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El príncipe: Adaptación al español moderno
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El príncipe: Adaptación al español moderno
Libro electrónico125 páginas2 horas

El príncipe: Adaptación al español moderno

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Sin lugar a dudas, «El príncipe» de Maquiavelo es una de las obras más importantes del Renacimiento y, seguramente, una de las más influyentes en la historia universal. Sus lectores, que van desde Napoleón Bonaparte, pasando por Hitler y Mussolini, hasta un ejecutivo de ventas actual, han encontrado en sus páginas sabios consejos para conquistar y mantener sus objetivos. Aunque se ha malinterpretado su mensaje por la popular frase «el fin justifica los medios», en realidad Maquiavelo era un hombre práctico que veía objetivamente a través de la más intrincada política; hoy lo llamaríamos simplemente un antecesor de la «realpolitik».

La colección Transparente, a la que pertenece este libro, incluye obras literarias del canon clásico completas y de trama fiel al original, pero adaptadas al español moderno para facilitar la comprensión del lector del siglo XXI. Cada libro de la colección incluye una evaluación en línea para el lector y una evaluación de comprensión lectora descargable para el docente; dicha evaluación aborda las competencias interpretativa, argumentativa y propositiva.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 jun 2021
ISBN9781005850043
El príncipe: Adaptación al español moderno
Autor

Stephanie Burckhard

Stephanie Burckhard. Ciudad de Guatemala, 1987. Socióloga y escritora enfocada en temas digitales y producción de conocimiento. Ha publicado libros de preescolar, juveniles y adaptaciones. Imparte talleres y eventos de escritura creativa, creación de clubes de lectura y fanzines. Su proyecto Lectorante obtuvo una mención especial en el III Concurso Nacional de Bibliotecas Públicas en la Conferencia Internacional sobre Bibliotecas en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guatemala, FILGUA. Le gusta recolectar datos de hábitos lectores, estudiar las dinámicas de la apropiación de la lectura en la vida cotidiana y ha publicado datos acerca de hábitos y prácticas lectoras de Guatemala.

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    El príncipe - Stephanie Burckhard

    La mayoría queda bien con un príncipe regalándole caballos, armas, telas con oro e, incluso, piedras preciosas. En general, quieren agradar a un príncipe con artículos que creen que serán útiles y que están a su nivel. En mi caso busqué el regalo más especial que pudiera entregarle para complacerlo y no encontré nada más que el conocimiento de todos los gobernantes que he conocido, así que quiero transmitirle mis estudios en las disciplinas modernas y clásicas. Me tomó mucho tiempo reunir estos breves escritos que ahora le pertenecen.

    Espero que pueda leer toda la obra y confío en que sabrá apreciarla porque el mejor regalo es el de mi sabiduría ante circunstancias de la vida que me han puesto en peligro. El lenguaje que utilicé es claro y directo porque no quiero adornar ni exagerar ninguna situación. Dejo claro que mi intención no es criticar la manera en la que gobernaron los príncipes que conocí. Los detalles que narro procuran ser objetivos y abordan las dos vías porque para conocer a un pueblo se tiene que ser príncipe y para conocer a los príncipes se tiene que vivir con el pueblo.

    Así que espero que usted lea este conjunto de enseñanzas con el mismo ánimo con el que lo he escrito. Si presta atención a los detalles se dará cuenta de que mi objetivo principal es que usted gobierne con grandeza y que su pueblo lo admire.

    Cazam Ah • El príncipe • Nicolás Maquiavelo

    I. Clases de principados y adquisición

    Todos los Estados, todos los tipos de dominación ejercidos sobre las personas, han sido y son repúblicas o principados, heredados o nuevos. Un ejemplo de estado nuevo es el de Milán bajo el gobierno de Francisco Sforza. Existen situaciones híbridas, como en el reino de Nápoles que adquirió el rey de España. Las personas que habitan en un territorio están acostumbradas a vivir bajo un gobierno o a ser libres, y ese territorio se adquiere con armas propias o ajenas, por suerte o por la fuerza.

    Cazam Ah • El príncipe • Nicolás Maquiavelo

    II. De los principados hereditarios y de la forma en que se adquieren

    En este apartado me enfocaré en los principados porque he hablado en otras ocasiones acerca de las repúblicas. Quiero abordar dos temas: el primero cómo se gobierna un principado y el segundo, cómo se mantiene. Cuando se habita en un Estado que ha sido heredado es más fácil conservarlo porque sus habitantes están acostumbrados a las dinastías.

    En los Estados heredados es mejor que no se altere el orden establecido que los gobernantes anteriores crearon. Los cambios deben ser graduales y se debe ser flexible en cuanto a los cambios que se realicen. Si un príncipe tiene una inteligencia promedio, sabrá mantenerlo. Existen situaciones fuera de lo usual que podrían amenazar un Estado hereditario, pero hay una alta probabilidad de recuperarlo; solo debe estar pendiente de que el nuevo gobernante cometa un error y aprovechar la situación.

    En Italia, el duque de Ferrara no pudo defenderse ante los asaltos de los venecianos en 1484 y, en 1510, el papa Julio II también lo atacó. Cuando una persona nace para gobernar, tiene menor probabilidad de que lo odien porque ha hecho poco daño para llegar a su puesto; el pueblo en el que habite le tendrá cariño. Puede que tenga vicios y que estos sean tan obvios que termine siendo odiado, pero el tiempo hará que sus errores se olviden y otra persona en su familia vendrá y gobernará sin problema alguno.

    Cazam Ah • El príncipe • Nicolás Maquiavelo

    III. De los principados mixtos

    Los Estados nuevos son más complicados de gobernar; no digamos los territorios agregados a otros. Tanto los Estados nuevos, como los mixtos, tienen habitantes que siempre están al tanto de quién puede ofrecerles una mejor calidad de vida y, de encontrarlo, no dudarán en retirar al gobernante. Estas personas viven engañadas pero no dudarán en tomar las armas porque creen que sus circunstancias podrían mejorar a pesar de que la historia ha demostrado que, en realidad, su situación empeora.

    El gobernante quiere mantener su puesto, pero en el camino se gana enemigos entre los ciudadanos. No puede mantener a las amistades que lo ayudaron a llegar al poder porque les ha hecho promesas que no podrá cumplir. Aunque quiera eliminar más adelante a esas personas, no será posible porque tienen relaciones le puede servir para obtener nuevos territorios en el futuro. Aunque se tenga al mejor ejército del mundo es imposible deshacerse de las personas que conocen mejor al pueblo y los territorios cercanos.

    El rey Luis XII de Francia ocupó y perdió rápidamente Milán. El pueblo que le depositó su confianza se desanimó porque no pudo cumplir con todas sus demandas. No soportaron sus imposiciones.

    Es más difícil adquirir un territorio por segunda vez porque la rebelión hace que los príncipes se vuelvan más estrictos y se castigue con más facilidad a los sospechosos de traición. Además, ya hay refuerzos en los puntos débiles. La primera vez que Ludovico invadió Milán utilizó distractores en las fronteras, pero la segunda, sí necesitó un mayor esfuerzo. Una de sus estrategias fue poner a todo el pueblo en contra de los franceses y aniquiló ejércitos completos. En ambos casos, Francia perdió Milán.

    Existen Estados que se fusionan y es más fácil conservarlos porque los territorios comparten idioma, se ubican cerca y el pueblo no está acostumbrado a vivir en libertad. En estos casos solo se debe eliminar al príncipe que solía gobernarlos y a sus herederos. Eso sí, es importante respetar sus costumbres y sus derechos para que sus habitantes permanezcan tranquilos. Algunos ejemplos son Borgoña, Bretaña, Gascuña y Normandía, que pertenecen a Francia: a pesar de que hablan distintos idiomas, sus costumbres son similares y conviven en armonía.

    Si en algún momento alguien quisiera invadir esos territorios, deberá tener en cuenta dos aspectos: desaparecer a los herederos y a la familia de quien gobierne, así como no alterar leyes ni tributos. Si se apega a estas dos reglas, verá cómo estos principados se acoplan con facilidad al existente.

    Cuando se invaden Estados donde el idioma, la ubicación y la organización son distintos, se incrementa el riesgo de pérdida. Se requiere de mucha suerte y de conocimiento para conservarlos, así que es importante que la persona que invada se mude al pueblo invadido para asegurarlo, como el caso de los turcos que se quedaron viviendo en Grecia, donde les fue más fácil enterarse de cualquier revuelta para tomar acción inmediata. Si no se hubieran mudado se hubieran enterado de las rebeliones cuando ya era difícil disolverlas. Cuando el príncipe conquistador se queda en el nuevo territorio se reduce la probabilidad de que sus ministros lo saqueen; así, los locales se sienten satisfechos porque pueden hacerle peticiones con mayor facilidad.

    Si el príncipe no puede vivir en una nueva colonia, puede enviar un mínimo de tropas a regiones que no

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