Titilan cucharas de café

Por Juan Fuentes Camacho

«Estoy con algo de temblor en el cuerpo y estos pies que se desnudan en mis noches de tus dedos…». Juan Fuentes Camacho nos brinda un paseo por este poemario que habla del amor y sus imposibles, de ese amor que aprieta y duele, que deja vaciedad, que nos hace marionetas de las sensaciones de pérdida y reencuentro.«Y que me lleves y me enseñes lo que hace el cuerpo / que se cansa de ser instinto y quiere ser pecado. / Que ya vi que te gusta mi risa / y reír bastante quiero», poemas que invitan a ser leídos una y otra vez porque se asoman al amor romántico, sufrido, siempre empañado, siempre detrás de un manto gris que no se puede atravesar. Los poemas de Juan logran tocar las fibras sensibles de quienes alguna vez hemos claudicado en las mieles de la pasión y lo imposible, quiere darle voz a ese silencio que castiga los corazones sin dejar de reconocer en ello el brillo de las posibilidades.

• Idioma: Español
• Editorial: Universo de Letras
• Fecha de lanzamiento: 10 sept 2020
• ISBN: 9788418235047

Juan Fuentes Camacho

Juan Fuentes Camacho, chilango, nacido en la gran Ciudad de México en 1976, niño enfermizo y el menor de ocho hermanos, se distinguió por sobresalir en el ámbito académico desde sus primeros años y obtener las mejores notas en sus estudios. Juan asegura que no fue un niño feliz, sino que está feliz de haber sido ese niño.Ha tenido varios empleos que van desde vigilante, ayudante general, vendedor, etc., hasta subdirector comercial, con grandes equipos de trabajo a su cargo, lugares de donde toman voces sus creaciones. Estudió Ciencias de la Comunicación en la UNAM, allí tuvo sus primeros acercamientos a la escritura y a la búsqueda de una voz propia. Es a la edad de cuarenta y cuatro años cuando compila sus poemas en la obra Titilan cucharas de café, un poemario con el amor y la nostalgia como temática central.

Vista previa del libro

Camino con tristeza las tardes de tu ausencia

Esta bocanada de recuerdos me hace tropezar en todos lados,

y de mí solo emergen sentencias agrias, que asustan sin remedio y acusan de tristeza.

Estoy con algo de temblor en el cuerpo y estos pies que se desnudan en mis noches de tus dedos,

y los revuelca el desenfado de su esencia voluptuosa y el anhelo de tus labios.

Agacho la mirada sorprendida de estar deseando que todo desaparezca en un suicidio atmosférico silencioso,

para poder levantarme lentamente, torpemente, y encontrar la respuesta en el vacío fantasmal de saber que andas de beso en beso

y no soy el aire que quisiera entrar por tus suspiros.

Anochezco entre las sonrisas que se fueron y miro al cielo sin preguntas,

evoco con ansia entre mis pechos el sudor que caía de golpe entre tus fieros espasmos y contoneos pélvicos,

para que las lenguas cadenciosas me recorran y te estalle en un eco sordo y pucheros lastimosos.

Acontece que me muero tristemente y no encuentro que el estado de tu móvil me recuerde a poco,

más bien crecen las palomas que en mis senos se adormecen con el frote del plumaje,

y no hay visos de horizonte;

solo credos repetidos y el perfume de las flores.

Es que pudimos cambiarlo todo y siento devaneos y lágrimas improvisas en estos tus ojos que anochecen y anochecen de par en par,

de común acuerdo con este insomnio que me mata, que me mata y que me muero tristemente…

Abril

Cómo será eso de que me quieras

cómo sería que te enredaras de mi cabello

y te dieras cuenta que no soy una niña

que esta vulva es de mujer y devorar sabe

y que me tomaras el cuello entre las manos

y me dieras un gran beso

y sintiera tu gran erección

y mi palpitar interno, voraz

y arremetieras contra mí tan fuertemente

que solo