciudad de Córdoba, sino que desde ese lugar hacía viajes hacia la Sierra Chinanteca, siempre dispuesto para ayudar con sus conocimientos médicos a los indígenas en sus diferentes y múltiples enfermedades.

    Los cristianos evangélicos sabemos por experiencia que la oración es un arma de mucho poder; Jesús la usó para resucitar a Lázaro. Nehemías – el copero del rey de Babilonia - oró para que Dios moviera el corazón del rey y lo enviara a Jerusalén para restaurar la ciudad y el muro y su petición fue escuchada y contestada.¹⁷ Así que, Probablemente fue la oración del Trío de Dios que hizo posible que el Centro Educativo Indígena naciera y de lo que no me cabe la menor duda es que, a partir de 1958, fueron sus oraciones y sus aportaciones materiales, sociales y médicas que hicieron posible que el Centro Educativo Indígena creciera y se fortaleciera.

    Dios les había escuchado y les había dado parte de las respuestas a sus preguntas e inquietudes misionales.

    Tercera: Más ayuda médica para los Chinantecos.

    Esta tercera ayuda fue la que, propiamente, abrió el camino para la obra misionera del Centro Educativo Indígena. En 1964, viendo su afán por ayudar a los mexicanos, otros médicos de Estados Unidos de América con otras especialidades médicas¹⁸ como los Dentistas, los Oculistas, los Anestesiólogos, los Cirujanos, los pilotos aviadores y aun consejeros matrimoniales, acompañaron al doctor Hall en esa hermosa obra Médica y de mucho valor misionero. Fue de esa manera que nació lo que más tarde se conoció como: La Caravana Médica.

    Image36861.JPG

    En una de las Caravanas Médicas llegaron a Córdoba, Veracruz los

    doctores Brad Black y Pam, desde Baton Rouge, Louisiana, USA, ambos

    cirujanos de los ojos para ayudarle al Doctor Tom (vestido de color azul).

    Entre los tres, ayudaron a mucha gente con problemas en sus ojos.

    Image36869.PNG

    La Caravana Médica llegaba periódicamente a la ciudad de Córdoba y de allí viajaba a la sierra y en algunas ocasiones a otras ciudades como Tuxtepec, Oaxaca, Loma Bonita, Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y otras ciudades más del sureste de la República Mexicana, con el sólo propósito de ayudar con sus capacidades médicas y en la mayoría de ellas, también con la ayuda espiritual, pues algunas de esas caravanas traían consigo a personas para evangelizar y hasta grandes predicadores o pastores de las iglesias en las cuales los doctores eran miembros, como el pastor Bill Stowell del cual haré mención en otras páginas.

    Pues bien, a pesar de que Dios había abierto una gran puerta en México para el trabajo Educacional, Misionero y Evangelístico, todavía el Trío de Dios seguía orando al Señor Jesucristo para que él continuara ayudando a los mexicanos y a los que les estaban ayudando con sus problemas de salud física y en la salud espiritual. Estaban súper contentos por lo que Dios estaba haciendo en la ciudad de Córdoba y en el sureste de la República Mexicana.

    Image36876.PNG

    "Porque mis pensamientos no son

    los de ustedes, ni sus caminos son

    los míos – afirma el Señor-."

    Isaías 55:8, (NVI).

    E l Trío de Dios, seguía orando. Sin embargo, sucedió algo inesperado entre ellos. Dios, en su sabiduría, eligió al doctor John F. Hall y a su familia y, los trajo definitivamente, desde el Consultorio Médico; desde su hospital y desde su apacible hogar en Shreveport, Luisiana, EE. UU., para que dirigieran al Centro Educativo Indígena. ¡Qué sorpresa para sus acompañantes de oración!

    Ahora bien, cuando el doctor Hall les comunicó a sus amigos de oración su decisión de cambio de residencia; es decir, vivir definitivamente en el Centro Educativo Indígena en la ciudad de Córdoba, Veracruz, ¡Esa sí que fue una gran sorpresa!

    Sin embargo, la mayor sorpresa fue que, los primeros en oponerse a tal decisión fueron sus propios compañeros de oración. El doctor Hall recordaba que Jack Dedman casi de inmediato al escuchar la noticia del doctor Hall, le dijo: John, ¡esto no es por lo que estamos orando!

    Ninguno de los dos; Jack Dedman y Bill Magee, estuvieron de acuerdo en el llamado de tiempo completo que Dios le hizo al doctor Hall. Cada uno pensó que él podría ayudar más y mejor a los mexicanos desde los Estados Unidos que viviendo en México.

    No siempre cuando se ora por algo que estamos esperando de una manera positiva para nosotros resulta tal y como lo planeamos o deseamos, este fue el caso con el "Trio de Dios". Dios siempre tiene sus planes y esos planes son los mejores, este es el meollo o la razón principal por la que, en el mes de junio del 2016, el Centro Educativo Indígena celebró en grande su: ¡ANIVERSASARIO 60! Mientras escribo la primera revisión de este libro, el CEI cumple más de sesenta y cuatro años de estar preparando obreros para el Reino de Jesucristo y expandiendo la Obra Misional en cumplimiento de Hechos 1:8.

    La idea de Dios estaba mucho más alta que la del Trio de Dios. Él podía y puede contemplar el futuro desde lo alto mucho mejor que ellos desde la tierra. Y así, en 1971 y en contra de la opinión de sus amigos de oración, bajo la dirección y protección del Señor Dios Todopoderoso, la Familia Hall viajó hacia México.

    Image36886.PNG

    El viaje terminó en Córdoba, Veracruz; llegaron al Centro Educativo Indígena, pero, esta vez, ¡Para quedarse definitivamente!

    ¡No!, ¡en ninguna manera!, sus dos amigos de oración, no los abandonaron en su viaje a la República Mexicana. Aunque no estuvieron de acuerdo con la decisión misional del Doctor Hall, lo apoyaron al cien por ciento en la visión y llamamiento que Dios le hizo. Sólo Dios podría hacer tal cosa; que no se esté de acuerdo y al mismo tiempo apoyar al cien por ciento, ¡eso es un milagro de parte de Dios!

    Pues, bien, la llegada al Centro Educativo Indígena no fue de mayores problemas pero, la vivienda fue otro asunto. La familia Hall se tuvo que adaptar a vivir en una de las caballerizas que componían el Rancho en donde estaba naciendo la institución. Ahora, la que fue la primera casa habitación de la familia Hall es la cocina y el comedor del CEI.

    87640.png

    Y, así, pues, desde 1971, el doctor John F. Hall fue el Director General del Centro Educativo Indígena hasta el mes de agosto del año 1990, año en que por la voluntad y misericordia de Dios, su hijo menor, Daniel Stuar Hall, tomó la Dirección de la honorable ~ porque para mí es honorable ~ Institución:

    Centro Educativo Indígena.

    DOCTOR HALL

    Señor Director,

    Llamado por todos El doctor.

    De característico color,

    Y de abundante amor.

    El Voleibol es su deporte,

    Y aunque ya no lo soporte.

    No se queda como poste,

    Pues siempre da tremendo golpote.

    Romanos, su libro preferido,

    Enseña con entusiasmo su contenido.

    Con ese amor que siempre ha tenido

    Para todo escogido.

    Las misiones son su pasión,

    Día con día las lleva en su oración.

    Nunca se olvida de su misión ni

    De la Gran Comisión.

    ¡Oh, señor Director! ¡Qué gran ser!

    Como usted yo quiero ser.

    A mi Yo siempre adormecer,

    Como usted con Cristo, quiero ser.

    Image36955.PNG

    "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se

    quiere debajo del cielo tiene su hora"

    Eclesiastés 3:1(RV)

    ¡Y me llegó la hora de conocer el Centro Educativo Indígena!

    Cuando estaba estudiando en el Instituto y Seminario Bíblico; hoy, 2021, Seminario Bíblico, en la ciudad de Puebla, Puebla, México, tuve la bendición de conocer las instalaciones del Centro Educativo Indígena en la ciudad de Córdoba, Veracruz. Mientras realizaba uno de los viajes misioneros que hice durante el segundo verano de mis tres años de estudios en el ISB de Puebla; desde Septiembre de 1969 hasta el 18 de junio de 1972, conocí el CEI.

    ¡Me encantaban las misiones! - ¡Y todavía me alegran! - Durante el verano de mi primer año de estudios no pude salir a ninguna lado, me quedé en la ciudad de Puebla para trabajar; necesitaba dinero para pagar los estudios del siguiente año. Durante el verano del segundo año de estudios, salí de la ciudad, acompañado de otros estudiantes, habíamos formado un cuarteto al que le pusimos por nombre: Cuarteto los Sembradores, aunque en realidad el Cuarteto estaba formado de cinco cantantes – yo era el quinto -. Con ellos, pues, sin saber exactamente a donde nos dirigíamos, viajamos hacia el sur de la República Mexicana. De alguna manera Dios nos guío hasta la ciudad de Córdoba y llegamos a las instalaciones del Centro Educativo Indígena.

    Cuando terminé mis estudios en el ISB de Puebla, ingresé como estudiante en el Seminario Teológico Bautista Mexicano que, en esas fechas estaba ubicado en la ciudad de Torreón, Coahuila, México. Allí, pues, comencé a estudiar una Licenciatura en Teología. Todavía como estudiante del Seminario Bautista, durante el verano de 1973, fui invitado por mi concuño, Enrique Hernández, quien en ese año trabajaba en el Centro Educativo Indígena de la ciudad de Córdoba. Me invitó para pasar mi semana de vacaciones de verano con su familia.

    En ese verano de 1973, llegue muy emocionado y de prisa al Centro

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1