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La orientación individual en contextos educativos
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Libro electrónico170 páginas2 horas

La orientación individual en contextos educativos

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Abarca en cuatro capítulos la orientación individual, comunicación y fuentes de conflictos, entre otros temas, en el contexto educativo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 may 2021
ISBN9789591339676
La orientación individual en contextos educativos
Autor

Raquel Bermúdez Morris

Abarca en cuatro capítulos la orientación individual, comunicación y fuentes de conflictos, entre otros temas, en el contexto educativo.

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    La orientación individual en contextos educativos - Raquel Bermúdez Morris

    autores

    Capítulo 1

    Orientación individual y comunicación

    La orientación educativa

    La orientación es un fenómeno inherente a la esencia de la actividad humana. Siempre que una persona se encuentra en una situación en la que deba resolver un problema o conflicto, aparece esta acción. Por lo general, cuando las personas enfrentan una situación problemática o conflictiva, requieren apoyarse en una serie de aspectos que les sirven de referentes para enfrentar su solución: para qué necesita resolverla, en qué condiciones lo hará, cuáles son los requerimientos para su resolución, qué instrumentos y procedimientos debe emplear.

    Cuando faltan estos elementos, la persona se siente desorientada, no sabe cómo resolver la situación y, entonces, pueden suceder tres cosas:

    1.Puede sentir que el obstáculo es insuperable y abandonar la situación sin resolverla.

    2.Se empecina en hallar su solución, a partir de tanteos ciegos, lo que la puede llevar a fracasar de modo reiterado y a frustrarse, con la carga enajenante que esto conlleva.

    3.Puede pedir ayuda a alguien que considera con más experiencia o preparación.

    Es conveniente plantear que la tercera variante es la más común en las respuestas que dan los sujetos ante esta situación. Esto lleva a plantearse la necesidad, por parte de aquellas personas que están en situación de brindar esa ayuda, de poseer una preparación adecuada que les permita hacerlo de modo efectivo e influir positivamente en los que acuden solicitando su orientación.

    Se debe aclarar que las situaciones que resultan problemáticas son tan diversas como las personas que puedan estar involucradas en ellas, y que pueden ser de diverso tipo, como por ejemplo: profesionales, personales, sexuales, sentimentales, sociales… Igualmente, las situaciones conflictivas y los conflictos derivados de ellas pueden ser de diverso tipo, como son: los intrapsíquicos, los interpersonales y los de desacuerdo.

    De hecho, existen personas que, de modo profesional, brindan esta orientación a partir de una preparación y entrenamiento que reciben y que las capacita para ayudar a aquellos que se encuentran en una situación de este tipo; entre estos se encuentran psicólogos, promotores de salud, orientadores sexuales, pedagogos y otros.

    ¿Qué se entiende por orientación?

    Muchos investigadores han abordado el estudio de la orientación desde posiciones conceptuales y metodológicas diferentes, definiéndola de modo distinto, por lo que en la literatura especializada aparecen numerosos conceptos del término orientación.

    El elemento común a todos ellos reside en concebir la orientación como un proceso de ayuda, de asistencia a alguien que la necesita. Esta ayuda puede tener diferentes propósitos o fines, ser más o menos directiva, permitir al estudiante un papel más o menos activo y protagónico, durar un mayor o menor tiempo, pero en todos los casos se ofrece asistencia.

    Desde el enfoque histórico-cultural que asumimos como concepción de partida, entendemos la orientación como:

    La relación de ayuda que establece el orientador (psicólogo, profesor...) con otra u otras personas (paciente, estudiante…), con el objetivo de facilitarles la toma de decisiones en situaciones problemáticas o conflictivas que no han podido resolver, sea porque carecen de recursos para su solución o de posibilidades actuales para hacerlo.

    Se concibe la orientación como un fenómeno eminentemente comunicativo, en el que la persona más capaz brinda su ayuda a quien la necesita, con el propósito de prepararle para la toma de decisiones autodeterminadas, en aquellas situaciones en las que no ha podido lograrlo solo.

    El sujeto tiene un papel activo, protagónico, es él el que debe resolver sus problemas y conflictos, desde la toma de decisiones personales, a partir de las ayudas que el orientador le ofrece para lograrlo.

    Aunque la orientación ocurre en aquellos casos en los cuales la persona no tiene los recursos para actuar de manera independiente y autodeterminada, las ayudas que solicita y que recibe le preparan para enfrentar y resolver no solo la situación problemática y conflictiva específica en que se encuentra, sino para transferir lo aprendido a nuevas situaciones en las que pueda estar inmerso en el futuro.

    Esto se relaciona con la utilización de métodos o técnicas que ofrezcan vías y procedimientos generales, válidos para un número amplio de situaciones en las que el sujeto pueda estar. Tiene que ver también con la conciencia del sujeto del por qué se procede de un modo u otro en el enfrentamiento y resolución de cada problema o conflicto.

    Si bien la orientación educativa ocurre, generalmente, cuando el sujeto está ante una situación problemática o conflicto que no ha podido resolver, su repercusión trasciende los límites de esas situaciones para posibilitar el crecimiento personal del sujeto. Las ayudas le preparan para la vida, a partir de la adquisición de estrategias y procedimientos eficaces de solución de problemas y conflictos, que le permiten su resolución y generan un bienestar emocional y con ello, la elevación de su calidad de vida, con un impacto positivo para su salud.

    La concepción de la orientación que se asume se sustenta en los principios del enfoque histórico-cultural. Se parte del principio de que cada individuo se forma y se desarrolla y está en constante cambio y transformación. Los procesos de cambio ocurren en su interacción con lo que le rodea, en una relación de interdependencia, en la que cada uno va logrando niveles cada vez más altos de autonomía y autodeterminación, a partir de las ayudas que solicita y recibe de los demás en situaciones de colaboración.

    En los procesos de orientación se propicia el crecimiento personal del sujeto, teniendo en cuenta no solo el nivel de desarrollo alcanzado, sino también sus potencialidades para enfrentar y resolver sus problemas y conflictos. Aunque se ofrezca asistencia en determinadas áreas de la vida del sujeto o de su personalidad, esta se concibe como una organización sistémica de contenidos y funciones que regulan y autorregulan el comportamiento del sujeto y que manifiestan una estabilidad relativa y, desde este modo de entenderla, se ejercen las influencias educativas en cada aspecto, en función de lograr, en última instancia y como objetivo esencial, su desarrollo integral.

    La orientación puede clasificarse atendiendo a diversos criterios, por ejemplo, teniendo en cuenta su propósito puede hablarse de la orientación remedial o la orientación preventiva; si se tiene en cuenta a quien va dirigida puede clasificarse en orientación individual y grupal; si se consideran las áreas en las que se realiza se clasificaría en orientación escolar, profesional, familiar, sexual, para la salud, social, etcétera.

    Es difícil establecer los límites precisos que diferencian un tipo u otro de orientación, ya que los puntos de contacto son mayores que aquellos que los distinguen.

    En este texto se concibe la orientación educativa, como una relación de ayuda válida para cualquier contexto en el que se pretenda educar, ya sea la escuela, otra institución social, la familia o la comunidad; se propone un modo de realizarla que puede ser aplicado a cualquier área de la vida: escolar, sexual, social, cultural, profesional, etc., y se persigue a la vez el propósito de remediar una situación existente: un problema o conflicto no resuelto, y desarrollar al sujeto, aportándole recursos para una autorregulación comportamental más eficaz, desde su autodeterminación, lo que le convierte en una orientación preventiva.

    Se aborda específicamente la orientación individual, mediante vías, métodos y técnicas para este fin, aunque se proponen algunas vías de orientación individual a través de la utilización de técnicas de dinámica grupal, que propician procesos facilitadores del desarrollo personal de cada sujeto.

    La orientación individual en las instituciones escolares

    Es muy difícil concebir la vida en las instituciones escolares sin la orientación. Constantemente, y en todos los niveles educacionales, se está orientando a los estudiantes, sea en la realización de distintas tareas de aprendizaje, en actividades extradocentes y extraescolares que influyen en su formación integral, así como cuando piden ayuda para resolver conflictos o problemas que no han podido resolver por sí mismos y, entonces, requieren de la colaboración de alguien más preparado como es el maestro o profesor.

    La orientación en los contextos escolares posee elementos comunes con la orientación que se ofrece en otros contextos, como por ejemplo, la orientación psicológica, pero también tiene sus especificidades, que hay que tener en cuenta.

    La orientación individual no es más que una relación de ayuda que establece el profesor con el estudiante, con el objetivo de facilitar su toma de decisiones en situaciones problemáticas o conflictivas, para las cuales carece de recursos y de posibilidades actuales de solución.

    La relación de ayuda es algo común en la orientación individual y en otros tipos de orientación. También lo es el hecho de que quien tiene que resolver el problema o conflicto es el estudiante o el que busca orientación. Es común además, brindar u ofrecer vías alternativas y recursos nuevos al solicitante para que valore su posible utilización, ya que sus propios recursos no le han permitido resolver el conflicto o problema.

    Sin embargo, la orientación individual en las instituciones escolares tiene su especificidad: se realiza con sujetos que se encuentran en un proceso de desarrollo de su personalidad, por lo que el enfrentamiento a los conflictos o problemas se encuentra casi siempre limitado por la poca experiencia, por lo que el brindar vías, procedimientos y recursos resulta un imperativo del trabajo del profesor en el rol de orientador.

    Exigencias al profesor para la realización de la orientación individual

    Para la realización de la orientación individual, el profesor debe cumplir las siguientes exigencias:

    • Dominio de las características de sus estudiantes.

    Es esencial que el profesor conozca profundamente a cada uno de sus estudiantes, que pueda cumplir su rol de orientador a partir de la comprensión del desarrollo actual y potencial de cada uno de ellos, desde al análisis de su historia de vida y de su relación con los diferentes contextos en los que está inmerso. Es importante también tener en cuenta las características psicológicas de la edad de sus estudiantes, los problemas y conflictos más comunes y el modo de reaccionar ante ellos.

    Esto posibilita enfrentar la labor de orientación de manera diferenciada, de acuerdo al diagnóstico realizado, aprovechando las potencialidades y los aspectos contextuales favorecedores y considerando las debilidades y obstáculos externos e internos, para ayudarles a enfrentar los problemas y conflictos y darles soluciones eficaces.

    • Amplio desarrollo cultural.

    El orientador requiere de una amplia cultura y en particular de sólidos conocimientos psicopedagógicos, así como de habilidades en el empleo de estrategias métodos y estrategias de intervención en las principales áreas del funcionamiento humano: lo cognitivo, lo afectivo y lo conductual. Esto implica una preparación profunda en todos aquellos aspectos que lo pueden ayudar para esta labor, tanto en lo referente a lo pedagógico como a lo psicológico.

    Debe dominar los elementos de la comunicación positiva, así como los problemas y conflictos más comunes que se le presentan a las personas en diferentes momentos y contextos, y las vías y procedimientos que se han utilizado para resolverlos para poder establecer una adecuada interrelación con el estudiante que solicita la orientación y ofrecerle la ayuda conveniente.

    • Comprensión empática.

    Consiste en la capacidad de penetrar en el mundo del otro, de situarse bajo su piel y ponerse en su lugar. Es mucho más que ser tolerante, que ser benévolo y acrítico, es más que mostrar interés y no amenazar.

    Implica en primer lugar tratar de pensar y sentir como el otro, comprender cómo él se ve a sí mismo, qué significado tienen para él las experiencias que ha vivido y que vive en la actualidad. Es aceptar el mundo interno del sujeto sin prejuicios ni valoraciones críticas.

    En segundo lugar, la comunicación al sujeto de lo que se

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