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Liberando a Louie: Crónicas Caninas
Liberando a Louie: Crónicas Caninas
Liberando a Louie: Crónicas Caninas
Libro electrónico189 páginas2 horas

Liberando a Louie: Crónicas Caninas

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Liberando a Louie comienza donde Fully Staffed terminó y continúa contando la historia de Spike.

También presenta a dos perros muy diferentes; Louie, un mestizo de Staffordshire Bull Terrier, y a Tía, una Staffy de raza, de Lancashire y Yorkshire respectivamente. Louie es un lunático de medio tiempo, mientras que Tía es una chica tímida y reservada. No podrían ser más diferentes, pero aún así se llevan de maravilla.

Descubre las extrañas y peculiares aventuras de Louie junto a su compañera Tía, y como se las arreglan para dejar un rastro de destrucción y alborotos donde quiera que van, provocando muchas risas en el camino.

Esta es una historia real, aunque a veces difícil de creer, acerca de estos dos perros quienes, simplemente, sobrepasan la locura en la escala de la normalidad.

Con risas y unas cuantas lágrimas derramadas en el camino, esta historia de seguro va a complacer a todos los amantes de los perros.

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento2 jun 2020
ISBN9781071547106
Liberando a Louie: Crónicas Caninas

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    Liberando a Louie - Linda A. Meredith

    Para los maravillosos hombres en mi vida

    Iain, Terry, Chris,

    Sam y Zachary

    PRÓLOGO

    Volví a soñar con él anoche...

    Solo nosotros dos, felices con la compañía del otro, paseando y disfrutando de la belleza del campo de Rutland. Era el día de verano más perfecto; el sol brillaba desde un despejado cielo azul y no había nadie más en los alrededores, solo él y yo.

    Estábamos caminando junto a un pequeño arroyo, uno de nuestros lugares favoritos para ir durante los meses de verano.  Un pequeño puente tambaleante ofrecía un camino alternativo para cruzar el arroyo, pero no lo usaríamos hoy. Hoy cruzaríamos el vado chapoteando para refrescarnos.

    ¡Él salió corriendo tan pronto vio el arroyo, deteniéndose solo al zambullirse salpicando agua por todas partes!  Yo me uní a él dentro del frio y refrescante arroyo. Era un alivio bienvenido después del calor.

    Una vez al otro lado, nos tendimos en una pequeña toalla.  Puse mi brazo a su alrededor y lo acerqué a mí. Pude sentir como mi corazón rebosaba de amor por él. Y allí nos quedamos, sin nada que hacer, ningún lugar a donde ir, quería que este día durara para siempre y me sentía completamente en paz.  Él puso su cabeza en mi regazo y cerró sus ojos. Al escuchar un ruido a la distancia, pero sin querer ser perturbados, me acurruqué más cerca de él e intenté ignorarlo, pero seguía escuchándolo.  ¿Qué diablos era ese irritante ruido que perturbaba nuestra paz? Por mucho que no quisiera, sabía que tendría que ponerle fin.

    A regañadientes comencé a abrir mis ojos y en esos pequeños y hermosos momentos antes de despertar, cuando tus sueños y la realidad parecen ser uno y el mismo, mi mundo estaba en paz y feliz. Eso es, hasta que rodé y vi el pequeño ataúd de Jack en mi mesita de noche y me di cuenta de que había estado soñando otra vez.

    LA FRÍA LUZ DEL DÍA

    Mi corazón se desinfló cuando me di cuenta de que no estaba acurrucándome junto a Jack bajo el sol, y que ese irritante ruido endemoniado era mi alarma que demandaba mi atención.  Supongo que debí haber estado agradecida de que había logrado dormir, ya que esto se me había hecho difícil las últimas semanas.  Me estiré para apagar la alarma y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas nuevamente. Llevaba su ataúd a la cama todas las noches — solo necesitaba sentir que él aún estaba cerca. Estoy segura de que no soy la primera persona en haber hecho esto, pero para mí era reconfortante saber que él estaba junto a mi durante esas agotadoras noches en vela, cuando los recuerdos te niegan una noche de sueño reparador.  El saber que él estaba en casa nuevamente me ayudó a pasar por ese difícil momento.

    Ya incapaz de saltar sobre la cama, Spike estaba recostado en el suelo a mi lado de la cama, su cola moviéndose a ritmo, esperando por su desayuno.  Su cola ya no se movía a le velocidad de la luz, pero aún le quedaba mucho meneo. Me incliné y acaricié su enorme cabeza. Pensando en voz alta dije:

    — Oh, mi querido Spikey, sé que tú también lo extrañas ¿Cómo nos la vamos a arreglar sin él? ...

    A juzgar por su respuesta, lo único que Spike parecía extrañar en ese momento era su desayuno. Cansada, me levanté de la cama, tomé el pequeño ataúd y caminé hacia las escaleras. Siempre caminaba frente a Spike estos días, pues sus patas yo no eran tan estables como solían serlo. Puse a Jake junto a su fotografía en la sala de estar y fui a preparar el desayuno de Spike. Nunca habiendo dejado que alguien se entrometa entre él y su comida, se quedó pegado ¡y se devoró todo antes de que terminara de hervir la tetera!

    Tomé mi taza de té y dos rebanadas de tostada (una para él y una para mi) y las llevé al jardín de invierno para ver cómo se paseaba por el jardín. Mucho más lento estos días debido a su artritis, Spike deambulaba buscando qué se había paseado por su jardín durante la noche. Cuando encontró el lugar correcto, se agachó para orinar. ¡Había renunciado a levantar la pada luego de haberse caído unas semanas atrás! No nos reímos (bueno, tal vez un poco).

    La vejez nos llega a todos y era triste ver que ya había alcanzado a Spike, era un anciano ahora. A sus trece años, sus días de vigilar grifos, resoplar agua, perseguir globos, matar palos y odiar baños quedaron en el pasado. ¡Estaba envejeciendo extremadamente desagraciado y excepcionalmente apestoso! Creo que incluso conseguía sorprenderse a sí mismo con las consecuencias de una buena sesión de pedos.

    ¿Te imaginas si hubiese Olimpiadas Caninas? A Spike no le iría muy bien corriendo (solo corre si hay agua o grifos involucrados), tampoco le iría muy bien en obediencia (mi perro delincuente no sabe qué significa esa palabra).

    Le iría bastante bien nadando, pero al llegar a la Apestatón no habría competencia, 100% seguro que Spike ganaría por unanimidad, ¡bronce, plata y oro! Produciría especímenes absolutamente pútridos, ¡lo suficientemente poderosos para disolver las tapaduras de tus dientes! ¿Te imaginas si hicieran Windsurf?... ¡Dale!

    Puede que sea un hediondo de premio, pero lo amábamos. Con Spike alrededor, sentíamos una conexión con Jake, igual que como hace años sentía una conexión con mi querido viejo papá cuan el Sr. Wigs estaba aquí.

    Lo llamé para su tostada, pero el aún no estaba del todo listo para entrar. Verlo deambular por el jardín me hizo darme cuenta de que de una u otra manera, tendría que aceptar la pérdida de Jake y seguir adelante, a pesar de que sabía que no sería fácil, también sabía que esta pequeña alma nos ayudaría.

    ––––––––

    El can cómico

    SIGUIENDO ADELANTE 2010

    El verano estaba llegando a su fin ¡y agosto había sido el más helado desde 1993! Pronto, el caleidoscopio de colores que es la Madre Naturaleza declararía la llegada del otoño, tiempo de desenterrar esas botellas de agua caliento para las frías noches que se nos venían.

    Visitamos las Burghley Horse Trails una vez más a principios de septiembre. Solo unas semanas luego de perder a Jake, era inevitable que esta salida trajera montones de recuerdos de los tiempos felices que habíamos pasador con él y Spike, pero estaba preparada para arriesgarme. Esta visita era un tanto oficial, ya que era en nombre del rol de Iain como asesor financiero representando al banco para el que trabajaba e involucraba entretener a clientes en la tienda de hospitalidad, pero esta invitación no se extendía a su esposa y a su perro.

    Sin embargo, ya que sentía que necesitaba hacer algo para animarme, decidí que iría y me podía entretener sola hasta que los codeos y las cosas corporativas se acabaran, y luego podríamos pasear un poco y comer algo.

    ¡Siempre hay tantas variadas y deliciosas opciones para elegir!

    Spike no se nos uniría en esta oportunidad. Sabía que habría amado la salida, pero ya no podía caminar muy bien, así que los padres de Iain amablemente aceptaron recibirlo durante la tarde para que yo pudiera ir. No lo dejábamos a no ser que fuera absolutamente necesario, incluso lo llevábamos con nosotros de compras (mientras no hiciera mucho calor) y él era feliz de recostarse en el asiento trasero a dormir su siesta ¡pero solo después de haber encendido las luces intermitentes! De alguna manera, aún era capaz de pasarse al asiento delantero para hacerlo, pero casi siempre estaba en el asiento de atrás cuando volvíamos. A él le gustaba ir a visitar a sus abuelos, así que no habría ningún problema, o eso pensamos.

    Con Spike donde sus abuelos, salimos en dirección a Burghley House en Stamford. Una vez allí, Iain se fue en búsqueda de la enorme tienda que el banco había dispuesto y yo fui a ver qué había en los puestos. Como siempre, había tantos, ofreciendo todo tipo de cosas únicas e inusuales. Hice una lista mental de los puestos que visitaríamos más tarde con Iain y luego del tiempo acordado volví al punto junto a la enorme tienda donde habíamos cardado encontrarnos. Él ya estaba esperándome y puedo ver por su expresión que tenía algo en mente.

    Estaba en lo correcto...

    No iba a poder escabullirse como tenía planeado, pero esperaba no demorarse mucho (clientes a los que sonreír, gente con la que hablar, blah, blah, blah), así que acordamos encontrarnos nuevamente en treinta minutos. Sabía que no tendría ningún problema entreteniéndome sola y volví a perderme entre la multitud.

    Siempre hay muchos perros en el evento ¡pero no estaba preparada para encontrarme de frente con un clon de Jack! Como un imán, me acerqué en un santiamén, poniéndome en cuclillas frente a él con el familiar saludo de ¡Hola, Staffy! Este chico podría haber sido el gemelo de Jack, incluso hasta el pequeño rayo en su pecho era idéntico. Tenía once años ¡y su nombre era Jack!

    ¿Puedes creerlo?

    ¡La pobre pareja debe haberse estado preguntando qué los golpeó! Los ataqué con mi historia, forzándolos a escuchar todo acerca de mi Jack (¡eso les enseña a no hablar con mujeres extrañas!) Estaba muy orgullosa de mí misma por no llorar, pero, al alejarse Jack y sus dueños, pude sentir como se me llenaban los ojos de lágrimas. Tiempo de irse y buscar a Iain.

    Debí haber estado molestándolos con mi historia por los treinta minutos (nunca) porque Iain estaba esperándome (de nuevo) cuando volví a la tienda. Le conté acerca de haber conocido a Jack y de lo mucho que se parecía a nuestro Jakey. Tratando de animarme, me dijo que no podía pasearme abordando a todas las personas con un Staffy Rojo y, cuando se percató de que no había visitado ninguno de los puestos porque había estado charlando tanto tiempo, ¡dijo que la pareja probablemente había tenido que ir a la tienda de primeros auxilios para tratar los oídos que les había dejado sangrando después de tanto parloteo!

    ¡Que imprudente! ¡No se reiría cuando no lo deje beber cerveza en la cama esta noche!

    Luego me dijo que se tendría que quedar hasta más tarde para entretener a sus clientes (¡qué lástima!), por lo que yo debería irme y buscar algo para comer, ya que él comería algo del elegante buffet del área de hospitalidad. ¡Puedes imaginarte lo absolutamente encantada que estaba al escuchar eso! Pobre hombre, forzado a cenar elegantes canapés y beber cerveza gratis ¡todo un mártir! ¡Espero que el banco se dé cuenta de lo afortunados que son de tener un empleado que va más allá del deber! ¡Él abría disfrutado mucho más su tarde siendo arrastrado de puesto en puesto conmigo!

    También le habían ofrecido llevarlo a casa ... ¿en caso de que me quisiera ir? ¡Por supuesto que sí! Yo ciertamente no tenía ninguna intención de comer sola así que, siendo la obediente esposa que soy (y a regañadientes) y con una sonrisa que pondría orgulloso a cualquier psicópata, le deseé una buena tarde (¡por supuesto que no lo hice!) y fui a buscar a Spike.

    Llamé al papá de Iain y le dije que iba en camino. Cuando me estacioné frente a la casa pude ver la silueta de un perro a través de la puerta de vidrio. Spike estaba esperándome.

    ¡Le deben haber dicho que venía!

    Cuando entré, su cola, como siempre, está meneándose.

    — Hola, Spikey, ¿me estabas esperando? ¿me extrañaste? —dije, mientras acariciaba su cabeza.

    El

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