Nadie escapa al creciente déficit de atención que a pasos agigantados se instala en nuestro día a día. Posiblemente no hemos caído en ello, lo que es una excelente señal de lo bien que funciona el complejo engranaje que nos hurta constantemente nuestra capacidad para centrarnos en algo el tiempo necesario. Según recientes estimaciones, apenas somos capaces de mantener la atención sostenida durante cinco segundos, tras los cuales, si el asunto no nos seduce, cambiamos el foco. Esto supone un reto para periodistas, publicistas, profesores y todo aquel que requiera un poco de nuestra atención. De hecho, es posible que a estas alturas del artículo ya haya perdido al 90% de los lectores iniciales.
En cuanto al tiempo que somos capaces de centrarnos en una tarea que necesitamos hacer, las cosas tampoco pintan bien, pues apenas llegamos a tres minutos, pasados los cuales echamos mano del móvil,