¿SEGUIMOS EVOLUCIONANDO?
PARTE I MOTOR IMPARABLE
Hasta hace poco, los grandes divulgadores científicos sostenían que nuestra evolución biológica había terminado. Según la opinión dominante, la evolución cultural había tomado el relevo. Estamos inmersos en una acelerada cadena de transformaciones sociales y tecnológicas, pero nuestros genes siguen siendo, nos decían, casi idénticos a los del Homo sapiens prehistórico. “Desde hace 40,000 o 50,000 años no se han producido cambios biológicos en los humanos -escribió el paleontólogo y divulgador estadounidense Stephen Jay Gould-; todo lo que llamamos cultura y civilización lo hemos construido con el mismo cuerpo y el mismo cerebro”, ampliaba el experto.
Entonces, ¿somos cavernícolas con iPhone? Algunos investigadores propusieron que arrastramos organismos y mentes de la Edad de Piedra, forjados durante decenas de miles de años como cazadores-recolectores.
De ser así, estaríamos muy mal adaptados a la vida moderna y eso perjudicaría seriamente nuestra salud física y mental. A la sombra de esa teoría, movimientos pro vida sana, como la dieta paleo o el paleoentrenamiento, brotaron como hongos en temporada de lluvias.
Asociamos la evolución con el progreso y el perfeccionamiento, pero para los biólogos consiste en
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