La ciencia y las manos de Minerva

Por Ricardo Rodríguez Mijangos

Este libro está dirigido a todo el público interesado en conocer la ciencia y su devenir histórico. Parte de la premisa de que la ciencia se desarrolla a partir del uso del potencial humano, la dupla mente-manos. El punto de quiebre es en el renacimiento, cuando se inicia el método experimental y el uso de las manos como auxiliar en la búsqueda del

• Idioma: Español
• Editorial: Universidad de Sonora
• Fecha de lanzamiento: 22 jun 2021
• ISBN: 9786075183671

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CAPÍTULO 1

Lucy en el cielo estrellado

Lucy in the sky with diamonds.

The Beatles

En el templado atardecer del 24 de noviembre de 1974 en el valle bajo del Awash, en la región de Afar, a 154 kilómetros de Adis Abeba en Etiopía, tres paleontólogos dirigidos por el estadounidense Donald Johanson finalizaron la extracción de los huesos fosilizados del que sería uno de los principales descubrimientos en la búsqueda de los orígenes del hombre. Sabían que potencialmente habían descubierto las partes de un esqueleto casi íntegro de un homínido muy antiguo. En esa noche estrellada bebieron, bailaron y cantaron. Una de las canciones que más oyeron fue una que estaba muy de moda, de los Beatles, cuya letra dice: Lucy en el cielo con diamantes. Ya habían definido que el valioso esqueleto que descubrieron correspondía a un espécimen femenino y el reiterado escuchar de la canción de los Beatles los llevó a otorgarle el nombre de Lucy.

1.1 En la cuna de los homínidos

Se encontraban en esa zona de Etiopía por su abundante riqueza en fósiles milenarios de animales y plantas. Ese día, desde su campamento habían abordado una camioneta todo terreno para investigar una localidad distinta en donde encontraron a Lucy. Después de una dilatada mañana rebosante de calor, realizando la cartografía y la topografía de los fósiles que encontraron, decidieron retornar al vehículo. Donald Johanson propuso que tomaran una ruta distinta, a través de una quebrada cercana. En cierto momento, vio un cúbito proximal derecho (hueso del antebrazo) y rápidamente lo identificó como perteneciente a un homínido. Poco tiempo después, vio un hueso occipital, posteriormente un fémur, algunas costillas, la pelvis y la mandíbula inferior. Fue un excitante atardecer al cual siguió una alborozada celebración nocturna en el campamento.

Dos semanas más tarde, tras muchas horas de excavación, cribado y clasificación, varios cientos de partes de huesos fueron recuperados, lo que representa más de la mitad de un solo esqueleto de homínido. Estos aventureros del conocimiento eran los herederos de una tradición: la observación del mundo en que vivimos, comprender el entorno que rodea al hombre (espacio y sus contenidos), siendo objeto de observación el mismo hombre, desde conocer las partes orgánicas de que está compuesto (organismo) hasta entender que su organismo no ha permanecido igual a lo largo del tiempo (evolución temporal). Buscando pruebas de esta aseveración, los paleontólogos que encontraron a Lucy dedujeron que era un homínido por la característica especial de caminar erguida. También dedujeron que su edad era de aproximadamente veinte años y que había tenido hijos (uno o más). Lucy avizoró las noches de un cielo esplendente de estrellas en la tierra de hace alrededor de 3.2 millones de años.

1.2 Los rastreadores de huesos arcaicos

Donald Johanson es el representante del científico moderno que, en una sociedad civilizada actual, está dedicado a hurgar, buscar, investigar. Es un científico dedicado a obtener conocimiento en un área específica, en este caso la paleontología. El deseo de conocer, de saciar la curiosidad, es una característica inherente en el ser humano y un rasgo general de los homínidos, especie a la que perteneció Lucy. Un contemporáneo más o menos equivalente a Lucy en capacidad craneal es el chimpancé, curioso por naturaleza, pero no homínido, por no caminar en posición erguida tal como lo hacía Lucy.

En la región de Afar, en el valle bajo, existe una rica fuente de restos humanos prehistóricos, con una antigüedad de cuatro millones de años, un paraíso para los paleontólogos. Esa zona privilegiada de Etiopía fue declarada en 1980 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El descubrimiento más importante en esa región ha sido el esqueleto de Lucy, el más completo encontrado. pertenece a la especie Australopitecus afarensis. A raíz del descubrimiento de Lucy, Donald Johanson fundó en 1981 el Instituto sobre los Orígenes Humanos (Institute of Human Origins) en Berkeley, California, Estados Unidos. En 1988, este se trasladó a la Universidad Estatal de Arizona (Arizona State University). En este tipo de instituciones hay profesionales especializados, encargados de estudiar y expandir el conocimiento a partir de algún descubrimiento. Son formas organizadas que se constituyeron con el avance de la civilización con el propósito de almacenar el conocimiento y buscar comprender el mundo físico en que vivimos, del cual el ser humano forma parte, como actor y observador.

1.3 Antecesores del Homo sapiens

El Homo afarensis es uno de los antecesores del Homo sapiens, el ser humano actual, que ha permanecido sin cambios desde hace alrededor de cien mil años. Su aparición se debe a cambios evolutivos estimulados por la supervivencia del más apto, desde la aparición de la vida sobre la tierra hace aproximadamente 2700 millones de años con la formación del bloque básico de todos los organismos vivientes: la célula. Después sus características fueron cambiando e iniciaron agrupaciones que comenzaron a competir para ser los mejores adaptados para la supervivencia: estar dotados de los mejores colmillos y las mejores garras daba mayores posibilidades de sobrevivir. Lucy estaba dotada de un órgano especial que le daba una gran probabilidad de subsistir: un cerebro complejo. Los homínidos le apostaron a que un cerebro más desarrollado les proporcionaría una mejor adaptación. En un proceso de evolución que continúa a lo largo de más de dos millones de años a partir del Homo afarensis, el Homo sapiens se encontró dotado de un cerebro de más del doble de la capacidad y complejidad del que poseían los contemporáneos a Lucy.

Los restos de Lucy están guardados en Adis Abeba, capital de Etiopía.

Hemos sido testigos de un descubrimiento científico, realizado por un investigador del siglo XX. Ha sido útil su preparación en su campo de estudio. Está en los terrenos adecuados gracias a la experiencia de otros que lo antecedieron y descubrieron que el valle del Awash era una veta de fósiles muy antiguos. Esta información lo llevó a esa región africana. Al estacionar la camioneta, Donald Johanson, baja del vehículo. Caminando erguidamente, se agacha y toma con sus manos el hueso reconocido de homínido. Después sus colegas y él mismo siguen buscando más huesos del espécimen, usan sus manos e implementos especiales para estos menesteres. Es inherente a esta actividad la dupla cerebro-manos.

Con varios días de trabajo extraen todo lo posible de Lucy. Los huesos son medidos cuidadosamente, registraron su tamaño y peso, entre otros parámetros. Deben tener proporciones adecuadas entre sí, para llegar a concluir que encontraron piezas de un solo espécimen de homínido. Tienen que llegar las piezas del esqueleto a un laboratorio especializado en determinar la antigüedad de restos orgánicos. Técnicas competentes permiten concluir con precisión qué tan viejo es el fósil. Todo este trabajo ejemplifica una metodología de investigación, con rango de científica y de original, o sea un descubrimiento. En particular, el sendero de la ciencia que estudia estructuras antiguas de tipo biológico (fósiles) es la paleontología.

Donald Johanson en su libro El primer antepasado del hombre, escrito en colaboración con Maytland Edey, dice lo siguiente: ni el mismo Darwin podía haber imaginado algunas de las volteretas que daría la historia de los homínidos ni tampoco haber conjeturado de qué antropoides descendemos. En realidad, ni nosotros mismos estamos todavía seguros de esto (1982, p. 22). Los paleontólogos modernos, con todos sus detalles, dan a conocer sus hallazgos en foros científicos y en publicaciones especializadas, para que se conviertan en acervo adicional en la acumulación del conocimiento. Esta es la dinámica de trabajo de la investigación científica en el siglo XXI. Aunque al ser humano le llevó bastantes años llegar a esta metodología. En las siguientes páginas, yendo hacia atrás en el tiempo, trataremos de entender este proceso.

CAPÍTULO 2

La odisea de Darwin

Nunca consideres el estudio como una obligación,

sino como una oportunidad para penetrar en el bello

y maravilloso mundo del saber.

Albert Einstein

En la magna obra de Charles Darwin, El origen de las especies, en el inicio del capítulo VI, ubicado alrededor de la mitad del libro, nos dice: Mucho antes de que el lector haya llegado a esta altura de mi obra se le habrán ocurrido una multitud de dificultades. Algunas son tan graves que aun hoy día apenas puedo reflexionar sobre ellas sin vacilar algo, pero, según mi leal saber y entender, la mayor parte son solo aparentes y las que son reales no son, creo yo, funestas para mi teoría (1997, p. 152). Podemos ver que su tono es ligero, está escribiendo para que todo el interesado, sin ser especialista, pueda adentrarse en su teoría. Sabe que es revolucionaria, que va a chocar con las ideas establecidas, principalmente con la religión, por la posibilidad de que el ser humano provenga de seres biológicos inferiores y que sea producto de la evolución de estos. Muy resumida en su obra, Darwin presenta la teoría científica de que las poblaciones evolucionan a través de una sucesión de generaciones durante un proceso conocido como selección natural, que implica la tesis de que prevalece el organismo mejor adaptado a su entorno natural.

2.1 Zarpando en el Beagle

Charles Darwin nació en Inglaterra en 1809, de familia acomodada, por la profesión de su padre, médico. En 1825 ingresó a la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina, decisión que estuvo influenciada por su padre. Como estudiante de esa profesión se sintió incómodo y decidió cambiar para prepararse como clérigo rural. Para ello ingresó en 1828 al Christ’s College en Cambridge,