El sueño de ser poeta
Por Humberto Ak´abal
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Los ensayos y poemas de esta obra inducen a la introspección y a los recuerdos, su lectura puede ayudar a tanto joven a no desmayar ante las dificultades, a vislumbrar otros caminos, a perseverar en ellos. Es una lectura para todos, para quienes no han leído todavía al autor y para los estudiosos de su obra. De los poemas y ensayos, hay inéditos de gran importancia para la comprensión a fondo de la trayectoria humana y literaria del poeta y otros ya publicados en periódicos y revistas de ambos lados del Atlántico.
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El sueño de ser poeta - Humberto Ak´abal
HUMBERTO AK’ABAL
El sueño de ser poeta
Intimidades y reflexiones
Edición
Franciso José Cruz
Coordinación de diseño
Michelle Orozco
Diseño de interiores y portada
Leo Barrera Barrios
Textos y portada
Humberto Ak’abal
Gerencia de producción editorial
Daniel Caciá
Dirección
Irene Piedrasanta
ISBN versión impresa: 978-9929-562-30-1
ISBN versión digital 978-9929-562-36-3
Primera edición 2020
©2020 Sobre el texto y fotografía de portada, herederos de Humberto Ak’abal
©2020 Primera edición, Editorial Piedrasanta
© Del prólogo, Francisco José Cruz
5.a calle 7-55 zona 1
Guatemala, Centroamérica
PBX: 2422 7676
www.piedrasanta.com
EditorialPiedraSanta
@editorialpiedrasanta
Prohibida la repoducción parcial o total de este libro, por cualquier método, digital, fotográfico, fotomecánico, sin la autorización de Editorial PiedraSanta.
HUMBERTO AK’ABAL y el milagro de los libros
Entre las amistades más enriquecedoras que me ha regalado mi ya larga dedicación a la poesía, se encuentra, sin duda, la de Humberto Ak’abal, a quien conocí personalmente en junio de 2001, cuando vino a Carmona para presentar Todo tiene habla, amplia antología de sus versos aparecida en la colección de libros de la revista Palimpsesto, que Chari, mi mujer, y yo dirigimos desde 1990 en esta pentamilenaria ciudad sevillana. A partir de aquella publicación, nuestro llorado poeta maya colaboró asiduamente en la revista con poemas, relatos y artículos. A la creciente admiración de su obra por estos lares, contribuyeron los inolvidables recitales y conferencias que, durante la primera década de este siglo, ofreció en los distintos eventos literarios a los que tuve la feliz oportunidad de invitarlo, como en el segundo y tercer encuentro Sevilla, Casa de los Poetas, celebrados en la capital andaluza, en noviembre de 2005 y octubre de 2006, donde, junto a maestros de la talla de Eugenio Montejo, Carlos Germán Belli, Félix Grande, Antonio Gamoneda u Óscar Hahn, su presencia brilló con luz propia.
Esta sostenida relación poética y humana, refrendada por un indesmayable intercambio epistolar, ahondó nuestro mutuo afecto, solo interrumpido por su fulminante e inesperada muerte. Nuestro entrañable trato de casi veinte años me reveló a un hombre cordial, afable, siempre atento, pudoroso y comunicativo a la vez que, fuera de sus textos, nunca aireó la intimidad de su enorme sufrimiento.
Quizá la sincera y alta consideración que Chari y yo mostramos por su figura de poeta, al margen de cualquier interés étnico, lo predispuso a confiarnos con frecuencia escritos inéditos y a solicitarme en dos ocasiones un prólogo a obras suyas, la última de las cuales, editada ya póstumamente, aunque él llegó a tiempo de darle el visto bueno, es No permitan que el ayer se vaya lejos, una antología poética, recién aparecida en la Universidad Javeriana de Bogotá.
Esta misma confianza en Chari y en mí la prolonga con extrema generosidad su viuda, Nicole Mayulí Bieri, poniendo en nuestras manos tres archivos en castellano, conteniendo El sueño de ser poeta, conjunto de textos autobiográficos, tan estremecedores como reconfortantes, que solo necesitaba una definitiva revisión para darlo por concluido. Así pues, con el doble propósito de complacer a Mayulí y de favorecer la memoria de nuestro amigo, nos entregamos gustosos a la exhaustiva tarea de unificar la puntuación, enmendar discordancias sintácticas y suprimir frases reiterativas o confusas. Además de estos abundantes reajustes menores, hemos incluido en esta edición, por su pertinente interés, los artículos Mi padre
y Los papeles
(procedentes de la carpeta titulada Proyectos para el sueño) y las ponencias Oralitura
y Onomatopoesía
, que Ak’abal, a instancias nuestras, departió en el ya mencionado II Encuentro, Sevilla Casa de los Poetas, y que hemos recogido de Respuestas. Libro en proceso, nombre de otro de los archivos anteriores al que tomamos como base de este volumen. De aquel mismo archivo hemos también rescatado extensos fragmentos para insertarlos en Tímido
que, dadas sus coincidencias temáticas, sin desviarse un ápice, enriquecen el planteamiento central del texto. Estamos convencidos de que Humberto, tan receptivo siempre a nuestras sugerencias, habría aprobado de buen grado estas decisiones.
Pese a las modificaciones referidas, hemos mantenido la división en partes del libro y tampoco hemos alterado en ningún caso, ni el espíritu ni las formas del discurso del autor, cuya naturalidad expresiva, fiel al habla común, alterna —con la habilidad de un consumado narrador oral, sin pretensiones estilísticas— anécdotas y pensamientos, justificando así el exacto subtítulo de Intimidades y reflexiones.
De este ramillete de ensayos, hay inéditos de gran importancia para la comprensión a fondo de la trayectoria humana y literaria de nuestro poeta —como Despertar o el que presta su título a este libro— y otros ya publicados en periódicos y revistas de ambos lados del Atlántico, algunos de los cuales son ampliaciones o refundiciones de escritos anteriores, como, por ejemplo, Entre el maya k’iche’ y el castellano, cuyo origen radica en Una poesía de confluencia, prólogo que yo mismo le encargué, en calidad de asesor literario de la Biblioteca Sibila, para su poemario Las palabras crecen. Casi todos ellos, éditos e inéditos, llevan un epígrafe, a veces dos, a modo de cita, que ya adelanta los temas y nos avisa de las exigencias lectoras de Ak’abal, además de reforzar su pensamiento sobre diversas cuestiones.
Mediante una audaz combinación de sucesos e ideas, se desarrollan las líneas argumentales del libro que, al entrecruzarse y reincidir en textos distintos, van tejiendo el coherente tapiz de una vida que, salvo su denodado esfuerzo, lo tuvo todo en contra para ser el escritor que aplaudimos hoy. Así pues, esta veintena de ensayos nos da la más acabada imagen de Humberto Ak’abal. En unos predominan las experiencias personales y en otros, las artísticas. Pero, en todos, en mayor o menor medida, aflora la esperanza o la condescendencia por encima de miedos, inseguridades e indecisiones que atenazaron al poeta en su infancia y juventud. De ahí que confiese, a pesar de tanto dolor, me siento agradecido por la vida difícil
.
El sueño de ser poeta es, ante todo, una defensa a ultranza de los libros, de su benéfico poder de transformación y, por ende, de la poesía misma. Ak’abal nos cuenta con abrumadora honestidad, desde diversas situaciones, cómo la lectura y, posteriormente, la escritura, pese a la pobreza en que vivió de niño y las terribles adversidades padecidas por su condición de indígena, lo salvaron de la ignorancia. Inmersos en esta sociedad ultratecnológica, donde la propaganda y el divertimento influyen mucho más que la educación, conmueve comprobar el decisivo e irreversible efecto que provocaron en Ak’abal sus pocos años de escuela, a la que sus mayores eran reacios por el temor de que lo alejaran de sus creencias y costumbres ancestrales. Los seis cursos de primaria le abrieron una puerta que ya nunca se cerraría, a través de la cual pasó de un mundo ágrafo a otro escrito, lleno de irresistibles estímulos, entre ellos el aprendizaje del castellano, que lo puso en contacto con las culturas de todos los tiempos y, a la larga, tras un arduo periplo intelectual, lo devolvió a su lengua materna con plena conciencia de su significado y posibilidades creadoras. Lejos de ser un poeta meramente intuitivo como podría suponerse por la sencillez emotiva de sus versos y su falta de estudios académicos, Ak’abal demuestra en estas páginas su profundo conocimiento del oficio, capaz de meditar, de manera genuina, tanto sobre sus propios procedimientos compositivos como sobre el arte de la poesía en general. En este orden de cosas, la lucidez de nuestro poeta no le impide reconocer que, sin el dominio del castellano —en el que practicó sus primeras tentativas poéticas, con rima y métrica clásicas incluidas—, no hubiera logrado recrear en k’iche’ los mitos y tradiciones de su pueblo con los que su mundo interior se identifica. De ahí que sus poemas los piense en cualquiera de las dos lenguas y que, en un momento dado, ambas, según sus palabras, se funden en mí, alimentándose una a la otra
hasta hacer de él un poeta de confluencia
, gracias a este íntimo entrevero idiomático.
Hombre de cultura mixta, como así mismo se califica, Ak’abal, en este libro, a veces parece dirigirse, ante todo, a quienes no pertenecemos a su etnia para enseñarnos aspectos espirituales o lingüísticos de ella, y otras parece insistir a los suyos en la necesidad de cultivarse con el fin de salir de la marginación en que muchos aún se hayan confinados, recuperando, a la par, el conocimiento de sus tradiciones autóctonas, pues no se puede ser nadie todo el tiempo
.
Gracias al milagro de los libros, los ajenos y los propios, Humberto Ak’abal es hoy un extraordinario ejemplo de superación y una figura imprescindible en la que se reconcilian la América precolombina y la América hispana, haciendo realidad, con creces, su sueño de ser poeta.
Francisco José Cruz
Carmona, octubre de 2019
A Nakil, por sus sueños.
A Mayulí, por sus desvelos.
Mis primeras lecturas
Leer y escribir modifica el cerebro. Alguien que reflexiona es alguien que está contribuyendo a mejorar su función cerebral, pero no solo la suya sino también la de futuros pensadores, que pueden ser, por supuesto, sus propios hijos. Alguien que escribe y que lee no solo mejora sus capacidades de inteligencia y sensibilidad, sino que deja una huella en la genética de sus descendientes y sucesores. No es un asunto de creencias; es una evidencia científica
.
Juan Domingo Argüelles
En idioma maya k’iche’, leer se dice: sik’ij
,
que traducido literalmente es llamar
.
El acto de leer es llamar a las palabras
para que nos hablen.
Y mientras garabateo estos párrafos, como hojas sacudidas por el viento, vienen a mi memoria algunos fragmentos de recuerdos como lector y mis angustiosas búsquedas: historietas, revistas y libros me descubrieron la posibilidad de otros mundos y me enseñaron los secretos del lenguaje, sus posibilidades, su magia y el ejercicio de la imaginación; los libros que me conmovieron, los que me inspiraron, los que me ayudaron a hacer menos difíciles los días de aquellos años; lecturas y relecturas que fueron fundacionales en mi vida; mis primeros pasos, mis primeros pensamientos y lo que hoy significan para mí esas experiencias.
Descubrir el mundo de la literatura fue una luz. ¿Cuántos libros se requieren