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Los Súper Poderes Del Buen Docente Para Convertirse En Maestro
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Libro electrónico172 páginas2 horas

Los Súper Poderes Del Buen Docente Para Convertirse En Maestro

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Ciertamente, en base a nuestra experiencia como educandos y educadores, sin pretender ser aquellos que impongan normas, reglas o juicios, esta, que denominamos “mecánica” la realizaremos en la tentativa de poder contar con un punto de referencia y de reflexión, basados un parámetro ideal pero al mismo tiempo realista, de lo que denominaremos una “vocación verdadera”.
Debemos ser consientes que todo es relativo debido a que cada quien tiene su propio estilo, por lo tanto, este ejercicio será muy particular para cada uno de los lectores.
Todos hemos tenido más de algún docente en nuestras vidas. En ocasiones, es alguien en la familia, los encontramos en las aulas, en las actividades deportivas, en la iglesia y en el trabajo.
Pero la figura de una persona que te guía y te aconseja, aparece cuando menos lo imaginamos. Los encontrado en el transcurso de nuestras vidas, siempre, a veces aprovechando de sus enseñanzas a veces, por inmadurez, tedio o desinterés, desperdiciando esa oportunidad.
El educador debe ser en ese contexto, un profesional de la educación.
La etimología de esta palabra, “docente”, nos lleva a los conceptos de, hacer surgir, sacar a relucir, mover desde adentro hacia afuera dando lo mejor. Por tanto se puede podría decir que el docente es el que hace que surja la esencia o el alma del discípulo. Para sacar el mejor producto de la semilla sembrada en él, un fruto que busca una vida con propósito y sentido.
Estar de pie sobre un escenario, una clase presencial o virtual, una cancha deportiva, etc. implica una serie de características clave para desarrollar eficaz y eficientemente la labor docente.
El perfil de un docente es, en determinados casos, producto de una formación rígida, protocolizada institucionalmente por entes rectores; en otras, por pura vocación; y en algunos casos, por realizar un quehacer resultante, excluyente y marginal por la simple necesidad para ganarse la sobrevivencia laboral.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 nov 2020
ISBN9781005941437
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    Los Súper Poderes Del Buen Docente Para Convertirse En Maestro - Julio Alvarado Porres

    Contenidos

    Contenidos

    Introducción

    El Poder y los Súper Poderes

    El Súper Poder del Servicio

    La Columna Vertebral del Servicio 27

    Por favor.

    Gracias.

    Perdón.

    Confío.

    La Ecuación del Servicio

    Extraordinario.

    Natural.

    Sal.

    Edificar.

    Ñeque.

    Estrella.

    El Súper Poder de la Tolerancia

    El Súper Poder de la Sintonía

    Half-duplex.

    Full-duplex.

    El Súper Poder del Sello

    Sello.

    ¿Cuándo dejamos un sello en nuestros alumnos?

    El Súper Poder de la Sangre

    La Sangre.

    La Pasión.

    Héroes contra Villanos

    Los elementos esenciales para dar lo mejor del otro lado

    ¿Cómo enseñar bien?

    Lo mejor de la tecnología.

    Saber diferenciar.

    ¿Estamos listos para estar al otro lado del escritorio?

    Consideraciones Finales.

    Epílogo.

    Introducción

    "Lo único que interfiere con mi aprendizaje, es mi educación"

    Albert Einstein

    De acuerdo con lo expresado en el diccionario, la definición de docente según (Pérez Porto & Merino, 2008) es:

    "[…] aquel individuo que se dedica a enseñar o que realiza acciones referentes a la enseñanza. Etimológicamente, «docente» es el participio de presente del verbo latino docěre ‘enseñar’, una antigua formación causativa que significaba, literalmente, ‘hacer que alguien aprenda → enseñar’, derivada del verbo defectivo decet ‘es conveniente/apropiado’ (cf. «decente»; vid. te decet hymnus ‘mereces un himno ← te es apropiado un himno’ en el «Introitus» de una misa), es decir, que en última instancia el docente es el que hace a alguien apropiado, conveniente. En el lenguaje cotidiano, el concepto suele utilizarse como sinónimo de profesor o docente, aunque su significado no es exactamente igual."

    De hecho muy diferente a aquella relativa al docente que según su etimología (Álvarez, 2018) la define como:

    La forma patrimonial de la antigua palabra latina magister, concretamente de su acusativo magistrum, con el significado original de ‘el más mejor → jefe‘ ⁠—⁠permítannos decirlo así, como más adelante justificaremos⁠—⁠ respecto a algo (cf. inglés master ‘amo, señor’); así, magister equitum ‘jefe de la caballería’, etc.

    De aquí está clara la evolución semántica: el más mejor o el jefe de una escuela ha de ser forzosamente el docente, ya que sabe más que sus alumnos. También está clara la relación con el uso en expresiones como la manida «¡música, docente!», en la que el tal docente no es que sea docente de la música, sino que es el más mejor de los músicos presentes.

    En el desarrollo de este ensayo, intentaremos perfilar definir los atributos y las propiedades que el Buen docente debería poseer.

    Ciertamente, en base a nuestra experiencia como educandos y educadores, sin pretender ser aquellos que impongan normas, reglas o juicios, esta, que denominamos mecánica la realizaremos en la tentativa de poder contar con un punto de referencia y de reflexión, basados un parámetro ideal pero al mismo tiempo realista, de lo que denominaremos una vocación verdadera.

    Debemos ser consientes que todo es relativo debido a que cada quien tiene su propio estilo, por lo tanto, este ejercicio será muy particular para cada uno de los lectores.

    Todos hemos tenido más de algún docente en nuestras vidas. En ocasiones, es alguien en la familia, los encontramos en las aulas, en las actividades deportivas, en la iglesia y en el trabajo.

    Pero la figura de una persona que te guía y te aconseja, aparece cuando menos lo imaginamos. Los encontrado en el transcurso de nuestras vidas, siempre, a veces aprovechando de sus enseñanzas a veces, por inmadurez, tedio o desinterés, desperdiciando esa oportunidad.

    El educador debe ser en ese contexto, un profesional de la educación.

    La etimología de esta palabra, docente, nos lleva a los conceptos de, hacer surgir, sacar a relucir, mover desde adentro hacia afuera dando lo mejor. Por tanto se puede podría decir que el docente es el que hace que surja la esencia o el alma del discípulo. Para sacar el mejor producto de la semilla sembrada en él, un fruto que busca una vida con propósito y sentido.

    Estar de pie sobre un escenario, una clase presencial o virtual, una cancha deportiva, etc. implica una serie de características clave para desarrollar eficaz y eficientemente la labor docente.

    El perfil de un docente es, en determinados casos, producto de una formación rígida, protocolizada institucionalmente por entes rectores; en otras, por pura vocación; y en algunos casos, por realizar un quehacer resultante, excluyente y marginal por la simple necesidad para ganarse la sobrevivencia laboral.

    En nuestro país, es posible percibir múltiples facetas de la profesión de los docentes.

    Unas positivas: aquellos que son respetados en sus comunidades; aquellos que han preparado y formado a sus alumnos; aquellos que poseen la experiencia debido a años de ejercer y che difícilmente cambian de profesión y, aquellos que están jubilados.

    Unas negativas: docentes que no planifican, que no conocen a sus alumnos o que están influenciados por sindicatos; docentes que no saben explicar o no se les entiende; docentes que están sesgados en ideas tradicionalistas o metodologías puramente inadecuadas.

    Pero al final de cuentas, para bien o para mal, nos tenemos que encontrar con ellos. No hay modo de escapar, es cuestión de tiempo. Se encuentran siempre en el camino de nuestra educación y nuestra formación, durante toda nuestra existencia.

    Desde que la gran mayoría parte de aquellos que tuvimos la bendición de poder asistir a entidades académicas públicas y privadas, iniciamos nuestro largo proceso de aprendizaje que los sistemas educativos nacionales promueven.

    El papel de un docente es fundamental y prioritario en la sociedad. Como progenitores, en muchas ocasiones, no somos en grado de valorarlos, porque somos muy poco críticos con la responsabilidad de que conlleva la educación de nuestros hijos. En algunos casos somos hasta extremistas. Algunos progenitores nos involucramos hasta entorpecer, amenazar e impedir su misión. Otros, delegamos y transferimos al cien por ciento la responsabilidad de formación a los docentes.

    Dentro de los tópicos de esta pequeña obra, está EL resaltar la importancia que tiene un DOCENTE en la comunidad, debido al hecho que sobre sus hombros, pesa la responsabilidad y la oportunidad de influenciar influencia en forma, permanente, positiva o negativamente en existencia de niños y jóvenes.

    Y, por este motivo, deseamos poder trasladar algunos consejos que podrían favorecer y mejorar sea los estilos sea los métodos de los pedagogos, en el sentido por medio de una lectura clara se sus posibilidades, para sensibilizarlos y tropicalizarlos en base a sus propias experiencias en modo de establecer una concepción intrínseca de buenas prácticas.

    Todo lo anterior, por simple sentido común, nos hace conscientes, que la labor de un docente no puede ser garantizada por ningún tipo de filosofía sobre la cual deseemos apoyarnos, debido a que todos cada uno de nosotros somos un mundo diverso.

    Del mismo modo que cada uno de los alumnos poseen rasgos peculiares de personalidad y carácter que promueven ventajas y obstáculos diferentes para que el docente pueda cumplir a cabalidad con su cometido de educar instruir en forma eficiente al conglomerado que a su cargo.

    De forma casi generalizada, los alumnos no pueden escoger al docente que les imparte clases. Por tanto, éste último está obligado a aceptar alumnos con diversos intereses, personalidades y experiencias de vida. Es fácil y al mismo tiempo muy complejo, predecir la diversidad y heterogeneidad de los resultados que en estas condiciones se pueden obtener. Aún así, el docente tiene el reto de buscar y encontrar un equilibrio para dar más a los que tienen menos e intentar con eso llevar a todos a un mejor nivel, relativamente estándar según los parámetros establecidos, en el caso de Guatemala, por el Ministerio de Educación a través del Curriculum Nacional Base.

    Además, el docente que trabaja en países en vías de desarrollo, o en zonas rurales, tenderá a ser un agente que se desenvuelve en un entorno, en muchas ocasiones, con recursos altamente limitados. Esta problemática inicia desde tiempos atrás, con una deficiente preparación recibida como alumnos, y continúa agravándose con presupuestos insuficientes para el soporte de sus cátedras y terminan cuando los docentes afrontan grupos de individuos con funciones intelectuales deficientes consecuencia de tantos factores como: problemáticas sociales, mala alimentación, deserción escolar, enseñanza tradicional, falta de técnicas adecuadas, prácticas de exclusión por raza, nivel social, credo o género, emigración y tantos otros factores.

    Por otro lado, la cantidad de distractores que ofrece el mercado actual —celulares, redes sociales, video juegos, medios de comunicación, etc.—, como otros factores —falta de planificación, contenidos no adecuados al contexto sociocultural, desinterés por parte de padres de familia o actores sociales (autoridades, iglesia, etc..), desinformación y otros—, ha afectado y afectan constantemente las relaciones y procesos educativos teniendo un impacto en la enseñanza elemental, provocando déficit de atención y analfabetismo social, influenciando en las capacidades o el interés en elementos importantes como leer y escribir.

    Es muy difícil regresar al pasado en donde, aparentemente, era más sencillo impulsar la lectura, la escritura y la reflexión. El docente se encuentra a caminar sobre filo de la navaja y debe poner límites entre el abuso (codependencia, tecnoadicción, navegación) y el correcto y racional uso (investigación, información, sano entretenimiento).

    Adicionalmente, el docente debería ser el resultado de un ponderado balance entre la sicología y la pedagogía. Esto es porque la educación esencialmente debe buscar formar mejores personas y desarrollar su potencial. Para lograr esto, es determinante comprender el porqué de los comportamientos y las reacciones de sus alumnos, así como aplicar técnicas adecuadas para guiarlos a salir adelante en un territorio con fronteras delimitadas por principios, y valores que se basan en tradiciones o aspectos socioculturales.

    Es muy importante que el docente esté consciente del papel protagónico que debe desempeñar en la formación de sus alumnos y de cómo esto influye en las estadísticas de repitencia, desinterés y abandono que actualmente existen en el sistema educativo del país. Independientemente de los fenómenos sociales que impactan en la decisión de tirar la toalla. Una mejor labor incide directamente en que, mientras más independencia para tomar esta decisión tenga el alumno, más influirá en el estudiante para continuar con el reto del aprendizaje.

    Nuestro propósito no es mostrar una metodología, sino hacer énfasis en la existencia de puntos de referencia de la experiencia en docencia de tantos años, sea personal sea en base a la experiencia compartida por otros docentes o educadores. Estos conceptos son fruto de nuestra investigación y recorrido para presentar un producto favorable a la metodología de prueba y error, que consecuentemente menos ha permitido una ejecutoria de mejor calidad en enseñanza con un uso adecuado y funcional del tiempo.

    Fuertes de haber podido enriquecer nuestra propia experiencia docente, superando deficiencias, aceptando y recuperando fracasos en nuestro trayecto para poder incorporar métodos y conocimientos con el propósito de obtener mejores resultados. Esto con el enriquecimiento de haber superado muchas deficiencias y fracaso, y de haber incorporado los mejores resultados.

    Por lo todo lo que hemos mencionado con anterioridad, nos permitimos de anticipar que presentamos, con prudencia y reserva los contenidos de

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