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Los Hilos Del Destino
Los Hilos Del Destino
Los Hilos Del Destino
Libro electrónico1301 páginas22 horas

Los Hilos Del Destino

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Sinopsis de Los Hilos del Destino
El planeta Tierra, escenario de belleza inigualable, oasis en el cosmos infinito que otorga el milagro de la vida, all, en ese planeta se desarrolla esta historia, donde predomina el caos propiciado por la insensatez humana, extraa esta humanidad a ese ambiente? por su insensato comportamiento, generando hechos indeseables. Gobernantes y polticos principales protagonistas de debacles ecolgicas, adems de otros fenmenos sociales non gratos, propiciando que tan prodigioso escenario se deteriore, al verse muy enfermo ante el universo consciente. Ncleos humanos a pesar de sus esfuerzos por evitar ms entornos daados, parecen intiles ante la barbarie predominante, generndose catstrofes ecolgicas con tendencias irreversibles, teniendo como ingredientes, soberbia, belicismo, ambicin, entre otros irracionales factores de origen humano, propiciando riesgos de extincin luego de extinguidas especies.
En ese ambiente Gelino, hombre de notables cualidades intelectuales, absoluta integridad, con su talento y destacada personalidad, influye en su entorno inmediato induciendo valores, frente al caos; profesionista notable, pensador nato, aportando principios, resaltando lo valioso de la creacin y respeto a la naturaleza con sensibilidad poco comn, valorando que la realidad apreciada por nuestros sentidos, contiene otras realidades que no concebimos dentro de nuestra dimensin Espacio Tiempo, experimentn- dolas l mismo inconcebiblemente, y que por su acervo cultural y fortaleza de espritu, asimilar experiencias ajenas a nuestros entendimiento, estando de por medio esa creacin inconcebible otorgada por el amor del creador, ese amor que se humaniza en Gelino enamorndose de una bella mujer, mientras que otra lo asecha quiz sin quererlo, esperando una pasiva oportunidad. As, ese gran amor se ve amenazado por el sufrimiento y la frustracin, al ella verse en peligro de muerte inminente, despus de colmada dicha y venturosa relacin; cuando Gelino, antes de conocer ese gran amor y ese gran dolor, su vida estaba colmada de xitos, teniendo al mundo en su mano.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento29 jul 2014
ISBN9781463383862
Los Hilos Del Destino
Autor

J.A. Flores Salas

JAIME A FLORES SALAS Nació en León Guanajuato. Un luchador de la vida nato. Sus aficiones: La lectura, el deporte, la música y el amor a su esposa. Estudios: Ingeniería Electrónica. Su puesto laboral más alto: Gerente de Ingeniería en una firma de diseño y construcción; Para después tener su propio despacho como consultor en ingeniería. Iniciándose desde un puesto de Técnico en labores de mantenimiento industrial Estudioso en el arte de las letras, auténtico autodidacta

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    Los Hilos Del Destino - J.A. Flores Salas

    Copyright © 2014 por Jaime Antonio Flores Salas.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:     2014908213

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 23/07/2014

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    625897

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    PRIMERA PARTE

    I – Un nuevo amanecer

    II – Peripecias y un afortunado encuentro

    III – Una visita y vicisitudes de un amigo

    IV – Conflictos y esperanzas sentimentales

    V – Una grata sorpresa e interesantes comentarios

    VI – Visitas, revelaciones, sentimientos, y miseria humana

    VII – El mejor de los sentimientos

    VIII – Bajo la dimensión Espacio Tiempo

    IX – El sueño

    X – El inicio de un idilio, poéticas remembranzas y frustraciones

    XI – Confidencias, incidentes, y amor

    XII – Problemas ecológicos y Feliz revelación

    XIII – Asuntos de trabajo y previsiones ecológicas

    XIV – Una cita de amor

    XV – Violencia contra templanza, y sorpresa inesperada

    XVI – Primeros pasos pro ecológicos, y amor

    XVII – Reunión importante, camaradería y perspectiva de viaje

    XVIII – Entrega pasional y desamor del pasado. Repercusiones de la violencia. Problemas ecológicos

    XIX – Feliz reencuentro, conjeturas, compromiso

    XX – Despertar onírico, y una trayectoria aleccionadora

    XXI – ¡Esa política! Dulce presentación, y extraordinarias revelaciones

    XXII – En la intimidad. Recuerdos de la infancia. Una llamada importante

    XXIII – Censurables actitudes y el contraste. El sueño recurrente

    XXIV – Sorpresa en el restaurante y un viaje crucial del alcalde

    XXV – Un excelente concierto

    XXVI – De nuevo los políticos ¡Vaya! La llegada del alcalde

    XXVII – ¡Salvemos a la naturaleza y a nosotros mismos! Una sabía decisión. Repercusiones

    SEGUNDA PARTE

    I – La obra

    II – Comentando el éxito; Un extraño hecho

    III – Una grata reunión, e impresiones de un reencuentro

    IV – Preocupación y angustia sentimental. Un sencillo reconocimiento. Llamada preocupante

    V – Influencia de una frustración, y buenas noticias

    VI – Temores sentimentales y gratas convivencias

    VII – Inquietudes, homenaje en ciernes, y envidia de la buena

    VIII – Maquinaciones, contrastes, y despedida

    IX – Aclaraciones

    X – Clandestinidad

    XI – Siguen los extraños sucesos; Otra despedida y el viaje

    XII – Un arribo a la obra, el viaje, y un pueblo rústico

    XIII – Inexplicables eventos en el viaje

    XIV – Un buen muchacho, y un trasbordo

    XV – El antro y los bajos instintos. Un encuentro inesperado

    XVI – Fin de un largo viaje; Cortés bienvenida y amistad

    XVII – Una triste ausencia, una plática de hermanos y una rara llamada

    XVIII – Primera noche en El Cairo, una cena; Regocijo, padre otra vez

    XIX – Una sorprendente experiencia; Asuntos de trabajo y de salud

    XX – Un motivo de preocupación, incidencias en el trabajo; Motivos para un asombro mayúsculo

    TERCERA PARTE

    I – La extraña vivencia en pleno proceso

    II – Benevolencia y motivos de satisfacción

    III – Discrepancias de la vida; Entrevista oportuna; Afortunada convalecencia

    IV – Satisfacción profesional; Un feliz regreso entre inquietudes y recuerdos inverosímiles

    V – Planes laborales, llamadas sentimentales, y venturosa recuperación

    VI – Significativa reunión familiar; Lucubraciones por contraste. Amorosa bienvenida; Presentes y sorprendente revelación

    VII – Confidentes; La dulce vida; Una llamada inquietante

    VIII – Remembranzas, reflexiones, un párroco singular, una oración

    IX – Una noble tarea, peripecias de unas visitantes, reunión y relevantes conversaciones

    X – Repercusiones de la reunión; Un viaje singular y la intuición de una madre. Una despedida sorpresa

    XI – Un pueblo pleno de recuerdos

    XII – Restablecimiento y buenas perspectivas

    XIII – Peripecias laborales

    XIV – Contrastes de la vida

    XV – Una tierna velada, triste despedida, preocupación, y el revés mordaz de la medalla

    XVI – Gratitud, aflicción y remembranzas

    XVII – Tormentos de conciencia; Amor y una prolongada ausencia

    XVIII – Peripecias en las labores; Otra experiencia insólita, y el arribo.

    XIX – Primer día en la obra, iniciando labores; Primeras incidencias

    XX – La noble preocupación de un amigo; El amor florece entre temores y sobresaltos

    XXI – Reflexiones de la bondad

    XXII – Continúan las labores; Una llamada amigable y sentimientos confusos

    XXIII – El amor entre almas atribuladas; Una singular amistad

    XXIV – Los contrastes de siempre en el escenario de la vida; Conformidad laboral

    XXV – Una indeseable visita al médico; Ante un nuevo viaje; Sórdidas situaciones entre rufianes

    XXVI – Inquietudes de salud; Una despedida; Unos análisis y frustración de una visita

    XXVII – Conflictos entre trúhanes; Pendientes familiares, y un motivo de gran alarma

    XXVIII – Dramático pronóstico de salud; Calurosa y apasionada bienvenida, y otro revelamiento increíble

    CUARTA PARTE

    I – El tiempo inexorable va determinando el destino; Empeoran los malos pronósticos de salud

    II – Mientras una nueva vida está por surgir, la de Eunice está en riesgo; Gelino prosigue su vida singular

    III – Agradable llamada inesperada, dentro de la congoja; Un verdadero sentimiento de amor y renuncia

    IV – Una condición de vida laboral; Acaecimientos de la vida marcados por el tiempo; ¿Una cirugía ineludible?

    V – Disipando nefastas dudas. Opinión veraz de política; Preocupaciones

    VI – Afrenta inesperada; Continúan las aflicciones; Una nueva visita

    VII – La cirugía inminente; Una situación laboral embarazosa; Se confirman los graves pronósticos

    VIII – La real jerarquía, mensajes y una comunicación; Un fin de semana insólito

    IX – El viaje asombroso, milagrosas vivencias, y una preocupante revelación

    X – Repercusiones del asombroso viaje, una llamada triste y preocupante revelación; Se acrecientan las preocupaciones

    XI – Fijando una fecha crucial, aflicciones y zozobra; Asuntos laborales

    XII – Repercusiones de una mortal operación; Asuntos laborales

    XIII – Un regreso más a casa; Una visita sorprendente e inesperada; Angustias de un amor

    XIV – Una plática relevante y reveladora; Una comunicación por demás angustiosa

    XV – Un reencuentro amorosamente angustioso; ¡Esos políticos de nuevo! Una entrega total dulce, apasionada, sufrida

    XVI – Una conversación nada agradable

    XVII - Una operación de pronóstico fatal, un ambiente tenso y angustioso en grado superlativo, y una espera dramática, fatalista

    XVIII – Preocupaciones y confidencias; Una fatal noticia, y un póstumo deseo; Motivos para una profunda reflexión de vida y muerte

    XIX – Bajo la dimensión Espacio Tiempo, extrañas y portentosas revelaciones

    XX – La voluntad del destino

    XXI - Un viaje cósmico

    En memoria de mi esposa Angelina Jaramillo Sorzano, gran mujer que quiso acompañarme toda su vida, tolerando mis limitaciones como ser humano, dignificando así la razón de mi existencia. Dios la tiene en su santa gloria a mi bella Gelos.

    Mis hijos: quienes siempre me respaldan con su amor entrañable.

    Con el agradecimiento para el Ingeniero Roberto Bargagli, excelente profesionista, mejor ser humano y gran amigo.

    Con el agradecimiento para mi compadre, el Ingeniero Leonardo Gama Medina, que incondicionalmente, siempre me ha brindado su valiosa amistad.

    PRÓLOGO

    Tratar de comprender o analizar con certidumbre la naturaleza físico mental del ser humano, es tarea casi imposible de lograrse debido a la gran complejidad en su proceso psíquico y fisiológico, pero considerando su historia así como su presente en el escenario cósmico, deja mucho que desear como ser racional, así jactándose de ser en su propio soberbio juicio. Realmente su actitud ante sus semejantes y su medio ambiente no ha sido nada loable, juicio por demás muy generoso y con escaso optimismo de cambio en su devenir. Ambición soberbia despotismo ¿Son características a causa de las limitaciones racionales? Tal vez sean móviles emergiendo de lo más profundo de su consciencia, como parte intrínseca de su ser ocasionados por su zona límbica, donde predomina evolutivamente la amígdala cerebral, muy determinante aún en su cerebro, concepto que implica e infiere otros nada gratos atributos en su caracterología, no obstante, es justo mencionar los seres singulares, que por sus obras han dejado huella de su espiritualidad nobleza y humildad, única y verdadera jerarquía ante el resto de sus congéneres, aunque por ello, en innumerables ocasiones les haya costado la vida frente a la arrogancia, e irracionalidad de quienes los juzgaron; entre ellos podríamos citar a Sócrates, enjuiciado por ser sabio, justo, y auténtico, por ello condenado a muerte. Galileo, uno de los más grandes sabios que la humanidad ha dado, condenado al confinamiento a causa de sus grandes descubrimientos científicos, para después causar su muerte, como tantos otros valiosos seres humanos, siendo su delito común, realzar el espíritu humano, casi olvidado éste concepto en estos tiempos. Jesús el máximo ejemplo como víctima de la ignominia, y de todos los atributos negativos del ser humano, destacando esa crueldad sin límites en contra de su persona. Tantos otros excelsos seres humanos que arduo sería citar y cuantificar, los que fueron sacrificados en aras de la irracionalidad humana. Ahora, desde un punto de vista teológico, el discernir sobre los acontecimientos relacionados a la vida de Jesucristo, estarían fuera del entendimiento del habitante de este planeta llamado tierra, ya que surgiría un inmediato cuestionamiento sobre expresiones del Dios hecho hombre cómo: La mansión de mi padre tiene muchas moradas, o, Padre mío, porque me has abandonado, o bien, Perdónalos señor que no saben lo que hacen, las que nos pondrían en evidencia en cuanto a nuestro discernimiento y visión de los valores humanos, junto a los misterios de la creación.

    Es en verdad inescrutable nuestro origen y comportamiento, y aún más, nuestra existencia, ya que somos los únicos seres vivientes en este planeta, que no estamos en armonía con la naturaleza que nos rodea, ¿Nuestra naturaleza u origen? Una pregunta que debe implicar una mente profundamente abierta, y una tajante respuesta en forma sutil e inferida, si hacemos alusión a Darwin.

    Todo ser viviente en este planeta, vive inteligentemente en armonía con su medio ambiente, excepto el ser humano, que para sobrevivir debe ser depredador de su hábitat, comportándose extraño ante el medio que lo rodea, aún más, es conveniente enfatizar, que para sobrevivir tiene que modificar su ámbito, lo que ningún otro ser viviente lo hace en este planeta. Este concepto compromete el origen sin duda del ser humano, este ser, extraño al medio en el cual se desenvuelve, por su necesidad de adaptación al mismo, de donde entonces, se origina la pregunta obligada ¿Cuál es el origen de la especie humana? Con estos conceptos no se trata de inventar el hilo negro, pero es apasionante plantear el tema de nuestra procedencia. Rotundamente nuestra conducta ante la naturaleza, y entre nosotros mismos es caótica, sin rumbo, es la de un ser inadaptado al medio en el que por razones ¿Omnipotentes?, le corresponde vivir.

    En esta narración, imaginemos al mundo, como un gran escenario de un teatro en donde al ser humano, le ha correspondido el papel de gran villano por propia convicción, con excepción a la regla de algunos seres, portando la virtud de vivir bajo el principio del amor, ese gran valor, única esperanza de redención y supervivencia.

    Conforme a ciertas corrientes pensantes, conceptuemos al universo como un sistema de cinco dimensiones: Las tres que comprenden el medio en el cual nos desenvolvemos junto al tiempo, siendo éste una cuarta dimensión, la quinta sería el amor envolvente del cosmos, con su comportamiento constructivo, armonioso y unificador, esa energía llamada amor, impactando en forma directa en nuestra consciencia, único medio para llevarnos a un muy adormecido sexto sentido, nulo totalmente en la gran mayoría, pero presente en los privilegiados; esa energía llamada amor, el único camino que nos conduciría para encontrar ese sexto sentido, o estado superior de consciencia llamado verdadera capacidad de mar, para hacernos vivir un mundo mejor, y ser seres verdaderamente racionales.

    PRIMERA PARTE

    I – Un nuevo amanecer

    El lugar donde se desarrolla esta historia, quizá no sea tan importante como lo es la narración de los hechos, en donde la especie humana es la principal protagonista, en un enorme escenario llamado planeta tierra, un oasis azul y sorprendente en el cosmos infinito, ese cosmos que la mente humana aún no alcanza a entender en su gama cognoscitiva, ni como magnitud física en su infinita dimensión, ni como profundo significado teológico en su sublime misteriosa e inquietante creación. Un cosmos creado por una suprema y omnipotente inteligencia, bajo principios Teológicos y Físico Químicos, desde su estructura más simple como las partículas subatómicas, hasta la creación más compleja como lo es la inteligencia, de la que la humanidad es partícipe, por lo cual, el ser humano debería tener actitud preponderante, de acuerdo a la jerarquía de su creación desde un punto de vista consciencia, hasta su estructura física, en donde tanto la pasmosa ingeniería de su cerebro, como el ADN, son ejemplos extraordinarios, entidades incomprensibles en cuanto a su creación y origen, a pesar de los grandes avances tecnológicos logrados, ante el afán de entender mejor nuestra muy compleja y milagrosa naturaleza.

    Por mucho esfuerzo que realicemos los humanos, por descorrer el velo de nuestra consciencia cognoscitiva limitada, tratando de asimilar la creación, así como a su creador, en esta dimensión Espacio-Tiempo, donde nos encontramos inmersos, es algo que jamás estará a nuestro alcance el lograrlo. Nuestro intelecto es demasiado limitado en la dimensión a la cual pertenecemos, que si fuéramos conscientes de ello, seríamos menos arrogantes y soberbios, lo cual nos traería enormes beneficios, en cuanto a nuestra armonía con nosotros mismos, y con la naturaleza. Limitamos nuestra conciencia a un principio y fin meramente físico, al entender que nacemos y morimos, sin reconocer el hecho de haber sido creados para mayores empresas, no de origen científico, ni tecnológico o económico, sino para trascender en nobles y loables causas, en un camino llamado eternidad, con sólo un destino, hacia Dios mismo.

    Eran las primeras horas de la mañana, cuando Gelino, instintivamente, estaba irguiéndose lentamente en su cama, para mantenerse sentado por unos momentos en actitud soñolienta y pensativa, poco a poco recuperando su estado de conciencia. El sueño nuevamente se había presentado, y eso le tenía muy intrigado, puesto que se repetía continuamente como una especie de obsesión subconsciente. Cabe mencionar que Gelino, siempre se caracterizaba como un personaje muy equilibrado, no solo mental sino también físicamente, de lo cual, él estaba consciente por su gran objetividad. Por eso le preocupaba su sueño que experimentaba hacía ya un par de meses, prácticamente desde el día que había llegado a su retiro, como él así lo mencionaba en sentido figurado. Era un pueblo pequeño su actual estancia, con propósitos de tener un mejor aislamiento de la ¿civilización?, del bullicio de las grandes ciudades, teniendo como pretexto lograr una mejor concentración en su proyecto, el que casi estaba terminando. Era el pretexto dándoselo a sí mismo, y a los demás, para mantenerse alejado del bullicio en el que casi toda su vida profesional se había desempeñado. Ese bullicio de las grandes ciudades, consideradas estas, por las masas, como las máximas representantes de la civilización, moderna por añadidura. Era ese ambiente del cual, él ya se sentía hastiado. Plenamente despierto se ponía de pie, para dirigirse hacia la ventana, a un costado de su cama, acto seguido, descorría la cortina cierto tramo, para que a través del cristal de la ventana, se dejara ver el sublime panorama de un nuevo amanecer. Hacia el horizonte y en primer plano, él podía contemplar un manto celestial grisáceo oscuro, que poco a poco se desvanecía al fondo, para ser después invadido por otro de rojizo color incipiente, para que luego, en lo más profundo del horizonte, se convirtiera en una escena áureo rojiza, generada por un sol que aún sin atreverse a salir en pleno, esperando su turno de aparición en el orden cósmico que le correspondía. Gelino, con su sensibilidad superior, casi inusual en sus congéneres, extasiado estaba observando tan imponente panorama, algo que de cierta manera, para él, era una nueva experiencia, pues, en la gran ciudad, era casi nula la oportunidad de mirar el espectáculo de un amanecer en toda su plenitud. Algo que llamaba mucho su atención, adicionado a esos colores fascinantes contemplados en el cielo; por ningún lado aparecía alguna nube inoportuna, lo que le daba un matiz de serenidad al nuevo día naciente, respetando la celeste armonía del momento. Casi en la cima de una colina, en la ladera oriente, estaba adosada la residencia de nuestro personaje, inmejorable posición para disfrutar del espectáculo del amanecer. Aun en su actitud reflexiva, Gelino extasiado del panorama del sol naciente, el que lenta y majestuosamente empezaba a mostrarse. El escenario le hizo olvidarse de su sueño recurrente, en cierta forma obsesionante, enviando sus pensamientos hacia la omnipotencia creadora del universo, pensaba… Señor, como es posible que los humanos seamos tan insensatos, y no sepamos apreciar todo lo que nos das, haciendo caso omiso de esos dones con la mayor facilidad, así como también menospreciamos la voluntad, la sensibilidad, o calidad de vivir en armonía, con nuestros congéneres, o con la mágica naturaleza que nos ha proporcionado nuestra existencia milagrosa, ignorada por nuestras limitaciones e insensatez. Gracias te doy por permitirme despertar un nuevo día… Después de esta reflexión, Gelino cambiaba la corriente de sus pensamientos, diciéndose en su interior… Es tiempo de regresar a la realidad. Acto seguido, hacía los preparativos correspondientes, para salir a correr un poco al aire libre, como era su costumbre, sobre todo al estar ahora en pleno contacto con la naturaleza, ahora con oportunidad de hacerlo en este ambiente, alejado aún de la contaminación ambiental, regocijándose por ello.

    Tiempo después, veía su reloj de pared al salir del cuarto de baño, integrado este a su amplia recámara decorada con sobriedad y buen gusto…. Grata sensación saludable sentía después del ejercicio y el baño, destacando en su ambiente un fresco olor a loción corporal de aroma elegante, el que había usado como colofón a su inicial actividad matinal de todos los días. Ya en su despacho sentado en su sillón del escritorio, observaba su agenda en su computadora. Unos minutos más tarde, escuchaba alguien tocando en forma discreta en la puerta de acceso al despacho. _ ¿Quién? – Se oía su grata voz de tono grave y apacible, para luego escuchar._ Soy yo. Pancho._ Pasa Pancho, está sin seguro la puerta – Replicaba Gelino – Se introducía con sigilo Francisco al despacho; era el asistente de Gelino, un hombre sencillo, servicial, quien en él, Gelino de Alba Sala, depositara su confianza. Francisco, una persona del pueblo de costumbres rústicas, sencillas, forma de ser típica de todos los lugareños, características muy agradables para Sala, quien en poco tiempo le aceptara por su actitud positiva. Gelino, se puede decir con certeza, el de poseer una personalidad fuera de lo común, por sus cualidades intelectuales y físicas, además de ser ingeniero, también era doctor Físico Nuclear, pudiéndose agregar a su acervo, lo más trascendente de su persona, al caracterizarse por sus profundos nobles pensamientos, propios de un filósofo o teólogo, inherentes por naturaleza a su personalidad, adicionando a todo esto, el hecho de haber sido premiado por su labor, en el campo de la física nuclear, y si a esto le agregamos un físico envidiable, sin duda, su aspecto atlético era la evidencia, su hábito de practicar deporte toda la vida. Destacado en su fase de estudiante como un atleta de enormes alcances, inclusive, fue asediado en el deporte para el profesionalismo, lo cual delegara por el deseo de dedicarse en plenitud a sus actividades intelectuales, desempeñándolas en forma óptima con éxito notablemente sobresaliente. Era una persona muy reconocida en su medio profesional, adicionando grandes logros en su presente, además de promisorio futuro debido a su constante actualización. Sonriendo, con semblante amable, expresaba _ Hola Pancho. Cómo amaneciste._ Bien señor ¿y usted? – Respondía con simpleza Francisco, mostrando esa sencillez de mucho agrado al doctor, forma de ser muy común en la gran mayoría de la gente del pueblo, en donde Gelino radicaba actualmente, como se comentó con anterioridad._ Mira Pancho, por favor, quiero le des una lavada al coche. Un poco más tarde pienso bajar al pueblo, además, revisa las llantas tengan suficiente aire, me pareció ver anoche la delantera izquierda un poco baja, no sea que por la de malas esté ponchada._ Bien señor, yo le aviso cuando esté listo, o bien, si encuentro algo se lo digo luego, luego – Sin más, solícito se marchaba Francisco, ante la mirada consecuente y aprobatoria de Gelino, quien continuara revisando sus pendientes en la agenda. _ Veamos – Murmuraba, diciéndose a sí mismo… _ mm, tengo que ir al correo a recoger correspondencia certificada. Espero sea el paquete que tanto he esperado… bueno. Ahora mi correo electrónico… Gelino, espero estar contigo este fin de semana, aunque sea el sábado nada más, como visita de doctor. Quedé en estar con Myrna el domingo, pero debo saber en persona, las novedades que me tengas del proyecto, no creas que voy con la intención de mirar tu muy sabionda cara… Ese era el texto de uno de los mensajes electrónicos de más interés para él – Era uno de sus colaboradores y amigos más apreciados por él. Al mirar la fecha en su reloj de pulsera, cerciorándose era viernes. Diciéndose a sí mismo. _ ¡Hoy es viernes! – Sorprendiéndose del día en turno. Gelino se concentraba tanto en sus actividades intelectuales, que perdía en muchas ocasiones la noción del tiempo… ¡Caramba! Ya es mañana la visita, por poco me sorprende la llegada de este hombre; afortunadamente tengo mis actividades al día. Voy a preparar mi reporte. Continuaba dentro de sus pensamientos, sin más, dispuesto a realizar su reporte, impulsado por el sentido de su plausible responsabilidad notoria, aunado a su formalidad, sin quedar ésta en lo más mínimo, rezagada a la precedente. Como todos los grandes pensadores, Gelino era una persona con una vida interior muy enriquecida, constantemente, en silencio, dialogaba consigo mismo, cuando no tenía con quien hacerlo, por lo que, en esta historia, se podría observar esta situación con cierta frecuencia, característica de la cual, él estaba en plenitud consciente y disfrutándolo muy bien. Un hombre solitario, podría decirse, pero complacido de ello. ¿Filántropo? Afirmativo ¿Misántropo? En su momento bien que lo parecía, ¿Contradictorio esto? Pueda ser. Para conocer mejor éste personaje, sería oportuno expresar en este punto un poco de su filosofía, en cuanto a la actitud del ser humano: En la mente del ser humano siempre priva la complejidad en su proceso mental, predominando entre sus atributos, el envanecimiento y la no plausible arrogancia, en mayor o menor grado. Aunque, hay corrientes que consideran poder medir la mente, habrá de ponerse en duda su objetividad, como se pretende, siendo tan compleja y subjetiva por naturaleza la mente, que sería como tratar de medir la creación de lo inescrutable, lo máximo creado por Dios, la especie humana de las de más relevancia a pesar de sus limitaciones, como lo han evidenciado los hechos, porque los hechos son historia y evidencia.

    Eran pasadas las doce de la mañana, cuando Gelino salía de su despacho con la intención de ir al pueblo, sintiendo estaba retrasado. En el momento de ver en el patio a Francisco barriendo el jardín, le llamaba. El aludido de inmediato decía._ El coche ya está listo, si es eso para lo que usted me quiere, ya lo veo con intención de salir. _ Así es Pancho. Tú siempre solícito. _ Para su tranquilidad la llanta no tiene nada, sin estar baja, todo lo chequé muy bien, tenga confianza de ello – Interfería así Francisco, para que luego, complacido Gelino dijera. _ Bien ¿Las llaves están puestas? _ Sí señor, así es

    Después de haber bajado Gelino el camino, un tanto cuanto sinuoso, de grava muy bien acondicionada, aún en vías de construcción; esa sinuosidad era para evitar así, un terreno abrupto para bajar la colina, forma de arribar al pueblo, del cual se puede decir muy buenas cosas, por ejemplo; las calles principales y algunas secundarias, muy amplias y limpias, construidas de un pavimento de muy buena calidad. Las paredes de las casas y edificios públicos, en un gran porcentaje bien limpias, bien presentables, libres de todo tipo de anuncios superfluos o degradantes, los que por allí aparecían, llevaban un mensaje útil de alguna casa comercial o empresa importante. Por lo que cualquier visitante por estos rumbos, se llevaría una grata impresión. Relacionado a todo eso, estaba de por medio un gobierno local, preocupado por hacer las cosas lo mejor posible. De la seguridad en las calles, hasta la fecha, Gelino se daba cuenta de no existir ninguna información negativa al respecto. Así, bajo esta descripción muy general del lugar, él complacido estaba del medio donde ahora vivía, no pasando por alto, la sociabilidad y la buena disposición, de una gente aceptablemente hospitalaria.

    II – Peripecias y un afortunado encuentro

    Estaba por entrar Gelino al pueblo, por decirlo así, debido a que su casa se localizaba en las afueras del poblado, en una incipiente zona urbana, bien planificada, por lo que lo tenía que hacer por una calle un poco angosta aún empedrada, pero de un buen acabado, confirmando el buen concepto comentado con anterioridad, en cuanto a las autoridades del lugar, pues no obstante ser una vía aún sin relevancia, se veía limpieza, trabajo y óptima disposición. En su trayectoria rumbo al centro del pueblo, un poco antes de entrar a la callecita mencionada, aún en campo abierto, nuestro personaje veía a un costado de su automóvil, a unos cuantos metros, aproximándose algunas cabezas de ganado bovino, con su arriero, presuroso, atrás de sus animales. Gelino, por ello, disminuía aún más la baja velocidad del vehículo, para evitar cualquier percance, avanzando así hasta casi cruzarse con los animales, ante el temor de que alguno de ellos se asustara y embistiera, causándole algún daño a su compacto del año. Y así, un toro enorme e imponente por su aspecto, parecía empeñado en pararse adelante, frente al coche, sin moverse ni un ápice, cuando las otras bestias iban pasando, sintiendo la impresión Gelino, que después de haber frenado totalmente, el animal intentara embestir, acabando así con el cuadro. Antes de molestarse Gelino ante tal situación, en su rostro varonil de atractivas facciones, para beneplácito de cualquier mujer, se le veía cierta complacencia, además de comprensión hacia el arriero, en quien, por su actitud, se le observaba humildad y mucha pena por el acontecimiento, tratando de mover al astado como bien quisiera poder, pero el animal tozudo, nada más mugía, como dando a entender él era el dueño de la situación, y se movería cuando él quisiera. El arriero, una persona ya entrada en años, motivo por el cual, su sentir ante la situación era más embarazosa, no por sus años, sino por la sensibilidad y cordura, proporcionada por el tiempo a ciertos seres humanos, por ende su prudencia, así como su buen juicio por sencilla su cultura que pudiera ser. Pero el animal sin moverse. Se diría, al ver el rostro de Gelino, disfrutando en alguna forma de todo eso, al sentir la simpleza campirana en los hechos donde se ponía de manifiesto, quedando aún la esperanza de rehacer el camino por los seres humanos, ante un mundo devastado, herido seriamente en su ecología. Este cuadro ante sus ojos, era una evidencia que aún quedaban en testimonio lugares de la tierra madre, donde la naturaleza y el hombre aún convivían armoniosamente. Gelino parecía dispuesto a esperar lo que fuera necesario para resolver el problema del momento, sin sentir en ningún instante, impaciencia e incomodidad, sobre todo, al hacer alusión a los grandes problemas de tráfico, en las grandes ciudades, dando como consecuencia esa peligrosa enorme contaminación. Bueno sería, en el mundo hubiera problemas, nada más de tal índole, como el que afrontaba en ese momento, ante el tozudo animal, en lugar de ríos envenenados por la desorientación e insensatez de la especie humana, generando contaminación de todo tipo, en aire, mar y tierra, en todos los rincones de un planeta enfermo con diagnóstico reservado. El arriero, mirando de soslayo en dirección a donde estaba Gelino, como queriendo dar alguna tímida explicación de la situación en su elocuente sencillez, bien captada por la misma sencillez de Gelino. Al fin, después de aproximados cinco minutos o más de espera, y de haber agotado diferentes recursos el viejo arriero, el magnífico animal decidía moverse, tomando su rumbo habitual, dejando bien claro, que se había movido por su voluntad, no por la del arriero ni por nadie, esbozando la bestia, una mirada pícara, si así se pudiera decir, generando Gelino una complaciente sonrisa. Pero, algo que llamó mucho su atención al doctor Sala, de todo esto, el viejo arriero, en ningún momento había recurrido a la violencia sobre el animal.

    Luego de corta trayectoria dentro del pueblo, Gelino estacionaba su carro en lugar propicio, Bajando después con movimientos dinámicos para dirigirse al edificio de correos ya cercano. Al entrar, aproximándose al mostrador en donde del otro lado del mismo, encontraba uno de los empleados. Por cierto, era empleada. Era una joven muchacha, bastante atractiva; su cabello castaño, ondulado, le caía con desparpajo en la espalda, complementándose armoniosamente con sus hombros desnudos bien formados, enmarcando a un bello rostro redondeado, que se desvanecía armoniosamente, para hacerse ligeramente angulado hacia su barbilla sutilmente quebrada, sus labios eran carnosos y sensuales, ojos de brillo cautivante color castaño muy claro, armonizando con el color de su pelo, dejando entrever en sus facciones en forma aproximada, unos veinticinco años, bien distribuidos corporalmente, mediana estatura. Capaces todos estos atributos, de dejar escapar, sin duda, un suspiro a cualquier hombre que la mirara, por más exigente fuera éste, no siendo Gelino la excepción, quien disfrutaba mirarla con su sensatez y madurez. La situación era admirarla, siempre que tenía la oportunidad de hacerlo._ Hola don Gelino – Decía la voz muy femenina, bastante cautivante de la joven, mirando con calidez y regocijo al recién llegado, conteniendo su emoción de tenerlo frente a ella. Esta reacción se debía a una respetuosa admiración, además del atractivo manifiesto, que como mujer sentía hacia la persona al frente, sin poderlo evitar, pero sí controlar lo más que podía por respeto a sí misma, y por lo que para ella representaba, la ocasión de tenerlo tan cerca en ese momento. _ Cómo estas Eunice – Era la voz de Gelino viril, bien timbrada y reposada. _ ¡Caramba! Ya te trato con mucha familiaridad, y no sé si eso te incomode – Continuaba diciendo Gelino, al mirar a los ojos de ella, manifestando esa emoción del hombre admirando a la mujer bella, la que significara una atracción muy especial. Conteniéndose por el temor de que se diera cuenta ella de su forma de reaccionar, al verla._ No lo considere así ingeniero, me da gusto que una persona importante como usted, se dirija a mí en esa forma – Eunice estaba conteniendo como podía un suspiro, según ella, desapercibido el hecho. Sin embargo, eso era bien captado por él, no podía pasarle inadvertido en su mente lógica, perspicaz y deductiva, lo que su inteligencia superior le permitía, además de la experiencia proporcionada por los años, aun a pesar de su mediana edad, lo cual le hacía reaccionar con recato y respeto, a la reacción emotiva de ella, llenándose de satisfacción, más no de vanidad al saberse admirado, luego de esbozar una leve y bien contenida suspicaz sonrisa. Ella en su esfuerzo por controlarse, lográndolo en parte, al externar._ En qué puedo ayudarle ingeniero Sala – E interrumpiendo con su impetuosa juventud, cuando iba a contestar el aludido, ella continuaba diciendo. _ ¡Ah! Ya sé. Viene por su paquete que le llegó, el miércoles si no me equivoco. Lo tengo muy presente – Ella expresaba eso mostrando singular simpleza, al ruborizarse._ Si me lo pudieras entregar – Respondía él. Para que de inmediato, la bella joven, dándose la vuelta con feminidad y natural coquetería, se dirigiera hacia donde estaba guardado el paquete, para regresar en un santiamén, como tratando de disfrutar lo más que fuera posible, la presencia de Gelino. _ Nada más, me firma por favor aquí, como mera formalidad – Lo decía Eunice, colocando el bulto por entregar sobre el mostrador, y presentando el documento por firmar._ Eres muy gentil, como siempre Eunice. Espero regresar pronto para saludarte, y así tener el placer de volver a verte – Terminaba diciendo Gelino luego de firmar._ Hasta luego – Respondía Eunice, al ondear su mano derecha, al llevarla a la altura de sus ojos melancólicos, viendo alejarse al aludido…. Te puedo tener físicamente tan cerca por el momento, pero tan lejos de mi vida, como las estrellas. Eres un sueño de amor… Pensaba ella, dejándose llevar por su romántica mentalidad y jovial coqueteo, además de un dejo de tristeza. Él, a su vez, salía del edificio pensando en ella… Linda muchacha en verdad, y aunque parezca un poco de soberbia mi forma de pensar, pero esta niña, parece como si no encajara en donde se desempeña, alguna razón ha de haber. Que sencillez. Lo que más me agrada de ella, es su yo interno, aunque ¡físicamente es preciosa!, mmm… bien podría ser mi hija, bueno, no tanto… forget it. Se dibujaba una sonrisa en su rostro. Su paso era dinámico, caminando por la calle principal del pueblo. Miraba su reloj de pulsera; La una y cuarto… Siempre me perjudicó el percance con los animales, bueno… Transpiraba algo, dejándolo ver en su amplia frente. Hacía calor, pero además, su transpiración era también emotiva por el hecho de haberla visto. Al pasar por una fuente de sodas, posiblemente una de las más concurridas del lugar, sobre todo a esa hora, en pleno día. Decidiendo entrar a tomarse una soda o algo que se le pareciera. Se sentaba en una de las sillas frente a la larga barra, en donde, en forma dispersa, había sentadas algunas personas. Su interés por ver quien pudiera estar o quien no, le tenía totalmente sin cuidado, acostumbrado a la indiferencia de las grandes urbes, además de no conocer a casi nadie en el pueblo, influyendo eso en su forma de actuar, al ser un hombre de intensa vida interior, pensando en una u otra cosa, por todos los pendientes en sus actividades inmediatas, o bien, reflexionando en algún posible acontecimiento, sobre los trascendentes sucesos de la vida misma. No obstante tener poco tiempo en el pueblo, ya lo conocían algunas personas prominentes del lugar, pero él, imperturbable, lo cual se reflejaba en su rostro, así hubiera una multitud a su alrededor. Precisamente, al estar esperando ser atendido, se metía en sus pensamientos, por lo que no se daba cuenta, un par de minutos después, que alguien trataba de atenderle, él aún se mantenía absorto en sus pensamientos en forma total, ajeno a su entorno. La joven empleada que pretendía atenderle, mirándole sorprendida y extrañada por tal actitud tan ausente, sin entender bien lo que acontecía, decidía de nuevo llamarle su atención, después de dos intentos, ya con algo de precaución._ ¡Oh! Perdone señorita – Al fin reaccionaba Sala, incluso ya con algunas curiosas miradas sobre él. _ Qué le voy servir – Le decía la muchacha con una curiosa sonrisa en sus bien dibujados labios. Él, cohibido en cierta forma le daba por decir. _ Perdón. Mira. Me haces el favor de darme una limonada con agua mineral, bien fría – Gelino, dejando ver algo de rubor, al darse cuenta de la dudosa impresión que había causado. _ Bien señor. En un momento se lo traigo – De nuevo, esperando le trajeran su bebida, Gelino se volvía a perder en su interior. De pronto, alguien le sacudía el hombro con sutil tacto y persistencia, lo suficiente como para hacerle reaccionar otra vez. Algo perturbado, en principio, creía que se trataba de la joven trayéndole su refrigerio, pero sorprendiéndose el ver, no se trataba de ella, sino de un señor que al momento de tocarle el hombro, se sentaba en una silla, al lado de él. _ Perdón doctor. O ¿Debo llamarle ingeniero Gelino? – Continuando quien llegaba. _ Espero no haber sido intempestivo, tampoco haberlo incomodado, pero en cuanto lo vi, no quise dejar pasar la oportunidad de saludarlo – Aún en su proceso de retorno a la realidad desde su abstracción, Gelino miraba a quien le saludaba con tanta cordialidad. En el rostro de Gelino se veía satisfacción, al darse cuenta quien era. _ Grata sorpresa don Nemesio, gusto en verlo. Dígame como ha estado, qué anda haciendo por aquí a estas horas una persona tan ocupada como usted. _ Lo mismo diría yo de usted ingeniero; a mí sí me sorprende, de cómo una persona tan apartada, se le pueda ver bajando de su aislamiento. He de decirle con toda la sinceridad posible, pueda yo tener la oportunidad de platicar con alguien tan ilustrado como su persona, créame, para nosotros los del pueblo, es muy grato intercambiar nuestras ideas con alguien así – Al momento de decir eso, don Nemesio reía espontáneamente en forma festiva y simpática. Continuaba. _ Con alguien como usted, con esa óptima preparación… – El concepto dado por don Nemesio, un prominente buen hombre del pueblo, el señor alcalde era sincero, manifestándosele en su rostro entrado en años, característica personal su semblante amable, al momento de expresar la opinión que de Gelino tenía. _ No diga eso don Nemesio, hace apenarme, y lo peor de todo es que me la estoy creyendo, y me voy a envanecer – Contestaba Gelino esbozando su sonrisa llena de franca sencillez, adicionando. _ Mi casa está abierta para usted y para su familia. Cuando quiera ir a visitarme será un honor recibirlo. _ Verá, como sí le voy a tomar la palabra. Estaré a visitarlo pronto por su casa ingeniero. Bueno, le dejo tomando su bebida, le acompañaría si no fuera porque tengo una junta importante en palacio, y si usted me lo permite ya le platicaré, pero le miré y no quise dejar de saludarle. _ Estoy a su disposición don Nemesio, hasta pronto – La voz de Gelino, como siempre, grave y apacible, serena, al manifestar ese magnetismo personal, influenciando serenidad en quien le escuchara, además de cordialidad como si Gelino se proyectara a un nivel espiritual y mental superior al común de los humanos.

    III – Una visita y vicisitudes de un amigo

    Gerardo veía su reloj y en su interior, diciéndose a sí mismo… ¡Vaya! Si no salgo en este momento se me hará muy tarde, son casi tres horas de camino. Tomaba su portafolio para salir, cuando se oía su teléfono. Dudó en contestarlo, pero al fin, descolgaba el auricular. _ Diga, si, ¿Quién es? – Tuvo la intención de decirle a quien hablaba, voy de deprisa, pero se contuvo al cerciorarse era Bruno un amigo común tanto de Gerardo como de Gelino, quien con veinte años mayor era muy estimado y respetado por ellos, ya que Bruno, Gerardo y Gelino, se conocían desde bastantes años atrás, propiamente, cuando Gelino y Gerardo ingresaron a la empresa al mismo tiempo, en donde Bruno ya ejercía siendo un profesionista ya muy reconocido en el medio, y quien debidamente, les iniciara en su desempeño profesional orientándolos, por lo que ambos reconocían que, su éxito profesional en gran parte lo debían al apoyo que Bruno les proporcionó, con la mejor de las intenciones. Bruno, un hombre muy brillante, pero venido a menos moralmente, por razones emocionales de origen sentimental. Un problema muy conocido por sus entrañables amigos. Sobreponiéndose Bruno a su estado emocional, expresaba. _ Intuyo vas de salida Gerardo, mejor espero tu regreso, no quiero ser inoportuno, nos conocemos muy bien, tu voz denuncia tu prisa y ya no te entretengo más. _ Así es Bruno, pero en cuanto pueda me pongo en contacto contigo. Me voy a ver a Gelino, en principio, para saludarlo, pero, el propósito es ir a recoger la documentación que me tenga lista, tú sabes, a cerca del proyecto en desarrollo que estamos llevando. _ Bien que me lo digas, me das la oportunidad de enviarle saludos y un fuerte abrazo por tu medio. _ Bien compa, nos vemos a mi regreso – Terminaba Gerardo diciendo, al colgar el auricular. De salida rumbo a su automóvil, iba pensando en su compañero de profesión y gran amigo, el ingeniero Bruno Méndez, una persona verdaderamente señalada por el destino, válgase el argumento, desde un punto de vista fortuito. Si alguien quisiera indagar, si existe la suerte, debería investigar a cerca de ello, en la vida de mi buen amigo Bruno. Subiéndose a su automóvil Gerardo para ponerse en ruta adonde radicaba su colega y amigo, Gelino de Alba Sala.

    Gelino veía su reloj, era un medio día radiante, al mirar a través de una de las ventanas de su despacho, después continuaba trabajando en su computadora, dándole una rápida revisada a los documentos del proyecto, listos para ser entregados. Gerardo llegaría de un momento a otro. En sus compromisos, como en cualquier aspecto de la vida, Gelino era una de las personas más conscientes de sus responsabilidades, con muy alto sentido del control de calidad en cuanto al trabajo se refiere. A pesar de haber revisado en forma exhaustiva los documentos por entregar, la última revisada, no está por demás. Esa actitud ante su trabajo, le generó su gran calidad profesional que le era reconocida, inclusive, en el medio internacional. Podría decirse, él iba dejando escuela en el ámbito profesional donde se desempeñara, por su actitud positiva ante sus compromisos, colaborando con creces en hacer a un lado, y dejar prácticamente en el olvido, la informalidad de sus colegas de años anteriores. Si se llegó a tener esa detestable fama en el medio, Gelino era el gran artífice en ese cambio de mentalidad, en la actualidad, reconocido ese cambio por los grandes consorcios en el mundo. Gelino murmurando…. Bueno. Está todo listo, sólo me queda imprimirlos y firmarlos. Pasando a los hechos, imprimía los documentos firmándolos como colofón. Al quedar su mente libre de su inmediato compromiso, en forma involuntaria, se le venía a la mente su sueño recurrente, dibujándose en sus amplias facciones un dejo de conjeturas y cuestionamientos. De su sueño reiterativo, observaba que al repetirse, eran una fiel calca uno del otro. Al analizar con objetividad su sueño pensaba… Cuando el hombre tenga la facultad e interés de conocerse a sí mismo con honestidad y objetivismo, el mundo podrá ser otro. Pero la inconsciencia ronda por todas partes… Nuestro personaje, durante toda su vida, su objetivo era el logro del cumplimiento de tal ideología filosófica, de preocuparse por conocerse así mismo, su persistencia tras la perfección, apoyada en sus dones intelectuales, estaban proporcionándole optimizar esa facultad día con día; aunque con humildad, consideraba, se tenía que esforzar por tener presente esa faceta, para conocer mejor su naturaleza, así como la de sus semejantes. Con el apoyo de ese principio, se incrementaba la necesidad de quererse explicar su sueño. Así en su momento de actitud reflexiva, a pesar de lo extraño de su sueño, lo disfrutaba. En silencio se preguntaba a sí mismo si valiera la pena comentarle su sueño a Gerardo, ante lo cual se resistía, por su autosuficiencia lograda con disciplina, a través de los años, además, su condición poco comunicativa era determinante, sobre todo, en cuanto a ese tipo de situaciones para él muy personales, además, había llegado a la conclusión de no decírselo a nadie. Así, cambiando el flujo de sus pensamientos, haciendo a un lado la problemática de su peculiar sueño, volvía a su compromiso inmediato.

    Como se ha comentado anteriormente, la casa donde vivía Gelino, estaba aislada del pueblo, por lo que normalmente imperaba el silencio a cualquier hora del día, siendo solamente irrumpido por el armonioso trinar de los pájaros, situación muy satisfactoria para su forma de ser, el canto de las aves era alimentación espiritual pura para él, de por sí el pueblo era relativamente silencioso, poniéndose en evidencia esa condición, alrededor del mediodía, cuando la mente está más predispuesta a escuchar bullicio, sobre todo para alguien que llega de la gran ciudad, como era el caso de Gelino. Por esa quietud reinante, a lo lejos se oía el ruido del motor de un coche, rompiendo ese silencio. Al escucharlo Gelino, se levantaba parsimonioso del sillón de su escritorio, para asomarse a la ventana, y cerciorarse si podía ver algo en el camino por la ladera, debido a su sinuosa trayectoria. Efectivamente, pudo ver el carro de Gerardo en los tramos visibles, de cómo se aproximaba a su espacio particular, y allí permanecía parado, hasta asegurarse del arribo de su amigo y compañero de trabajo.

    Unos minutos después, tenía la perspectiva de la manera en la que Francisco acercándose al coche del recién llegado, y con el carro ya detenido, apresurado abría la puerta del auto al recién llegado, mostrando la cortesía requerida, moviéndose también Gelino iba en dirección a encontrarse con su amigo, y darle la bienvenida con sobria jovialidad y afabilidad, propia de su grata personalidad. Sonriente encontraba al amigo y compañero de labores para saludarle. En un momento dado, los dos querían hablar al mismo tiempo, pero al fin, se adelantaba el anfitrión diciendo._ Bien llegado señor ingeniero, es un placer volverle a ver aquí en esta su casa – Gelino algunas veces utilizaba un estilo muy formal en su saludo, aunque fuera muy familiar a él, de todas maneras para darle formalidad al encuentro, dejando sentir cierto aire de jocosidad, al hablarles de usted. Gerardo al conocer el estilo de su amigo, le correspondía de la misma forma, pero con una seriedad bastante actuada._ Señor ingeniero, me da gusto a mí también saludarlo ¿Cómo se encuentra en su ejercicio de meditación, abstracción y retiro? ¿Aislado del tumulto y de la falsa civilización? – Luego, se rompía la formalidad ficticia para que Gerardo de nuevo dijera. _ ¡Vaya! No sé cómo no te aburres viviendo por acá. _Tú me conoces muy bien Gerardo, y sabes lo que pienso al respecto, tache por esta; lo que pasa es que por nacimiento, tú estás condicionado a la gran ciudad; esa es la explicación, y yo soy en realidad de origen provinciano, o sea, pueblerino. Pero qué te parece si pasamos mejor al despacho. _ Claro, así me ofreces algo de beber porque más que sed traigo la boca seca, si no es que sea lo mismo, pero no me vayas a dar limonada o algo parecido, pues si no seré yo quien conoce tu exagerada sobriedad ¿O no? _ No te creas, pienso en la posible visita de mis amigos, adoradores de Baco – Contestaba Gelino, mirando a su compañero con ojos traviesos, en armonía al resto de sus facciones, y complaciente ante el comentario del recién llegado. _ Toma asiento por favor – Decía Gelino ya dentro del despacho, diciendo además. _ Francisco hazme el favor de atender al señor – El requerido de inmediato respondía. _ ¿Qué desean beber? – Se dirigía así Francisco a los dos, pero mirando a Gerardo. Interrumpiendo con sutileza Gerardo, comentaba. _ Francisco, dame un poco de ron con soda y agua mineral, pero con mucho hielo, si es que tu patrón tiene los respectivos ingredientes. Si no, te vas al pueblo, a una ferretería por ellos – Gerardo no pudo contener la risa por su comentario, soltándola abiertamente. _ Por suerte tenemos todo eso señor, se lo sirvo lo más pronto posible – Contestaba Francisco, respetuoso e irónico, pero, en su expresión manifestando una risa medio contenida, siguiendo la broma generada por Gerardo, y complacido por esa actitud alegre de los dos amigos. Gelino a continuación, decía. _ Muy bien Francisco, tienes puntos a tu favor por tu disposición ante este señor, quien como siempre anda muy agudo de mente – Sonriéndose Gelino, miraba de soslayo y con picardía a su visita, y seguía diciendo. _ A mí me das una limonada para darle gusto a este Señor. _ Con gusto – Contestaba el aludido retirándose, sin dejar de escuchar del visitante. _ Oye Pancho, pero se la traes no tan cargada ¿eh? No se le vaya a subir – Volviéndose a reír contagiando su buen humor a los otros dos, y continuaba. _ Se siente bastante tranquilidad en este lugar, se me antoja. Nada más vengo contigo, y en este ambiente me invade una serenidad poco experimentada por mí, haciendo alusión a las prisas que hay en la gran ciudad, nada más vengo aquí, y hasta el aire se siente más limpio, mi mentalidad se purifica – En cuestión de instantes, Gerardo pensaba que no sólo el entorno era el que ocasionaba su tranquilidad, sino también creía que dicha influencia de serenidad, puede que proviniera notoriamente de la personalidad magnética de Gelino. Una sensación de paz le invadía, conjugada tal vez con la del medio. En otras ocasiones, y no precisamente en este ambiente propicio para ello, Gerardo experimentaba lo mismo ante la presencia e inmanente condición de su amigo Gelino. Con una mirada interrogativa, observaba sutilmente a su amigo, al considerar esa situación tan peculiar. _ Pero cuéntame amigo, como te trata el pueblo, te sientes bien en tu estancia por estos lugares. Cómo es su gente, platícame algo ¿Hay alguna mocita capaz de quitarte el sueño?, ¿Capaz de llenar la pupila de un científico, y además filósofo, con la jerarquía de don Gelino de Alba Sala? El soltero más codiciado y empedernido que yo conozca. Dirías que yo no debo ni siquiera hablar de eso, por padecer de lo mismo en cuanto a faldas se refiere, pero te voy a dar la primicia compa ¡Qué crees! Voy a dejar el club de solteros, adelantándome a que me digas, que no tengo derecho a mencionar tu soltería crónica, si yo también padezco de lo mismo, más, si Myrna no se opone, voy a pedirle que se case conmigo. Cómo ves mi buen – Gelino nada más veía como Gerardo cambiaba de posición, poniendo sus manos sobre sus rodillas, y abriendo sus grandes ojos grises más de lo normal, colmados de emoción y de nerviosismo. A la vez, en un acto reflejo, influenciado por la condición emocional de su amigo, también Gelino imitándolo casi quedando en la misma posición de su amigo, expresaba una sonrisa generosa al escucharlo, y luego decir. _ ¡Esa si es noticia hombre! Pero a mí no me sorprende. De qué crees me han servido los años de conocerte, en verdad, lo único que me sorprende, es que me lo digas ahora. Creí te ibas a esperar un poco más. En cierta forma conozco a Myrna y lo más seguro, no se hará del rogar. La he visto contigo muy entusiasmada, los dos para ser más preciso. Me harás saber las buenas nuevas del asunto ¿has escuchado bien? – Además, Gelino añadía enfático. _ Eso sí. Me estás presionando con tu decisión, tu sabes, no soy disipado ni frívolo, pero no encuentro aún la dama que pueda reunir mis especificaciones – Instantáneamente y sin querer Gelino, en forma instintiva, recordó su sueño, pasando enseguida por su mente la imagen de Eunice, y sin poder controlar su emoción, se cohibía, esperando que su amigo muy perspicaz, no se diera cuenta de ello. _ Pero, por qué tanta resistencia al romance Gelino… – Interrumpía Gelino, sin dejar continuar a Gerardo, manifestando imperturbable calma, pero algo incómodo, para decir. _ Si acaso hay alguien que desea encontrar el romance soy yo, pero te aseguro, y te repito, en este momento no hay quien llene mis expectativas, y tú sabes mejor que nadie, ha habido oportunidades con mujeres bellas que valen, pero, en cuanto a su interior, su preparación, su educación, entre otros factores, como ausencia, lejanía, te diré… _ Te entiendo Gelino, mira, yo pienso en Bruno y su matrimonio, para no dejar de decírtelo, es un verdadero caso, tú lo sabes, y si pongo como referencia esa situación matrimonial, nooo deseo ni mencionar el casorio, al nacerme el deseo de mejor practicar la unión libre, si se diera el caso, aunque suene en verdad algo frívolo. _ Mira si hablamos de Bruno, no he conocido una persona tan noble y propia como él, exceptuándote a ti, y no es porque tú estés presente, tú sabes, me gusta hablar con toda la honestidad posible, te repito; Bruno, un excelente padre, muy buen esposo, como hijo no se diga, mientras vivieron sus padres. Vino a menos en su economía y a partir de allí, todo cambió en su casa. A los hijos todo el apoyo económico mientras pudo. Luego cuando ya no podía dar lo poco o mucho que les dio, le dieron la espalda totalmente. Quien sino yo conozco su vida familiar, además de que siempre soy su válvula de escape, su confidente. Me da por pensar cuales factores intervienen cuando falla una relación; preparación, diferencia de culturas, educación familiar, lo que redunda en el empobrecimiento del amor con el tiempo, inclusive por causas de salud, ve tú a saber qué, pero eso sí, como me entristece hablar de una situación así – Con su habitual templanza, Gelino agregaba. _ Si consideramos fundamental el papel de la mujer en la vida, primero como hija, después como esposa, no digamos como madre, si se equivocan en alguna de esas fases, o en todas, generaría trastornos y conflictos en la vida de sus más allegados. Si la mujer no se diera cuenta del papel tan importante que tiene en la vida, en todas esas etapas, sin olvidar, como novia ¡Por Dios! Gerardo, yo tan feminista como siempre lo he sido, soy y seré, pero si la mujer falla, toda su relación de vida falla, por la importancia tan preponderante que tiene frente a la vida. La mujer es la máxima creación en la naturaleza, sin embargo, haciendo a un lado la situación de Bruno; el problema es también del hombre, aunque no tan trascendente como el de la mujer, por ello la importancia de ella en la vida, cada cual con su participación e influencia. Si nos vamos a un nivel de análisis más profundo, tendríamos que llegar por fuerza al comportamiento en general del ser humano, como tal, como ser humano y eso es, te repito, más profundo. Tantos factores influyen en la actitud de nosotros que muchas de las acciones están condicionadas a esos factores, por lo cual, es muy complejo discernir en cuanto a las relaciones humanas se refiere. Cuanto influye la educación en el seno familiar, el medio ambiente, la preparación académica, todo eso incide en los valores de su proceso tan variable, incluso, conforme a la época en la cual se viva. Siendo determinante en la formación de la conducta, el inmediato entorno familiar, el vecindario, las religiones y uno muy preponderante, el gobierno. _ Tenía que surgir el filósofo, o bien el sociólogo, en mi amigo Gelino – Comentaba Gerardo, adicionando. _ De ti siempre se han de generar temas interesantes, no importa de cual se trate en cualquier ocasión, máxime, si se realiza en una mesa cuadrada con unos copetines de por medio, o un café de perdida, ambiente propicio en donde me gustaría extender estos conceptos a cerca de la vida. Ahora veo tu perspectiva de las expectativas que tienes de los seres humanos, y en particular de las mujeres, y creo que la seleccionada para compartir tu vida, necesita ser de otro planeta. _ No exageres, suena arrogante esto último, aunque lo digas en broma – Gerardo, compenetrado en los conceptos de Gelino, externaba. _ ¡Ah! Cuantas veces he intentado una plática de cantina contigo, o de café de perdida, salvo una o dos ocasiones lo he podido lograr; acuérdate de Platón, su pensamiento se otorgaba en lo más alto en sus diálogos. Te la vas creer, lo estoy diciendo en sentido figurado ¿eh? – Esto último lo decía jocoso Gerardo, riendo de inmediato y agradablemente con su amigo, quien también esbozaba una sonrisa, continuando el visitante. _ Pero el caso es que contigo, siempre surgen comentarios de altura, sobre todo, por esa tu actitud serena, das la impresión como si nunca hubieras tenido problemas, tu actitud lo inspira a uno – De manera imprevista, Gerardo al aumentar el volumen de su voz en forma ocurrente, se dirigía a Francisco. _ Tengo la boca seca estimado Pancho, nada más me he tomado dos, dame otra, pero eso sí, a mi compa no le traigas más limonada, ya se le subió la que se tomó – Tanto Gerardo como Francisco, soltaban la risa en buena medida por la broma expresada, ante la mirada indulgente de Gelino, acompañada de una vasta sonrisa, quien complacido por la puntada de su huésped, le agradaba esa buena disposición, además de la de Francisco, al par de su discreción y respeto por los dos colegas, y por ende, por sí mismo, permitiéndose la familiaridad con ellos. A Gelino no le gustaba hacer menos a nadie, con su actitud lo hacía ver, inclusive, una de sus intenciones era inculcarle a Francisco cultura de interés general en el momento oportuno, dándole así un lugar, sin importarle su falta de preparación. Además, ante la influencia de su patrón y con su natural inteligencia, Francisco, aprendía bastante, luego de infundirle el hábito de la lectura, por su buena disposición a su deseo de superación. Mientras Francisco se disponía a traer la bebida a Gerardo, le daba por preguntarle a Sala. _ Patrón ¿Le traigo otra limonada? – Sin querer, de nuevo surgía la risa en Francisco, sin poder disimularla pensando en la broma de Gerardo. Al ver la expresión de los dos amigos, aprobando ambos su postura, al generar así su franca risa, para que después de su reacción hilarante, Gelino dijera. _ Para quitarle lo cabezón a este señor, por favor tráeme una bebida igual a la que está tomando él – Después de un rato de franca amistad, Gerardo al ver su reloj inconscientemente. _ Vaya. Como se nos ha ido el tiempo – Respondiendo con la misma acción de ver el reloj, Gelino, optaba por decir. _ ¿Quiere entrar en materia con el proyecto señor ingeniero? _ Me parece bien – Asentaba Gerardo, adicionando. _ Creo que sí. Tengo un compromiso con Myrna y deseo regresar hoy mismo a la capital, aún es buen tiempo. _ Qué te parece y le damos prioridad a los documentos, y a las memorias de cálculo que quiero entregarte, ¿Te parece? _ De acuerdo – Respondía Gerardo, dejando ver algo de comicidad, bien conocida por el ingeniero Sala. Sintiendo que por esa condición, le daba amenidad al asunto. _ Bien ingeniero Martínez – Era el apellido de Gerardo. Continuaba Gelino _ Estas son las memorias de cálculo del circuito de control de flujo, en cascada con el control de nivel, para la alimentación de agua al reactor nuclear. Estas son las especificaciones de todos los elementos del circuito: Las válvulas inteligentes de control, elementos primarios de flujo, y los respectivos transmisores. Tú sabes, tanto el control de nivel como el de flujo, están integrados en el software del sistema digital. Ahora observa algo muy importante, a la especificación de las válvulas de control, así como a las memoria de cálculo, les pongo una nota en la respectiva sección, en la parte inferior del documento, como preliminares, debido a que veo una incongruencia en cuanto a la dimensión que resulta de este elemento, en función del gasto del agua,

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