El ritual chamánico del sapo, en el que son inhaladas las secreciones de este batracio autóctono del norte de México (véase cuadro) con fines visionarios, parece responder a una moda reciente. Fue a comienzos de la década de los años ochenta del siglo pasado cuando surgió la excéntrica Iglesia del Sapo de la Luz (Church of the Toad of Light) que se financia a través de la venta de camisetas estampadas por internet y que tiene como “biblia” un opúsculo escrito por su fundador Albert Most titulado: Bufo alvarius, el sapo psicodélico del desierto de Arizona (1983). A principios de la década de 1990, esta práctica adquirió repercusión mediática –notificándose el caso de varias personas intoxicadas–, y en años recientes ha vuelto a resurgir.
Dejando a un margen los chamanes y las personas que se prestan a este tipo de experiencias bajo su cuenta y riesgo –dosificando las dosis, considerando una serie de requisitos previos, e informándose previamente–; estas prácticas sitúan al experimentador en una