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La vida en los desiertos mexicanos
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Libro electrónico229 páginas4 horas

La vida en los desiertos mexicanos

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Esta obra habla sobre los aspectos históricos, demográficos, biológicos y climáticos de los desiertos de Chihuahua y Sonora; desde su formación geológica hasta sus primeros habitantes humanos, así como su flora y fauna actuales. También toca el tema del comercio clandestino de cactáceas y animales propios del desierto y la manera en que esto afecta la frágil biodiversidad de los ecosistemas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 mar 2013
ISBN9786071613806
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    La vida en los desiertos mexicanos - Héctor Manuel Hernández

    La vida en los desiertos mexicanos

    Héctor M. Hernández


    Primera edición: 2006

    Primera edición electrónica, 2013

    La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

    D. R. © 2006, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.

    Empresa certificada ISO 9001:2008

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-1380-6

    Hecho en México - Made in Mexico

    La Ciencia para Todos

    Desde el nacimiento de la colección de divulgación científica del Fondo de Cultura Económica en 1986, ésta ha mantenido un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones de las personas e instituciones que la hicieron posible. Los científicos siempre han aportado material, con lo que han sumado a su trabajo la incursión en un campo nuevo: escribir de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles puedan ser entendidos por los estudiantes y los lectores sin formación científica.

    A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso adelante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua española —y ahora también del portugués—, razón por la cual tomó el nombre de La Ciencia para Todos.

    Del Río Bravo al Cabo de Hornos y, a través de la mar Océano, a la Península Ibérica, está en marcha un ejército integrado por un vasto número de investigadores, científicos y técnicos, que extienden sus actividades por todos los campos de la ciencia moderna, la cual se encuentra en plena revolución y continuamente va cambiando nuestra forma de pensar y observar cuanto nos rodea.

    La internacionalización de La Ciencia para Todos no es sólo en extensión sino en profundidad. Es necesario pensar una ciencia en nuestros idiomas que, de acuerdo con nuestra tradición humanista, crezca sin olvidar al hombre, que es, en última instancia, su fin. Y, en consecuencia, su propósito principal es poner el pensamiento científico en manos de nuestros jóvenes, quienes, al llegar su turno, crearán una ciencia que, sin desdeñar a ninguna otra, lleve la impronta de nuestros pueblos.

    Comité de Selección

    Dr. Antonio Alonso

    Dr. Francisco Bolívar Zapata

    Dr. Javier Bracho

    Dr. Juan Luis Cifuentes

    Dra. Rosalinda Contreras

    Dra. Julieta Fierro

    Dr. Jorge Flores Valdés

    Dr. Juan Ramón de la Fuente

    Dr. Leopoldo García-Colín Scherer

    Dr. Adolfo Guzmán Arenas

    Dr. Gonzalo Halffter

    Dr. Jaime Martuscelli

    Dra. Isaura Meza

    Dr. José Luis Morán-López

    Dr. Héctor Nava Jaimes

    Dr. Manuel Peimbert

    Dr. José Antonio de la Peña

    Dr. Ruy Pérez Tamayo

    Dr. Julio Rubio Oca

    Dr. José Sarukhán

    Dr. Guillermo Soberón

    Dr. Elías Trabulse

    ÍNDICE GENERAL

    AGRADECIMIENTOS

    CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

    BIBLIOGRAFÍA

    GLOSARIO

    ÍNDICE DE FIGURAS

    ÍNDICE DE CUADROS

    ÍNDICE TAXONÓMICO DE PLANTAS

    ÍNDICE TAXONÓMICO DE ANIMALES

    A mis hijos, PABLO y DANIEL

    Los jóvenes heredaron de las pasadas generaciones un mundo en estado de deterioro creciente y, peor aún, una cultura dominada por un sistema económico cuyos motores son el consumo excesivo de mercancías y el derroche de energía, lo que ha ocasionado una aguda crisis ambiental.

    A todos ellos le tocará usar su inteligencia y creatividad para transformar estas prácticas económicas destructivas en modos sustentables que reduzcan al mínimo posible su efecto sobre la biodiversidad. ¿Será posible una sociedad global alternativa cuyos paradigmas sean el bienestar humano y la conservación del entorno natural?

    AGRADECIMIENTOS

    DURANTE LA PREPARACIÓN de este libro me surgieron incontables preguntas, a muchas de las cuales respondieron con generosidad colegas especialistas en diversos temas. Agradezco a Brad Boyle, Robert Bye, Patricia Lappe, Rurik List, Fausto Méndez, Gabriela Parra, Víctor Hugo Reynoso y Jesús Valdés Reyna su aclaración a varias de mis dudas.

    Estoy muy agradecido con Alfonso García-Aldrete, Susana Magallón, Linda Manzanilla, Enrique Martínez Meyer, Jorge Nieto Sotelo, Antonio Reyes Agüero, Miguel Ulloa y Luis Zambrano, colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México y de otras instituciones académicas del país, por su lectura crítica de varios fragmentos de este libro.

    Doy las gracias también a mis colaboradoras Silvia Zumaya y Libertad Mendizábal, y a mi alumna Angélica Cervantes, por su contribución a la búsqueda de información bibliográfica; a Gibrán Hoffimann y Felipe Villegas, por su ayuda en la preparación de algunas de las figuras; y a Alberto Búrquez, por facilitarme algunas fotografías del Desierto Sonorense.

    El señor Javier Espinosa Cruickshank, del Servicio Meteorológico Nacional, proporcionó amablemente el mapa de distribución de la precipitación de México y algunos datos climáticos. En especial, expreso mi agradecimiento a Carlos Gómez-Hinostrosa por su lectura de algunos capítulos, por preparar varios de los mapas y por facilitarme varias de las fotografías que ilustran esta obra.

    No puedo dejar de expresar mi gratitud a mi esposa, Alina Chacón, por revisar minuciosamente la última versión del manuscrito. Ella y mis hijos, Pablo y Daniel, fueron víctimas de mis numerosos periodos de ausencia de la vida familiar mientras yo escribía este libro.

    CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

    Todas las fotografías son del autor, salvo las que se mencionan a continuación:

    CARLOS GÓMEZ-HINOSTROSA

    Figuras II.1d, II.4, III.3, III.7, V.1, V.6d, V.6i, V.8

    ALBERTO BÚRQUEZ

    Figuras II.2a, II.3a, II.3c, II.5, III.9, IV.1

    MARK OLSON

    Figuras II.3b, II.3d

    I. ¿Qué son los desiertos?

    LOS DESIERTOS por lo general se perciben como terrenos inhóspitos e improductivos, en donde la escasa lluvia no permite la supervivencia de organismos vivos. Sin embargo, tras casi dos siglos de investigaciones, naturalistas, biólogos y ecólogos han revelado que los desiertos, en particular los propios de climas cálidos, son en realidad sistemas ecológicos complejos, ricos en organismos que interaccionan entre sí y con su medio físico. Así, hablar de desiertos es hablar de un fascinante repertorio de plantas y animales con adaptaciones inusuales, en donde la evolución biológica ha sido creativa; es hablar de especies geográficamente restringidas al extremo, de formas de vida extraordinarias y de interacciones ecológicas únicas.

    I.1 CARACTERÍSTICAS GENERALES

    Los desiertos se definen como comunidades biológicas cuyos organismos, en su mayoría, están adaptados a una aridez crónica, determinada por sequías periódicas y extremas, y como lugares en donde estas condiciones son necesarias para mantener la estructura de dichas comunidades (Dimmitt, 2000a). La aridez es entonces el principal factor que determina el desarrollo de los desiertos, así como la morfología, fisiología y comportamiento de sus habitantes: plantas, animales y otros organismos. Entre los atributos comunes a las regiones desérticas se encuentran los siguientes: 1) la insuficiencia en la precipitación es el factor controlador dominante de los procesos biológicos, 2) la precipitación es muy variable a través del año y se da de manera discreta e infrecuente, y 3) la variación de la precipitación es impredecible.

    Solía definirse a los desiertos como áreas que reciben en promedio menos de 250 milímetros de lluvia al año. Sin embargo, lo que de verdad determina las condiciones de aridez en los desiertos es que la precipitación es menor que la pérdida potencial de agua mediante la evaporación y transpiración de las plantas. A su vez, la pérdida potencial de agua varía de forma considerable de acuerdo con las condiciones del terreno, en particular en lo que se refiere a su orientación respecto de la posición del Sol, a la exposición a los vientos y a la variación diaria de temperatura. La diferencia entre precipitación y evapo-transpiración provoca entonces un grave déficit de humedad, que impone un verdadero reto a los organismos que habitan en los desiertos. En el transcurso del proceso evolutivo, las plantas y los animales de estas zonas han desarrollado diversas adaptaciones de índole variada que les permiten sobrevivir en este inhóspito ambiente.

    I.1.1 Grados de aridez

    Las regiones desérticas del mundo pueden clasificarse de acuerdo con los grados de aridez a que están sometidas. La UNESCO (1977) creó criterios de delimitación de las zonas áridas y semiáridas con base en los índices de aridez bioclimática. Este índice, resultado de la relación P/ET (P = precipitación anual media; ET = evapo-transpiración anual media), permite delimitar de forma cuantitativa los diferentes grados de aridez. Así, los desiertos se agrupan en tres clases, según su nivel de aridez:

    1. Zonas hiperáridas (P/ET < 0.03).

    2. Zonas áridas (P/ET = 0.03-0.2).

    3. Zonas semiáridas (P/ET = 0.2-0.5).

    Con este criterio, algunos desiertos, o fragmentos de ellos, como el de Atacama, el del Sahara, el de Namib, el Arábigo y el Sonorense, se clasifican como hiperáridos; sin embargo, la mayor parte de los desiertos del mundo presenta climas áridos o semiáridos. En comparación con las zonas áridas y semiáridas, las hiperáridas suelen presentar una cobertura de vegetación menos densa y menor diversidad biótica, y por lo común sostienen una población humana menos abundante. En este libro nos referiremos a los desiertos de manera genérica para abarcar las regiones sometidas a regímenes climáticos hiperáridos, áridos o semiáridos.

    I.1.2 ¿Qué provoca la aridez en el mundo?

    La aridez puede tener varias causas. La más común es la separación entre una masa terrestre —por distancia o barreras topográficas— y las fuentes oceánicas de humedad. Las cadenas montañosas inducen un efecto de sombra de lluvia. Es decir, cuando las masas de aire húmedo de los océanos ascienden al chocar con una montaña, se enfrían y descargan la mayor parte de su humedad sobre la vertiente de barlovento. Después, el aire, privado de la mayor parte de su humedad, desciende a través de la vertiente de sotavento sin producir precipitación y, en consecuencia, crea condiciones de aridez. Este fenómeno da origen a los llamados desiertos de sombra de lluvia.

    Otra causa de aridez es la existencia de masas estables de alta presión con aire muy seco, que resisten corrientes de convección. La localización de las zonas de alta presión es resultado del patrón de circulación atmosférica del planeta.

    Por último, sabemos también que las corrientes oceánicas frías producen condiciones de aridez en varias regiones costeras, pues inhiben la formación de las corrientes ascendentes de aire necesarias para la formación de nubes.

    I.1.3 Lluvia

    La cantidad de lluvia que recibe un área desértica varía considerablemente año tras año, si bien por lo común es inferior a los 300 milímetros por año, en promedio. De hecho, mientras más árida sea una región, más variable e impredecible será la precipitación. Por esta razón, la precipitación media anual es un mal predictor de la cantidad de lluvia que recibirá una región en un año determinado. Las lluvias de los desiertos suelen ser de corta duración y afectar áreas limitadas. Asimismo, las precipitaciones de baja intensidad tienden a durar más que las de alta intensidad.

    Las regiones desérticas pueden permanecer la mayor parte del año, y en ocasiones varios años, sin precipitación apreciable. No obstante, las tormentas esporádicas pueden ser tan violentas que los arroyos intermitentes, casi siempre secos, pueden desbordarse y convertirse en verdaderos torrentes de agua lodosa. Debido a la fuerza de los aguaceros y a lo poco denso de la cobertura de la vegetación, los escurrimientos superficiales son excesivos, de manera que puede haber grandes deslizamientos de terreno y una

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