50 acciones para mejorar tu karma

Por Josep Lopez Romero

El buen karma puede trabajarse para modificar nuestra energía presente y mejorar nuestra vida actual. De acuerdo con varias religiones dármicas, es una energía metafísica (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. Cada una de las sucesivas reencarnaciones está condicionada por los actos realizados en vidas anteriores.
Este libro te da las claves, a través de 50 buenas acciones, para mejorar tu karma y mantenerlo en un estado positivo. Deja al buen karma ser tu guía.

• Idioma: Español
• Editorial: Josep Lopez Romero
• Fecha de lanzamiento: 12 may 2020

Josep Lopez Romero

Josep López Romero (1967) is the author of 12 books, including The Courage of the Samurai and The Colours of Dreams, translated into many languages. Apart from his work as a communicator and writer, Josep has also kept very busy during the last two decades providing coaching for authors. Some of his “trainees” have later won international acclaim.@joseplopezcoachingJosep López Romero (1967) es autor de 12 libros, entre ellos "El valor del samurái" y "Los colores de la ilusión", traducidos a varios idiomas. Además de su trabajo como comunicador y escritor, Josep también se ha dedicado durante las últimas dos décadas a practicar el coaching de autores. Algunos de sus "coachees" han obtenido reconocimiento [e-mail]

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50 acciones para mejorar tu karma

Josep López Romero

Qué es el karma

La palabra karma, de origen sánscrito (el sánscrito es una lengua clásica de la India), significa etimológicamente acción. Por eso, cuando hablamos de buen karma nos estamos refiriendo a las buenas acciones, y de forma más específica a las buenas acciones intencionadas.

Pero karma es algo más: es una energía invisible que se deriva de los actos de las personas y que pervive de una vida a otra, entendiendo que nuestra vida actual es sólo una de las múltiples reencarnaciones que todos experimentamos a lo largo de nuestra existencia espiritual. De hecho, esa energía se va transformando en cada encarnación en función de nuestros actos, que condicionan las futuras reencarnaciones.

En un sentido práctico, podría ser algo así como el debe y el haber en la cuenta de explotación de nuestra vida, entendiendo ésta no sólo como nuestra encarnación actual, sino como las diferentes encarnaciones hasta que alcanzamos la iluminación mediante nuestro perfeccionamiento.

En las siguientes páginas veremos cómo aplicar esta idea a nuestra vida cotidiana para lograr paz y serenidad, y en última instancia alcanzar la plenitud espiritual, pues la verdadera paz y felicidad, como sin duda ya sabrás, no se compra en los grandes almacenes: sólo se puede ganar creando un buen karma que alcance a todos los ámbitos de nuestra vida.

La ley del karma es una de las bases de las religiones dármicas, entre ellas el budismo y el induísmo. Sin embargo, su seguimiento no tiene necesariamente que ver con práctica religiosa de ningún tipo. De hecho, es natural, universal e inevitable, lo cual quiere decir que aunque no hayamos oído hablar de ella, o no la entendamos, nos afecta igualmente.

Como sucede con los conceptos e ideas que llegan a nosotros de forma indirecta, entremezcladas en frases cogidas al vuelo o leídas en alguna revista entre consejo y consejo para tu bienestar, el karma también es en ocasiones mal entendido en Occidente. A menudo se confunde con ideas similares, o incluso contrapuestas, como veremos a continuación.

Karma, por ejemplo, no es lo mismo que destino. Cuando alguien sufre una desgracia y otro dice: Es su karma, como si dijera es su destino, no está usando esta expresión de forma precisa. Según la ley del karma, no existe un destino escrito para cada uno de nosotros, no existe la fatalidad, es decir, algo que sucederá con independencia de nuestros actos. Existe el libre albedrío, que es la libertad de obrar por reflexión y elección.

También, según la ley del karma, existe la causalidad, es decir, las cosas que nos suceden en esta vida tienen una causa, a veces situada en nuestra vida actual y a veces en anteriores existencias carnales. Nada sucede porque sí, pero no porque esté escrito, sino porque todo es consecuencia de nuestras decisiones y acciones precedentes. No hay ninguna casualidad, por ejemplo, en el proceso del nacimiento: el alma que proyecta una nueva personalidad se encarna en el ambiente necesario para equilibrar su karma y promover su crecimiento. Aunque no sea consciente, es una elección.

Otro error común a la hora de considerar el karma es creer que opera como un especie de cuenta corriente espiritual, de modo que en un momento de nuestra vida podemos hacer muchos depósitos positivos y así tener saldo para cometer luego acciones negativas o perjudiciales para otros. Este es un pensamiento egoísta. En el karma no hay saldo, aunque sí algo parecido a un balance vital. Una mala acción no se justifica con muchas buenas acciones precedentes. De hecho, lo importante en la ley del karma no es actuar para salvar la propia alma, sino para llegar a entender profundamente que la vida de los demás es tan preciosa como la propia, y en consecuencia actuar de forma altruista por puro convencimiento.

El movimiento se demuestra andando, así que veamos cómo practicar estos conceptos y cómo mejorar tu karma a través de estas 50 acciones.

1. Cuidar las relaciones

El amor es, probablemente, el sentimiento más poderoso e intenso que experimentamos los seres humanos. Podemos expresar amor de muchas maneras, pero la más habitual es a través de nuestras relaciones con otras personas, con nuestros padres, hermanos, amigos, colegas, vecinos, amantes, parejas, etc.

El amor puede expresarse de forma egoísta y posesiva o bien altruista, pero en ambos casos es una fuente inagotable de generación de buen o mal karma. Por eso es básico dedicar tiempo y energía a cuidar nuestras relaciones con otras personas e intentar que sean una verdadera expresión de amor.

Tú, como todos, necesitas amor para vivir plenamente, incluso se podría decir, como en la canción de los Beatles, que lo único que necesitas es amor. Pero el amor no se puede exigir, ni siquiera se puede tomar de otra persona si esa persona no nos lo da. La única manera de obtener amor, aunque pueda parecer una paradoja, es darlo. Si vives tu vida con una mente abierta, un corazón cálido y afecto hacia todo el mundo crearás las condiciones para experimentar una vida plena.

Para conseguirlo, debes prestar tanta atención a cuidar tus relaciones como al resto de cosas que haces a diario. Y hacer un verdadero esfuerzo por sentir afecto también hacia las personas que no te lo muestran, o que te expresan justo lo contrario. Si logras hacer esto, estarás creando el karma necesario para recibir amor y felicidad en el futuro, y no sólo eso, sino que empezarás a experimentar eso mismo en la vida presente.

Te propongo un pequeño ejercicio. Piensa en tu mejor amigo/a y recuerda cuándo os conocísteis. Fíjate en que hasta aquel momento esa persona no estaba en tu vida, es decir, era una persona desconocida para ti y en ningún momento habías supuesto que con el tiempo se desarrollaría entre vosotros o vosotras una gran amistad. Ahora piensa en alguna persona, amigo/a o novio/a, que en cierto momento de tu vida fue fundamental para ti y que después de un tiempo, por la razón que sea, dejó de serlo, de manera que en la actualidad no significa nada especial para ti. Ambos ejemplos te pueden dar una idea de cómo un desconocido puede acabar siendo un gran amigo y cómo un gran amigo puede devenir casi un desconocido. Como explicaba Buda en sus enseñanzas, las relaciones cambian con el tiempo, por lo que es aconsejable considerar a todo el mundo de forma amorosa para no crear mal karma.

Cada nueva relación es al mismo tiempo una opotunidad y un reto. Aunque no tratamos igual a un hermano que a un compañero de trabajo, la esencia de todas las relaciones es la misma: abrirse de mente y corazón. Sin duda, no sentirás aprecio por toda nueva persona que conozcas, pero