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Una Luz En Mis Caminos: Autobiografía
Una Luz En Mis Caminos: Autobiografía
Una Luz En Mis Caminos: Autobiografía
Libro electrónico325 páginas4 horas

Una Luz En Mis Caminos: Autobiografía

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Información de este libro electrónico

Se identifican temas de violencia de género, acoso laboral, adicciones, eutanasia y violencia política. Otros sobre el amor, la pasión, la ternura, la solidaridad y la amistad nos parecen más lógicos, dada su formación como enfermera y su trayectoria en la poesía y la comunicación. En algunos fragmentos se reconoce un abordaje confesional. Aunque nos lleva de la mano, o con la lectura diría más bien para interesarnos en los desenlaces de cada situación. La conclusión final se basa en un rigor académico que exige tomar distancia, aportar una conclusión sobria. Sin duda ayudará en la búsqueda sin fin que se intuye atrás de todo proceso autobiográfico del ser humano.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento20 ene 2021
ISBN9781506535968
Una Luz En Mis Caminos: Autobiografía
Autor

Andrea Saldaña Rivera

Andrea Saldaña Rivera. Escritora mexicana radica en San Luis Potosí, S. L. P. Esta publicación incluye sueños, vivencias y ficciones. Ha incursionado en poesía, narrativa, ensayo, biografía y literatura infantil. Agrega una muestra de sus textos para análisis literario y pictórico. Se le han otorgado Reconocimientos nacionales e internacionales como profesional, escritora y poeta. Ejerce su oficio con un amplio concepto de la libertad y los derechos humanos, ambos, su guía e inspiración.

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    Una Luz En Mis Caminos - Andrea Saldaña Rivera

    Copyright © 2021 por Andrea Saldaña Rivera.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Derechos Reservados © 2012 Andrea Saldaña Rivera

    1a. edición, 2012. Publicado por Editorial Edamex

    Con el título Claroscuros de Salud Pública en México y otros países

    Fecha de revisión: 20/01/2021

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    824701

    ÍNDICE

    Un prólogo para Andrea

    Introducción

    Raíces y algo más

    La otra línea que formó mi dinastía

    Fui Andrea, como su madre

    Recordando en los ojos de mi niñez.

    Para evitar el manoseo de las tristezas

    Viñetas de la infancia

    Diálogo de silencios

    Arquetipos y formación

    Adolescente, Navista, con razón es activista

    Fundadora, profesional enfermera

    Un amor importante

    Donde hay amor hay vida. -Mahatma Gandhi

    A veces el corazón ve lo que es invisible para los ojos. -H. Jackson Brown Jr.

    Mi vida en la Huasteca.

    En la sierra, a trote lento.

    Todas las frutas había, en el jugo de tus labios…

    …Que me siga la tambora

    Lo Intuí Aún antes de saber su historia…

    El regreso obligado

    Una condición, de consecuencias fatales…

    Genio y figura

    Riesgos y complicaciones…

    Como cuesta sonreír, algunas veces...

    La tristeza se escondió, igualita a tu cáncer y tu cariño.

    El duelo no te cambia, te revela

    El tiempo y su valor

    Un orgullo institucional

    Precursora de la salud pública, en el 3er nivel de atención

    Aprendamos, con los/las pacientes.

    A juicio: el uniforme del IMSS

    Actualización, para impulsar el crecimiento

    Una reflexión, casi en carne propia

    De la cárcel al Congreso.

    Los pasos, uno a uno

    Re-encuentro en Zacatecas

    Ante la cercanía de la muerte

    Tan sólo somos, una huella en la arena

    Movilización en Nicaragua.

    Experiencia Académica

    y al probar mis alas, no fallaron

    Mi encuentro con ipas y el modelo de APA

    ¡Y no te rajes Jalisco!

    La clave del futuro

    Nicaragua y sus mujeres

    Maternidad Segura desde 1991

    Maternidad sin Riesgos en México

    España: Dale a tu cuerpo alegría Macarena…

    Paris je t’aime

    Huellas de aquél Brasil…

    Salvador Bahía, con saudades.

    Perú, obstáculos al desarrollo.

    Ese lago Azul de Ipacaraí…

    Me dio el Soroche en La Paz.

    Cartagena, Colombia, doble satisfacción.

    Yo soy Cubita la bella, yo soy la reina del mar.

    Antes, durante y después del accidente

    Como decir que no, sin sentirme culpable

    "¿Agotamiento? ¿Burnout?

    Kambalaya

    Arquetipo de Enfermería por excelencia.

    La fuerza de la razón en los DDHH…

    La discapacidad, un desafío social y laboral…

    Agonía

    Otras adicciones

    Agradecer, los Reconocimientos…

    …el coraje de continuar es lo que cuenta

    ANEXO

    ¿Nunca es tarde para comenzar de nuevo?

    Piensa grande, comienza pequeño, escala rápido…

    Optimización de espacios y recursos.

    La mayor satisfacción, el crecimiento de otros/As…

    Ejemplos del Principio de Pareto o la regla 80/20

    Esperar lo inesperado muestra un buen intelecto O. Wilde

    Con opciones, se toman buenas decisiones

    Nunca subestimes los silencios…

    Bástale a cada día su propio afán…

    Y desde entonces, mi vida ha cambiado

    ¿Como anillo al dedo?

    Conclusión

    Reflexión final

    Para mis hijos Esther, Eduardo y Erika y

    para quienes tocaron mi vida con

    lo mejor de la suya.

    image001.jpg

    La posibilidad de realizar un sueño es lo

    que hace que la vida sea interesante.

    Paulo Coelho

    UN PRÓLOGO PARA ANDREA

    Largo camino tienen que recorrer las mujeres, aún en nuestros días, para encontrar una forma de expresión propia. Al principio, sólo era posible distinguir su voz por las marcas de género femenino en las palabras, pero no se permitían volcar en tinta sus sentimientos.

    Escribir es perder la mitad de la nobleza afirmaba Madeleine de Scudéry, (conocida tan sólo como Mademoiselle de Scudéry, la primera literata de Francia, que solía escribir, a riesgo de perder esa mitad de su "pedigree, bajo el seudónimo de Safo") También, y por esa razón, publica sus primeras novelas utilizando el nombre de su hermano. Sus obras, como las de la mayoría de las escritoras de los siglos pasados, han trascendido sin que las autoras perdieran la mitad de nada. Aunque algunas tomaron sus precauciones. Un recurso utilizado fue el del manuscrito anónimo que decían haber encontrado misteriosamente en algún baúl abandonado y ellas sólo se encargaron de transcribir. Así reforzaban el anonimato y atribuían a un tercero las pequeñas libertades que se tomaban y que podían resultar peligrosas. Andrea, firmó sus primeros poemas con el pseudónimo de Esther Landívar.

    ¡Cuántos riesgos! ¡Cuánto padecer se advierte en cada una de las páginas escritas por una mujer, desde aquel lejano entonces, cuando tomó la pluma de ave mojada en tinta, hasta la que hoy en día escribe directamente con bolígrafo o en su computadora!

    La vida de Sor Juana Inés de la Cruz es otro ejemplo. Desde pequeña siente inclinación por el estudio, y cuando se ordena monja, cree encontrar el ambiente propicio para desarrollar sus inquietudes intelectuales. Las autoridades eclesiásticas –machos misóginos- consideran impropio de una religiosa escribir obras de teatro, poemas de amor, y exponer sus opiniones filosóficas ante grandes teólogos. El castigo que le imponen es cruel y perverso: debe renunciar a su biblioteca y a su telescopio con el que observa las estrellas. Sor Juana no es la única, cientos de mujeres abandonan la literatura o cualquier otro tipo de expresión artística agotadas o desilusionadas ante obstáculos imposibles de franquear. Así, Gustav Mahler, el gran músico de origen checo, prohibió a su mujer Alma Schneider componer música por temor a que ella lo eclipsara con su talento. Que duro es ser tan despiadadamente privada de lo más cercano al corazón, escribió ella en su diario. Y no fueron pocos los escritores que alcanzaron el éxito firmando como propias, novelas de sus mujeres.

    Atreverse a hablar de amor, de sexo, de desencanto o de felicidad. Sacar al tendedero las penas o las vergüenzas no es una tarea fácil, pero hay mujeres que han tomado la palabra para expresar su universo y su particular manera de amar y haber sido amadas.

    Sor Juana explora la psicología de la mujer enamorada, Elizabeth Barret dedica a su marido las más delicadas y tiernas alabanzas. Delmira Agustini espera a su amante desnuda y lujuriosa. Griselda Álvarez, maravillosa poeta, dedica a su esposo el libro de sonetos más erótico y hermoso escrito por una mujer.

    Diferentes épocas, diferentes escritoras. Todas ellas comprometidas con sus sentimientos, exploran, nadando contra corriente, el paisaje femenino y se atreven a echar fuera pasiones no correspondidas, amores desgraciados, la más completa felicidad o la simple y biográfica cotidianeidad; temores, angustias, penas y anhelos como quería Juana de Ibarboru.

    Andrea Saldaña, poeta en primer lugar, es una de esas mujeres excepcionales que van por la vida abriéndose paso a brazo partido para lograr lo que su sensibilidad y su talento dictan. Lo digo sin ambages porque he tenido ante mí estas confesiones que salen ahora a la luz y nos invita a acompañarla en un viaje por su universo personal, a través de una admirable vida profesional, aunque nos regala un esbozo de una plena y dolorosa vida íntima. Volcadas en papel transparente, no pretende ocultar nada, en una especie de catarsis. Y lo hace bien. Conducida su pluma por una antigua afición a las letras y el empeño en dejar ese testimonio de ese paso profesional por la vida.

    Su relato comienza en la niñez, y como una elegía relata:

    Supe que mis padres deseaban tener un hombre, pero llegué yo. En él influía la cultura, en ella el deseo de complacerlo……Nací un primero de septiembre, citando a Saramago diré que no necesito decir el año, yo también, como él y como muchas personas "… tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso".

    "Mi nacimiento lo atendió la partera del pueblo, este evento era en casa, por tradición, por restricciones económicas y por falta de hospitales. Fui la mayor y única mujer, luego nacieron 5 hermanos. Desde el segundo parto de mi madre, mi curiosidad por esa señora que entraba con un maletín negro y al salir le había dejado un recién nacido a mi madre generó preguntas. La respuesta: un hermanito que la partera traía en su maletín y que había costado bastante. Desde entonces quería vender niños cuando fuera grande, creo que la genética y el entorno se combinaron para impulsarme hacia la profesión"

    "Como todo el mundo tengo muchas infancias de donde escoger, diría Inés Arredondo, recuerdo aquella desde antes de mis años de primaria. Usaba pantalones, situación inédita en el pueblo, mi papá me aficionó a ellos. Decía que las mujeres los empleaban en las fábricas donde él trabajó, en Estados Unidos. Me ha quedado la sospecha de que era una compensación a su deseo fallido de tener un primogénito hombre"

    Andrea escribe cuento y poesía –que han sido premiados, pero es su vocación de enfermera la que la lleva a describir en un largo periplo sus experiencias en México, Nicaragua, Brasil, Paraguay, Colombia, Perú, Estados Unidos, España, Francia, Cuba y Kenia entre otros que han enriquecido su vida profesional, y que ella resume en el libro que tenemos a la vista, llenos de añoranzas y melancolía, Andrea entrelaza sus pensamientos y sentimientos de mujer, madre, enfermera comprometida con su carrera, esposa y, más que todo, poeta, vinculados a su vida íntima. Plasma un panorama de su rica existencia en este relato biográfico y memorioso, con el deseo evidente por recopilar y engarzar en un hilo conductor grandes trozos de su vida. La saca al balcón quizá para aliviar el peso de la carga que esto implica, sean experiencias personales o profesionales. Habla poco de sus amores, en cambio nos hace partícipes, con orgullo, de sus reconocimientos profesionales:

    Luego de 36 años de pertenecer a la Sociedad Mexicana de Salud Pública, la E.S.P. Miraldeyi Morales y varias colegas me propusieron como candidata a recibir la Medalla al Mérito Sanitario en el año 2009. Recibí esta distinción en Oaxaca, ante las autoridades estatales y los Directivos de la Sociedad y más de 1,000 asistentes a la LXIII Reunión Anual. Sobre su vocación profesional sí que se explaya porque tiene mucho que decir:

    Puedo reconocer la influencia de Florencia Nightingale en mi formación como enfermera, principalmente en la inclinación hacia la estadística, la gestoría, la administración, la docencia y el apoyo que entregué a mis colegas y a mujeres de ámbitos diferentes. Algo más profundo, el leitmotiv para las demás acciones de salud, fue subconsciente por mucho tiempo,- afirma Andrea y añade, sacando de la poeta que habita en lo más profundo de su ser, la admiración por nuestra Décima Musa:

    "Hoy podría considerar guías y ejemplo desde Sor Juana Inés de la Cruz, la primera feminista enfermera y escritora en México, hasta Guadalupe Frausto, formadora de más de 40 generaciones de sanitaristas. Tal vez la pasión por la obra literaria de Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros escritores y poetas, impulsó mi deseo de escribir, quizá con ello traté de calmar la sed y el hambre de tenerla", confiesa Andrea para rendir el homenaje que a través de los 317 años de la desaparición de nuestra monja Jerónima le ha prodigado el mundo entero.

    Por ello, y en una breve digresión, anoto aquí unas líneas para dejar en claro a que se refiere la autora, dado que Andrea no está pensando en la luminosa obra literaria de la Décima Musa, sino en algo más, desconocido por algunos, que agrega lustre al nombre, pocos de sus biógrafos nos lo han dado a conocer, porque no resulta fácil en esta época tener una idea de lo que padecían los habitantes de la Ciudad de México en 1695, cuando los rayos del sol evaporaban las aguas residuales estancadas en las calles y acequias (canales en los que la inmundicia se acumulaba) convirtiéndose en focos de contaminación que el viento diseminaba y los habitantes respiraban. Las partes secas del lago de Texcoco saturaban la atmósfera de un fino polvo que causaba males en los ojos con mayor o menor virulencia, las enfermedades hacían estragos entre una población carente de conciencia higiénica.

    Fue en este clima propicio del mes de abril cuando comenzó una epidemia de tabardillo o fiebre pestilencial —como se le conocía entonces al tifo, enfermedad relacionada con los piojos del cuerpo— dentro de los muros del convento de San Jerónimo, habitado por más de un centenar de mujeres, entre monjas, niñas, criadas y esclavas. Sus síntomas comenzaban por intensos escalofríos, ardor en las entrañas, ansiedad, dolor de cabeza y cansancio, que daba lugar al enrojecimiento de los ojos. Los sufrimientos eran atroces, pues el dolor y la fiebre los hacía entrar en tremendos delirios.

    Al término de nueve días una incontrolable hemorragia por la nariz acababa con las fuerzas del enfermo, acelerando su paso a la muerte. Muy pocos escapaban de este mal. La misma Sor Juana era sobreviviente de un tabardillo que le atacó entre 1671 y 1672, cuando tenía la edad de 23 o 24 años. En 1695 tenía 46 cumplidos, un cuerpo con las huellas de su pasada enfermedad y en el alma las heridas de un mundo que no alcanzó a comprenderla.

    Cuando la epidemia se propagó, el convento entró en actividad frenética. El médico examinó a las enfermas, dejó instrucciones a las enfermeras para la aplicación de fomentos de vinagre, nitro y alcanfor y remedios de agua de cerezas negras, aguas epidémicas, jarabe de diacodín, agua triacal alcanforada y otras. La fiebre se controlaba con trozos de víbora, sal volátil de jarabe y azafrán en polvo. El avance científico en el terreno médico era pobre. Las medicinas eran poco eficaces y sólo quedaba rogar a Dios.

    Sor Juana, como la comunidad entera, se entregó a la atención de las enfermas, ayudando a las enfermeras y, en particular, a la administración de los gastos que ello traía consigo, pues, al ser la contadora del convento, se ocuparía de pagar al médico y al boticario, así como de hacer compras extraordinarias de piezas de manta, de medicamentos y de ciertos alimentos. La muerte de algunas monjas la obligaría a contratar al enterrador, la cera de los funerales y el servicio de ayudantes para disponer los entierros en el coro bajo de la iglesia. Estaría muy ocupada.

    Si médicos y boticarios estaban entre las enfermas lo absolutamente necesario para no contagiarse, es de esperar que, sabiendo que la madre Juana Inés de la Cruz era apta hasta en el auxilio a sus hermanas enfermeras y en cosas de farmacia, le hayan confiado la administración de los remedios.

    Su afición a la cocina también la habrían tenido ocupada supervisando la preparación de los alimentos de las enfermas con la idea de darles aquello que, de acuerdo a la teoría de los humores, les fuera benéfico. Ella misma no era tan joven, sobre todo considerando el promedio de vida en aquella época. Horas de trabajo agotador y el contacto con las infectadas la postraron a principios de abril. El dolor se apoderó de su cuerpo, la fiebre le atenazó las entrañas, el delirio maquinaría fantasmas y temores y, finalmente, el sangrado de la nariz preludiaría el fin. Seis monjas habían muerto ya cuando, la madrugada del domingo 17 de abril de 1695, la madre Juana Inés de la Cruz expiró.

    El mismo día de su muerte su cuerpo fue sepultado en el coro bajo de la iglesia del convento, en el mismo lugar donde 26 atrás había tomado los hábitos. Para hacerlo, un sepulturero localizó la tumba más antigua, la abrió, retiró los huesos de la monja que había estado allí, los colocó en el osario y dejó lista la cavidad en el suelo para regresar a la tierra lo que le pertenecía y que había tomado forma 46 años atrás en Nepantla. El cabildo catedral asistió al funeral y uno de sus miembros, el canónigo Francisco de Aguilar, hizo las exequias. Don Carlos de Sigüenza pronunció la oración fúnebre y un grupo numeroso de gente la despidió.

    Luego de pasearnos por su vida, Andrea nos presenta la siguiente conclusión:

    ...Sé que el escritor o escritora, difícilmente alcanza la cosecha en vida, yo ya probé algunas mieles, así que mientras sea posible…pues que siga la yunta andando. Yo agregaría, a manera de colofón, estas palabras del filósofo francés de nuestra época Pascal Bruckner: La vida consiste también en glorificar y la admiración a menudo es más bella que la crítica. Con mi reconocimiento y mi afecto para ti, querida Andrea

    Rosa Helia Villa de Mebius

    Verano del 2012

    INTRODUCCIÓN

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    Las historias de vida transcurren desde la mitad del siglo XX al siglo XXI, casi para finalizar el año 2021. Comprenden 50 años de trabajo en el campo de la salud en México y otros países. Despuntan con los cimientos familiares, la infancia y formación. Se intercalan los amores, las satisfacciones, amarguras, alegrías, frustraciones y otros sentimientos.

    Una cuidadosa lectura podrá identificar los sucesos que contribuyeron a optimizar hasta la última gota del tiempo dedicado a esta especialidad, en los campos de la investigación, la docencia y en el ámbito para la acción.

    Plantar un árbol, tener un hijo - se usa masculino o femenino por economía de lenguaje, no discriminación- y escribir un libro, habría sido bastante con la guía del poeta José Martí, - también se dice que la frase proviene de un relato profético de Muhammad, mensajero del Islam. Hoy son otros tiempos, reconocer el potencial de las mujeres es un estímulo para el desarrollo y un compromiso que nos plantea desafíos.

    He podido satisfacer la necesidad de actualizarme en el ámbito de la salud pública, fortalecer destrezas en docencia, administración, investigación, especialidades clínicas y género, entre muchas otras. No acepté estereotipos y no me importó desafiar convencionalismos sociales en aras de aprovechar para el desarrollo los espacios clínicos, académicos, ciudadanos y literarios.

    La historia de Florencia Nightingale y el modelo de enfermería que creó influyeron en mi formación profesional, eso explicaría mi inclinación por la estadística, la gestoría, la administración y la docencia.

    Doy visibilidad como guías y ejemplo a otras enfermeras, desde Sor Juana Inés de la Cruz, la primera feminista enfermera y escritora en México, hasta Guadalupe Frausto, formadora de más de 40 generaciones de sanitaristas.

    Se pueden entrever personajes como Virginia Chambers, María del Carmen Elu, Taly Valenzuela, Roberto Bravo y muchas amigas, consejeros y tutoras que acompañaron y ayudaron en el desarrollo personal y profesional. La pasión por la literatura reposa en cada línea, muestra sin pudor ese deseo por la lectura y la escritura, tal vez como una forma de "calmar la sed y el hambre de tenerla".

    Los relatos se desarrollan en hogares, aulas, comunidades, instituciones, foros, estados y países. Sometí el rol de género asignado culturalmente al construido por necesidad y autodeterminación. En la literatura se ha privilegiado el rescate de semblanzas de vida de los hombres y muy poco de las mujeres, aunque por alguna razón hayan destacado, excepto las biografías de enfermeras religiosas, escritas por mandato de sus confesores, quienes además las "revisaron". Es de mal gusto hablar de sí misma", aún se lee en algunos manuales dirigidos a las mujeres. Esas publicaciones no pasarían una evaluación con indicadores de equidad, hay quienes siguen empeñados en preservar la discriminación con las más variadas y obsoletas razones, incluido el campo de la literatura. Estas y otras razones me impulsaron a escribir estas historias libres de censura.

    La tarea se cumplió gracias a la memoria propia y ajena, a las imágenes en los medios, a las fotografías, con sus recuerdos y el afecto que refresca. No fue para llenar el ocio, sino para ofrecer relatos de una vida, material para la construcción de la historicidad de un grupo, el de enfermería. Aunque es un desafío escribirlas, invito a mis colegas, para que también lo hagan, hay tantas historias por contar, todo acto por pequeño que parezca trasciende, "recordar que las huellas del pasado son mensajes para el futuro".

    Me han publicado material técnico y literario, un premio nacional de poesía, otro de narrativa y varios reconocimientos nacionales por mi trayectoria en el campo de la salud. Esto me hace confiar en que voy por buen camino. En mis libros he abordado varios temas, con mis propios personajes, ángeles, demonios o simples seres humanos. En algunos tal vez me traicionó el subconsciente y sin darme cuenta se mezclaron los derechos humanos, la salud, la medicina, en otros fueron el tema principal, los personajes respondieron a los recuerdos o a la creación. Hacerlo ha sido un placer y una agonía.

    En ocasiones respondían a lo que esperaba de ellos, en otras la trama de la ficción era la guía para reacciones o finales inesperados, con ciertos dejos descarnados y muchas veces poéticos, según el comentario generoso a uno de mis libros del escritor Dionicio Morales. Este texto no me ha dejado del todo satisfecha, me ayudó a darlo por finalizado el recuerdo de mi amiga Virginia Chambers que citaba con frecuencia la frase "más vale terminado que perfecto". Quizá encuentren semejanzas en el deseo de trascender que muchos llevamos dentro, si además algunas líneas sirven de espejo o de incentivo, valió la pena.

    La autora.

    Raíces y algo más

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    S olo pude rescatar información de cuatro generaciones que nacimos en Cerritos, S. L. P. Sé que en el lugar, antes llamado San Juan de los Cerritos, hubo Chichimecas, Guachichiles, Pames y otros pueblos indios a la llegada de los españoles.

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