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Los derechos humanos
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Libro electrónico83 páginas58 minutos

Los derechos humanos

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El secreto, la negativa, la ignorancia, el olvido, la tachadura, la rasgadura, las contradicciones, las confusiones, todas son tÉcnicas para desaparecer a las personas, para difuminar su memoria, desconocer los conflictos, callar las batallas. En Historia de la desapariciÓn los desaparecidos vuelven a estar aquÍ, tienen nombre.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 mar 2021
ISBN9786077132929
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    Los derechos humanos - Luis De la Barreda

    www.editorialterracota.com.mx

    Índice

    Un producto civilizado 15

    ¿Qué son los derechos humanos? 17

    La Constitución, las leyes y los tratados 19

    Las autoridades 21

    El sistema democrático 23

    Derechos individuales y derechos sociales 25

    Las libertades de expresión y de manifestación 27

    Las libertades de reunión y de asociación 29

    La libertad de tránsito 31

    Derecho a la educación 33

    Los derechos reproductivos 35

    La libertad de religión 37

    Los derechos en materia penal 39

    Los derechos en el sistema penitenciario 41

    La igualdad ante la ley 43

    El derecho al trabajo 45

    El derecho a la protección de la salud 47

    El derecho a la vivienda 51

    Los derechos de la tercera generación 53

    Los derechos de las mujeres 55

    Los derechos de los niños 57

    Los derechos de las personas de edad avanzada 59

    Los derechos de los miembros de grupos étnicos 61

    Los derechos de los discapacitados 63

    Los derechos de los homosexuales 65

    El derecho al tiempo libre 67

    La seguridad pública 69

    El juicio de amparo 71

    El ombudsman 73

    La suspensión de derechos 75

    Lecturas sugeridas 77

    A la memoria de Jorge Carpizo,

    nuestro primer ombudsman:

    un ombudsman admirable

    …esa ley del corazón que nos compromete con una forma de reconocer lo humano más ambiciosa que la vigente bajo cualquier tutela estatal.

    Fernando Savater

    Un producto civilizado

    Como lo percibe el jurista italiano Norberto Bobbio, la parte oscura de la historia del hombre es mucho más amplia que la clara, y los derechos humanos son un instrumento para enmendar los males sociales que nos han aquejado, así como para posibilitar el goce de algunos beneficios. En todas las épocas nos han tocado —como señala sabiamente Jorge Luis Borges— tiempos difíciles: han proliferado las injusticias, los abusos y los crímenes. Pero siempre nos hemos empeñado en mejorar la realidad que nos ha tocado vivir. Es que —como escribió Shakespeare— los hombres estamos hechos de la sustancia con que se trenzan los sueños.

    Nuestros anhelos hemos de realizarlos en el lugar y en el momento que vivimos. Aquí y ahora hemos de vivir y convivir lo mejor posible. Y la mejor vida posible supone la protección efectiva de los derechos humanos, los cuales no garantizan la instauración del reino de Dios sobre la tierra, pero son un instrumento de los gobernados para defenderse de los abusos de los gobernantes y para exigirles ciertas prestaciones y miramientos. Los derechos humanos, como advierte el filósofo español Fernando Savater, no provienen tanto de las promesas de la luz como del espanto de las sombras, no pretenden conseguir inauditos bienes imaginados sino evitar males conocidos.

    Los derechos humanos son uno de los más destacados de nuestros productos civilizados, y nosotros, los que hoy nos tenemos por civilizados, somos en buena parte el producto de esos derechos. Éstos se basan, por emplear palabras de Voltaire, en el amor al género humano, virtud desconocida a los que engañan, a los pedantes que discuten sin escuchar y a los fanáticos que persiguen.

    Su causa ha convencido a la parte más activa e influyente de la sociedad, y eso ha bastado para que ésta se vaya transformando. No ha persuadido, en cambio —y no podía hacerlo—, a los guardianes por temperamento o por rutina de las ortodoxias, ni a los nostálgicos del autoritarismo o de los privilegios de la arbitrariedad ni a los partidarios de la congelación del orden jurídico.

    Los derechos que hoy disfrutamos no son eternos, conquistados de una vez y para siempre, sino derechos frágiles que hay que defender día con día. No son una verdad eterna sino un avance fundamental de nuestro proceso civilizatorio, no un maná que nos haya caído del cielo sino algo valioso que los hombres nos reconocemos entre sí, no un designio divino para ser seguido ciegamente por los mortales —como los diez mandamientos en el Antiguo Testamento— sino la institucionalización de un trato deseable entre nosotros. Conocerlos es el primer paso para asumir esa defensa.

    ¿Qué son los derechos humanos?

    Los gobiernos y las leyes no siempre han reconocido los derechos humanos. Apenas en el siglo xviii se consagraron por primera vez en documentos con vigencia jurídica: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América de 1776 y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Francia, 1789).

    La Declaración americana proclamó: Sostenemos como incontestables y evidentes por sí mismas las siguientes verdades: que todos los hombres han sido creados iguales; que han sido dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos derechos están, en primer lugar, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

    La Declaración francesa se inicia con estas palabras: Los hombres permanecen libres e iguales en derechos.

    El siglo xviii fue crucial en Europa: empezaron a derrumbarse las creencias supersticiosas y fanáticas que desde la Edad Media eran indiscutibles.

    Las nuevas ideas racionales

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