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Juventud en la niebla
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Juventud en la niebla

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Cuarenta y ocho adolescentes están atrapadas en las montañas de California. Su campamento está rodeado por una misteriosa niebla que ha cubierto el mundo.
Los adultos se han ido. ¿Cómo sobrevivirán? Esta es una historia de valentía adolescente.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 dic 2020
ISBN9781393640257
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    Juventud en la niebla - Stan Morris

    Prólogo

    Ellos van sin rumbo por el espacio en su órbita propia que no tiene relación con las de los otros planetas, las estrellas o las galaxias. Sus colonias se extienden por miles de años luz y no tienen formas; se pueden extender o poseer una diseño circular, pueden tener la estructura de un cubo o pueden ser una combinación de apariencias como una toalla de papel seca y enrollada .

    Las sociedades más avanzadas en el transporte espacial pueden detectarlos pero solo al utilizar los instrumentos más sofisticados, de otro modo ellos son invisibles y no se les puede localizar.

    A ellos se les puede eliminar y a veces se tornan en el sendero de una estrella, luego arden; en otras circunstancias se transforman en el vacío de muchos eones y se disuelven. En ocasiones se convierten en la trayectoria de los rayos gamma de una estrella en explosión y se esterilizan. Si  una sociedad que se dedica al transporte espacial las detecta, comprende lo que son y de lo que son capaces de hacer, por lo general se les esteriliza.

    Ellos no se pueden procrear por si mismos, por lo tanto deben tener un huésped.  Una estrella con un planeta que posea un periodo fértil desafortunado de agua y oxigeno debe girar por el camino de su red.  Aun cuando son afortunados de infectar tal planeta, les toma años fusionarse en la atmósfera y mientras se fusionan, se deben disfrazar como una sustancia contaminante, pero una vez que se han fusionado, se pueden transformar en material semisólido en un período muy breve; y su menor tiempo posible son veinticuatro horas.

    Capítulo uno -Algo anda no bien-

    -Algo no anda bien- dijo Mike.

    -No molestes- respondió John.

    Los dos jóvenes estaban sentados con las piernas cruzadas en la saliente casi al interior de la gran depresión tallada al lado de un peñón de granito que fue parte de la cordillera sur de Sierra Nevada. Pudo haber sido una cueva, pero estaba abierta al exterior por una gran espacio hueco localizado en el lado oeste. La saliente se extiende por varios metros  por debajo de la roca y el último sol del mes de Mayo estaba tratando de arrojar sus rayos a un lado de la depresión, pero los jóvenes estaban lo bastante lejos por lo que el calor solo podía alcanzar sus pies.

    -¿Crees que regresarán?- preguntó Mike.

    -¿Por qué no lo harían?- se preguntaba

    Ante ellos estaba una pendiente larga, verde, discreta y cubierta de hierba que se inclinaba a un pequeño río que entraba desde el valle por el este. El río frío que fluía con fuerza desde el oeste por el valle hasta que se disipaba en los altos y verdes abetos donde continuaba a muchos metros más, hasta que desaparecía en el valle central de California del sur. En realidad era un gran arroyo, pero el agua se precipitaba demasiado rápido como para caminar por esta, además era demasiado ancho para saltar.

    -Quizás su vehículo todo terreno chocó- dijo Mike intentando adivinar.

    -Quizás Jackie está bien -respondió John- Quizás la ruta está bloqueada y no pueden regresar.

    A un lado del río, cerca, estaban las cinco cabañas de los chicos del campamento, el salón comedor que tenía el techo de metal corrugado, la cabaña estilo chalet de la administradora y un estrecho puente de madera que se extiende por el río. Al otro lado del río estaban las cinco cabañas de las chicas, el estacionamiento donde estaba nuestro gran bus amarillo y donde comenzaba el camino de grava el cual se dirigía por el sureste  sobre una pequeña colina, luego en las montañas en dirección al sur, hasta que alcanzaras la carretera de asfalto la cual te dirige hacia al sur en Bakersfield .

    -Quizás su todo terreno se cayó al cañón y estén todos muertos- mencionaba John con el ceño fruncido- Desearía que dejaras de decir cosas como esa- se quejó- Cuando regresen, vamos a tener que escuchar esas charlas y nos forzarán a divertirnos,  ¿No puedes solo relajarte y disfrutar el día?  ¡Santo cielo, Mike!, mira la vista desde aquí. Mira, Desi viene de las duchas. ¡Increíble!

    A veces, los chicos sentían como si estuvieran en una alargada y gran cuenca que se extendía del este al oeste con el campo en lo más alto del extremo este. En la parte baja del oeste estaba un largo prado por el cual el río fluía con fuerza.  Gran parte del prado estaba en el lado del río donde estaban las chicas. Violetas, maravillas y pamplinas salpicaban la zona abierta cubierta de hierba. Alrededor de la cuenca, las montañas talladas de Sierra Nevada, sus desnudas puntas cubiertas con nieve blanca en perfecto estado y más abajo, las laderas estaban cubiertas por arboledas del pino cola de zorro meridional, más cerca del campamento crecían un grupo de pinos con piñas espinosas y cortezas blancas .

    -¿Cuándo piensas que regresarán?- preguntó Mike.

    -No lo sé- murmuró John, al mismo tiempo que la proporcionada chica que observaba desaparecía en su cabaña.

    El problema había comenzado casi una semana atrás. El primer indicio de que algo malo había pasado fue cuando el vehículo todo terreno antiguo de la oficina postal no había hecho su entrega diaria de correo el cual, por lo general, los jóvenes lo reciben de sus padres que están preocupados. Esa misma mañana, la radio del campamento y sus celulares parecían no tener problemas, pero por alguna razón, no se conectarían con el mundo exterior del valle.

    Después de unos días más de lo mismo, la administradora del campamento había decidido viajar cuarenta y ocho kilómetros a la oficina postal más cercana, tomó la radio de respaldo, y recogió la última correspondencia. Tres de los cuatro consejeros del campamento habían decidido ir con ella y tomar un bien merecido descanso de sus inquietos cargos.  Ellos esperaban que el viaje de ida y vuelta tomara un poco más de dos horas debido a la carretera tortuosa y estrecha.  Dejaron a la última consejera del campamento, Jackie de veinte años, a cargo de cuarenta y ocho jóvenes.  Eso ha sido cinco días atrás y no hubo señal alguna de adultos desde entonces, lo mismo sucedió hoy, el todo terreno del correo no llegó.

    La primera noche, después de que la administradora y los consejeros del campamento no regresaron, Jackie insistía en que estaban atrasados y que todos deberíamos irnos a dormir como siempre. La noche siguiente, Jackie supuso que un derrumbe pudo bloquear la carretera y que los adultos regresarían tan pronto como la carretera estuviera despejada, desde ese entonces, esperaron.

    -Algo anda mal- planteó Mike otra vez.

    -Sí, ¿Y eso qué?- dijo John.

    Mike tenía trece años y John casi cumplía los dieciséis.  El niño más joven tenía tez clara, rubio y un poco más pequeño para su edad, en cambio John era un hispano moreno con cabello oscuro y tenía los pies grandes. Los dos chicos típicos de California ya se habían vuelto amigos el primer día del campamento a pesar de su diferencia de edades.

    -Eric sabe como funciona la radio. deberíamos preguntarle para intentar llamar a alguien- sugirió Mike.

    -Sí, pero la radio esta en la cabaña de la administradora y su cabaña esta cerrada- señalo John

    -Ha sido una semana y algo no anda bien.  Y es probable que Jackie no se preocupe si entramos a la cabaña de la administradora- dijo Mike cuando fijó su mirada en John.

    La expresión de John se desplomó con esa afirmación. Para los tres primeros días, Jackie trató frenéticamente en no pensar sobre los adultos perdidos y entonces fue cuando ella se tranquilizo y paró de pretender que no había ningún problema; por lo que esa mañana, ella se negó a salir de la cama por un largo período, entonces se levantó y se negó a dejar la cabaña de los consejeros.

    -A Jackie no le importará- repitió Mike-. Vamos a hablar con Eric.

    Encontraron a Eric en el salón comedor. La estructura de bloque de hormigón se distribuía en un cuarto en la cocina y con tres cuartos en la zona para comer con un podio amplio en el extremo este. Los artefactos de cocina consistían de un gran refrigerador de propano, un horno, una cocina y dos grandes congeladores. La zona para comer contenía varias mesas blancas, largas y plásticas y varias sillas del mismo color .

    Eric estaba sentado en una de las sillas, concentrado en un libro de bolsillo y descansando sus pies en una caja de cartón.  Él estaba meciendo sus piernas hacia delante y hacia atrás, mientras tenía la silla inclinada. Eric era un niño pequeño afroamericano que tenía cerca de la edad de Mike y tenía cabello corto rizado. Muchos de los otros campistas consideraban a Eric un ñoño por su interés en la ciencia y en la ciencia ficción.

    La caja, en la que Eric descansaba sus pies, era una de las varias cosas que lo mantenían sentado a la parte norte sin ventana del muro del salón comedor. Las cajas contenían paquetes de condones,diafragmas, píldoras anticonceptivas y otras parafernalias referentes a lo mismo.  Estos objetos estaban ahí debido al propósito del campamento .

    El campamento era una creación de una organización religiosa llamada Abstinencia y Protección.  AAP (Asociación de Abstinencia y Protección), como se le conoce, creó el campamento como un lugar para promover el valor de la abstinencia del sexo, si no que también a familiarizarse con chicos de la escuela secundaria y preparatoria con métodos anticonceptivos. La organización planeó mantener varios campamentos con tres semanas de duración ese año. Los jóvenes en el actual grupo eran los campistas del primer curso y se suponía que ellos tomarían algunos condones y unos cuantos diafragmas cuando dejarán el campamento. La idea era que ellos compartieran con sus amigos lo que aprendieron en el campamento.

    La administradora del campamento era una médico y esas chicas que tenían al menos dieciséis años se suponían que les había ofrecido exámenes físicos y píldoras anticonceptivas con el consentimiento de sus padres, pero el énfasis verdadero del campamento era sobre la abstinencia, no solo por motivos morales, si no que porque los fundadores de esta asociación creían que las repercusiones emocionales de las relaciones sexuales eran muy difíciles de enfrentar para los jóvenes con el ambiente social presente.

    Como Mike y John fueron al salón comedor, Eric puso su libro de bolsillo a un lado e intentó hacer algo con el celular, pero solo recibió un mensaje de que no hay servicio.

    -¿Qué lees?, ñoño- preguntó John.

    -'Túnel en el cielo- fue su respuesta entrecortada. Él no fue muy amigable, en especial con John.

    -¿Ciencia ficción?- preguntó John.

    -Sí.  Algo de verdad antiguo, como de la época de Verne y Wells.

    -¿Puedes hacer funcionar la radio?- preguntó Mike.

    -Claro que puedo si no estuviera encerrada en la cabaña de la administradora- respondió Eric y agregó bajo su respiración -baboso.

    Mike y John intercambiaron miradas,luego John hizo un gran respiro y le dice a Eric.

    -¡Vamos!

    -¿A dónde?- preguntó Eric, confundido por la repentina orden.

    -¡Date prisa!- gruñe John y al mismo tiempo dando a Eric esa mirada de bravucón.

    Como todos los pequeños, Eric reconoció esa mirada. Él encogió sus hombros, se paro y con resentimiento siguió a Mike y John, quienes lideraron el camino hacia la cabaña con estilo chalet de la administradora. Ahí, Mike y John, analizaron el cerrojo sólido de la estructura.

    -¿Crees que podríamos romperla empujando con tu hombro?- preguntó Mike.

    -Creo que podría estropearla con mi hombro- respondió John, mirando a Mike con el ceño fruncido. Eric miró para otro lado y esperó con paciencia.

    -Podríamos romper la ventana- sugirió Mike.

    -¡oigan!- exclamó Eric.  Los dos jóvenes lo miraron con el ceño fruncido.

    -¿Tienes una mejor idea?- preguntó John.

    -Hay una llave bajo el tapete- refunfuñó Eric mientras miraba a John y a Mike, al esconder su cabeza y rascarse los pies.

    John miró de manera amenazante a Eric, levantó el tapete y encontró la llave. Él abrió la puerta y entró en la cabaña junto con Mike. Después de un momento, Eric entró también, luego de mirar muy nervioso si alguien los estaba observando.

    La cabaña consistía en una sala de estar debajo de un gran desván en donde una escalera empinada ubicada en la parte trasera de la cabaña la alcanzaba. La estructura contenía una cama doble, tenía un lavaplatos que se alimentaba de una pequeña tubería de agua que estaba conectada al conducto principal del agua el cual suministraba al salón comedor.  El conducto principal del agua ,hecha de tubo de PVC, venía del río hacia abajo y tenía un filtro grande y lavable justo antes del cruce de las dos líneas. La gravedad proporcionaba la presión para los lavaplatos, los baños y las duchas en el edificio del salón comedor, además una bomba solar proporcionaba una presión adicional al lavaplatos de la cabaña.

    No había baño en la cabaña, por lo que la administradora utilizaba un baño portátil como los otros campistas, excepto que ella usaba uno el cual estaba reservado solo para ella y las consejeras. Los otros muebles en la cabaña consistían en un pequeño sofá, dos sillas y un gran escritorio, una caja de herramientas grande y roja estaba en la muralla trasera de la cabina y por último en el escritorio estaba la radio que tenía un sistema de circuitos de varias frecuencias.

    John le dio la radio a Eric, quien la prendió y comenzó a probar cada frecuencia, aunque hubo algunos ruidos sospechosos, no pudieron lograr sonar nada parecido a una voz real. En cada frecuencia, Eric preguntaba si alguien podía oírlo por lo que trató en cada frecuencia varias veces, sin embargo después de una media hora, se dio por vencido.

    -Quizás está averiada- dijo John.

    -No lo creo- dijo Eric mientras lo miró frunciendo el ceño.

    -Entonces ¿Por qué nadie puede oírnos?- preguntó Mike .

    Eric respiró hondo, miró a Mike y dejó caer una mirada de preocupación.

    -¿Quizás... quizás no hay nadie que nos escuche?- preguntó con una mirada que sugería que él estaría feliz de que ellos las escucharan para burlarse de esa idea.

    Toda la semana, Mike evitó pensar en esa idea haciendo lo siguiente: Levantarse, jugar, hacer sus deberes, comer, jugar un poco más y luego ir a la cama. Él siguió la rutina del campamento, pensando que los adultos regresarían y sus padres estaban en casa. Él evitó considerar otra situación; sin embargo, ahora tenía que enfrentar una aterradora posibilidad.

    -Hay algo que anda muy mal- dijo con voz temblorosa.

    -Sí seguro- enunció John al estar de acuerdo con sus ojos y que su voz mostraba tristeza.

    -¿Creés que nuestros padres estarán bien?- susurró Eric mientras su estómago se agitaba.

    En realidad, Mike deseó que Eric no hubiera preguntado eso.

    -Tenemos que hacer algo- dijo Mike.

    -Vamos a hablar con Jackie- sugirió John.

    -Está bien- respondió Mike, sin embargo en lo personal él no pensó que Jackie sabía más de lo que había que ellos.

    Ellos dejaron la cabaña de la administradora, pasaron por el salón comedor y por el puente de madera que los llevaba al campamento de las chicas. Eric los siguió en silencio, pero ellos lo ignoraron.

    Una cabaña, al otro lado del río, se reservaba para los consejeros, dos de ellos compartían cada cabaña. Los consejeros dormían en cómodas camas dobles, en vez de las literas que ocupaban los jóvenes.  Los chicos encontraron a Jackie que yacía en su cama, encima de sus sábanas, mirando el techo de lona. Aunque los campistas y los consejeros traían bolsas para dormir, las camas tenían una cubierta para el colchón,dos sábanas y dos frazadas pesadas y verdes de lana.  Algunos campistas preferían dormir en bolsas de dormir, pero otros utilizaban las frazadas.

    -¡Hey, Jackie!- dijo John.

    La joven mujer lo miró y una expresión indiferente apareció en su rostro atractivo.  Jackie era joven con cabello rubio y un cuerpo esbelto. Por lo general, ella era muy animada, sin embargo  ahora su rostro y su ojos estaban rojos e hinchados además emitía un imperceptible hedor desagradable.

    -¡Hey, tú!- respondió mientras fijaba su mirada en ellos, luego sus ojos volvieron a miras el techo de lona otra vez y los chicos se miraron entre ellos.

    -Mm... Jackie, ¿Cuándo crees que la administradora estará de regreso?- preguntó John.

    -Ella estará de regreso cuando ella esté de vuelta- respondió Jackie con una voz apagada ya que muy a menudo ella escuchó esta pregunta durante estos días que los otros adultos desaparecieron. Ella cerró sus ojos y John miró a Mike con impotencia.

    -Jackie, creemos que algo no anda bien y que en realidad algo muy malo esta pasando- dijo Mike al tomar un respiro y al hablar con firmeza. 

    -No hay nada malo, ahora váyanse- su voz sonó más desesperada que cortante.

    -Pero, Jackie, Eric trató de comunicarse por la radio y ¡No hay nadie!- la voz de Mike se alzó con un tono de pánico mientras trataba de comunicarse con la joven.

    -¡Ustedes permanezcan alejados de la cabaña de la administradora!- dijo Jackie de manera brusca -¡Ahora desaparezcan!- y ella volteó su cabeza hacia la muralla.

    Los chicos se miraron otra vez sintiéndose inútiles cada uno.

    -¿De qué se trata la charla de esta noche?- preguntó John, con la esperanza de cambiar el tema lo que provocaría algo de interés en la joven.

    Ella miró para otro lado y se cubrió su cabeza con la frazada-Solo déjenme sola- respondió y su opaca respuesta sonó casi como un sollozo .

    Los chicos con un sentimiento de derrota, la dejaron en la cabaña.  Afuera, varias chicas estaban esperando paradas alrededor. Ellas siguieron a los chicos hasta que estuvieran lo suficientemente lejos para que Jackie no las escuchara conversar.

    -Ella ha estado así todo el día- dijo Makayla, la chica de los ojos oscuros-Ella sigue diciendo que la administradora y los otros consejeros estarán de regreso muy pronto y eso me asusta.

    -A mi también- dijo Kathy con su voz temblorosa.

    -¿Ustedes creen que ella estará bien- preguntó una tercera chica.

    Los chicos se miraron entre ellos, luego miraron para otro lado.

    -En realidad no creo- admitió Mike.

    -¿Cuándo creen que nuestro padres volverán por nosotros?- preguntó Makayla.

    -No lo sé- respondió Mike y Kathy se hecho a llorar .

    Sin nada más que decir, los chicos cruzaron el puente al otro lado del río, luego Eric regresó al salón comedor, mientras Mike y John caminaron hacia el extremo oeste del río, trataron de distraerse al discutir cual de las tres chicas les gustó más. Ellos evitaron el tema de los adultos desaparecidos.

    Hasta cierto punto, se sentaron y observaron a algunas de las chicas que estaban practicando tiro al blanco en los fardos de heno al otro lado del río. Se suponía que los chicos también practicaban como un grupo, sin embargo no habían consejeros que los lideraran. Era muy obvio que estas chicas decidieron practicar por su cuenta pero otra chica estaba corriendo alrededor de una rudimentaria pista que se talló alrededor del prado y se había aplanado por neumáticos de camión.

    -¿Quién es la chica que está corriendo?- preguntó Mike.

    -No estoy seguro de su nombre- respondió John.

    -Ella es linda- dijo Mike.

    -Si, pero no es Desi- replicó John.

    -¿Cuántos años tiene?- preguntó Mike con algo de esperanza.

    -Creo que tiene quince años- dijo John

    Mike hizo muecas de alegría, ya que de antemano descubrió que las chicas de quince años por lo general muestran un poco de interés en chicos de trece años. Mientras más oscurecía, los jóvenes regresaban a sus cabañas.

    Ya que no habían adultos en los alrededores, los jóvenes estaban despiertos hasta tarde en la noche.  Esa tarde, después que los otros chicos se retiraron a sus camas, Mike regresó a la cabaña de la administradora y recuperó la llave.  Él entró a la cabaña y revisó la radio otra vez, solo para encontrar que se les olvidó apagarla. La batería estaba muerta, disgustado, se acostó sobre el escritorio pero giro y vio la cama. Él dio un paso y se paró frente a la cama por un momento, lucía cómoda y lentamente, casi con precaución, se recostó sobre las fundas.  Él podía observar en la ventana alta en el frente de la cabaña las estrellas que estaban brillantes y las observó por un momento.

    Después de un rato, se levantó y se sacó sus zapatos, calcetines, pantalones y su camisa a cuadros.  Al vestir solo su camiseta y calzoncillo, levantó las fundas y se deslizó a la cama. Él se sintió como si se estuviera haciendo algo que no debería hacer, sin embargo por algún motivo se sintió mejor, como si al final él estuviera haciendo algo que otros esperarían hacer si otra persona lo hace primero y se durmió enseguida.

    La mañana siguiente, Mike se levantó tarde, se vistió, salió, cerró la puerta; sin embargo él estaba a punto de poner la llave bajo el tapete, pero se arrepintió. Después de un momento, se guardó la llave en su bolsillo y fue al salón comedor en busca de su amigo, John.

    En el comedor, espió a algunos chicos que instalaban una nueva caja de leche en el dispensador de los lácteos. Para suministrar a los campistas, la asociación había comprado grandes cargamentos de cereal seco,cajas de carne enlatada, cajas de leche en caja la cual estaba mezclada con leche en polvo.  Mientras que, por lo general, la barra de ensaladas con ruedas estaba llena de vegetales y frutos frescos.  El único refresco que se servía a los jóvenes era refresco dietético, por lo que muchos de los chicos preferían beber latas de dulce jugo de fruta que estaban disponibles.

    Mike encontró a John engullendo su segundo tazón de cereal junto a un chico que él no conocía bien, pero que sabía que se llamaba Jacob, se sentó al otro lado de la mesa. Mike dirigió su mirada a John y a Jacob por un momento antes de hablar.

    -¿Qué haremos cuando nos quedemos sin comida?-preguntó Mike

    John paró de comer con su cuchara al aire, con una sorpresa desagradable en la pregunta de Mike.  Él dio una mirada molesta a Mike, luego lentamente terminó de comer la cucharada, puso los cubiertos en la mesa y preguntó -Está bien , me doy.  ¿Qué haremos cuando nos quedemos sin comida?

    -Lo que sea que hagamos, lo mejor es planearlo ahora. ¿Cómo nos mantendremos calientes en este invierno?- planteó Mike

    John lo miró aun más molesto con esa pregunta -Quizás otros adultos se mostrarán para ayudarnos, no la administradora y los otros consejeros, sin embargo otros adultos.

    -¿Qué pasa si los adultos que aparezcan no nos ayudan?  ¿Qué pasará si ellos solo toman nuestra comida? ¿Qué pasa si son el tipo de adulto que lastiman niños?

    -¡Santo cielos hombre!, tú realmente me desanimas- John gruñó -Primero dejame terminar de comer y luego discutimos el fin del mundo, ¿Te parece?

    Los otros chicos cerca de ellos, le dieron una mirada poco agradable y llena de furia a Mike .

    Mike volteó y salió del lugar, paseo por el río y caminó río abajo, hasta que él estaba al lado opuesto de las pacas de heno que se utilizaban para la práctica de tiro al blanco. Miró por todas las pacas por un periodo y antes de regresar al salón comedor, caminó alrededor de la estructura, hasta que fue al almacén del extremo este. En el almacén, colocó un anaquel de dos por cuatro, estaba uno en el tanque que contenía el agua que se producía de los paneles solares de agua caliente que cubrían el techo del salón comedor.

    Bajo el anaquel, habían varios barriles que contenían latas de aluminio vaciás. Mike recuperó varias latas vacías de un contenedor, luego regresó a la cabaña de la administradora. En el interior, miró en la caja de herramientas hasta que encontró un par de tijeras de metal. Separó una lata vacía y aplanó el aluminio, luego con cuidado extrajo un pedazo de metal con la forma de la punta de una lanza.

    Cuando terminó, dejó su trabajó en el escritorio y fue al exterior, se aseguró que la puerta estuviera cerrada. Él marchó fatigado hacia el este, hasta que fue en lo profundo del bosque porque estaba buscando viejos árboles caídos que tuvieran ramas derechas y cuando encontró una rama que tan alta como él, la rompió, tomó y regresó a la cabaña. Al interior, utilizó una navaja corta-caja de la caja de herramientas para dividir un extremo de la rama, luego puso a la fuerza la parte desafilada de la punta de aluminio en medio de la división.

    Mike dejó la cabina, cruzó el puente y camino a lo largo de los fardos de heno. Parado a una corta distancia de un fardo, agarró su nueva lanza hecha a mano y la lanzó al fardo. Cuando golpeó el fardo, el asta y la lanza se rompieron y la punta de aluminio se dobló.

    Le tomó a Mike muchas pruebas obtener una cabeza de lanza apropiada la cual no se doblará y descubrir que tan rápido asegurarla a una rama para que no se desprendiera.  Con el tiempo, después de pegar una capa de aluminio con otros dos trozos de aluminio, hizo una lanza que penetraría el fardo grueso. Al utilizar una lima, fue capaz de obtener un filo muy afilado a un lado de la punta de la lanza. Sujetó la lanza al amarrar el cable de pesca del sedal de pesca, envolviendo alrededor de la vara bajo la cabeza de lanza. Con el tiempo, el aluminio quedo descartado por preferir el hierro o el acero.

    En su camino a la cabaña de la administradora, Mike se topó con Jacob en el puente. Como estuvieron a punto de encontrarse, Jacob lo llamó y cuando se detuvo para hablar con el otro chico, él vio a Jacob con una mochila y que lucía con muchas cosas en su interior.  Él no sabía mucho sobre Jacob, excepto que este chico siempre parecía estar marchándose, solo. Jacob parecía ser un poco mayor que Mike.  Él tenía el pelo rizado oscuro, más grueso que el de Eric y sus ojos eran color avellana.

    -Estoy caminando hacia la parte baja del río- dijo Jacob.

    -¿Hacia dónde?- preguntó Mike y lo miró de manera desconcertada

    -Estos es lo más lejos que puedo llegar.

    Un escalofrío recorrió el cuerpo de Mike -Oye, quizás esa no pudiera ser una buena idea- dijo.

    -Bueno, me voy.

    -¿Vas a regresar antes de que oscurezca?

    -Si encuentro a alguien.

    -¿Qué vas a hacer si tienes que permanecer afuera toda la noche?

    -Tengo mi bolsa para dormir y es rellena, por lo que estaré abrigado.

    -¿Guardaste comida?

    -Solo lo suficiente para tres días.

    Mike miró a Jacob con impotencia, sin saber que decir. Esta situación la debían decidir los adultos, no era algo que le concierne a los jóvenes como él, quienes uno se preocupa.

    Con un sentimiento de derrota -Se cuidadoso por favor- dijo Mike.

    -Está bien- dijo Jacob y caminó, pero después de unos pasos, él paró, se volteó y le dijo -Oye Mike, gracias.

    -Nos vemos- se despidió Mike de una forma más animada de la que él sentía.

    Jacob volteó y se alejó. Mike lo observó escalar por colina baja y cuando Jacob desapareció cerca de la cima, regresó a su cabaña a terminar su lanza.

    Mientras Jacob se marchaba, Mike practicó cada día con sus lanzas para tratar de encontrar el mejor diseño y después de un día, John y Eric se le unieron. Los otros dos chicos, Peter y Howard, expresaron interés en lo que él estaba haciendo y también comenzaron a construir lanzas. Entre los cinco chicos, encontraron un diseño que era estable y  que podría perforar más fácil los fardos. Cada día, ellos practicaron el lanzamientos de sus lanzas.

    Hasta la última hora de la tarde del sexto día desde que se fue, Jacob regresó, estaba hambriento, cansado y tenía una mirada sombría en sus ojos. Mientras se acercaba al campamento, notó a cinco chicos en los fardos, cuando se dio cuenta que Mike era uno de ellos, regresó por ese camino y bajo con dificultad la pendiente.

    Mike había lanzado justo una lanza, que golpeó el papel del tiro al blanco que los jóvenes habían puesto a uno de los fardos, cuando se volteó y vio Jacob. De inmediato, se dio prisa en ayudar al chico que regresó. Jacob estaba tan desgastado que ya estaba en apuros solo por sacarse su mochila. Mike con agudeza tomó la mochila, ayudó al joven cansado y la hizo a un lado de sus hombros.

    -¿Te sientes bien?- preguntó Mike con ansias.

    -Estoy cansado y con mucha sed- respondió Jacob con una voz áspera y cansada -Realmente necesito tomar un vaso de agua, ¿Tienen algo para comer? No he comido o bebido algo desde la última noche.

    -¡Pete, corre a la cocina y trae algo de comida y agua!- ordenó Mike.

    -Estaré de regreso Jake- dijo Pete y se apresuro.

    -¿Encontraste algo?- preguntó Howard con los ojos bien abiertos y su tono que reflejaba su esperanza.

    -Howard, dejalo que beba algo primero- dijo Mike.

    Howard hizo una mueca, pero el asintió con su cabeza. Mike entendió la impaciencia de Howard, sin embargo él se había preocupado más y más cada día que Jacob no regresaba y ahora estaba de vuelta, estaba más tranquilo que ansioso por las noticias. Pete fue rápido y en breve él regreso con una botella de agua y un emparedado. Jacob comió y bebió mientras los otros esperaban con impaciencia en que recobrará sus fuerzas.  En ese momento, él terminó de comer, se recostó en el césped y suspiró, sonó muy somnoliento.

    -¿Estaba bueno? -preguntó John, poco dispuesto a estar callado otro minuto más.

    -Caminé por tres días-comenzó Jacob -y en la mañana del tercer día, no comí nada porque quería conservar algo de comida.  Esa tarde lo encontré, la niebla, quiero decir; eran alrededor de las cuatro en punto y lo sé porque revisé mi reloj. Había pasado aproximadamente a 800 metros de la señal de  2 kilómetros de aproximación del indicador de altura, quiero decir.

    -El camino empezó a descender hacia la colina, empinada y aviste algo de niebla enfrente.  Fue muy extraño, porque estaba nivelado, podía verlo. Se parecía al océano, excepto que era café y no habían olas.  Había un venado al lado del camino, cerca de la niebla por lo que me pare a observarlo y lo vi caminar al borde de la niebla, luego camino hacia al interior de la niebla, entonces sus pies y parte de sus piernas desaparecieron. De repente, lo vi asomar su cabeza y al parecer  trató de saltar fuera de la niebla, pero solo se cayó con su cabeza y hombros fuera de esta.  Me estaba mirando y podía observar como trataba de forcejear y sus ojos lucían asustados y estaba haciendo sonidos extraños y entonces pararon sus movimientos.  Creo que estaba muerto, entonces el cuerpo del venado empezó a moverse hacia al interior de la niebla como si algo lo estuviera arrastrando y desapareció por la parte inferior.

    -Eso de verdad me asusto, fue como si no respirara  pero mi corazón aun palpitaba.  Observe por otra hora más y vi volar un pájaro muy abajo casi sobre la niebla, casi tocándola.  Algo salió de la niebla, capturó al pájaro y desapareció también..  fue muy rápido que no podría explicar lo que pasó.  Escalé una colina pequeña que estaba al lado del camino y mire por otro lado, había más niebla.  Es como si nosotros estuviéramos en una isla está en un océano.

    -Eso es cuando giré, empecé mi retorno y me sentí enfermo del estómago y no podía comer ese día, solo bebí agua.  Traté de conservar mi comida y agua en el camino de regreso, pero me quedé sin nada.

    Los rostros de los chicos se volvían más lúgubres a media que Jacob contaba su historia. Mike se le pusieron los pelos de punta y su nuca se puso rígida.

    -Me preguntó si eso es lo que le paso a la administradora y a los consejeros del campamento- dijo John en voz baja.  Los otros tuvieron pensamientos similares, ¿Se introdujeron al interior de la niebla?

    Mike respiró hondo- Bueno- dijo lentamente-Ahora sabemos.

    -Tendremos que decirles a los demás- declaró Howard .

    Mike asintió con la cabeza -Sí, pero no hoy, está anocheciendo. Les diremos en la mañana.

    -¿Por qué no decirles ahora?- preguntó Eric.

    -Es mejor estar asustados en la mañana que en la noche- respondió John.

    -Tú te vienes conmigo- le dijo Mike a Jacob -El resto de ustedes... bueno, solo no le digan a nadie, ¿de acuerdo?- Hubo un coro de aprobación.

    Para cuando Jacob se sentía lo suficientemente fuerte para moverse, anocheció.  Mike y Jacob caminaron hacia la cabaña de la administradora en  el atardecer, pero al entrar a la cabaña, escucharon un grito.  Jacob estaba muy cansado como para regresar, pero Mike miró hacia la dirección de la persona que gritó.  Fue Ralf; de diecisiete, el mayor de los adolescentes en el campamento. De manera apresurada, Mike cerró y aseguró la puerta, tan pronto como Ralf llego a la cabaña.  Mike le dijo a Jacob que se recostara en la cama. Afuera, Ralf golpeaba la puerta, exigiendo que lo dejara entrar. Mike ignoró a Ralf y cubrió a Jacob  con cubiertas de la cama sobre su cabeza y se durmió. Mike subió por la escalera que lo

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