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En El Principio Todos Eramos Felices: Hoy Puede Ser Feliz De Nuevo!
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Libro electrónico398 páginas5 horas

En El Principio Todos Eramos Felices: Hoy Puede Ser Feliz De Nuevo!

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Información de este libro electrónico

A pesar de haber sido exitoso en muchos aspectos durante mi niez, juventud y temprana adultez, tambin acumule grandes fracasos y frustraciones que me hicieron un hombre duro, insensible a la necesidad ajena, con grandes vacos internos, incrdulo e infeliz. Las becas de estudio, dos idiomas, buenos empleos, trabajo de ayuda social, viajes, casa propia, carro, desempeo empresarial y profesional satisfactorio, no fueron suficientes para alcanzar mi felicidad.
Manej altos niveles de altivez, orgullo y egosmo, sentimientos de
culpabilidad y una gran rabia por no haber podido alcanzar las metas y
pretensiones que deseaba tener en mi vida.
Mis mayores desilusiones fueron no poder estudiar la carrera universitaria que yo quera; el martirio provocado por la inutilidad para evitar la muerte de mi madre despus de padecer una larga y tediosa enfermedad que le provoc la muerte; adems, sufr una de las ms traumticas y frustrantes situaciones en la vida de una persona: un divorcio. Esto me hizo olvidarme de Dios.
Pero luego, despus de muchos intentos de bsqueda de esa tan ansiada felicidad que yo daba ya por perdida, hubo un descubrimiento azaroso en mi caminar que transform mi existencia.
Hoy, despus de veintiocho aos, disfruto de una inexplicable y asombrosa felicidad, producto de un cambio en mi sistema de vida, guiado por un poder infalible. Hoy puedo afirmar que mi vida
est llena de gozo, de anhelos, de expectativas, dejando atrs todos mis temores.
Si usted ha estado viviendo algo parecido a lo mo, no desperdicie ni un instante ms de tiempo y lase este libro para que tambin encuentre su felicidad.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 oct 2016
ISBN9781506514215
En El Principio Todos Eramos Felices: Hoy Puede Ser Feliz De Nuevo!
Autor

Héctor Villalobos

Nací en San José, ciudad capital de Costa Rica. Segundo hijo de una familia de siete. De padres trabajadores y de grandes valores morales; sencillos, humildes, poco preparados académicamente. Los ingresos que mis padres generaban solo alcanzaban para tener un techo, comer bien, comprarnos ropa una vez al año; es decir, nos suplían lo estrictamente necesario. Sin saberlo, pero con mucha intuición, mi padre, me inculcó una gran afición por la lectura, el conocimiento, y yo perseveré en el estudio y la investigación. Mi padre me regaló un libro cuando aún ni siquiera había entrado a la escuela, y, por lo tanto, todavía no sabía ni leer ni escribir. Terminé mis estudios primarios y secundarios con muy buenas notas, siempre estando dentro de los mejores promedios de notas en mis clases. Me gradué en Administración de Empresas, adquiriendo experiencia en campos como los sistemas de información gerencial, tesorería y finanzas, y por los últimos treinta años me he desempeñado como agente de seguros y finanzas en varios países de América Latina. Conocí de Dios y su Palabra después de mi matrimonio con mi esposa Giselle, con la que tengo dos hijos ya adultos, además de dos hijos que tuve en mi matrimonio anterior. Vivimos diecisiete años en Weston, Florida y en la actualidad habitamos en Woodstock, Georgia. Mi esposa y yo hemos servido a la comunidad brindando consejos a parejas matrimoniales y familias dando seminarios, retiros, talleres, charlas, etc. Este el primero de una serie de libros que escribiré por inspiración espiritual y por vivencia.

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    Vista previa del libro

    En El Principio Todos Eramos Felices - Héctor Villalobos

    Copyright © 2016 por Héctor Villalobos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016908418

    ISBN:   Tapa Dura              978-1-5065-1385-0

                 Tapa Blanda           978-1-5065-1420-8

                 Libro Electrónico   978-1-5065-1421-5

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina Valera Contemporánea (RVC) Copyright © 2009, 2011 por Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser utilizada solamente bajo licencia.

    Fecha de revisión: 13/10/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    CAPITULO 1 ¡TODO COMENZÓ SIENDO FELICES!

    CAPÍTULO 2 ORIGEN Y CONSECUENCIAS DEL MAL

    CAPÍTULO 3 ¡ALGUIEN QUE NOS RESCATE!

    CAPÍTULO 4 NUEVO NACIMIENTO Y NUEVA CRIATURA

    CAPÍTULO 5 UNA NUEVA MANERA DE VIVIR

    CAPÍTULO 6 LA COMUNIÓN CON EL CIELO

    CAPÍTULO 7 LA COMUNICACIÓN CON EL CIELO

    CAPÍTULO 8 LAS REGLAS ESCRITAS DEL REINO DE LOS CIELOS

    CAPÍTULO 9 MÚSICA QUE ABRE LOS CIELOS

    CAPÍTULO 10 LOS PEQUEÑOS CIELOS EN LA TIERRA

    CAPÍTULO 11 ARMAS PARA GOBERNAR LA COLONIA TERRESTRE

    AGRADECIMIENTOS

    Esta obra ha sido dada a luz después de un largo embarazo en donde mi ser integral sufrió un proceso de transformación total. Mi vida estaba corriendo río abajo sin ninguna guía, sin ningún derrotero, sin saber a dónde iba a parar.

    De alguna manera hoy entiendo que, sin la guía no solicitada de un Dios misericordioso, sabio, amoroso y compasivo, hoy no sería yo quien soy, y por supuesto esta obra no hubiera sido escrita.

    Fue por allá en los ochentas donde mi angustiada vida comenzó a colocarse sobre los rieles de un tren, guiada por un ser invisible, quien me llevó a conocer que existía un propósito por el cual yo había sido traído a este mundo.

    Por eso mi primer agradecimiento se lo debo dar a Dios. Ese ser que se apiadó de mí, vio mi desconsuelo y mis frustraciones, por las malas acciones y decisiones tomadas por mi hasta ese momento. Me enseñó un nuevo camino por donde debía haber caminado toda mi vida y me mostró su amor y su perdón a pesar de que por un tiempo yo renegué de Él.

    En este segundo capítulo de mi vida, Dios atravesó a una mujer que por su firmeza, amor, carácter, valentía y osadía, obedeció a Dios; y a pesar de mi ignorancia, mi intolerancia, mi rebeldía y mal carácter, supo poner sus límites y no se rindió antes mis embates.

    Ella es mi esposa Giselle a quien le amo por sobre todas las cosas en este mundo. También le agradezco su tenacidad para estarme recordando todo el tiempo que debía cumplir con la orden de Dios de terminar este libro.

    Tengo cuatro grandes hijos cuyas experiencias me han servido para conocer muchas de las circunstancias que se enfrentan en la vida, positivas y negativas, y que de alguna manera también colaboraron, sin saberlo, aportando material muy valioso para esta obra.

    En la primera etapa de mi vida fui un padre que desconoció la existencia de Dios, y por eso mis dos primeros hijos Leonel y Danilo, contribuyeron grandemente con sus enseñanzas para que yo lograra salir de la ignorancia espiritual y poder reconocer que sin Dios es imposible vivir.

    También les agradezco la paciencia con que soportaron a un padre indolente, terco, orgulloso y prepotente. Su contribución en estos complicados y destructivos campos fueron muy valiosos como testimonios para este libro.

    En la segunda etapa de mi vida nacieron Elaine y Héctor Josué, los cuales vivieron mi transformación paso a paso. Quizás fue tan doloroso para ellos como lo fue para mí, pues fue una etapa en donde mis valores, principios y creencias fueron convulsionados y cambiados de la oscuridad a la luz.

    El cambio fue progresivo; algunas veces victorioso, otras veces, frustrante; pero al final todos juntos logramos llegar a una etapa de éxito y convencimiento, sabiendo que la vida si vale la pena vivirla, siempre que sea a la manera de Dios.

    A todos mis cuatro hijos les agradezco sus aportes para esta obra. Ustedes no saben la contribución que hicieron para que este libro fuera escrito. Les pongo una tarea: cuando lo estén leyendo, intenten sacar los pasajes en los cuales sus vidas han quedado reflejadas.

    El agradecimiento hacia Dios también lo hago extensivo a una persona de Barranquilla Colombia, la Pastora Edilsa Segura, quien a través del don profético fue usada para darme tres mensajes del cielo en un lapso de tres años, de los cuales ya se han cumplido dos: la escritura de este libro y el traslado a Atlanta, Georgia. El tercero vendrá muy pronto.

    Teniendo ya el libro escrito, sin dinero para pagarle a alguien, sin saberlo, dentro de un grupo de estudio bíblico que yo dirigía, apareció una mujer que hace trabajo lingüístico y se ofreció a ayudarme en la depuración del libro. Hablo de la gran señora Narda McCarthy. Agradezco altamente a Narda el empeño, dedicación, profesionalismo y esmero con que dedicó tiempo de donde no tenía para realizar la edición de este libro.

    También tengo que agradecer el gran talento de un muchacho de 14 años, miembro de mi iglesia, a quien le narré el contenido del libro para que me diseñara un primer boceto para la portada del mismo. Oscar Taboada captó excelentemente bien la idea del tema libro con solo una breve explicación que le diera del mismo y la plasmó gráficamente en forma genial. Gracias Oscar, bendigo tu talento.

    Por último, debo agradecer a todas aquellas personas que de alguna manera aportaron conocimiento y sabiduría a mi educación formal e informal para adquirir todo ese material que fue necesario conocer en vida, para que yo fuera formado y transformado. No me atrevo a decir nombres para evitar el dejar a alguien por fuera.

    Así como existen monumentos en el mundo al soldado desconocido, cuando muchos colaboraron en una guerra, así diré yo a los maestros desconocidos, para no incurrir en ningún riesgo de desmerecer a nadie.

    Aquí incluyo familiares, amigos, maestros, profesores, empresarios, profesionales, escritores, científicos, y hombres y mujeres de Dios.

    Saludos a ti amigo o amiga que tienes este libro en tus manos. Te deseo un lindo viaje a través del mismo y si lo tienes a bien, cuando termines de leerlo, me gustaría conocer tus comentarios.

    Disfrútalo.

    Héctor Villalobos

    Atlanta, Georgia, Setiembre 30, 2016

    PROLOGO

    Desde tiempo atrás empecé a acariciar en mi mente la necesidad de escribir un libro. Sin embargo, venía a mí el recuerdo de aquel momento que viví siendo un estudiante jovencito de enseñanza secundaria, y por temor, me detenía.

    El liceo, o colegio, al cual yo asistí en mi natal Costa Rica, publicó un concurso para que todos los estudiantes participáramos; se trataba de escribir algo como un ensayo, un poema o un cuento. Sin saber el ¡por qué!, decidí participar. Recuerdo que escribí un cuento.

    El día que se entregaron los resultados, yo esperaba por lo menos estar en los tres primeros lugares, pues mi auto estima en aquellos tiempos competía con la de Supermán, Tarzán o cualquiera otro de los héroes conocidos de la época.

    Fue una gran decepción para mí saber que ni siquiera fui acreedor de un pergamino honorífico por mi participación.

    Por eso, aunque la idea siguió en mi mente por muchos años, el temor a un nuevo fracaso como escritor me detenía.

    Mi deseo nunca fue convertirme en un literato o novelista, sino más bien en una especie de comunicador de toda aquella información que fuera importante para mí. Mi pensamiento era que, si algo era importante para mí, me gustaría que otros también lo conocieran.

    Ya en los años de mi madurez, hace unos siete años, cuando escribía los propósitos de año nuevo, comencé a confesar que iniciaría la escritura del tan anhelado tesoro.

    Aun así, me tomo un par de años más iniciarlo hasta verlo terminado en este año 2016.

    Sin embargo, viendo mi vida de manera retrospectiva, creo que no hubiera podido escribir sobre un buen tema. Hoy sé que, la materia sobre la cual he escrito este libro, se basa en mi vida pasada, presente y futura, sin ser una biografía. Por esa razón, tuve que esperar vivirla para luego escribir sobre ella.

    Escribo sobre conocimiento adquirido de la sabiduría de muchas personas, pero, sobre todo, sobre experiencias vividas.

    Cuando hablo de conocimiento adquirido me refiero a tantas personas que directa o indirectamente me aportaron enseñanzas. Mi hábito de lectura adquirido desde pequeño e inspirado por mi padre, me hicieron realizar viajes largos e interminables sobre cantidad de información literaria, científica, novelística, biográfica, y por, sobre todo, lo aprendido de personas de gran renombre en los campos educativo, deporte, arte, ciencia, historia, literatura, etc., que de una u otra manera, se relacionaron conmigo.

    Muchos de ellos no los conozco ni me conocieron, pero yo conocí de ellos a través de obras que plasmaron para la humanidad las cuales pasaron por mis manos y mi vista. Por eso, debo decir a todos ellos gracias. Gracias porque debido a los granitos de arena que esparcieron por el mundo, yo recibí sus pensamientos y conocimientos para alimentar mi mente y todo mi ser.

    Pero también tengo otra fuente sumamente importante que afectó mi vida en los últimos 30 años. Hablo del libro de libros y el mejor best seller de todos los best sellers desde que se inventó la imprenta. Hablo de la Biblia, el mejor libro de auto ayuda que pude encontrar después de haber sido un fanático de muchos más.

    No puedo hablar de un libro tan famoso como la Biblia, sin hablar de su autor. Dios dejó este manual en manos del hombre para que orientáramos el camino de nuestra vida en este mundo tan tortuoso donde nos tocó estar.

    Es la historia de mi vida, la cual puedo dividirla en un antes y un después de empezar a leer, estudiar, escudriñar, reflexionar y enseñar sobre ese famoso libro. Realmente trasformó mi pensamiento, mi manera de ser, mi vida.

    Nadie podía imaginar que un hombre tímido, lleno de necesidades materiales, emocionales, psicológicas, mentales, pudiera ser renovado y sacado de una vida simple y complicada a la vez, llena de prejuicios y complejos, a una vida de satisfacción, llenura, gozo y paz.

    Doy gracias a Dios que envió a una persona con un mensaje del cielo y que me ayudo a cuajar este libro, para que otros se den cuenta que si hay esperanza y potencial para realizar un cambio en nuestras vidas.

    Si usted, como me paso a mí al llegar a los 30 años, siente que su vida no tiene sentido, que nada le satisface, y no desea vivir el resto de su vida teniendo el mismo sentimiento de inutilidad con los mismos resultados o peores.

    Si usted piensa así, , usted es un buen candidato para que lea este libro. Y confío que le dará una guía sobre como pasar de ser una persona infeliz a una doblemente feliz, se lo aseguro.

    CAPITULO 1

    ¡TODO COMENZÓ SIENDO FELICES!

    CONCEPTO DE LO ETERNO

    Hay dos cosas que la mente del hombre no necesita hacer un gran esfuerzo para reconocerlas. No es necesario un profundo estudio para comprobarlas y verificar su existencia e influencia en este mundo y en nuestras vidas. Estas dos cosas son el bien y el mal.

    Cuando hablamos del Bien, intuitivamente pensamos en la existencia de Dios. La gran mayoría de las personas nacen con la idea de que existe un ser superior, presente desde la eternidad y para la eternidad. Un porcentaje muy alto, cercano al cien por ciento, de las personas a quienes se les pregunta si creen en la existencia de Dios, responden con un categórico .

    Por lo general, en el occidente tenemos la idea de un Dios que creó y rige el Universo; y, que también creó al ser humano y lo puso en la Tierra para que se multiplicara.

    También creó un manual donde escribió la historia de la humanidad y dio una serie de instrucciones para que el hombre pudiera tener una vida productiva, bien relacionada, para disfrutarla feliz y en paz.

    En ese manual, al cual llamamos La Biblia, Las Sagradas Escrituras o, La Palabra de Dios, encontramos varias observaciones que nos refuerzan lo dicho anteriormente.

    La primera está en el libro de Eclesiastés 3:11 y dice así:

    En su momento, Dios todo lo hizo hermoso, y puso en el corazón de los mortales la noción de la eternidad, aunque éstos no llegan a comprender en su totalidad lo hecho por Dios.

    La segunda está en el libro de Romanos 1:20, y nos dice:

    Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se los reveló; porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas.

    La tercera está en Salmos 19:1:

    Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento revela la obra de sus manos.

    Desde que nacemos y tenemos uso de razón, somos conscientes de que existe un algo que nos eleva más allá de lo que captan nuestros sentidos. Por eso especulamos y nos preocupamos por asuntos como estos:

    • ¿Cómo fue creado todo lo que es y existe?

    • ¿Cómo fueron creados el universo, la tierra, los animales, las plantas, los primeros seres humanos?

    • ¿Hacia dónde va este mundo?

    • ¿Qué va a pasar con él?

    • ¿Hasta dónde llegaremos con la supuesta evolución, la cual al final se ha convertido en destrucción, de nuestra tierra y del ser humano incluido?

    • ¿Qué hay más allá de la muerte para el ser humano?

    El hombre trae eternidad dentro de sí y por eso le interesa lo que fue antes, lo que es ahora y lo que será en el futuro.

    Romanos 1:20, y Salmos 19:1, nos dicen que Dios no necesita demostrar su existencia; basta con mirar alrededor nuestro para intuir que Él existe y que a través de su poder ha creado y sustenta todo lo que nos rodea.

    Dios es espíritu y por eso no se manifiesta materialmente, pero cuando nos ponemos de su lado y creemos en Él, su influencia en nuestra vida lo hace más real que cualquiera de nosotros mismos.

    Dios nunca se ha preocupado por demostrar su existencia. Desde su punto de vista, Él mismo la dio como un hecho en su Palabra diciendo:

    Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último (Apocalipsis 22:13)

    Dios utiliza las letras primera y última del alfabeto griego para indicar que Él abarca todo el tiempo; como dirían los matemáticos, de infinito a infinito.

    Sin embargo, Dios, en su omnisciencia, sabía que algunos negarían su obvia existencia y se harían necios.

    Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.

    Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:21-23)

    Dentro de sí dicen los necios: Dios no existe… (Salmos 53:1)

    La Palabra nos indica que Dios tiene su habitación en el lugar llamado cielo o paraíso, ubicado más allá del firmamento conocido por el hombre. El apóstol Pablo lo llamó en una de sus cartas el tercer cielo. Veamos algunas de las Escrituras que lo mencionan:

    El Señor está en su santo templo; el Señor tiene su trono en el cielo… (Salmos 11:4)

    Desde su alto santuario, el Señor observa; desde los cielos, el Señor contempla la tierra… (Salmos 102:19)

    Así ha dicho el Señor: El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies… (Isaías 66:1)

    Padre nuestro que estás en los cielos, … (Mateo 6:9)

    ERA NECESARIO CREAR AL HOMBRE

    Una de las características más importantes que forman parte de los atributos de Dios es el amor. No solamente es un adjetivo de su carácter, sino que su Palabra dice en la Primera carta de Juan 4:8:

    El que no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es amor.

    El amor conlleva una gran cantidad de sinónimos: cariño, afecto, pasión, apego, ternura, amistad, simpatía, estima, servicio, cordialidad, atracción, intimidad, deleite y esmero. Todos ellos tienen que ver con la relación entre Dios y los seres humanos, así como entre ellos mismos.

    El amor existe para ser entregado a otros; lo tenemos y lo expresamos de muchas maneras a favor de otras personas. De nada nos sirve tener mucho amor si no lo compartimos.

    Esta virtud no es para que una persona la tenga y se la aplique a sí mismo, el amor no se atesora como las joyas que se guardan en una caja fuerte.

    El que aplica el amor a sí mismo cae dentro de lo conocido como narcisismo, que es un desorden en la personalidad que puede llegar a extremos patológicos. En éste, el individuo sobrestima sus habilidades, su belleza, sus capacidades, y tiene una enfermiza necesidad de admiración y afirmación.

    Un sano amor y apreciación hacia la creación de Dios que somos nosotros, es importante ya que para poder amar a otros en plenitud necesitamos empezar por amarnos a nosotros mismos.

    Dice Marcos 12:33:

    Y el amarle con todo el corazón, el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.

    Dios, desde su lugar de habitación, sintió la fuerte necesidad de compartir su amor.

    Entonces dijo Dios: ¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza!… (Génesis 1:26)

    PERO, ¿EN DÓNDE LO ESTABLECEMOS?

    Cuando la creación del género humano era solo una idea en la mente de Dios, Él tomó la decisión de crear un lugar especial en donde ubicarlo.

    No solo pensó en el lugar, sino que también pensó en su medio ambiente. Por eso, se tomó seis días y con solo su Palabra creó el Universo y todo lo que en él existe.

    Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.

    Y dijo Dios: ¡Qué haya luz! Y hubo luz. Y vio que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas; a la luz, Dios la llamó Día y a las tinieblas las llamó Noche. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día primero.

    Luego dijo Dios: ¡Qué haya algo firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas! Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo. Y así fue. Dios llamó cielos a la bóveda. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día segundo.

    También dijo Dios: ¡Que se junten en un solo lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que se descubra lo seco! Y así fue. A lo seco, Dios lo llamó tierra y al conjunto de las aguas lo llamó mares. Y vio Dios que era bueno.

    Después dijo Dios: ¡Que produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su género, y cuya semilla esté en ellos! Y así fue.

    Y así la tierra produjo hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árboles que dan fruto según su género, y cuya semilla está en ellos. Y vio Dios que era bueno. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día tercero.

    Luego dijo Dios: ¡Que haya lumbreras en la bóveda celeste, para que separen el día de la noche y sirvan de señales para las estaciones, los días y los años! ¡Que sirvan de lumbreras en la bóveda celeste, y que alumbren sobre la tierra! Y así fue. Y Dios hizo las dos lumbreras: el sol, para ser el rey del día, y la luna, para ser la reina de la noche. Además, hizo las estrellas. Y las puso en la bóveda celestial, para que alumbraran sobre la tierra, para que reinaran en el día y en la noche, y para que separaran la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día cuarto.

    Y dijo Dios: ¡Que produzcan las aguas seres vivos, y aves que vuelen sobre la tierra, por la bóveda celeste! Dios creó entonces los grandes monstruos marinos, y todo ser vivo que repta y que las aguas produjeron según su género, y todo animal alado según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    Y Dios los bendijo con estas palabras: ¡Reprodúzcanse, multiplíquense! ¡Llenen las aguas de los mares! ¡Que se multipliquen las aves en la tierra! Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día quinto.

    Luego dijo Dios: ¡Que produzca la tierra seres vivos según su género; y bestias, serpientes, y animales terrestres según su especie! Y así fue. Y Dios hizo animales terrestres según su género, y ganado según su género, y todo animal que repta sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno (Génesis 1: 1-21)

    Vemos como Dios creó el universo con su firmamento, donde estableció un orden sobre las estrellas, las galaxias, los planetas, que formarían en conjunto un ambiente propicio para que el hombre habitara en él.

    Al concebir la creación del hombre, Dios escogió un pequeño planeta dentro de la inmensidad sideral, llamado tierra, para que este fuera su habitación.

    De un solo hombre hizo a todo el género humano, para que habiten sobre la faz de la tierra, y les ha prefijado sus tiempos precisos y sus límites para vivir… (Hechos 17:26)

    Los cielos son los cielos del Señor; a los mortales nos ha dado la tierra (Salmos 115:16)

    Dios formó el medio ambiente de la tierra con el día, la noche, el sol, la luna, el firmamento; creó la tierra firme, los mares, los ríos, las montañas, los lagos, las estaciones, y agregó la flora y la fauna necesarias para que al género humano no le faltara nada.

    De acuerdo a las Escrituras, Dios solo formó vida en el planeta tierra. Es lamentable ver como los países han gastado tanto dinero en investigación y creación de cohetes y vehículos espaciales, para visitar otros planetas esperando encontrar vida en ellos y terminar llevándose la desilusión de que no la hay más que en la tierra.

    No existen los extraterrestres; esto solo ha estado en la imaginación de los hombres necios. Si a Dios le hubiere placido crearlos, nos lo hubiera dicho en su palabra, pues Él es un Dios que habla la verdad. Él es la verdad, en Él no hay mentira, ni engaño.

    Aahh… además, si esos seres existieran, también necesitarían salvación, y en lugar de ellos venir a nosotros, por lo que establece la Gran Comisión, Dios nos hubiera facilitado las cosas para hacer viajes misioneros interplanetarios para llevarles el evangelio del Reino. Créalo, es así.

    CREACION DE LA HUMANIDAD

    A pesar de que Dios, en el cielo, estaba rodeado de ángeles, arcángeles, serafines y querubines, su mayor satisfacción fue crear a los seres humanos a su imagen y semejanza, con el único fin de vaciar su amor en ellos por la eternidad. Lo único que Él pedía a cambio era reciprocidad y que le glorificaran solo a Él.

    Ante mis ojos tú eres grandemente estimado y digno de honra. Yo te amoA todos los que llevan mi nombre. Yo los he creado. Yo los formé y los hice para gloria mía (Isaías 43:4-7).

    El gran propósito de Dios Padre, fue crear un lugar con las mismas características del Cielo, su habitación, haciendo que la humanidad que fue creada, se hiciera cargo de la administración del lugar.

    Podemos comparar esta figura con la historia de los Reinos de Inglaterra, España, Francia y otros, cuando se establecieron en territorios no descubiertos.

    Este proceso se conoce con el nombre de colonización. Al nuevo territorio se le llama colonia. Por lo tanto, Dios quiso establecer una colonia del reino de los cielos en la tierra, regida por un gobernador (El Espíritu Santo) y administrada en concesión por los humanos.

    Así pues, estando todo preparado, Dios procedió a la creación de la raza humana, asignándole esta importante tarea.

    Entonces dijo Dios: ¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza! ¡Que domine en toda la tierra sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y las bestias, y sobre todo animal que repta sobre la tierra! Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.

    Y los bendijo Dios con estas palabras: ¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!

    Y dijo Dios: ¡Miren! Les he dado toda planta que da semilla y que está sobre toda la tierra, y todo árbol que da fruto y semilla. Ellos le servirán de alimento.

    Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ese fue el día sexto (Génesis 1:31)

    Podemos notar varios puntos importantes en la Creación:

    • El hombre y la mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios. Primero fueron espíritus antes de tener cuerpos, pues Dios es espíritu.

    • La creación espiritual del hombre y la mujer fue realizada al mismo tiempo, por lo que no hubo ninguna prioridad de uno sobre el otro. El ser

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