ENSAYO
En el plano universal la figura del amicus curiae (AC) o “amigos de la Corte” encuentra su origen en tiempos pretéritos, aunque con las innovaciones actuales adquiere hoy un significado sustancialmente distinto. En efecto, ahora está impregnada de un simbolismo político que reafirma el carácter democrático de Poder Judicial (PJ) y garantiza con ello el acceso de la sociedad a la justicia, específicamente de los grupos vulnerables, pero sin socavar la independencia de este último.
La legitimidad institucional de ese poder público se fundamenta en dos premisas básicas: su independencia y su inclusión. El AC contribuye a vigorizar esta última, mientras que el PJ asegura una justicia sustantiva y procesal para toda la sociedad; más aún, esta función tiende a restablecer la asimetría social para los sectores vulnerables.
En nuestro tiempo la participación democrática del PJ transita entre dos extremos: su obligación primaria de resolver las controversias y su papel de creador de normas jurídicas como respuesta a planteamientos jurídicos novedosos; para ello su apertura a las propuestas del orden de AC es fundamental.
Es en Estados Unidos donde el se ha desarrollado con mayor precisión, toda vez que