Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Fuego y Cadenas: Vida y Felicidad, #2
Fuego y Cadenas: Vida y Felicidad, #2
Fuego y Cadenas: Vida y Felicidad, #2
Libro electrónico250 páginas3 horas

Fuego y Cadenas: Vida y Felicidad, #2

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Son miles las cadenas que nos acechan buscando deborar nuestras vidas, el alma, la luz que hemos recibido, el fuego que estamos llamados a ser. Estas cadenas las interpreto como vicios que se disfrazan de acciones o conductas humanas. El proposito de nosotros es el de elevarnos por encima de nuestra naturaleza y alcanzar a traves de la lucha espiritual, encender en nosotros el fuego que viene de lo alto y por el cual existimos, dando asi un nuevo sentido a nuestro modo de vivir en comunidad. Pronto las cadenas que nos hacen sufrir se desploramaran por medio del fuego que en nosotros resurgira una vez que terminemos de leer este libro que abarca un nivel decisivo sobre nuestra marcha que nos dirige hacia la felicidad. Si leiste Roca y Arena, la lucha psicologica, aqui veras el fuego naciendo en tu corazon y alma para alcanzar la consciencia plena en el tercer nivel espiritual, el tercer libro que ya esta en camino: Diamante y Diadema. Levanta tu rostro, agarrate del fuego interior por el que ahora continuas aqui y saca lo mejor de ti ante cada situacion que te ha tocado. 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2020
ISBN9781393433491
Fuego y Cadenas: Vida y Felicidad, #2

Lee más de D. S. Drwinland

Relacionado con Fuego y Cadenas

Títulos en esta serie (3)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Autosuperación para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Fuego y Cadenas

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Fuego y Cadenas - D. S. Drwinland

    D. S. Drwinland

    ––––––––

    Del Autor de Roca y Arena

    Índice

    Del Autor

    Advertencia

    Una voz de aliento

    Eres un tonto

    Cadena del orgullo

    Cadena de la confusión

    Fuego del destino

    Fuego de la Paz

    Cadena de la angustia

    Cadena de la calamidad

    Fuego de la verdad

    Fuego de la justicia

    Cadena de la impaciencia

    Cadena de la indiscreción

    Fuego de la humildad

    Fuego del silencio

    Cadena de la incertidumbre

    Cadena del sufrimiento

    Fuego de la bondad

    Fuego de la fe

    Cadena del espanto

    Cadena de la tortura

    Fuego de la esperanza

    Fuego de la revelación

    Cadena de la ignorancia

    Cadena del odio

    Fuego de la disciplina

    Fuego de la sabiduría

    Cadena de los lamentos

    Cadena de los Espíritus inmundos

    Fuego de la gloria de Dios

    Fuego de la mansedumbre

    Cadena del rechazo

    Cadena del suicidio

    Fuego de la vida

    Fuego del Espíritu Santo

    Cadena de la precariedad

    Cadena de la frustración

    Fuego de la prosperidad

    Fuego del amor

    Cadena de la infidelidad

    Fuego de la Pureza

    Sin cadenas

    Epílogo: Somos fuego

    Biografía

    Dedicado a mi querida abuela

    Enriqueta Lantigua

    Quien supo orientarme hacia el fuego de Dios

    Descansa en la paz de su amor

    Del Autor

    Cada día despertaba con la esperanza de encontrar el nombre idóneo para un libro que lograra despertar mi interés más allá de las palabras y una amena lectura. Por extraño que parezca, acontecimientos cotidianos fueron tornando este título en algo real.

    Una mañana fui al mecánico para flojar la tuerca de uno de los neumáticos de mi carro, la cual estaba presionada por la oxidación. Ninguna llave logró hacerlo. El mecánico buscó un soplete, lo acercó a la tuerca y empezó a darle fuego. Yo le miraba en silencio, cuando de repente se le ocurrió decir una frase que marcó la primera entrada de este libro: El fuego lo remueve todo.

    Esa frase quedó impregnada dentro de mi alma. No la saqué de mi cabeza en los próximos días y la guardé en una nota. La memoricé y le di vueltas. Me hacía preguntas: ¿Qué debo remover de mi alma? ¿A qué fuego me puedo referir al momento de quitar algo malo de mi? Siempre he sabido que el fuego es infierno, es malo, que solo destruye, quema y lastima. Nunca he sabido de otro fuego.

    Otro día, después de esos acontecimientos tan extraños, mi hijo mayor (tres años en aquel momento), jugaba con unas esposas de policía que tenía de juguete. Le había desprendido su pequeña cadena que unía ambos aros. Me la trajo. Desde aquel día comencé a mirar la cadenita de seis anillos amarrándose uno del otro.

    La inspiración del cielo no tardó en llegar a mi alma: ¡eso es!

    Para remover las cadenas de acero que vienen del mismo infierno a torturarme cada día, yo debo invocar el fuego del Espíritu Santo para que remueva todo ese mal que quiere perturbarme y alejarme de Dios.

    Bueno, no solo eso, ese fuego limpiaría mi alma de toda tentación, maldad y pecado. Me haría una persona capaz de amar y ayudaría a conseguir la tan anhelada fe que he estado buscando todo este tiempo.

    El infierno no es un océano de fuego, el cielo lo es. En el infierno solo hay cadenas que vienen una tras otras para arrastrarnos forzadamente hasta sus lóbregos manantiales de inmundicia y sufrimiento.

    Dentro de este libro que ahora posees, espero que puedas encontrar la chispa de tu alma que ha estado siendo atacada y torturada por esas cadenas que inteligentemente llegaron sin aviso a nuestras vidas y que, de un modo u otro, consiguen que dispongamos toda nuestra capacidad y fuerza para darles el derecho y la potestad de hacer de nosotros almas llenas de tinieblas, vagando en los vacíos del eterno sufrimiento.

    Si antes de leerte este libro estás atravesando por una situación, un proceso delicado de tu vida, si no estás de humor para hacer nada, si sientes que perdiste el ánimo para levantarte y prefieres quedarte tirado, si ya no confías, si perdiste la fe, prefieres consumirte dentro de enfermedades, preocupaciones, depresión, falta de entusiasmo por el trabajo, estudio, familia, si estás metido hasta aquí o en peor lugar que estos enmarcados, te pido de favor que te leas este libro con el corazón en las manos y una entrega filial sin límites logrando con ello que  tu  mente y tu alma prisionera se liberen en el nombre santo de Dios.

    Desde que viste el título del libro, espero que hayas empezado a experimentar las mismas sensaciones que yo cuando lo formulé. Fuego y Cadenas es una abreviación sobre el cómo se romperán las cadenas que ahora mismo están atando tu corazón. Esto será posible con el fuego que renueva y remueve cada cosa oculta en tu interior por miedo y vergüenza a expresarlo.

    Quiero darte la bienvenida a tu primer nacimiento. Las cadenas que te atan y te hacen sufrir, se romperán desde hoy y para siempre con tu disposición y la ayuda de Dios.

    Y, si lograste leer esta introducción sin ser un creyente vivo de Dios, de igual modo, te pido que no huyas de tu capacidad de razonamiento a lo que verás aquí, porque es todo un reto para quien piensa que no todo es posible.

    Hace mucho tiempo logré conseguir entender mejor lo que era abrir un camino. Espacio durante el cual logré comprender lo que era ir quitando todos los obstáculos frente a mi y así lograr allanar el sendero tan turbulento que había al frente. Pero necesitaba las herramientas. Necesitaba algo más para ir abriendo este camino y no sólo mis pasos, era algo más.

    Cuando me di cuenta de que estaba sumergido entre tanta maleza, no podía ver el horizonte. Así que, necesitaba algo para cortar todo eso que impedía que viera más allá. Y logré hacerlo. Esta herramienta se llama fe, verdad, amor, esperanza. De esto se trata todo.

    La vida no es más que vida. No hay muerte allí donde estás ahora, si Dios está contigo. La muerte cobra poder en tu vida porque se lo permites. Así es como va apagando tu entorno y todo se destruye al final.

    Pero lo que es decir: debes tener valor, fuerzas, fe, amor, es mucho más que simple y fácil. Todos sabemos decir eso, pero nadie sabe cómo conseguirlo.

    ¿Cómo consigo tener valor? ¿Qué tal la fe, o el amor? Es tan fácil decirlo, pero es extraño que alguien sepa decirte qué significa tener alguna de estas virtudes, por el sencillo hecho de que no tienen ninguna. No han conseguido nada de lo que te exigen. Tampoco han tenido experiencia alguna con unas de ellas, porque no saben siquiera lo que es tener fe, amor, valor, entrega, felicidad expresado en acciones a través de la vida.

    Todo está bonito en la teoría. Por eso hace falta encender en nosotros ese fuego divino que nos mueva a vivir a Dios de una manera única, concreta, a través de los hechos, porque hechura de su imagen somos.

    Advertencia

    Este libro tiene como consecuencia el resultado positivo en personas que viven o han vivido sumergidos en tempestades, vicios, pruebas y tentaciones que nunca han entendido el porqué de las mismas o que continúan siendo prisioneros de tales sufrimientos y quieren liberarse.

    Con el fin de comprender mejor las intenciones de las pruebas, la liberación de toda tentación y la lucha contra el mal a través de este libro, considero apropiado que el lector tenga como única razón importante las pautas que daré para llegar a los más profundo de dicho mundo y con la intervención del Espíritu Santo, en quien creo, conquistar la libertad para la que hemos nacido.

    Te pido de gran favor, tú que lees estas páginas, no tengas miedo de ver el milagro de Dios en tu vida. Ten el coraje y la certeza de que su amor está abrazando todo tu ser en este momento y nada ni nadie te puede arrebatar esta presencia que es tuya por voluntad divina.

    Si sientes que te duele algo mientras lees este libro, es por la única razón lógica: todo lo que sana provoca dolor, pero solo al principio. Cerraremos las cicatrices de tus heridas con el fuego puro del amor de Dios y sanarás para continuar viviendo en su gloria infinita y eterna.

    Prepara tu equipaje, ponte cómodo y empieza a caminar hacia tu interior, donde está resguardada la luz que Dios ha puesto para sanarte y llenarte de su gozo sin fin.

    Vamos juntos a comprender el modo en que trabaja, porque hay altas y bajas en cada camino que recorres. Solo necesitas saber que no debes tener miedo de nada, sino llenarte de fe, cosa que ahora no entiendes, pero lo harás.

    Dios guíe tu caminar y el mío también, pues yo voy a tu lado y detrás de Dios como tú también. Todos somos uno en su amor. ¡A empezar la nueva vida!

    Nota: si crees que al finalizar de leer este libro consideras que merece tu opinión sobre el cambio que ha hecho en tu vida, te pido que me ayudes a difundirlo con tu comentario en tus redes sociales.

    Gracias.

    Una voz de aliento

    ...El los bautizará con

    Espíritu Santo y Fuego

    Mateo 3, 11

    Al verse rodeado por tantos árboles, su impresión quedó conmovida. Lianas de gruesos pliegues descendían por montones. Sonidos estridentes de animales gruñendo, gimiendo, silbando, rumiando, daban un tono espeso al ecosistema tan nutrido y abastecido de vigorosa emoción y vida. 

    Su miedo salió disparado al entrar en tan impensable paisaje. Un paraíso celestial dominaba dicho lugar con seguridad. 

    Queriendo abrazar tanta magia frondosa esparcida por tan basta extensión de arbustos, se acercó a un árbol, que por sus cachazas secas y líneas retorcidas, follaje enmarañado sobre su cúpula, enmarcaban su edad a cientos de años atrás y le hizo una plegaria:

    —Ora por un viejo acabado como yo, tu que has vivido y cruzado por las infinitas experiencias de esta vida, que te has visto marchitado y con la fe que retoza en toda criatura mortal te has puesto de pie una y otra vez. Ora por mi que he sido un cobarde y con todas las esperanzas del mundo me había lanzado al egoísmo infame de mi desgracia olvidando a mi hijo querido y a mi esposa amada. Ora por mi árbol de la vida, conocedor de Dios. 

    Sus lagrimas pronto enjugaron de alegría las raíces y el espíritu de aquel mastodonte anciano, dejándolo compasivo ante tan bella oración. 

    La brisa que precede a la lógica con el canto imperioso zumbaba su melodía. Sacudió las ramas del árbol que, en un emotivo arranque de paz, quiso hablarle al hombre perdido. 

    —Amigo. —Parte de su tronco guarda la formación evolutiva de sus años como si hubiese talado un rostro a raíz de los tormentos que la sabiduría le había agraciado y movió sus mesuradas cachazas hasta dejar un hueco oscuro en su garganta y continuó con la charla—. Parte de la vida es aceptar que somos aprendices, no torpes. Que somos criaturas pequeñas, no insignificantes, que somos hechos del mismo autor de la vida, aunque con diferentes dimensiones, a veces proporcionales. Me ha costado mucho poder hablar, quien sabe cuánto más poder caminar. Al verte abatido por el gran amor que tienes, he decidido mostrarme y decirte lo que pienso de ti: eres un ser humano excepcional. 

    No era posible. Un latido en el corazón de Ramiro aventó una marejada de sentimientos e ideas preguntándose cómo podría llamársele ser excepcional a tantos años de irresponsabilidad, grosería, maltrato, engaño, vicios, descuido. Las lagrimas bañaron silenciosamente su rostro. El árbol había tocado el profundo ser escondido del hombre. Llegó a conectar su infame tropiezo con la infancia. No fue preparado para afrontar tales movimientos que desgraciadamente vienen cuando se baja la guardia. No encontró personas que como aquel árbol pudieran aprender darse a la vida. 

    —Mi consejo, —prosiguió el árbol decidido y con voz gruesa— cuando has encontrado pureza bajo los escombros de tu pellejo, podrás encontrarla en el resto de los demás. Hay piadosas almas que buscan hacer felices al resto del mundo sin considerarse primero hijos de la vida. Hay quienes llenos del sabor amargo de la muerte arrastran sufrimientos, penas, dolencias, traumas, delirios, tormentos, noticias negativas y al encontrarse con otro ser vivo, le quieren compartir dicha carga o desgracia. ¡Insensato! Revuélcate en el lodo de tu ineptitud y echarás raíces. Acepta que no siendo nadie, eres Todo: luz, paz, sabiduría, verdad, esperanza, fe y caridad. No hay muerte en un corazón preparado. No existe tristeza en un corazón convencido de su naturaleza y de su amor. Yo muy bien pude darte muerte en venganza por aquellos hombres que han talado millones de árboles y no lo he hecho, porque quiero ser el primero en ser feliz para compartir mi felicidad. Quiero ser el primero y así debe ser en todos los siglos. ¡Rompe con tu pasado y construye tu presente siendo mejor en todo lo bueno! Eleva el fuego escondido dentro de ti.

    Lágrimas recorrían las mejillas de Ramiro como quien se arrepiente de haber sido tan negligente con su vida. Al gemir con estruendoso desahogo, sus pensamientos afloraban escenas que debió comprender mejor antes de llegar hasta el bosque que le recibía con amor.

    —¡Tienes que dejar la bebida Ramiro! —Agitaba Dahiana, su esposa, al verlo consumirse en un vicio que le impedía compartir con su familia—.

    —¡Y tú deberías dejarme tranquilo! Si bebo es mi problema. ¡No te metas!

    —Mira más allá de ti —entona el árbol parlanchín—. Encuentra la llave para abrir la puerta.

    Ramiro secó sus lágrimas con su muñeca y al ver las raíces del árbol surgir de la tierra y querer dar un paso de gloria, el colosal anciano dio un suspiro enorme de esfuerzo queriendo desenterrar sus raíces y caminar por primera vez.

    —¿También puedes caminar? —Se emociona Ramiro al ver tan dichoso milagro—.

    —Lo hago ahora. No puse en mi mente que no podía. Solo quería hacerlo y al unir mi esfuerzo, la voluntad y el corazón, pudo ser posible. A esto le llamo fe.

    Ramiro volvió sus recuerdos al momento en que nada le importaba desde que se había casado. Las tristes y comunes escenas de Dahiana gritándole por inusitadas situaciones que podían resolverse con simples y calmadas palabras de amor o con un sencillo acto de respeto, lo volvían ansioso y desentonado. La ira le recorría el alma al sentir que se fastidiaba. No tenía remedio que maltratarla verbal y psicológicamente.

    —Eres peor que una pesadilla. Hazme un enorme favor y déjame tranquilo. No puedes encontrar nada de bueno en mi y por eso tengo que esforzarme en lo peor, porque eso es lo único que puedes destacar de mi que, aparentemente, soy tu esposo. ¿Te imaginas si esto continúa así para cuando tengamos hijos? Sería una barbaridad.

    Bajó los hombros y respiró hondo intentando calmarse. Dahiana estaba estupefacta por el criterio juicioso de su marido. Apenas llevaban dos años de matrimonio y el pago del alquiler y demás deudas se habían convertido en la principal prioridad del hogar. Nada era más importante. La expresión común: Todo es dinero, se había convertido en el sermón del día. Las caricias se alejaban e igual los actos conscientes de amor. Una ruptura se aproximaba y un pequeño error en los detalles podía iniciarla.

    —Pensar en el pasado es doloroso, ¿verdad? —Interrumpió el árbol sintiendo los pensamientos de Ramiro cruzarse por su mente.

    —No lo puedo evitar. Pude haber hecho mejores las cosas. Toda mi vida ha sido un desastre. Desde que nací no he visto más que dolor y sufrimiento a mi alrededor. Experimentar la soledad y las necesidades básicas de un ser humano, siendo niño, es muy traumático. De haber sabido...

    —Es imposible. —Volvió el árbol a interrumpir con sereno acento de su corteza—. Nadie puede saber lo que sucederá. Pero todo puede mejorarse. Lamentar no ayuda. Tomar experiencia de lo sucedido sí. Responsabilizarte. Si sabes que no hiciste bien, ahora lo harás. Nada es del pasado o del futuro. Todo sucede ahora. Esto es lo único que existe. Ahora fallaste, ahora te levantas y lo arreglas. Para Dios es lo mismo un día que mil años. No te inquietes, pues Dios, la vida, la verdad y la luz son el ahora. Este es el Reino de los Cielos, este es el fuego que debes volver a encender.

    Ramiro consternado por tan sabías palabras no sabía que reacción ejercer. Su cuerpo se había aquietado y con su rostro pálido y lleno de paz, disfrutó de la brisa fresca que sacudía las ramas de todos aquellos árboles benditos.

    —Escribe tu historia. —Dijo el árbol emocionado—. Así no sufrirás en carne propia el lamento de esta. Escríbela para aquellos que buscan un consuelo en sus vidas, para aquellos que necesitan ver milagros, para aquellos que no creen de corazón y por aquellos que buscan comparar sus vidas con las de otros que han pasado igual tormenta. Por aquellos que ya se rindieron y necesitan una mano amiga que les ayude a levantarse, por los que perdieron su capacidad de lucha espiritual, por cada uno de ellos.

    —Entonces, —Conmovido Ramiro elevó su voz al bosque completo—¡eso haré ahora!

    —Qué bien por ti Ramiro—susurró el árbol con calma—. Lo que verás ahora, te abrirá los ojos del alma. Tu hijo enfermo sanará y tu alma cantará de gozo por tantos milagros que descubrirás. Ve en paz, en calma y no descuides tus pasos. Vive primero, escribe después. Nos veremos pronto.

    Eres un tonto

    Hizo lo que el árbol le dijo.

    Continuó un camino empinado hacia un lugar desconocido en busca de una planta con específicas instrucciones por parte del doctor de su hijo.

    Rubén, de apenas siete años, jugaba emocionado en el patio de la casa corriendo en círculo y buscando alcanzar las mariposas. Estaba al cuidado de Ramiro aquel día y los problemas en su cabeza sobre pagos de facturas, incomprensión en su relación y consigo mismo le habían llevado al vicio por el alcohol.

    Se emborrachó por completo y se había sentado en la escalera del patio para vigilar a su hijo. Pero Ramiro estaba nadando en los mares de su pasado.

    Rubén, tropezó con algo y se golpeó la cabeza quedando inconsciente.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1