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Como interpretar los tiempos: La manera en que Dios  interviene en nuestra vida para traer revelación y entendimiento
Como interpretar los tiempos: La manera en que Dios  interviene en nuestra vida para traer revelación y entendimiento
Como interpretar los tiempos: La manera en que Dios  interviene en nuestra vida para traer revelación y entendimiento
Libro electrónico298 páginas6 horas

Como interpretar los tiempos: La manera en que Dios interviene en nuestra vida para traer revelación y entendimiento

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Visualice su vida desde la perspectiva de Dios



¿
Qué le parece cuando un Dios, quien trasciende el tiempo, entra en nuestra vida para conectarse con nosotros?  Cuando fallamos, ¿será El capaz de devolvernos nuestro tiempo perdido? ¿Puede El expandir nuestro horizonte y darnos una vislumbre del futuro?



Estas son algunas de las preguntas que Chuck Pierce presenta en este revolucionario libro, conforme aborda el tema del tiempo, específicamente en lo que atañe a Dios y nuestra relación con El. Después de leer este libro, usted:



- Aprenderá una nueva manera de entender el tiempo, de la manera que Dios lo ve

- Aprenderá a identificar dónde usted está fuera de lugar con relación al tiempo de Dios y cómo regresar al camino correcto

- Entenderá mejor la guerra espiritual con la relación al tiempo




Pierce es una de las voces proféticas líderes de hoy, y este libro fue escrito para ayudarnos a entender cómo Dios, quien vive más allá de restricciones de tiempo como nosotros conocemos, interviene en nuestra vida y nos brinda información y entendimiento sobre los tiempos en que vivimos.




IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 sept 2013
ISBN9781616380342
Como interpretar los tiempos: La manera en que Dios  interviene en nuestra vida para traer revelación y entendimiento
Autor

Chuck D. Pierce

Chuck D. Pierce, a bestselling author known for his accurate prophetic gifting, is president of Glory of Zion International Ministries and Kingdom Harvest Alliance. Learn more at GloryOfZion.org.

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    Como interpretar los tiempos - Chuck D. Pierce

    Notas

    CAPÍTULO 1

    DESARROLLAR UNA

    COMPRENSIÓN DEL TIEMPO

    ¿HA ADVERTIDO ALGUNA VEZ CON CUÁNTA FRECUENCIA utilizamos la palabra tiempo en nuestras conversaciones cotidianas? No sólo somos plenamente conscientes del paso del tiempo, sino que también nuestro discurso está plagado de referencias a las características del tiempo y de nuestra falta de él. Nos referimos al tiempo en innumerables expresiones y figuras retóricas, así que evidentemente estamos preocupados por el concepto.

    Considere algunas de las formas en que hacemos referencia al tiempo:

    El tiempo no espera a ningún hombre.

    El tiempo es dinero.

    El tiempo sigue marchando.

    Está desperdiciando el tiempo.

    El tiempo pertenece a la esencia.

    Justo a tiempo.

    Me siento presionado por la falta de tiempo.

    No cuento con horas suficientes en el día.

    Los cuerpos celestes —el sol, la luna, los planetas y las estrellas— nos han brindado una referencia para medir el transcurso del tiempo a lo largo de la existencia de la humanidad. Las civilizaciones de la antigüedad confiaban en el movimiento aparente de estos cuerpos por el cielo para determinar estaciones, meses y años. Poco sabemos sobre los detalles del registro del tiempo en las eras prehistóricas, pero dondequiera que encontremos registros y artefactos, generalmente descubrimos que en todas las culturas alguien se ocupaba de medir y registrar el paso del tiempo. ¡Había tal fascinación con la luz, el día, la oscuridad y la noche que servicios enteros de adoración se formaban alrededor del tiempo!

    Hace más de veinte mil años, los cazadores de la Era del Hielo en Europa hicieron rayas y cavaron orificios en palos y huesos, posiblemente contando los días entre las fases lunares. Hace cinco mil años, los sumerios del valle del Tigris-Éufrates en el Irak de la época moderna contaban con un calendario que dividía al año en treinta y un meses, dividía al día en doce períodos (cada uno correspondiente a dos de nuestras horas) y dividían estos períodos en treinta partes (cada una de ellas como cuatro de nuestros minutos). No tenemos registros escritos de Stonehenge, construida hace más de cuatro mil años en Inglaterra, pero sus alineamientos demuestran que sus propósitos aparentemente incluían la determinación de eventos estacionales o celestiales, tales como eclipses lunares, solsticios y demás.1

    La mayoría de las personas cuentan con una de dos visiones sobre el significado del tiempo. La visión realista, apoyada por Sir Isaac Newton, sostiene que el tiempo es lineal y parte de la estructura fundamental del universo. De acuerdo a esta visión, el tiempo es una dimensión que puede medirse y que contiene una serie de eventos. La visión contrastante del tiempo, respaldada por Gottfried Leibniz e Immanuel Katz, dice que el tiempo es parte de un sistema de medición mental y que no se lo puede medir objetivamente. De acuerdo a este concepto, el tiempo no es una línea sobre la cual los objetos y los eventos se mueven en forma secuencial, sino, en cambio, una forma intelectual de medir los eventos. En otras palabras, el tiempo no es una cosa real, mensurable.

    Más allá de estas dos posiciones sobre el tiempo y su medición, hay otros aspectos del tiempo que han intrigado al hombre desde el Huerto del Edén. Me encantan los primeros cuatro capítulos de Génesis. Son misteriosos pero concretos. Desarrollan el concepto de la familia en el espacio y el tiempo. Un concepto del tiempo en el huerto es la naturaleza cíclica del tiempo: La repetición de estaciones en la naturaleza y, en consecuencia, en la vida del hombre.

    Existe el concepto filosófico del tiempo llamado fatalismo. Gran parte del trabajo en la filosofía del tiempo ha sido producida por personas preocupadas por el fatalismo, lo que puede comprenderse como la tesis de que cualquier cosa que sucederá en el futuro ya es inevitable. En otras palabras, ningún ser humano es capaz de evitar que ocurra. ¡Ah, Dios! ¿No detestaría vivir con esa filosofía de la vida? Sin embargo, ésta podría explicar las actitudes negativas de algunas personas. Muchos grupos religiosos han adoptado esta creencia sobre el tiempo. ¿Para qué orar? Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá, así que hay que esperarlo y que sea lo mejor. Amar a Dios, pero nunca confiar en Él para cambiar los eventos de la humanidad. Simplemente ir ciegamente por la noche, y tal vez el día surgirá de nuevo.

    Está la idea de que se puede tender un puente en el tiempo mismo. Esta idea incluye el concepto de viajar por el tiempo, y une el tiempo con el espacio. En el clásico para niños de Madeleine L’Engle, Una arruga en el tiempo, los protagonistas de la historia son transportados por el tiempo y el espacio por tres personajes angélicos a fin de rescatar a su padre de una entidad maligna en otro planeta. Con el objeto de llegar a su destino extraterrestre, estos personajes arrugan el tiempo y el espacio para acortar el tiempo y la distancia entre la Tierra y el planeta de interés. En el capítulo titulado The Tesseract [El factor de cuatro dimensiones de un cubo], los ángeles explican cómo es que el tiempo y el espacio son lineales y pueden doblarse en sí mismos, acortando de ese modo la distancia entre dos puntos. Esto resulta interesante, pero en realidad no estoy seguro de la parte del doblez de esta teoría. Si dobla demasiado, vivirá en un mundo donde no estará seguro si está yendo o viniendo. En realidad, el deja vu se convertirá en un fenómeno que confunde.

    ¡Luego, por supuesto está la situación de Felipe en el Libro de Hechos! Me encanta esto. No comprendo del todo el escenario en mi mente, pero abrazo el suceso milagroso y sé que Dios podría volver a hacerlo hoy día.

    Felipe fue arrebatado. Se desafiaron el tiempo y el espacio. El relato completo aparece en Hechos 8:38-40:

    Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

    Felipe termina una misión, motivado por el Espíritu de Dios, y luego es elevado y llevado a otra misión a cuarenta y cinco kilómetros de distancia, listo para dar inicio a su próxima tarea. ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Un ángel lo llevó como en el reino de la ciencia ficción? Yo viajo mucho, aproximadamente trescientos mil kilómetros por años, y ojalá pudiera tener esto a mi alcance.

    PREGUNTAS PARA CONSIDERAR

    Ya que tantas personas están preocupadas por el concepto del tiempo, considere cada una de estas preguntas:

    ¿Cuál es el contexto correcto del tiempo?

    ¿Cómo puedo interpretar al tiempo si ni siquiera lo comprendo?

    ¿Qué sucedería si hubiera un congelamiento del tiempo?

    ¿Existe un fenómeno tal como el viaje por el tiempo?

    ¿Las leyes de la lógica, de la naturaleza y de la metafísica permiten el viaje por el tiempo?

    ¿Nuestro pensamiento sobre el tiempo y el espacio es demasiado concreto?

    Si la teoría del big bang fuera el relato verdadero del inicio del universo, ¿el tiempo comenzó con un big bang?

    ¿El espacio y el tiempo son importantes?

    ¿Puedo pasar de una dimensión del tiempo al tiempo eterno?

    Estas preguntas pueden conducirnos al reino del racionamiento y en realidad llevarnos a un bucle que no podamos entender. Por lo tanto, seamos un poco más personales.

    ¿El tiempo lo controla?

    ¿Puede ver una dimensión diferente?

    ¿Comprende cómo maniobrar a través del cambio societario y no permitir que esos cambios lo superen?

    ¿Se siente manipulado por el tiempo?

    ¿El tiempo parecería ser un enemigo suyo?

    ¿Se siente capturado por el tiempo?

    ¿Alguna fuerza cambió el tiempo a su alrededor e hizo que se sienta encarcelado por ese cambio?

    ¿Cree que lo espera un futuro que es bueno?

    ¿Su presente controla su futuro?

    ¿Su pasado controlas su presente y lo deja confundido sobre su futuro?

    Podría seguir y seguir, y lo haré a medida que avancemos en las siguientes páginas.

    Esta es la verdadera pregunta que quiero abordar en las próximas páginas: ¿Hay un Creador que trasciende e ingresa al tiempo para comulgar con sus hijos para que anden en el tiempo con eficiencia? Cuando comete un error, ¿Él puede hacerlo capaz de redimir los tiempos o de volver a comprar el tiempo derrochado? ¿Él puede extender su línea del horizonte y permitirle que tenga una ojeada de cómo será en los días por venir? En medio de los días malos, ¿Él puede revelar remedios que hagan que el hombre, su creación más maravillosa, ande sin temor en victoria?

    Voy a escoger esta última premisa porque la teoría se ha tornado una realidad en mi propia vida. Intentaré explicar alguna de sus maneras que Él me ha revelado en mi breve viaje de la vida con este maravilloso Creador del tiempo y el espacio. En este libro, espero ayudarle a realizar sus transiciones de un punto al otro, comprendiendo que, por fe, usted puede triunfar en el cruce a una nueva dimensión de éxito.

    Se me conoce por ser profético. En realidad, la Biblia dice que todos profetizamos. Sin embargo, una cosa es tener un sentido de lo que ocurrirá en los días venideros o de brindar sabiduría y consejo para una situación actual de la vida, pero presagiar qué va a suceder y tener algún reconocimiento del marco temporal del evento es un milagro notable que sólo puede venir de una fuente sobrenatural. I Crónicas 12:32 dice: De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer.

    Este será el tema de mi libro. Ojalá que este libro lo ayude a comprender el tiempo, y lo que es más importante, conocer qué decisiones vitales que otorgan vida deben tomarse a partir de esa comprensión. Mientras lea el libro, ojalá que el tiempo pase de ser una filosofía o una maldición a convertirse en un verdadero don de Dios. Ojalá ingrese en una nueva realidad de espacio, tiempo, espíritu y verdad mientras avanza por las páginas que siguen.

    ¡RESTAURARÉ LO QUE HAS PERDIDO!

    Cuando era niño, vivíamos a un kilómetro y medio aproximadamente de la autopista principal. Me encantaba cuando mi papá volvía del trabajo. Eso significaba que nuestra familia podía ir al terreno del que éramos dueños, que estaba ubicado a unos quince kilómetros, para verificar el ganado y los caballos y contar los terneros recién nacidos. Cada día después de llegar de la escuela y al terminar mi tarea, observaba y esperaba con expectativa. Me sentaba debajo de un árbol grande de nuestro jardín y escuchaba atentamente los autos de la autopista principal. No podía verlos, pero podía oírlos. Aprendí a reconocer el sonido del camión de mi padre mientras reducía su velocidad en la autopista a casi un kilómetro de distancia. Si no podía oír su camión, me ponía ansioso, sin comprender por qué llegaba tarde y no a tiempo. Entonces, debíamos disponer de otro modo nuestro día. A medida que pasaba el tiempo, se volvió cada vez menos consistente en llegar a tiempo.

    Seguí observando con anticipación cuándo llegaría a casa. Por lo tanto, me ponía cada vez más ansioso y desilusionado cuando esto no sucedía como yo lo esperaba. Recuerdo haber mirado al cielo un día y preguntarle al Señor por qué mi papá no estaba en casa, qué le había sucedido, si le había pasado algo malo y qué habíamos hecho en casa para que fuera a otra parte y abandonara a nuestra familia.

    El tiempo se convirtió en una realidad, y la realidad se vinculaba con la desilusión. Finalmente nuestra vida familiar se volvió muy difícil porque mi papá ahora no tenía tiempo. En lugar de poder depender de él y de que llegara a tiempo, había perdido el concepto deltiempo y la responsabilidad. Como resultado de ello, todo lo que poseíamos, así como la relación y la confianza que teníamos respecto de él, desaparecieron. Cuando llegaba, eltiempo no era para disfrutar sino que estaba repleto de peleas, acusaciones, falta de confianza y confusión. La vida había tomado un giro muy peculiar, doloroso. Finalmente dejé de observar y perdí el gozo y la expectativa de su llegada.


    ¿Hay un Creador que trasciende e ingresa al tiempo para comulgar con sus hijos para que ellos anden a tiempo eficientemente?


    Mi papá, que tuvo todo el potencial para triunfar en todo lo que hacía, un hombre a quien muchos favorecían y que se había ganado la herencia de la familia de su familia, ahora estaba capturado por el enemigo de la corrupción. Sin tiempo ni límites, finalmente murió de una muerte muy destructiva, prematura, a los treinta y nueve años. Yo sabía de algún modo que ese no era el plan de Dios para su vida, que se hubiera acortado y que su herencia hubiera quedado hecha un desastre.

    ¡Pero Dios! Él puede atravesar las tinieblas e intervenir con su voz para recrear circunstancias y redimir el tiempo. Su voz ingresó en mi vida en un cuarto de hospital. Como si reverberara a través de una caverna montañosa, sus palabras sonaban dentro de mí: Yo puedo restaurar lo que has perdido. Eran un eco en todo mi ser, convirtiéndose en mi línea de la vida. Sus palabras incluso dieron comienzo a un proceso en mi recreación. Casi instantáneamente pude sentir una ruptura del poder de la pérdida que se sostenía dentro de mi estructura genética. Este era el mismísimo poder que creaba la enfermedad dentro de mi cuerpo. Había llegado a tiempo al cuarto de hospital donde recibía oxígeno, y en ese momento del AHORA había adoptado mi causa.

    Como expliqué anteriormente, puesto que nuestra familia había vivido un trauma tras otro, estaba dolorido como un animal herido, temeroso de abrazar o de que me abracen. En una condición como esta, uno realmente no sabe cómo cambiar. Tantas veces nos destruimos a nosotros mismos. Nuestra alma está fragmentada, nuestro espíritu quebrado, y nuestro cuerpo refleja el dolor de la situación. Ahora, aquí estaba hospitalizado y se me había diagnosticado neumonía doble y un corazón agrandado. Amo a la gente que ora y pronuncia la Palabra. La madre de mi madre, Inez LaGrone, un tipo de mujer muy devota pero duramente pionera, me había advertido que el Señor nunca quiso que me descarriara y me fuera en la dirección que había ido mi padre. Yo era joven, estaba en la universidad, sabía más que nadie y rápidamente estaba acercándome a las cosas que detestaba más. Esos eran los mismos patrones que había utilizado el enemigo para destruir a mi papá. Ella dijo estas palabras: Me rehúso a que no cumplas con tu destino, así que sólo le pediré al Señor que se ocupe de ti. Lo último que supe es que me derrumbé y terminé en el hospital. Por supuesto, mi abuela era una de las enfermeras del nosocomio. Vino a mi cuarto y me dijo: Te dije que sucedería esto. ¡PERO DIOS! Por su mano soberana, me ubicó en una habitación con un pastor pentecostal. Este hombre me presentó a una persona que yo no conocía: ¡El Espíritu Santo! Había aceptado a Cristo años atrás, y sin embargo a través de ese pastor, la persona de Cristo de repente se volvió viva ante mí. No sólo el Señor parecía ser tan real y estar tan cerca de mí, lo mismo sucedió con su Palabra, comencé a devorar las Escrituras como nunca antes.

    En esa reunión en el hospital, el Señor me mostró la guerra que se libraba dentro de mí. Había una guerra con mi naturaleza maligna. Había una guerra por el dominio del pecado. Había una guerra respecto de mi familia y todos sus defectos y fracasos. Había una guerra con mi herencia. ¡Incluso había una guerra con mi fe! Pero la voz del Señor había sacudido mis circunstancias y ahora mis tiempos habían cambiado.

    COMPRENDERÁ EL TIEMPO

    Vagamos por la vida y realmente no comprendemos lo que hacemos cada día. Creo que muchos de nosotros se ponen de pie y se mueven a causa de la inercia algunos días, y nunca esperan de verdad que Dios haga algo. Dos pasajes de las Escrituras son fuerza de vida, muy importantes en mi diario andar con el Señor. Mateo 7:7-12 dice:

    Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

    Después de leer el testimonio que acabo de escribir, probablemente vea que Dios deba restaurar en mí una expectativa para pedir, observar y esperar hasta que él contestara. Tuvo que rehacer todo mi concepto del amor del Padre. Si bien decayó la relación con mi padre terrenal, no puedo decir que no me amó. Su afecto y deseo habían estado tan mal dirigidos que él perdió la capacidad de expresar el poder del amor a la familia con la cual Dios lo había bendecido. Sin embargo, después de que Dios me visitara, él me mostró su amor. También me reveló el amor que sentía por mi padre terrenal.

    Esto se produjo de una manera peculiar. Estaba conduciendo al trabajo en el centro de Houston, y la presencia de Dios llenó el automóvil. Dije: Señor, ¡este amor es abrumador! ¿Qué he hecho para merecerlo?. El Espíritu de Dios luego me habló, diciendo: Este es el amor que sentí por tu padre. Aunque él nunca experimentó la plenitud de lo que intentaba verter en él, usted puede experimentar ese AHORA en su vida. De alguna manera, Dios trajo la emoción que él tuvo por mi padre —que había sido rechazado en un marco de antaño— y me permitió vivir el poder de esa emoción en otro marco temporal. Esto cambió toda mi visión del dolor que había experimentado en la terrible situación que había sucedido en mi familia.

    Puesto que Dios me había conocido en este tiempo de AHORA, pude recordar otro tiempo y lugar, y ver su verdadera visión de la situación. Esto fue muy, pero muy sanador. Esto creó una nueva fe en mí por orar. Los versículos de Mateo 7 se convirtieron en una realidad para mí. Con el correr de los años he madurado en cuanto a pedir, buscar, golpear la puerta y esperar al Señor en su tiempo, para que venga y traiga una manifestación de lo que yo esperaba.


    Dios trajo la emoción que Él tuvo por mi padre– que había sido rechazado en un marco de antaño —y me permitió vivir el poder de esa emoción en otro marco temporal.


    El segundo pasaje de las Escrituras a los que hice referencia es Jeremías 33:3. Me gusta lo que dice la Biblia:

    Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

    Creo que debemos clamar al Señor. Dios, que no está en el tiempo, desciende al nuestro y comienza a actuar. ¡Me encanta este versículo! Cuando Él ingresa en nuestro tiempo, comienza a revelarnos cosas que nunca podríamos reconocer o conocer sin su intervención. Por medio de su Espíritu estamos conectados con el Padre del tiempo. Por lo tanto, él puede revelarnos cualquier cosa que nos fuera necesaria para que la veamos en nuestro ciclo de tiempo generacional.

    A fines de la década de 1970 fui a una reunión. En esos tiempos no se hablaba mucho acerca de lo profético en mis círculos. En esa reunión habló un reconocido profeta. En su mensaje dijo lo siguiente, dirigiendo sus palabras hacia mí: Comprenderá el tiempo, y ayudará a mi pueblo a andar en mis tiempos perfectos.Algo se aceleró en lo profundo de mi corazón. En ese preciso momento no comprendía para nada el concepto del tiempo, aunque para esa época de mi vida era muy consciente de la presencia e intervención de Dios. Sin embargo, él estaba por llevarme a un viaje que me enseñaría sobre el tiempo y sobre caminar en sus tiempos. No sólo utilizaría esto en mi vida, sino que también me utilizaría en los días venideros para ayudar a muchas otras personas.

    DIOS Y EL TIEMPO

    Dios no está sujeto a las limitaciones que nos impone el tiempo lineal. C. S. Lewis en Mero cristianismo, escribió la siguiente explicación respecto de Dios y el tiempo:

    Casi con certeza Dios no está en el tiempo. Su vida no consta de momentos consecutivos. Si un millón de personas está orando a las diez y media de esta noche, él no necesita oírlos a todos en una pequeña porción a la que denominamos diez y media. Las diez y media – y cualquier otro momento desde el inicio del mundo – siempre es el presente para él. Si quiere decirlo de ese modo, él tiene toda la eternidad para escuchar un segundo de oración de un piloto en su aeronave en el instante en que su avión se estrella en llamas…Todos los días son Ahora para él. Él no recuerda qué hizo usted ayer. Simplemente lo ve haciéndolas, porque aunque usted haya perdido el ayer, Él no lo ha hecho.2

    Al considerar esta característica de Dios, usted advertirá que su Padre celestial tiene acceso a todos los momentos de su vida, desde el principio hasta el final, como si se tratara del presente. Por medio del Espíritu Santo, puede realmente tener acceso a esos momentos de su pasado en que se sintió abandonado, maltratado, traicionado, temeroso, feliz, satisfecho, o en los que haya sentido cualquier emoción o estado. No sólo puede ser perdonado por el pasado, sino que también puede viajar en el tiempo con Dios, ver como Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio (Sal. 46:1) en el pasado, y redimir esos momentos en que el enemigo quiso usarlo para el mal.

    El pasaje de las Escrituras favorito de mi esposa es Efesios 5:8-16:

    "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no

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