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La caída y resurgimiento de la Iglesia Cristiana
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La caída y resurgimiento de la Iglesia Cristiana
Libro electrónico593 páginas18 horas

La caída y resurgimiento de la Iglesia Cristiana

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Este comentario del Rev. Caram ha sido diseñado para personas comunes que desean aprender más sobre su herencia cristiana. La Iglesia primitiva se apartó gradualmente del patrón que los apóstoles le habían enseñado. Esta caída eventualmente llevó a la Iglesia a una época que la historia ha denominado “La Era del Oscurantismo”. Sin embargo, el Rev. Daniel G. Caram muestra lo que llevó a la Iglesia a la luz de la verdad y cómo el mundo todavía está buscando a aquellos que son valientes por la verdad y no tienen miedo de proclamarla.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 jul 2020
ISBN9781596656420
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    La caída y resurgimiento de la Iglesia Cristiana - Rev. Daniel G. Caram

    LA CAÍDA Y RESURGIMIENTO DE LA IGLESIA CRISTIANA

    Un comentario fácil de leer

    Versión 1.1

    por

    Daniel G. Caram

    Título original:

    The Fall and Rise of the Christian Church

    © 2007 Daniel G. Caram

    Versión 1.0 en inglés

    Título en español:

    La Caída y Resurgimiento de la Iglesia Cristiana

    © 2009 Brian J. Bailey

    Versión 1.1 en español

    Segunda impresión, junio 2013.

    Diseño de portada:

    Copyright ©2004 Brian J. Bailey y sus licenciadores

    Todos los derechos reservados.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

    A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

    versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

    Traducción al castellano: Jorge Chacón, equipo de trabajo IBJ-Guatemala.

    Primera edición en castellano: equipo de trabajo IBJ-Guatemala, 2009.

    Publicado en formato e-book en julio 2020

    En los Estados Unidos de América.

    ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-642-5

    Para obtener más información comuníquese a:

    Zion Christian Publishers

    Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

    P.O. Box 70

    Waverly, NY 14892

    Tel: (607) 565-2801

    Llamada sin costo: 1-877-768-7466

    Fax: (607) 565-3329

    www.zcpublishers.com

    www.zionfellowship.org

    AGRADECIMIENTOS

    Quisiéramos agradecer a las siguientes personas:

    A Mary Humphreys, Pastor Daniel Kropf, Jeremey Kropf y Kimberly Kropf por su valiosa ayuda y arduo trabajo para en la edición de este libro en inglés.

    A Jorge Chacón por su excelente trabajo en la traducción de este libro al castellano.

    Al equipo de trabajo de IBJ-Guatemala por su dedicación en la revisión y edición de este libro.

    A Hannah Schrock por su trabajo en el formato de este libro.

    Queremos extender nuestro agradecimiento a estos amados pues, sin sus muchas horas de invaluable ayuda, este libro no habría sido posible. Estamos realmente agradecidos para la gloria de Dios por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro.

    PREFACIO

    ¿Por qué debemos estudiar la historia de la Iglesia?

    Un antiguo adagio dice que si no aprendemos de la historia, estamos destinados a repetirla. La historia ha comprobado que es un ciclo predecible, y la razón de esto es que la naturaleza humana no ha cambiado (ver Dn. 12:10). Desafortunadamente, el hombre parece que nunca aprende las lecciones del pasado. Salomón hizo esta observación varias veces en el libro de Eclesiastés: ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol (Ec. 1:9).

    El Salmo 107 nos da un panorama general de la historia de los pueblos antiguos. En él vemos un ciclo de avivamiento, rebelión, retribución, arrepentimiento y restauración, ¡repetido muchas veces! Eso es la historia, y también es una advertencia a aprender de la historia, rompiendo así algunas de las tendencias negativas y repetitivas. Las Escrituras mismas nos exhortan a enseñar a nuestros hijos a enseñarles a sus hijos los caminos de Dios, y a aprender de aquellos que no les enseñaron a sus hijos a caminar por los caminos de justicia. Aprender del pasado nos ayuda a moldear el presente.

    "Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandael mundo sufre mientos, Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu" (Sal. 78:6-8).

    Un ejemplo secular

    El General George S. Patton fue un estudioso de la historia. Por supuesto, su campo eran las estrategias y batallas militares. Estudió incluso los guerreros antiguos y su pericia militar. Durante una de sus batallas contra el famoso mariscal de campo, Rommel, Patton gritó sobre el rugir del fuego de artillería: ¡Leí tu libro Rommel… leí tu libro! Rommel había escrito sus estrategias de batalla de la Primera Guerra Mundial en un libro titulado Infanterie Greift. N.T. El general Patton, habiendo leído su libro, conocía la mentalidad de su adversario y, por lo tanto, tenía la ventaja sobre su enemigo. Igualmente, ésta es la razón más importante para estudiar la historia de la Iglesia; para que, habiendo aprendido de ella, en el capítulo final nosotros podamos tener un fin victorioso.

    La historia de Israel es un tipo

    ¡La historia de Israel debía ser una lección para todos los tiempos! Pablo relata la historia pasada de Israel, y luego dice: Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos (1 Co. 10:11).

    Hay mucho que ganar de la historia de la Iglesia, aún de sus fracasos. ¿Dónde se desviaron? ¿Por qué se desviaron? La sabiduría es la habilidad de separar un asunto, y requiere cierta exposición a ambos lados. Como dijo el apóstol: …para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (He. 5:14 b). Podemos aprender tanto de lo negativo como de lo positivo. Ésta fue una lección que aprendí una vez que el Señor me presionó a asistir a una iglesia que estaba llena de errores. Fue una larga prueba, pero había ciertas cosas que yo sólo podía aprender en ese lugar.

    La importancia de la doctrina

    Aunque hay muchos que nos dirán que la doctrina no es importante, la Iglesia fue a la cautividad por mil años por desviarse de la sana doctrina. La Palabra de Dios es una lámpara y, como veremos más tarde, una pequeña chispa (un versículo) de esa lámpara condujo a la Iglesia fuera del Oscurantismo: Mas el justo por la fe vivirá (Ro. 1:17).

    ¿Dónde debemos estar parados?

    El estudio de la historia de la Iglesia fuerza o reta al estudiante serio a considerar cuál habría sido su posición respecto a los temas del momento: las guerras santas, las amenazas de la Iglesia y del estado. ¿Cuál lado escogeríamos? ¿O nos habríamos mantenido neutrales? ¿Qué habríamos hecho si hubiéramos vivido en esa época? En las generaciones pasadas, los hombres que se levantaron contra el error fueron héroes. Muchos de ellos estaban solos. No se paraban solamente a recibir una medalla o el aplauso de los hombres, sino se levantaban por sus convicciones; y la opinión de los hombres no importaba.

    Cuando Lutero se levantó en la Dieta de Worms para hacer su declaración final, él esperaba morir allí. Para su sorpresa, la sala entera estalló en un aplauso ensordecedor, no de los funcionarios de la Iglesia, sino de todos los espectadores que observaban en silencio. El mundo todavía sigue buscando a alguien que se levante y diga inequívocamente: Este es el camino… (Is. 30:21). ¡Que nosotros, (por la gracia de Dios) seamos valientes por la verdad y ayudemos a traer a la Iglesia de nuestros días de regreso al camino!

    Cristo a través de las generaciones

    La entrada de Cristo a este mundo fue en un establo. Esto tipifica como nace en cada generación. Él viene inesperadamente, de una manera que las personas no están esperando, y con frecuencia son unos pocos exclusivos los que le reconocen, y ellos son los que llevan la visión. Durante la entrada triunfal en Jerusalén, el Rey de reyes entró montando un modesto burro. Esto no es lo que el populacho esperaba. Ellos esperaban un caballo blanco, acompañado por el resonar de trompetas.

    Patrón generacional

    Usualmente, durante la tercera generación después del avivamiento, la Iglesia entra en recesión o declina. Típicamente hay una generación que tiene avivamiento. Luego, está la segunda generación que ha visto la salida de ese avivamiento. Sin embargo, para la tercera generación, el avivamiento es sólo una historia contada por los ancianos. Jueces 2:7-10 dice: Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel… Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Para la tercera generación, la realidad se ha ido… ¡esa es la historia!

    Las generaciones que siguieron los Hechos de los Apóstoles pueden ser un paralelo, (hasta cierto grado) a la generación que precedió a Josué en el libro de los Jueces. Aun algunos de los salvadores más famosos de los siglos siguientes, como Lutero o Calvino, comúnmente tenían mezcla en su vida y en su teología. Muchos de los cristianos que fueron sobresalientes en su tiempo, eran imperfectos, mas fueron las luminarias de su día. Durante la era de los Jueces, algunos de los salvadores hicieron cosas extrañas, pero eran salvadores, y muchos de ellos están registrados en el capítulo de la fe (He. 11). Así es cómo debemos ver mucha de la historia de la Iglesia (de ninguna manera estamos excusando actos de pecado, pero la ignorancia y el error humano jugaron un papel significativo en la historia de la Iglesia).

    ¿Qué oscureció al Oscurantismo?

    Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo? (Salmo 11:3)

    Hay un dicho: Así como va la Iglesia, va el mundo. Este dicho es cierto, porque la Iglesia es la luz del mundo (Mt. 5:14; Fil. 2:15). ¿Qué pasa cuando la luz en la Iglesia se apaga? No sólo la Iglesia pierde su camino, sino el mundo sufre también. La advertencia dada a la iglesia de Éfeso fue que ellos estaban perdiendo su relación del primer amor con el Señor, y Él les advirtió que si no ponían atención, su candelabro sería removido. Es interesante que, de las siete Iglesias, Éfeso fue la única Iglesia que recibió tal amonestación: que su luz se apagaría, o que perderían la unción.

    El Oscurantismo fue un reflejo de una Iglesia entenebrecida: la Iglesia eclesiástica. Los historiadores de la Iglesia usualmente estiman unos 1,000 años de Oscurantismo. Durante ese tiempo, la Iglesia se volvió la Iglesia del estado y más tarde tomó el control del gobierno. La iglesia romana eventualmente controló todo, hasta al punto de estorbar el progreso en el campo de la ciencia y el descubrimiento. Por ejemplo, mantuvieron a Galileo bajo arresto domiciliario como un hereje a causa de su teoría concerniente a los planetas, además su afirmación acerca de que los planetas se movían alrededor del sol resultó ser cierta.

    Es interesante notar que el mayor porcentaje de científicos e inventores durante la (subsiguiente) reforma fueron protestantes. La revelación y la ciencia en verdad fluyen más libremente cuando uno conoce al Creador. Isaac Newton atribuía todo su conocimiento científico a esta convicción. La Iglesia institucional había traspasado grandemente sus límites en tales asuntos; pero, como dice el dicho: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

    Las cosas fueron muy oscuras durante el gobierno de la iglesia romana, hasta Lutero. Mientras es cierto que hubo un Renacimiento que precedió a Lutero en el siglo quince, este Renacimiento estuvo mayormente confinado a los campos de la literatura, las artes y la arquitectura. Sólo afectó las cosas que no son eternas, mientras que la Reforma encendida por Lutero tuvo consecuencias eternas.

    INTRODUCCIÓN

    Una visión analítica de la historia de la Iglesia

    La caída y el resurgimiento de la Iglesia

    Hacia finales del primer siglo, la Iglesia había comenzado una espiral descendente. Esta espiral descendente continuó hasta el momento en que Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia de Wittenberg. Los historiadores señalan el 31 de octubre de 1517, (la noche anterior al día de todos los santos) como el punto crucial, el final del Oscurantismo y el inicio de la Reforma. Como fue mencionado previamente, el Oscurantismo fue un efecto, (al menos en parte) del dominio de la Iglesia eclesiástica. En realidad, el principio de la Reforma de la Iglesia en 1517 fue justamente eso; un principio. La reforma prosigue, y aún la palabra reforma no es la adecuada para describir el producto terminado. La palabra reforma limita a la Iglesia a su gloria pasada, la cual fue grandiosa; sin embargo, la Iglesia Primitiva nunca alcanzó su potencial total. La Iglesia de los últimos días debe exceder en todo lo que la Iglesia ha sido, una Iglesia que ha alcanzado la estatura plena de Cristo.

    A través de esta exposición, vamos a ver los últimos diecinueve siglos de historia de la Iglesia tanto desde una perspectiva negativa, como desde una positiva. ¿Dónde se desvió la Iglesia? ¿Dónde volvió la Iglesia al camino? Queremos ver la historia de la Iglesia desde ambos puntos de vista uno crítico y otro de restauración.

    Dios aún está redimiendo a Su Iglesia y, aunque ésta ha tenido una caída severa, Dios la está levantando nuevamente. Es más, ¡Él la exaltará a una posición mayor que la que tuvo al principio! Aun los profetas del Antiguo Testamento profetizaron acerca de la Iglesia glorificada, una Iglesia que había recuperado el dominio. Cuando Cristo venga, todas las cosas referentes a ella se cumplirán: ¡Su Novia estará lista!

    "A quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hch. 3:21).

    Diferentes puntos de vista acerca del Oscurantismo

    Existen dos diferentes escuelas de pensamiento concernientes a la Era del Oscurantismo. El punto de vista secular le asigna unos 600 años al Oscurantismo, terminando con el nacimiento de las escuelas universitarias en el siglo XII. Los historiadores de la Iglesia, por otro lado, extienden el Oscurantismo a unos 1000 años, terminando con el desafío de Lutero a la iglesia oficial. El punto de vista secular atribuye la oscuridad a la falta de educación secular. El punto de vista teológico atribuye las tinieblas a la represión de la luz espiritual. La iglesia oficial mantuvo al mundo en temor y superstición. Esa superstición fue llevada al ámbito secular también (por ejemplo, la afirmación de que el mundo era plano, o que la tierra era el centro del universo).

    *A través de esta exposición, estaremos tomando el punto de vista teológico.

    La Era de la Restauración

    En el libro de Mateo, la historia de Israel está dividida en tres períodos de tiempo únicos, consistiendo cada uno de 14 generaciones (Mt. 1:17). El último período de tiempo, desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es llamado la Era de la Restauración. Esta era se extendió 500 años. La era de la restauración de la Iglesia se está aproximando a los 500 años, y aún tenemos que ver que la poderosa lluvia tardía conduzca a la Iglesia hacia una completa madurez (Stg. 5:7), (este concepto lo consideraremos más adelante en este comentario).

    El patrón original

    Aunque no vamos a estudiar la Iglesia del primer siglo en sí, en ocasiones haremos observaciones muy agudas acerca de ella, para encontrar nuestro patrón. Después de todo, la Iglesia Primitiva fue el patrón; sin embargo, para el final del siglo primero, la Iglesia estaba abandonando el patrón establecido por los apóstoles. Así comenzó a declinar. En otras palabras, su amor se estaba enfriando (Ap. 2:4).

    El primer momento crucial en la historia de la Iglesia

    Mark Noll (profesor de la Universidad de Wheaten) sugiere que el primer gran momento crucial en la historia de la Iglesia fue la destrucción de Jerusalén (70 d.C.) [1]. Hasta este momento, Jerusalén fue el centro del cristianismo. Todos los apóstoles estaban apegados a Jerusalén porque todos eran judíos; y muchos de los cristianos judíos aún estaban apegados al judaísmo de alguna manera. De hecho, el autor del libro de Hebreos nos da una clara impresión de que muchos de los santos estaban volviendo a las costumbres y ceremonias del Antiguo Testamento, aun a la adoración en el templo.

    La destrucción de Jerusalén 70 d.C.

    El Israel espiritual se separa del Israel natural

    La destrucción de Jerusalén no fue únicamente para cumplir la profecía, sino para separar para siempre a la Iglesia Primitiva de la tradición y mentalidad de la antigua religión. La Iglesia era ahora una entidad única y, como tal, fue forzada a ajustarse y operar como una iglesia local. Después de su diseminación a través del imperio, aprendieron a funcionar independientemente y al mismo tiempo estaban sujetos a los ministros designados por Dios y a las reglas que los primeros apóstoles habían establecido.

    Una de las tradiciones judías que cambió fue la adoración del sábado. Para el final del siglo primero, todos los cristianos adoraban el domingo. Aunque esto no es difícil de probar por medio de las Escrituras, también es un hecho histórico. Encontramos relatos escritos desde Plinio hasta Trajano que mencionan que los cristianos adoraban en el primer día (el domingo) [2]. Los sabatistas rechazan guardar el domingo como el día del Señor.

    El día del Señor

    El guardar el sábado es el único mandamiento de los diez originales que puede caer en la categoría de tipo o símbolo. El día de reposo fue hecho para beneficio del hombre, un día para ser rejuvenecido (natural y espiritualmente). Sin embargo, la verdad espiritual que el sábado enseña es que hay un reposo en el cual el esfuerzo y el intelecto humano cesan. Es Dios quien está haciendo el trabajo y el hombre no puede llevarse el crédito. Cristo demostró ese reposo cuando sanó al paralítico el sábado: … De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente (Jn. 5:19). Cristo estaba en el reposo, Él estaba en total armonía con el cielo. El apóstol exhorta a la Iglesia a entrar a este reposo en Hebreos 4:1-11.

    El día del Señor reemplazó al día sábado después de la resurrección de Cristo. Cristo fue resucitado en el primer día de la semana, dando así credibilidad a la adoración en domingo. Sin embargo, el día del Señor sigue intentando ser un día de descanso, adoración y meditación. La ley natural de descansar un día a la semana no puede ser ignorada. Durante la Revolución Francesa, fue promulgada la semana de trabajo de diez días; se le llamaba decadi. Sin embargo, pronto descubrieron que había una mayor producción en la semana de trabajo de seis días que en la semana de trabajo de diez días.

    Herejías del siglo primero

    Para el final del siglo primero la Iglesia ya estaba en declive, y había múltiples herejías infestando la Iglesia. Eusebio, (obispo e historiador del siglo IV) registra que un hereje de nombre Cerinto se opuso al apóstol Juan en Éfeso. Cerinto fue un abierto defensor del Docetismo. Esta secta enseñaba que Cristo no había venido realmente en la carne, sino sólo tomó apariencia humana. Sin ninguna duda, ésta era una herejía condenatoria, pero saber esto nos ayuda a entender algunas de las acentuaciones de las epístolas de Juan. Juan es el único autor del Nuevo testamento que usa la palabra Anticristo. De hecho, Juan usa la palabra cinco veces en sus pequeñas epístolas, enfatizando las condiciones de los últimos días (1 Jn. 2:18).

    *Incidentalmente, la Iglesia aún estaba debatiendo el tema Dios/hombre (si Cristo había venido en la carne o no) en el Concilio de Calcedonia (451 d.C.).

    El apóstol Juan también estaba luchando contra otra secta herética llamada "gnosticismo". Los gnósticos enseñaban que el vivir moralmente y la justicia personal no tenían nada que ver con nuestra salvación, sino que uno tenía que poseer cierto conocimiento (místico) para poder ser salvado. En su tercera epístola, Juan contiende con otro hombre malvado de nombre Diótrefes. Diótrefes podría ejemplificar un aspecto de otra secta llamada los nicolaítas. Entre otros males que esta secta perpetraba, eran conocidos por su extremo discipulado. En pocas palabras, el liderazgo se enseñoreaba sobre la Iglesia (estos cultos serán revisados nuevamente.)

    *Interesantemente, se consideraba que Éfeso tenía la enseñanza más rica de ese tiempo, y aún así, ¡Éfeso era conocida por todos sus cultos! (ver Hch. 19:18-20).

    Éstas eran algunas de las condiciones de la Iglesia durante el cambio de siglo. Eusebio registra que Juan vivió hasta el dominio del emperador Trajano, el cual inició alrededor del 98 d.C. Para el final del segundo siglo Irineo, obispo de Lyon, registra que 217 herejías plagaban la Iglesia [3]. De una manera realista, no todas las herejías condenan; pero una cosa es segura: mutilan al pueblo de Dios y les hace menos que santos.

    La necesidad de doctrina sana

    La buena doctrina evita que el pueblo sea infectado con error. El apóstol Pablo usa la expresión sana doctrina. La palabra sana, de su origen griego, es un término médico, como en buena salud. Una de las desventajas de la Iglesia Primitiva era la falta de disponibilidad de las Escrituras. El canon completo de las Escrituras no estuvo disponible sino hasta el siglo IV. De hecho, ésta es la razón para muchos de los primeros credos. El laico común y aún muchos pastores no tenían las Escrituras. Consecuentemente, muchos credos fueron formulados. Los nuevos convertidos tenían que abrazar y recitar estos credos cuando eran bautizados o recibidos como miembros, etc. Sin embargo, cuando pasó el tiempo, la Iglesia se volvió más y más débil; aun estaban perdiendo su comprensión acerca de las doctrinas elementales. Los concilios posteriores de la Iglesia aún estaban razonando y debatiendo acerca de algunos de los fundamentos de la fe. Pablo le dijo a los hebreos (en esencia) que si no progresaban hacia verdades más profundas, perderían el conocimiento hasta de las verdades elementales (He. 5:12-13).

    ¿Perfectos en su generación?

    Al ir declinando la Iglesia hacia el Oscurantismo, aun algunos de sus mejores santos estaban doctrinalmente defectuosos (la doctrina afecta todo aspecto de cómo vivimos). El período del Oscurantismo podría ser un paralelo de la era de los Jueces, cuando cada hombre hacía lo que era correcto a sus ojos. Muchos de aquellos que juzgaron a Israel (después de la muerte de Josué hasta Samuel, unos 350 años) estaban lejos de ser perfectos, mas Dios evalúa a los hombres de acuerdo a su generación. Las Escrituras dicen de Noé que era perfecto en su generación (Gn. 6:9; 7:1). ¡Tal vez él no hubiera sido perfecto (comparativamente) en otra generación!

    *Nota: Parte del contenido de la introducción será repetido más tarde en este comentario. De hecho, la repetición es un elemento esencial en la enseñanza. El estudiante promedio debe oír algo por lo menos tres veces antes que se le grabe.

    CAPÍTULO 1

    El final del siglo primero - 99 d.C.

    A fines del siglo primero, Juan era el único apóstol que quedaba de los doce originales. También quedaban algunos pocos ancianos que habían conocido a los apóstoles. Eusebio Panfilio (un historiador subsiguiente, registra que Juan vivió hasta el gobierno del emperador Trajano (98-115 d.C.). Roma aún estaba firmemente en control del mundo conocido. Las epístolas de Juan y sus cartas a las siete Iglesias nos dan una idea de los tiempos. Además, algunos escritores e historiadores seculares nos dan algunas ideas acerca de la época.

    Breve Descripción

    La Iglesia infantil del primer siglo se inició por el camino correcto. Habían progresado y habían sido fortalecidos por los apóstoles y los grandes teólogos como Pablo. Sin embargo, para el final del siglo estaban desviándose del curso. Muchos de los grupos heréticos como los docetistas y los gnósticos habían empezado a sembrar su cizaña. También estaba el movimiento del discipulado radical de los nicolaítas, líderes que se enseñoreaban sobre los laicos.

    Como se mencionó en la introducción, el apóstol Juan contendía con todos estos factores, sin mencionar las otras diversas rupturas dentro de la Iglesia. Los mensajes a las Siete Iglesias en Asia prueban el punto. Juan era un corregidor y un restaurador de la Iglesia; pero ahora el ministerio de Juan estaba llegando a un fin, y él insta a la Iglesia a mantenerse firme y afianzada a lo que quedaba. Juan les exhorta (por el Espíritu) a vencer los pecados que les dominaban, para que pudieran ganar la corona. En las últimas epístolas de Juan, él escribe mucho del Anticristo, y del espíritu de verdad y de error. Es casi un atisbo de los días finales de la Era de la Iglesia. Los injustos gravitan hacia la mentira, mientras que los justos se adhieren a la verdad.

    El docetismo (del gr. doké: aparecer) fue un viento herético temprano que corrompió el pensamiento cristiano. Los docetistas afirmaban que Cristo era sólo un fantasma que sólo aparentó vivir y sufrir. Esta secta enseñaba que Cristo no había venido en la carne realmente, sino sólo tomó la apariencia de humanidad. El apóstol llama anticristos a estos maestros.

    Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo (1 Jn. 4:3).

    El nacimiento virginal

    Toda secta negará el nacimiento virginal: la forma a través de la cual Dios se hizo hombre. Dios tenía que volverse hombre para poder morir (porque Dios no puede morir). Para poder cumplir el plan celestial de expiación, el Hijo

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