National Geographic Traveler México

EL PARAÍSO CUBANO

“Sutransacción no puede ser realizada”, decía la pantalla del cajero por tercera ocasión mientras escupía mi tarjeta. ¿De verdad no tengo efectivo a la mitad de mi viaje en Cuba? La frustración crecía mientras trataba de enviar un correo urgente al banco. Alcé la cabeza para ver a las personas que se juntaban a mi alrededor, en la parada de la guagua (autobús) y frente al parque del cine Yara; con celular en mano, la gente se agrupaba para conectarse al wifi que proveen el gobierno y un par de establecimientos concesionados mediante tarjetas de prepago. Unos hombres a mi izquierda reían al compartir imágenes sugerentes y otros comentaban las noticias y los mensajes que acababan de recibir. Luego estaba Erick, mi compañero de viaje, quien revisaba sus notificaciones en silencio y con indiferencia. Aquí, hasta el internet es una experiencia colectiva.

¿Cómo terminé sin un centavo en La Habana? Cuando conocí Jamaica no pude evitar enamorarme del Caribe. A diferencia de las cada vez más depredadas playas caribeñas en México, el encanto y privacidad que sentí en aquella isla me hicieron prometer que tomaría cualquier oportunidad para conocer el resto de las Antillas. Y la paradisiaca Cuba, con sus habanos y su ron, corales y playas de arena blanquísima, era la siguiente en la lista. Todo había marchado de maravilla hasta el desencuentro con mi inútil tarjeta. Con unos 100 pesos cubanos (moneda nacional) y 50 CUC (moneda para turistas), que apenas sumaban 1 000 pesos mexicanos, tenía que sobrevivir tres días hasta llegar a la única reservación que habíamos hecho, en las playas de Varadero, en un país donde todo se paga a precio dólar. Mala suerte.

A LA CUBANA

Días atrás, sentados en la terraza del Hotel Nacional, meditábamos dónde dormiríamos mientras bebíamos una cerveza (Erick con una Bucanero y yo una Cristal). El hotel es una joya histórica de La Habana y, entre más lo recorríamos, más nos convencíamos de que jamás podríamos pagarlo. Se encuentra en el barrio Vedado, frente al Malecón, y es un ejemplo de la arquitectura que imperó durante la colonia española. Dimos el último trago yemula un banco de antaño, así como por los jardines decorados con los cañones que defendieron la isla de ataques piratas. Sin embargo, una lluvia ligera nos obligó a priorizar y dejar el un lado para buscar un alojamiento.

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