Melodrama Queen
Han pasado ya casi tres meses desde que comenzó el año, la vida va tan a prisa, los días se fueron y llegaron nuevos aires, la primavera está en su apogeo, el sol, los colores, los aromas y los sabores. Hoy preparé mi agua de piña con mango y un toque de jengibre, me refresca y me da, recordé “guapo” de Rafa Cuevas, evoqué todos los días y las noches que imaginé verlo de nuevo para decirle una frase: “Hay cosas que cambian y hay otras que nunca, y el corazón jamás cambia, tú lo dejaste roto hace mucho tiempo y es difícil que lo vuelvas a recuperar”. Qué bendición poder cambiar, evolucionar, ser distinto a quien eras, ingenua y tonta (por así decirlo), madurar; cambiamos para bien, terminamos cosas y comenzamos nuevas. Hoy soy una persona renovada, sigo caminando por esta gran urbe, recorriendo cafeterías, restaurantes y rincones, los mejores secretos de cada zona de la ciudad; sigo buscando el amor, esperando encontrarlo, entregándolo todo, poniendo límites, amando y alejándome de lo que me hace daño, como la gente tóxica y los carbohidratos, me ejercito, tomo agua, como sano, admiro y quiero a mi cuerpo. “Basta, me arreglo y salgo de casa...”, un cover de María José en mi suena, quiero vivir este momento, el aquí y ahora, un nuevo comienzo para mi corazón, deseo seguir sonriendo (es mi mejor arma), yendo al cine, al teatro, con compañía o sin ella. El viento sobre mi cara mientras pedaleo una bici, rumbo a casa, al trabajo o una cita, me hacen sentir que estoy vivo; ese dulce perfume con notas suaves que se desprenden con mi sudor solo me dan un toque de frescura para saber que en cualquier instante todo lo bueno que se desea desde el corazón llega, porque la respuesta del Universo va a ser igual de buena o mala, depende lo que hayas hecho. Agradezco tener las ganas para continuar y para saber que podemos evolucionar; en medio de esta primavera doy gracias por poder conocer a los hombres que han llegado a mi vida, tan fugaz como su huida, por quien solo vio algo físico en mí, hasta por quien no le fueron suficientes mis besos y abrazos, por lo roto que me dejaron para poderme reconstruir. Gracias, Pepe, Alexander el francés, Andrés, Arturo, Giovanny, Alejandro, Luis y todos aquellos que dejaron algo en mí, los que huyeron, los que en verdad amaron y los que no, yo ya no soy el mismo de antes, ya cambié de aires, de amores y de piel. Adiós...
