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Iboga: Un Viaje Del Alma
Iboga: Un Viaje Del Alma
Iboga: Un Viaje Del Alma
Libro electrónico546 páginas13 horas

Iboga: Un Viaje Del Alma

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Iboga, a journey of the soul, Albert Lee deftly combines real explanation of ibogaine, a natural psychoactive substance from Africa with insights on personal spiritual development and self-reflections on a changing Irish culture and a candid autobiography.

The author describes, with power and emotion, the experience that is growing up in a small town in the Irish Republic in a time when both the population and the institutions were controlled by the Catholic Church. Having spent two years studying to become a priest, the author gave a twist to his religious faith and embarked on a geographical and spiritual odyssey that culminated in an inner transformation performed by iboga, a powerful sacred plant consumed in an African ceremony and in the West (ibogaine substance) is used to help overcome addiction to heroin. Use a particular level has been banned in several countries, including the United States, although, as demonstrated Albert, is not at all a recreational substance and has amazing healing properties.

This first book on ibogaine for the general public of Albert Lee combines real information based on solid arguments about their experience with iboga along with personal recollections about how it gave him the opportunity to conduct an inner transformation. This process allowed him to heal psychic wounds and get value the spiritual world to achieve this through an integrated reality that Albert compared to Holy Grail of Arthurian legends connection.

Iboga, a journey of the soul a unique and momentous book in line to get Carlos Castaneda fascinate and enlighten readers interested in personal development, spirituality and nature of the therapeutic and transformative use of mind-altering substances is , all accompanied by reflections about the Irish culture and identity. Highly recommended for all readers interested.
IdiomaEspañol
EditorialAuthorHouse
Fecha de lanzamiento18 jul 2013
ISBN9781452019611
Iboga: Un Viaje Del Alma
Autor

Lee Albert

En una implacable lucha por la libertad debido a problemas que había arrastrado toda su vida y a un ardiente deseo de hacer realidad sus sueños, pasó dos años en un seminario irlandés, se sometió a terapia Primal intensiva, recibió formación en técnicas de liberación emocional, exploró los pensamientos de Krisnamurti y, finalmente, desesperado, abandonó toda creencia. Es licenciado en química e ingeniero de sistemas, además de monitor de windsurf. Ha vivido y viajado por 36 países y ha sido profesor en África. Completó su búsqueda mediante lo que denomina «El Proceso Iboga»™ y se embarcó en un viaje milagroso de descubrimiento personal y reconexión con su yo interior. Ahora su interés se centra en el modo de confrontar el pasado personal para llegar al descubrimiento de uno mismo, a la felicidad, la realización personal y a la propia inmortalidad.

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    Iboga - Lee Albert

    © Lee Albert, 2013. Reservados todos los derechos.

    Published by AuthorHouse 05/16/2013

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, de grabación o fotocopia, sin permiso previo del autor.

    ISBN: 978-1-4520-1958-1 (hc)

    ISBN: 978-1-4520-1960-4 (sc)

    ISBN: 978-1-4520-1961-1 (e)

    Impreso en los Estados Unidos de América

    Bloomington, Indiana

    Índice

    Agradecimientos

    Prólogo de Howard Lotsof

    Prólogo de Karl Naeher

    Prólogo de Lee Albert

    Prefacio

    El femenino divino

    1. La diosa, el mito y el hombre moderno

    2. El mito del Grial

    3. La Isla del Destino

    4. La Tierra baldía

    Una niñez irlandesa

    1. En el oeste

    2. El sabor de la libertad

    3. La Nefastísima Trinidad

    4. La serpiente

    Una búsqueda del Grial actual

    5. 33 Eccleston Square

    Dublín, 1997

    33 Eccleston Square

    James Leigh: un buen hombre

    Trabajar, descansar y tocar

    En busca de un nuevo camino

    La llamada a la aventura

    6. Iboga: un antiguo camino

    Howard Lotsof, Eric Taub y Karl Naeher

    El contexto africano de la iboga

    ¿La iboga es un fenómeno Bwiti?

    Iboga: una espiritualidad africana

    Descripción de la ibogaína

    El extracto Indra

    La ibogaína: ¿un alucinógeno?

    Iboga: un agente que divide la mente

    Una sesión iboga

    ¿Por qué elegir iboga?

    Un idioma universal

    7. Windsurfing: una apertura psíquica

    Un lugar en España

    Un espejo de la vida

    Un ángel en mi mesa

    Una triste partida: una puerta se cierra, otra se abre

    Confusión creada por uno mismo

    ¿Ayuda sobrenatural?

    ¿Qué esperaba que sucediese?

    8. Diario: viaje 1977-1984

    Acercamiento al castillo del Grial

    9. El ceremonia de iniciación de Lucifer

    Venecia: un lugar de misterio

    Leonard Cohen: el hotel Chelsea

    El paso del primer umbral: vida y muerte

    Autodesintegración: el avance de la serpiente iboga

    Encuentro con la audiencia

    Curaciones y lecciones preliminares

    Un exorcismo africano: la humildad primero

    Un regreso espiritual

    Diario: África 1984 – 1992

    La iniciación comienza: Lucifer

    Diario: Australia 1992 – 1997

    Llegada a la edad adulta y aceptación en la tribu

    Unción con aceite

    Reeducación de la mente del ego

    Y después un café

    ¿Nos conocemos de algo?

    10. El campo de la aventura

    El Proceso Iboga

    1. Las tres fases de «El Proceso Iboga»

    1.1 La mente del alma, del ego y el cuerpo emocional

    1.2 La curación es un proceso estructurado

    1.3 La Sede de la mente

    1.4 El Proceso Iboga y las fases de las sesiones

    1.5 El proceso para llegar a Ser yo

    2. Reflexiones sobre mi Proceso

    2.1 La sesión en sí

    2.2 La progresión del hombre

    2.3 Un pacto con el diablo

    3. El Proceso Iboga: consideraciones

    3.1 ¿Qué estás buscando?

    3.2 Escenario y lugar

    3.3 Después del tratamiento

    3.4 Iboga y terapia

    3.5 ¿Cuántas sesiones?

    3.6 ¿Cuál es la mejor forma de tomar iboga?

    3.7 Sensaciones físicas

    3.8 Cuestiones de seguridad y requisitos previos

    3.9 ¿Cuáles son los riesgos?

    3.10 Curación y dosis adecuada

    3.11 La iboga y la drogadicción

    3.12 La corrupción de la adicción

    4. Observaciones prácticas

    Apéndices

    1. Rituales de iniciación Bwiti

    2. Libros, sitios Web e información sobre iboga

    2.1 Referencias

    2.2 Información sobre iboga / ibogaína

    El Santo Grial

    image1.tif

    De cómo en el Castillo de Corbin una doncella descalza

    sosteniendo el Sangreal

    predijo las hazañas de Galahad.

    De Arthur Rackham.

    Reproducido con premiso del Proyecto Camelot de la

    Universidad de Rochester, Nueva York, EE.UU.

    La Princesa italiana,

    cuya sonrisa inspiró este libro.

    Agradecimientos

    M e gustaría agradecer la motivación constante que he recibido de algo que valoro sinceramente: el poder y el amor de la mujer. Los misterios y bellezas de ésta son divinos y es Dios quien los otorga. Qué triste es que el hombre les imponga su moral, sin ni siquiera comprender su propia naturaleza, y menos la de ellas. Cuántas maravillas se pierde. Qué triste es que el hombre por su orgullo no sea capaz de arrodillarse ante su altar. Esto es seguro el reflejo de la tierra baldía del hombre moderno que ha obligado a la diosa a desaparecer en la bruma.

    Quiero dar las gracias a Karl Naeher, quien ha sido un compañero muy necesario durante el transcurso de los acontecimientos descritos en mis libros. Gracias al poder del correo electrónico me ha sido posible mantener una conexión vital con alguien que sabía por lo que estaba pasando. También deseo expresar mi agradecimiento a mi amigo Séan, que me proporcionó al principio del proceso de redacción su aliento y crítica constructiva. En este sentido también debo agradecer a mi amigo Hans su incalculable contribución en el último momento para la preparación final del manuscrito. Su ayuda sólo podría ser descrita correctamente como una intervención divina. También me gustaría dar las gracias a mi amiga Elena por su ayuda con los dibujos.

    Mi padre y mi madre merecen una mención especial de agradecimiento por los desinteresados sacrificios que hicieron por nuestra familia. Fue mucha la presión laboral a la que estuvieron sometidos durante la etapa de mi crecimiento. De niños hay muchas cosas que no comprendemos o que no apreciamos. El trabajo de curación personal que he llevado a cabo me ha permitido fortalecer mis lazos con ellos. También me alegra poder decir que mi padre ha estado conmigo presente en espíritu mientras escribía este libro y que continúa siendo una fuente importante de apoyo para mí.

    Todo el mundo necesita un lugar en el que poder tomarse algo, así es que me gustaría también dar las gracias a mi Cafetería Royal, sitio de encuentro que a veces es como una tempestad de cambios, donde mis amigos, los tres hermanos Miguel, Santiago y Carlos, me hicieron sentirme como en casa, un trato que sólo puede venir de gentes de buen corazón. Siempre me he sentido bienvenido allí y en buena compañía. Es una metrópolis de vida.

    También habría estado perdido si no hubiese sido por el uso que he hecho de mi gimnasio local, Granada Sport. En concreto, mi agradecimiento especial a Jose y a sus clases elementales de bicicleta estática. Fueron un torrente de energía y buenos sentimientos. Me gustaría agradecer a todos los amigos que hice allí la ayuda que recibí con mi español titubeante y el haberme hecho sentir como en casa.

    Gracias también al encantador servicio de Eliska y Raúl en el cibercafé Uninet. Aquel ambiente relajado y simpático hizo mi trabajo mucho más fácil. Y, por supuesto, gracias a las gentes de Granada y Andalucía. Su simpatía y calor ayudaron a curar un corazón roto. Por eso siempre les llevaré en el mío.

    No puedo terminar sin un especial agradecimiento a mi querida amiga Laura. Su amistad sólo puedo describirla debidamente como divina. A través de ella encontré el apoyo de una buena amiga en un momento en el que apenas hablaba español y cuando casi no conocía a nadie. También me ayudó con las imágenes de este libro. Fue una gran suerte haberla conocido al poco de mi llegada a Granada. Gracias también a nuestra amiga mutua Carmen, que también fue muy importante durante el tiempo que estuve allí.

    Mientras escribía este libro he tenido la buena fortuna de hacer muchos amigos de todas partes de España y Europa. Vuestra amistad ha significado mucho para mí. Gracias.

    Por supuesto, una palabra de agradecimiento y un fuerte abrazo a mi querida amiga Fabiola. De manera discreta me ha guiado con delicadeza en las decisiones sobre lo que escribía cuando sin darme cuenta me disponía a sobrecargar al lector con demasiada información condensada. Le di a leer los dos primeros capítulos mientras yo trabajaba en otros 11 y con toda razón me hizo ver (pero sin imponer su opinión) que los capítulos que le había dado eran un libro en sí mismos. Esta observación extremadamente útil me llevó a revisar esos textos y a convertirlos en algo mucho mayor de lo que jamás habría imaginado posible. Fabiola, por esto y por mucho más, gracias.

    Sería imperdonable olvidar dar las gracias a todos mis ayudantes espirituales siempre presentes y siempre atentos. En ningún momento tuve la impresión de que me hiciesen sentirme menos de lo que soy.

    Y finalmente a todos mis buenos amigos de todo el mundo, desde Dublín a Sydney, a quienes encontré en mi camino, gracias por el apoyo que me disteis.

    Lee Albert

    Granada,

    España.

    Dos senderos divergían en un bosque, y yo

    Yo tomé el menos transitado,

    Y ahí estuvo la diferencia.

    Robert Frost (1874-1963),

    del poema El sendero no tomado.

    (The Road Not Taken).

    La intención lo es todo

    image2.tif

    La Galaxia espiral M33.

    Foto de Bert Katzung, © 2002.

    Prólogo de Howard Lotsof

    El libro de Lee Albert, Iboga, un Viaje del Alma, es la istoria fascinante de un hombre en busca del conocimiento y la realización personal. El hecho de que decidiese seguir este camino sirviéndose de drogas sagradas no le hace diferente. Que eligiese una de las drogas menos habituales de entre estas, la ibogaína, les convierte a él y a esta historia en testimonios un tanto más excepcionales.

    La ibogaína, el principal alcaloide de la planta Tabernanthe iboga procedente del África occidental, se emplea en rituales religiosos que los bwiti de Gabón utilizan para experimentar una especie de inteligencia universal. Los efectos de la ibogaína son bastante particulares al igual que la postura adoptada por Gabón con respecto a la planta. En lugar de progresivamente ir distanciándose de sus plantas sagradas como han hecho muchos países, Gabón declaró la Tabernanthe iboga patrimonio nacional el 6 de junio de 2000.

    Mi primer contacto con la ibogaína tuvo lugar hace cuarenta años, en 1962. En esa época formaba parte de un grupo de amigos que buscaban el sentido de sí mismos mediante el consumo de una amplia variedad de plantas psicoactivas y de sustancias químicas. Entre estas se encontraban el peyote y la mescalina, el LSD y las semillas de la virgen (Morning Glory), los hongos mágicos y eventualmente la ibogaína, que para mí, como para Lee Albert, fue la más increíble de las sustancias.

    La ibogaína es bastante interesante, no sólo porque se comporta como un misil teledirigido que guía al que la consume hasta antiguos recuerdos enterrados y sucesos traumáticos, sino también debido a su capacidad farmacológica concreta para interrumpir diferentes estados de dependencia química, incluida la adicción a los opiáceos. De este modo, la ibogaína tiene la capacidad de eliminar o reducir significativamente el síndrome de abstinencia tan peligroso para los consumidores de heroína, morfina u otras drogas de esta clase cuando su intención es librarse de ellas y aliviar su dependencia.

    La ibogaína actúa sobre múltiples sistemas receptores del cerebro, lo que supone un efecto en prácticamente cada sistema químico afectado por drogas que causen adicción. En este apartado están incluidos los opiáceos, la dopamina, la serotonina y otros sistemas neurohormonales. Hay publicados en este ámbito cientos de trabajos de científicos que avalan las propiedades anti adictivas de la ibogaína. Cada estudio proporciona información nueva y un mayor conocimiento de los mecanismos subyacentes en la drogodependencia. Con el tiempo las investigaciones sobre la ibogaína pueden desembocar en un mayor conocimiento de los procesos de memoria, aprendizaje y sueño ya que actúa sobre todas estas categorías de experiencia. Uno de sus efectos más controvertidos puede ser su capacidad para producir un estado en el que la persona está soñando despierta. En este estado se experimentan visiones a la vez que el sujeto se encuentra totalmente despierto. Por lo general aquellos que han experimentado este estado creen en la capacidad de la ibogaína para interrumpir la drogodependencia. El que sea este el caso o no, se trata de una cuestión que sólo podrán responder los científicos cuando consigan desarrollar drogas de segunda generación del tipo ibogaína que carezcan del efecto de soñar despierto.

    Durante los últimos 25 años que llevo trabajando en esto he intentado introducir la ibogaína en el mercado como medicamento acreditado para tratar la drogodependencia. Siempre cuesta introducir los nuevos avances tecnológicos y la industria farmacéutica está poco interesada en tratar a un grupo de pacientes estigmatizados que conllevan una responsabilidad jurídica, esto es, un índice de mortalidad mayor que el de la población en general. Por estas y otras razones, los gobiernos y el sector privado han dado la espalda a este eficaz tratamiento que beneficiaría a millones puesto que no entra dentro de las normas establecidas del negocio y la ciencia.

    Éste es el contexto, el de la ibogaína como un tratamiento alternativo para la dependencia de drogas fuertes, en el que apareció Lee Albert. Buscaba desesperadamente un modo de desentrañar y resolver su mundo interior. Caminaba por un sendero en el que buscaba liberarse de una vida de dolor y desconcierto. Aunque él no era drogadicto, Lee recurrió a un último recurso: iboga. Después de una búsqueda fruto de la desesperación, para su sorpresa, descubrió las propiedades profundamente curativas del componente químico de esta planta, cuando se utiliza con la actitud y la intención correctas. Su intención en este libro es documentar lo que ha aprendido y proporcionar al lector profano en la materia, entre otras cosas, un conocimiento sobre lo que implica una sesión larga de ibogaína así como una mejor comprensión de las propiedades curativas de la iboga dentro del contexto de su propio camino, a menudo sembrado de dudas, desesperación y desesperanza.

    A lo largo de los años que siguieron a su primera sesión con ibogaína (septiembre del 98) Lee Albert ha continuado su exploración de la iboga y su búsqueda de entendimiento y paz interior. Comenzó de la forma tradicional haciendo sesiones terapéuticas completas que le sumían en una especie de estado de sueño profundo del mundo interior de su mente y de su alma. En la actualidad me ha descrito lo que denomina mini sesiones o sesiones con dosis bajas, que utiliza como medios de examen en los que surgen traumas originados en su vida temprana y sobre los que se puede trabajar a lo largo de un período de tiempo hasta su resolución eventual. En los siguientes libros que publique su intención es desarrollar más estas ideas e ilustrar cómo pueden aplicarse a la vida diaria de las personas que buscan soluciones profundas y reales a problemas que arrastran en sus vidas. Con su trabajo Lee Albert pasa a formar parte de una sucesión en el tiempo de curadores iboga. Al hacerlo, le está dando continuidad, un componente esencial de la experiencia iboga, ya que la continuidad es un aspecto fundamental en el camino de la curación.

    Las historias que se entretejen en este libro, y en los que seguirán, ilustran mediante el ejemplo el proceso de la búsqueda de una resolución eventual a profundos problemas personales mediante la utilización de la iboga. Con esta última publicación sobre la iboga, la importancia de la ibogaína queda más patente, y se hace, esperemos, más difícil de ignorar.

    Iboga, un viaje del alma, permite comprender cómo la iboga puede guiarnos en un proceso curativo dinámico. Al leer esta historia uno se da cuenta y empieza a comprender que la iboga es un regalo, como dijo el presidente Omar Bongo de Gabón que pertenece a toda la humanidad.

    Howard S. Lotsof

    Presidente

    Fundación Dora Weiner

    www.doraweiner.org

    Junio 2005

    Prólogo de Karl Naeher

    D e todas las personas que buscaban un tratamiento iboga, Lee fue la única que vino en barco y desde Grecia con ese objetivo. Esto hizo que se me vinieran a la mente dos imágenes: la de Ulises, el hombre que, después de un largo y duro viaje, finalmente encontró el camino de vuelta a su isla y al amor; y la del templo de Eleusis en Grecia, con 2.000 años de antigüedad, en el que se iniciaba a quienes lo solicitaban en los secretos de lo divino mediante una bebida mágica y psicodélica denominada kikeon .

    Cuando conocí a Lee por primera vez en el puerto de Venecia, me encontré con un hombre de negocios inteligente que había viajado por todo el mundo y que de forma instintiva hacía un análisis de la persona que tenía delante para realizar una clasificación útil de su personalidad, lo que no era difícil para alguien que había hecho psicoterapia durante años.

    En su viaje de curación, Lee se subió a un barco que no todo el mundo puede comprender. Este viaje le dio acceso al conocimiento necesario con el que ser capaz de controlar la vida de uno mismo en paz y amor. También curó muchas heridas. Como en las tradiciones antiguas, las revelaciones se produjeron en forma de lenguaje simbólico, no siempre fácil de descifrar.

    Este viaje, una contribución al conocimiento incalculable, muestra un modo relativamente rápido y emocionante de cruzar el oleaje del mar de nuestras almas afligidas y de encontrar el camino de vuelta a casa, donde el amor nos está esperando. Sin embargo, no puede ser descrito como un crucero de placer. Lee empleó seis años de confianza en el camino de la iboga y de observancia persistente a éste en llegar a comprender por completo el Proceso y en acercarse a su final. El dolor formó también parte del viaje. Durante estos años de persistencia, observancia y confianza, Lee exploró las aguas del Proceso para proporcionarnos pistas útiles sobre cómo realizarlo con éxito y los resultados que se pueden obtener de la iboga y de la ibogaína. Construyó un puente que conectaba un antiguo rito de iniciación africano de paso con el mundo cotidiano moderno. La historia de su vida es un ejemplo comprobable de cómo la iboga puede cambiar la vida de una persona para su Bien.

    Como Lee, el lector está llamado a participar en la emocionante búsqueda de significado de las escenas y los seres de otro mundo que aparecen durante sus viajes con la iboga. Hacer que la apariencia efímera de estos seres se convirtiese en una guía útil en la vida fue y todavía es un enorme reto para Lee y para cualquier persona que quiera ir más allá del terreno estéril de la «psicología moderna». Supone un esfuerzo considerable dar nacimiento a un nuevo lenguaje que abarque el vasto origen de la psique en contraposición a los esfuerzos científicos por aislarla de todo y por analizarla como una entidad independiente. ¿Qué lenguaje nos permite reconciliar el logos con las experiencias profundas e inefables del alma, nuestra necesidad de creatividad y amor, nuestro «niño interior», como Lee lo denomina?

    Este libro, y los que siguen, marcan el comienzo de un nuevo modo de aproximación a una humanidad en sufrimiento, en el que se combinan muchas tradiciones antiguas con la perspectiva de la psicología moderna.

    Karl Naeher M.A. D.C.

    (Master of Arts, Doctor of Chiropractic, EE.UU.)

    Junio 2004

    Prólogo de Lee Albert

    Nada permanece igual.

    L os pigmeos de la Cuenca del Congo supuestamente conocen la iboga desde hace más de 20.000 años y en los últimos 300 ésta ha jugado un papel primordial en la religión Bwiti de África central. Es una planta profundamente espiritual. Su espíritu es transportado por una serpiente. Este libro habla del uso de la planta iboga y, en concreto, del principal alcaloide de ésta, la ibogaína, en el proceso que denomino «El Proceso Iboga» o, simplemente, «El Proceso». La «sesión» constituye el corazón del Proceso.

    La iboga no es una religión Bwiti ni tampoco una religión pigmea. La iboga es una «espiritualidad africana», lo que significa que obtiene su energía y recursos de la cuna de la vida humana, África. La «espiritualidad iboga» en un contexto occidental se expresa en una profundización del respeto por la Tierra, la comunidad, los ancestros, nuestros padres y, en concreto, por uno mismo y nuestra familia. La iboga es el círculo de vida que pone a la persona en contacto directo con su corazón, su alma y aquellos a los que ama. Es un camino hacia Dios. El objetivo de la espiritualidad iboga no consiste en alcanzar un estado moralmente superior, ni tampoco en tener una fe ciega. Se trata de ser real y de, en esa realidad, descubrir y conectar con el lugar que tiene uno mismo dentro del esquema de cosas más amplio a partir de un nivel de conciencia más alto.

    La iboga también puede ser entendida como una medicina curativa natural africana. En este sentido la iboga es un sistema curativo dinámico que depende de cómo se encuentre el individuo en su fuero interno, es decir, sus efectos sólo se pueden predecir de una forma general. Con el tiempo arregla y cura cada una de las partes rotas y al final pule todo por entero. Nos lleva a conseguir una salud emocional y un bienestar físico, así como un profundo vínculo con la vida y con Dios en un continuo de conexiones permanentes que nos adentran en las profundidades de nuestra alma. Ni que decir tiene que también es una planta educadora. La iboga también puede ser descrita como una terapia contra la adicción.

    La experiencia iboga inicialmente trata las adicciones físicas del cuerpo y llega de forma natural al subconsciente donde todo lo que queremos evitar, expresado en lo que son nuestras adicciones, queda al descubierto y se cura con el tiempo. Sin embargo, para ello es necesario desplazar al ego ya que éste bloquea nuestro verdadero estado mental (ver más adelante El proceso iboga, capítulo 1). Al hacerlo, se abre la puerta que encierra aquello que está reprimido en nosotros y comienza la cura. El éxito de la cura depende del poder de la iboga (en función de la dosis) y de la voluntad que tenga la persona de confrontar su verdadero yo. Esta voluntad se manifiesta a través de la intención. Por eso, cuando estamos preparados, después de haber utilizado su poder para liberar cada una de nuestras heridas de su estado de aprisionamiento, poco a poco la iboga nos las va mostrando una a una. Al mismo tiempo se produce una liberación de las toxinas emocionales y espirituales atrapadas y vinculadas a estas heridas. La iboga a continuación nos ayuda a comprender el significado de la herida (que ha sido expuesta de forma parcial o total) antes de limpiarla y vendarla, como si la envolviera en una gasa emocional. La madre naturaleza, el tiempo y la coincidencia divina se ocuparán del resto. Harán surgir la conexión emocional asociada y la aceptación mental que normalmente se experimentan en las etapas finales de la curación. Al igual que una herida en la piel, una herida emocional necesita un tiempo después de haber sido tratada por la iboga, por lo tanto, en ese sentido, es necesario un período de integración.

    En la siguiente fase de una sesión iboga se produce una reeducación del ego hacia una forma de pensamiento más holística. Después, una vez en este nuevo estado, con el paso del tiempo y la intención adecuada, el ego cambia su lealtad a una relación puramente animal con el mundo material por una relación con el alma y su forma alternativa de gratificación; ésta consiste en un estado en el que se expresan opciones elegidas de forma auténtica puesto que éstas son las que provienen de nuestra mente verdadera, el alma. La iboga por lo tanto libera el alma y alinea al ego con los deseos de ésta. Si esta alineación no se produce, inevitablemente acabaremos corrompidos por el poder y el dinero dado que éste es el comportamiento puramente animal de la mente, cuyo propósito es esquivar un alma afligida.

    La ibogaína, el principal alcaloide de la planta iboga es, pienso, sinónimo de iboga porque es el principal y, en mi opinión, el componente curativo de la planta iboga. Creo que así tenía que ser para que pudiese jugar un papel importante en esta etapa de la evolución del hombre dentro de un modelo científico occidental. Recientemente se han reconocido las propiedades de la ibogaína en relación a su capacidad para eliminar la drogodependencia física. Este uso es sólo una gota en el océano de su historia, ya que su significado más profundo todavía no se comprende correctamente en el mundo occidental. El hecho de que la atención se haya centrado en la drogadicción y la preocupación por las condiciones de seguridad de la ibogaína indica que no se han entendido correctamente su ciclo de vida espiritual completo y su efecto, es decir, El Proceso. Esto es así porque para que la cura sea completa es necesario un Proceso continuado que, en mi caso, ha durado casi seis años al cabo de los cuales tengo claramente ante mí el final, o más bien debería decir el principio. El ámbito dedicado al tratamiento de la drogadicción con ibogaína se centra principalmente en las etapas iniciales. Yo personalmente he llegado hasta los últimos extremos de la experiencia iboga. Mi obra se centra en esta segunda parte, pero al mismo tiempo rinde homenaje al valioso y extremadamente importante trabajo llevado a cabo en el ámbito de la drogadicción en cuanto a la comprensión de los aspectos relacionados con las condiciones de seguridad que afectan a la primera parte.

    Por lo tanto, escribo sobre este tema en el contexto del uso actual y seguro de la ibogaína dentro del Proceso en base a las directrices médicas desarrolladas en los últimos años. (Estas directrices se centran en la ibogaína, razón de peso por la cual decidí trabajar con la iboga sólo en esta forma). El uso que yo he realizado de la ibogaína en este sentido ha estado y está fundado en una decisión personal y en una acción responsable. Cualquier persona que esté pensando en utilizarla también debe actuar de esta manera. En última instancia es una decisión personal y la responsabilidad comienza y termina en este punto. La perspectiva que he adoptado ha sido la de interpretar de primera mano mis experiencias desde un punto de vista científico occidental racional abierto a todas las posibilidades. No veo que tenga ningún sentido incluir mucha doctrina religiosa y normas que no hacen sino confundir a la persona que se somete al tratamiento. Es un viaje al corazón y allí ésta encontrará todo lo que necesita saber. Lo que importa es que el corazón queda renovado, curado y en armonía con el Uno, el Todo.

    La iboga es probablemente la sustancia más sagrada conocida por el hombre. La ibogaína, su principal alcaloide, es una simple sal que, como todas las cosas humildes, está llena de grandeza. Sólo puedo tener respeto por ella. Opino que, una vez que pase la polémica sobre el uso de la ibogaína en el tratamiento contra la drogadicción, será finalmente vista por lo que es, un sacramento sagrado para beneficio del hombre en su camino hacia sí mismo y hacia la unión con todo. Por esta razón espero que con el tiempo las personas que se hayan curado gracias a la iboga se ofrezcan a transmitirla a otros sin buscar beneficios económicos (podrían aceptarse regalos). La verdadera recompensa corresponde a las entidades espirituales que nos ayudan y a la persona que toma iboga.

    Mi ferviente deseo es, por lo tanto, arrojar luz sobre la naturaleza espiritual intensa del Proceso, que no consiste en un mero divertimento, sino en un proceso de transformación personal guiado de forma espiritual. Mis conocimientos sobre este tema no han sido obtenidos en base a ningún marco religioso, sólo son la consecuencia de mi deseo de plenitud y felicidad, de mi búsqueda del Santo Grial. No he investigado la naturaleza religiosa de la iboga que se practica en África. Simplemente he explorado El Proceso en la forma en que a mí me afectaba. De este modo espero proporcionar una perspectiva nueva y renovadora al ámbito del uso espiritual de la iboga y la ibogaína, encaminada a lo que denomino «El Proceso Iboga hacia la transformación personal», es decir, El Proceso Iboga. Mi deseo es ampliar el significado real del Proceso para abrir la puerta a quienes buscan sus poderes curativos y espirituales y que todavía no saben que existen. Por eso no me siento parte de la comunidad de la ibogaína, porque muchas de sus ideas y sus objetivos no concuerdan con los míos. Me identifico con un enfoque diferente que veo como emergente, encaminado a la liberación personal real y a la realización completa de uno mismo. Estoy seguro de que esto es posible si son verdaderas la actitud y la intención de quien lleva a cabo la búsqueda. En este sentido, el mito del Grial puede enseñarnos mucho si estamos dispuestos a escuchar.

    Así, este libro no ha sido escrito para promocionar el uso de la ibogaína como tal. Simplemente se da la circunstancia de que la ibogaína forma parte integral del Proceso. Nadie debe tomar parte en éste a menos que realmente esté decidido a llevarlo a cabo. Puede que aparezcan turistas curiosos, pero no suelen hacer mucho caso. Esto es porque la intención es el principal motor necesario para que se dé el cambio en El Proceso; sin ésta es poco probable que se produzcan cambios. Obviamente, nadie debe en ningún caso someterse al Proceso sin estar acompañado de un guía que conozca el tema cuyo papel es garantizar las condiciones de seguridad de la persona y su bienestar, ni más ni menos. Si se realiza de forma incorrecta ésta podría morir. Si se lleva a cabo de la forma adecuada, puede que sea conducida a un nuevo destino en la vida del mismo modo que un avión moderno transporta a muchos a lugares nuevos y sin explorar.

    Decir, como un crítico que advirtió sobre la publicación de mi trabajo, que la ibogaína es una medicación experimental utilizada para tratar la drogadicción y que el autor recomienda su uso para un propósito diferente al intencionado originariamente, es una declaración bastante equivocada. Su uso real (en forma de planta iboga entera, de la cual la ibogaína es su principal constituyente), supuestamente durante más de 20.000 años entre los pigmeos y al menos 300 años entre los iniciados en el Bwiti de África central, está destinado a la iniciación y la renovación espiritual. El hecho de que haya sido utilizada en los últimos 30 años en occidente simplemente se debe al descubrimiento de que cuenta con propiedades que curan la drogadicción.

    El mismo crítico también ha dicho que mi libro puede alentar el uso de la ibogaína como droga recreativa. A juzgar por lo que he escrito considero esta crítica como desinformada y por lo tanto reaccionaria. ¿Cómo puede una sustancia que elimina el deseo de tomar drogas alentar el uso de las mismas? ¿Se han equivocado los científicos en algo? Me sorprende que este crítico no vea la ironía de su afirmación; ¿o se sentía éste amenazado por lo que revelaba mi trabajo?

    Quiero hacer constar lo siguiente: escribo este libro por el derecho a escribir sobre mis experiencias que me otorga cualquier sociedad democrática. He votado en democracia (para lo que sirve) y simplemente busco compartir mis experiencias para añadirlas al cuerpo humano del conocimiento. De ninguna forma en absoluto es mi intención fomentar el uso recreativo de la ibogaína. De hecho, las palabras «recreativo» e «ibogaína» son polos opuestos y cualquiera que lea detenidamente mi experiencia llegará a la misma conclusión. Se trata de un intenso encuentro con uno mismo y nuestros demonios y no del tipo de experiencia recreativa que buscan quienes toman drogas. Los consumidores de drogas recreativas quieren evitar el pasado, no hacerle frente. La ibogaína no tiene ninguna utilidad terrenal para ellos en esa búsqueda. La ibogaína, junto con los riesgos inherentes que implica su uso, no tiene cabida en ninguna lista de drogas recreativas. Si alguien decide tomar iboga o ibogaína, no acepto ninguna responsabilidad por lo que pueda ocurrir. La comunidad del ámbito de las drogas dispone desde hace mucho tiempo de información sobre la ibogaína. Se trata simplemente de mi historia y de cómo la he comprendido. Lo que cada uno decida hacer es en último término su responsabilidad. La pereza no excusa la desinformación.

    En cuanto a esto, sin embargo, mucha gente piensa que la ibogaína es relativamente segura si se siguen las indicaciones. Su efecto es muy poderoso y, como ocurre en estos casos, si se utiliza de forma incorrecta puede ser muy peligrosa; de hecho puede llegar a ser letal. Como cualquier tipo de sustancia, existen una serie de condiciones específicas para su uso. Dichas condiciones han sido descritas en el sitio Web principal de tratamiento contra la drogadicción, http://www.ibogaine.desk.nl, que contiene un exhaustivo manual dedicado sobre todo al tratamiento de la drogodependencia. También se indican las dosis específicas y las condiciones previas concretas para su uso. Lo más importante es no tener problemas de corazón y gozar de buena salud en general (es fundamental un funcionamiento correcto del hígado), puesto que la experiencia requiere fortaleza física, lo que significa que no todo el mundo es físicamente capaz de sobrellevarla. También causa una bajada de tensión. Irónicamente, desde el punto de vista espiritual de su uso, del que mi obra se ocupa principalmente, los mejores resultados se obtienen también en quienes gozan de salud pero en el sentido emocional. Dado que estamos ante una experiencia totalmente interior, estas directrices son igualmente aplicables al ámbito espiritual ya que simplemente van dirigidas a garantizar las condiciones de seguridad del usuario.

    Con el tiempo es mi intención recopilar mis conocimientos sobre la iboga (cada vez más amplios) en el terreno espiritual y curativo. En ese sentido he creado el término «El Proceso Iboga» © mediante la cual pretendo proteger la integridad del mismo y que utilizaré en un libro en el constarán mis conocimientos sobre dicho proceso. Por el momento he incluido una serie de principios del Proceso Iboga en la última parte de este libro y me refiero a «El Proceso» a lo largo de todo su contenido. También he incluido información correspondiente a las condiciones de seguridad. No obstante, consciente de las críticas reaccionarias de las que he sido objeto, he decidido omitir por el momento recomendaciones sobre la dosis. En cualquier caso, esta información simplemente pretende mejorar la comprensión de los factores implicados y no debe considerarse como una guía a utilizar por cuenta propia. Es muy recomendable, si no vital, contar con alguien que ayude a la persona y que tenga experiencia.

    A medida que he ido profundizando en mi curación, mis ojos se han abierto y así mi intención es escribir sobre lo que he aprendido en cada etapa de mi viaje hacia la plenitud, las fases de la curación, mi visión del dolor y finalmente la posibilidad real de felicidad y paz perpetuas, el Santo Grial. Podría decirse que me he convertido en un periodista investigador que ha experimentado explícitamente la curación real, profunda y tangible, como un periodista que narra los efectos y los distintos momentos de situaciones de guerra y paz que ha vivido.

    ¿Por qué no me sometí al Proceso antes, muchos años antes? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta dos aspectos. En primer lugar, no lo conocía. En segundo lugar, siempre me han dado miedo las sustancias que alteran el estado mental y la presencia de sustancias químicas en mi cuerpo. Casi nunca tomo medicinas. Las veo como un veneno. Nunca tomo aspirinas. Considero que los cigarros son un invento del mismo demonio. Además, me gusta mantenerme en forma y me preocupo por mi bienestar físico. Pero supongo que la auténtica razón se debe a que tenía un camino que seguir y, si yo no me había dado cuenta, mi alma sí. No sabría lo que ahora sé si no hubiese necesitado tomar iboga para salvar mi propia vida. Si lo que ahora conozco puede salvar la vida de otros, entonces habrá merecido la pena haber pasado por lo que he pasado.

    El Proceso atraerá el interés de aquellos que verdaderamente buscan una paz espiritual y de los incontables millones de personas que sufren traumas y aflicciones. Si se lleva a cabo correctamente y en el estado de ánimo adecuado, puede ser capaz de mejorar la espiritualidad personal (cimentada en nuestra sexualidad) y de eliminar el trauma psicológico por completo.

    Estamos muy cerca de que se produzca un gran cambio de conciencia. El Proceso Iboga es tan sólo uno de los caminos. Hay otros. El punto final de este viaje es una reparación de la división entre nuestra naturaleza y nuestro espíritu, el retorno del femenino divino, que es la búsqueda del Santo Grial.

    Lee Albert, M.Sc. (Licenciatura en química).

    Corpus Christi 2004

    www.myeboga.org

    Prefacio

    Una vez que empezamos, a medida que pasan los días,

    el antiguo muro de resistencia se desmorona,

    al creer no en lo que ha pasado,

    sino en lo que todavía está por suceder.

    E ste libro ha surgido a partir de los persistentes esfuerzos que he realizado por curarme a mí mismo, conducido por la visión de cumplir un día mis sueños. Escribo desde mi propia experiencia y acepto que hay otras personas cuya experiencia es distinta. Sin embargo, aunque soy irlandés, pienso que la esencia de mi historia es universal y espero que a través de ella otros, como yo, realicen el mismo viaje desde el páramo emocional a las altas cumbres emocionales. Este libro habla de una nueva forma de conseguirlo, una de las muchas que el universo con su sabiduría nos ha proporcionado.

    Creo que para comprender la psique irlandesa (y así entender mejor mi historia) una de las claves esenciales para conseguirlo es la sexualidad. Me inclino a igualar la sexualidad con el conocimiento de uno mismo. Una sexualidad plena proporciona conciencia de uno mismo, claridad y conocimiento y su aparición provoca confusión en la adolescencia. A partir de entonces lo que pretendíamos ignorar ya no puede ser ignorado. La sexualidad constituye también, en mi opinión, la base de las relaciones. Por lo tanto, la represión de la sexualidad inhibe el conocimiento y la capacidad de relación con otros y produce un individuo asustado y confuso, incapaz de relacionarse de forma adecuada con la vida y los demás. También frena una fuente importante de poder curativo, lo que a menudo nos conduce a profundas depresiones y enfermedades psicosomáticas, sin mencionar el desprecio y el odio hacia uno mismo que acompaña a la represión de los deseos no realizados. Si abrazamos nuestra sexualidad, abrazaremos la vida.

    Ésta es una de las razones por las que, de niño, yo vivía en un estado de confusión. Crecí en una sociedad sexualmente ignorante. Sólo después de haber pasado muchos años probando métodos de curación convencionales y ya desesperado, fui a parar al mundo de la iboga, una espiritualidad africana. Abrió las puertas del «Espacio Iboga» curativo y me condujo al «Proceso Iboga». En mi opinión es el proceso más eficaz para la transformación interior personal conocido por el hombre hoy en día. A través del mismo he conseguido una claridad mental a partir de la comprensión de mi historia personal y su efecto en mis procesos mentales, resultado de una catarsis de mi ser más interno. Pero quizás lo más importante es que, mediante la iboga, he alcanzado una liberación en el área de las relaciones personales que se refleja en una conexión más profunda con mi propia sexualidad. Además, me ha guiado a una paz interior resultado de una perspectiva que va más allá de lo puramente material y que me conecta con el universo y su potencial sin explotar, un potencial que la mente del tipo animal no es capaz captar. Así, a lo largo de mi proceso de curación, he aprendido mucho sobre el hombre y su evolución espiritual y física y mi mente ha llegado a estar abierta a un nivel que nunca hubiera podido imaginar ni esperar.

    La lectura de mi historia muestra cómo, habiendo sido un niño despierto y feliz, un día, sin saber cómo, mi habilidad para restaurar mi naturaleza vivaz desapareció. En su lugar se estableció la tierra baldía oculta de la cultura irlandesa y de la historia irlandesa. Una tierra baldía transmitida de generación en generación, producto de los años de abusos que Irlanda había sufrido de una u otra forma. Un sufrimiento que después se infligió a sí misma y que con éxito se me acabó transmitiendo. Me volví reservado y me sentía confundido. No era capaz de impedir que este estado continuase apoderándose de mí. Sin embargo, conocía el sabor de lo que era sentirse completo y me gustaba mucho esa sensación. Todos los sueños de mi infancia permanecían intactos. Decidí restaurar ese estado en mí mismo, encontrar de alguna forma la llave que liberase de nuevo las aguas de mi interior. Pero primero tenía que confiar en un ego casi

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