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No estar muerto no es estar vivo: Hacia la esencia de lo que realmente soy
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No estar muerto no es estar vivo: Hacia la esencia de lo que realmente soy
Libro electrónico328 páginas4 horas

No estar muerto no es estar vivo: Hacia la esencia de lo que realmente soy

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Información de este libro electrónico

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No estar muerto no es estar vivo, es un libro que pone sobre la mesa un tema insoslayable: la gran responsabilidad que significa ser humano y, sobre todo, la gran responsabilidad que nos debemos a nosotros mismos como ejes de transformación, ya como individuos y como miembros de una sociedad. El libro explica, de manera detallada, cómo podemos entrar a ese camino de transformación humana a través de la búsqueda de un PROPÓSITO de vida. Este libro está escrito con la intención de INSPIRAR y MOVILIZAR al lector para que actúe una serie de ejercicios y actividades que finalmente le permitirán conectar con su propósito de vida.

El libro no sólo presenta un método –CÓMOs–, sino que, generosamente, proporciona todos los conocimientos necesarios para entender los QUÉs y los PORQUÉs. Por medio de información muy precisa, comprendemos cómo, a partir de la propia comprensión de nuestra configuración cerebral, podemos reordenar y reconfigurar la manera en la que, hasta ahora, hemos enfrentado al mundo.

No estar muerto no es estar vivo es un libro fácil de leer, transparente, profundo y honesto. Parte de los conceptos y percepciones que se incluyen en él no son inherentemente ciertos o falsos, correctos o incorrectos. Simplemente reflejan los RESULTADOS del autor, así como los resultados conseguidos por una parte importante de los miles de personas que han pasado por sus programas y talleres durante los últimos años.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 mar 2020
ISBN9788417300654
No estar muerto no es estar vivo: Hacia la esencia de lo que realmente soy

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    Vista previa del libro

    No estar muerto no es estar vivo - Dosindo Blanco Arias

    Bibliografía

    Agradecimientos

    Escribir un libro parece un asunto individual, pero la realidad es que, si quieres que lo lean miles o —como yo quiero— cientos de miles de personas, se requiere de todo un equipo.

    En primer lugar me gustaría dar las gracias a mi Madre y a mi Padre por haberme puesto en esta dimensión y haberme inculcado gran parte de los valores que me definen como persona. Consigo sentir en la distancia el gran respeto y admiración que me siguen proyectando.

    Quiero darle las gracias a mi compañera de vida Silvia por su amor infinito y por apoyarme en los momentos difíciles. Eres, sin duda, una gran Maestra y una Musa para mí.

    También quiero darle las gracias a mi hermana Pura por dejarme el espacio que he necesitado para hacer lo que vine a hacer aquí. No cuestionar ni juzgar las decisiones que tomé durante los últimos años representan la forma más genuina de cariño, respeto y lealtad que cualquier persona puede tener a su alcance. ¡Eres un ser admirable, Pura!

    Agradezco las muestras de afecto y confianza de Carlos, Albert, Tony y Ricardo. A pesar de que los tengo lejos, siento el calor de su amistad todos los días.

    Va otro gran «gracias» para el Equipo de BIG THINKERS y otros colegas de profesión que me han abierto los ojos a la hora de depurar muchos conceptos incluidos en este libro.

    Por último —y no menos importante— quiero transmitir una profunda muestra de agradecimiento a los miles de alumnos que han pasado durante los últimos años por mis conferencias, programas, seminarios y talleres ya que a través de ellos fui capaz de comprender muchos conceptos conectados con la verdadera sabiduría. Sin ellos este libro no hubiera visto la luz.

    Muchas GRACIAS a todos por vuestro AMOR.

    Introducción

    ¿Por qué tendría yo que leer este libro?

    La felicidad es la finalidad última

    de la existencia humana.

    ARISTÓTELES

    A veces se nos dice que podemos ser quienes queramos ser, que podemos conseguir todo lo que nos propongamos, y eso es real pero muy poco práctico, ya que vivimos en un mundo capitalista que no premia la LUZ y, además, nuestro tiempo es limitado. Diseñar una vida plena implica una combinación de ESPIRITUALIDAD y PRAGMATISMO. La espiritualidad representa la esencia del proceso y conecta con descubrir quiénes somos realmente, mientras que el pragmatismo está representado por un conjunto de herramientas que nos permiten canalizar eso que realmente somos —nuestra LUZ— en el sistema capitalista que nos ha tocado vivir. Si no logramos un balance entre lo espiritual y lo pragmático corremos el riesgo de vivir una vida vacía, llena de dinero, o bien una vida llena de espiritualidad y limitada en dinero.

    Hay dos formas de vivir la vida. Una está representada por el modelo por el que apuesta la gran mayoría de las personas que consiste en «hacer lo que toca hacer» y luego descubrir PARA QUÉ estamos en esta dimensión y pasar a «hacer lo que realmente vinimos a hacer» en esta vida. La otra conecta con descubrir PARA QUÉ estamos en este mundo y a partir de ahí diseñar y crear la vida que realmente queremos y merecemos.

    ¿Somos realmente felices con lo que estamos haciendo «ahora»? ¿Estamos en condiciones de ponerle nombre y apellidos a lo que para cada uno de nosotros representa ser felices? De no ser así, ¿qué es lo que realmente DEBERÍAMOS estar haciendo? El problema sutil y aberrante es el «deberíamos» que nos aleja de nosotros mismos, nos arrebata la identidad y, en muchos casos, nos tiene viviendo una vida ajena que para nada coincide con la esencia de lo que realmente somos. ¿Debería dedicarles más tiempo a las personas que realmente amo? ¿Debería cambiar de trabajo? ¿Debería emprender? ¿Debería ser fiel a mis verdaderos valores? ¿Debería…? Todas estas preguntas nos alejan de nuestro propósito, de nuestra razón de ser, de nuestra verdadera esencia. Estas preguntas nos alejan de lo que tanto anhelamos porque finalmente terminan REFORZANDO NUESTRAS CARENCIAS. Si realmente existen importantes «debería» en nuestras vidas, entonces deberíamos identificar nuestros dones y nuestras lecciones de vida, deberíamos apostar por hacer lo que realmente amamos hacer y deberíamos apostar por ayudar y servir a los demás a través de eso que amamos hacer. Pero, sobre todo, deberíamos olvidarnos de las comparaciones y de lo que los demás opinan o esperan de nosotros.

    Por ello, solo existen dos caminos para transitar nuestras vidas: identificar nuestro PROPÓSITO —nuestros PARA QUÉs de vida— y a partir de él diseñar y crear la vida que soñamos, o bien «hacer lo que toca hacer» y a partir de ahí tratar de conectar con nuestro PROPÓSITO de vida en algún momento de nuestras vidas.

    Pero, ¿qué significa realmente vivir en propósito? Vivir en propósito está representado por cuatro grandes ingredientes:

    Dones y talentos (nuestra naturaleza)

    Yo tengo una fe ciega y absoluta en que Dios, el Universo o quién tú decidas en función de tus creencias, nos ha puesto en esta dimensión con una función muy concreta antes de nacer y por esa razón hemos sido dotados de unos dones y talentos que nos predisponen a convertirnos en seres especiales y únicos. Nacemos programados para brillar con luz propia siempre y cuando apostemos por descubrir nuestros dones, nuestros verdaderos poderes.

    Si naciste con dones de sanador no hagas labores como ejecutivo en una gran corporación. Dedícate en cuerpo y alma a la sanación de otros porque tu felicidad la vas a encontrar desarrollando tus dones y progresando a través de ellos. Jamás, jamás serás feliz si estás en el puesto de otro porque irías contra tu propia NATURALEZA.

    Lecciones de vida (lo adquirido)

    Dios, o el Universo, no elige a los preparados, sino que prepara a los elegidos y para ello nos hace pasar por pruebas que muchas veces calificamos como auténticas maldiciones. Cuando abrimos nuestras mentes y nuestras almas y, finalmente generamos conciencia de que todo pasa por algo, es cuando nos damos cuenta de que detrás de las aparentes maldiciones siempre se esconden semillas de bendición.

    ¿Cuál es la lección de vida que te dejó más aprendizaje? Seguro que esa lección dejó una huella profunda en ti, y eso lo puedes utilizar para ayudar a otros a no pasar por lo mismo o para que lo superen más rápido. ¿Por qué estás en condiciones de hacer eso? Porque lo has vivido y por ello conoces los mecanismos que hay que poner en juego para apoyar a otros a que lo superen.

    Pasión (energía)

    ¿Hay algo que te llama más la atención a ti que a las personas con las que convives habitualmente? ¿Qué es? ¿Cuáles son tus intereses personales? ¿Cuál es la actividad que hace que pierdas la noción del tiempo cuando la practicas? ¿Sobre qué temas hablas y el resto de las personas te escuchan con atención? A veces nos cuesta responder a estas preguntas porque realmente no amamos lo que hacemos.

    Ponte por un momento en la piel de una persona que tiene dones de emprendedor, que lleva quince años poniendo a prueba esos dones y que ama profundamente lo que hace. ¿Realmente crees que esa persona se va a conformar con tener una empresa de segundo nivel? ¡Para nada! Esa persona asiste a congresos, tiene contactos con otros emprendedores para aprender de ellos, hace posgrados para identificar las tendencias del negocio que representa, desarrolla de forma brillante a sus equipos de trabajo y presta un servicio de excelencia a sus clientes. Todo eso lo hace porque antepone los intereses de sus empleados y de sus clientes a sus propios intereses. Porque ama profundamente lo que hace, y eso que hace lo define como individuo. A través de la pasión le aportamos energía a nuestros dones y a nuestras lecciones de vida.

    Misión (razón de ser)

    La misión representa el puente entre lo que amamos hacer y lo que el mundo necesita. Hemos de entenderla como el poder que se nos otorga como individuos para realizar cierto deber o encargo. Bajo esa definición, ¿crees que existe un poder superior a servir y ayudar a otros a través de lo que amamos hacer? Definitivamente no, porque el bienestar que les proporcionamos a otros sirviéndolos, incide directamente en nuestro propio bienestar. Curiosamente, cuanto más damos, más sentimos que TENEMOS y, sobre todo, que SOMOS.

    En el Universo no existen fluctuaciones de información. Todo es muy preciso y esa es la razón por la que RECIBIMOS EN LA MISMA PROPORCIÓN QUE DAMOS; ni un nanogramo más ni un nanogramo menos.

    Hoy tengo plena conciencia de que hace varios años le faltaba claridad a mi vida, no sabía lo que quería en la vida. ¿Sabes a qué me dedico hoy? ¿Cuál es mi razón de ser? Muy simple: ayudo a las personas a encontrar claridad en sus vidas. Si yo, Dosindo, aspiro a vivir una vida significativa, he de enseñar a otros a vivir vidas significativas porque SOLO DANDO ES COMO PUEDO RECIBIR. Si finalmente las personas a las que enseño con responsabilidad superan sus limitaciones y logran encontrar su camino, yo consolidaré el mío. ¡Es un axioma! ¡Es irremediable!

    Por todo ello, cuando nuestros dones, nuestras lecciones de vida, nuestra pasión y nuestra misión están alineadas y en armonía, conectamos con nuestro propósito de vida y, por ello, cubrimos nuestras seis necesidades básicas: CERTEZA, INCERTIDUMBRE, SIGNIFICADO, AMOR, CRECIMIENTO y CONTRIBUCIÓN.

    Estas seis necesidades forman parte de nuestro ADN y en muchos casos nos resultan invisibles porque son inconscientes. Por definición, una necesidad es una carencia o escasez de algo que se considera imprescindible, y bajo esa definición nuestras almas las van a saciar de algún modo; por ello es bien importante generar conciencia de dichas necesidades e identificar las consecuencias de saciarlas con algo externo y por ello poco sustentable.

    Si reflexionas en cada una de esas seis necesidades vas a encontrar una clara conexión entre dichas necesidades y el hecho de vivir en propósito. En efecto, cuando vivimos en propósito nos resulta fácil comprender que la certeza, el significado, el amor, el crecimiento o desarrollo y la contribución son alimentadas por nuestro SER. Pero, ¿qué pasa con la incertidumbre?

    El principio de incertidumbre fue formulado por Werner Heisenberg en 1925, y nos señala que «el simple hecho de observar una partícula subatómica, como un electrón, alterará su estado. Este fenómeno impedirá que sepamos con exactitud dónde se encuentra y cómo se mueve». Esta teoría del universo cuántico puede aplicarse también al mundo macroscópico para entender lo imprevisible que puede llegar a ser nuestra realidad. A menudo solemos decir que la vida sería muy aburrida si pudiéramos predecir con exactitud qué es lo que va a suceder en cada momento. Lo que realmente hizo Heisenberg cuando formuló el principio de incertidumbre, fue demostrar científicamente lo imprevisible que puede llegar a ser nuestra realidad.

    Una vida con certeza total sería absurda, aburrida y monótona. Valoramos la certeza porque no la tenemos, pero olvidamos que la incertidumbre es el ingrediente mágico de la vida. La mejor vida es aquella con un balance equilibrado entre la certeza y la incertidumbre.

    Mi historia de vida

    Trabajé durante más de veintiocho años en una gran multinacional, en una de sus sedes españolas y, en el año 2012 viajé a México para hacer un intercambio internacional que se prolongó cuatro años (2012-2016). Cuando llegué a México cambiaron de forma radical mis coordenadas de vida, ya que me vi en la necesidad de adaptarme a nuevos compañeros de trabajo, nuevas culturas, necesidad de crear círculos de conocidos, nuevas formas de pensar […] y ello me obligó a salir de mi zona de confort; o, dicho de otra forma: mi nivel de energía se elevó. ¡Se elevó mucho!

    Los mexicanos tienen un estilo de conducir bastante diferente al de los españoles, y recuerdo perfectamente que, en mis primeros días en México, cuando me cruzaba con el estilo de conducción de algún mexicano, sonaba una vocecita en mi interior que me decía ¡este qué hace!; pronto me di cuenta de que ese hacía lo que hacían todos, el único que iba a contracorriente era yo. Pero lo verdaderamente mágico es que estaba viviendo ese proceso de adaptación a gran escala. Realmente la zona de confort no es un concepto abstracto; solo nos damos cuenta de que existe cuando nos vemos en la necesidad de salir de ella, de trascenderla.

    El primer año fuera de mi tierra fue sencillamente mágico ya que tuve la oportunidad de conocer a personas maravillosas y rincones idílicos. A nivel profesional las cosas marchaban de maravilla ya que tenía a mi cargo a un equipo de personas comprometidas; me apasionaba lo que hacía y aportaba valor todos días. Transcurrido el primer año en México mi nivel de energía seguía intacto y tomé la decisión de hacer un diplomado de coaching que supuso un parteaguas en mi vida, ya que me abrió las puertas a dimensiones completamente desconocidas para mí. El primer descubrimiento fui yo mismo, ya que generé conciencia de los demonios que se escondían en lo más profundo de mi ser. El segundo hallazgo fue mi PASIÓN GENUINA.

    Tengo plena conciencia de que cuando sucedió eso atravesé un umbral difícil de describir a través de palabras. Durante tres años me fui introduciendo en el mundo del desarrollo personal a una velocidad de vértigo: hacía sesiones de coaching de vida, casi todos los fines de semana pasaba mis talleres y conferencias a grupos de personas, me hice con una biblioteca de más de cuatrocientos libros, creé una website a la que subía artículos todas las semanas, en poco más de un año acumulé más de cien mil LIKEs en una página de Facebook, asistí a talleres y seminarios, me rodeé de personas que compartían mis inquietudes, convertí la meditación en un hábito de vida […]. Durante tres años le dediqué un promedio de cuarenta horas a la semana a ese conjunto de actividades, además de seguir trabajando en la empresa que me daba de comer.

    A principios del año 2016 expiraba mi contrato internacional en México y ello me obligaba a regresar a España. En ese momento tuve que enfrentarme con una de las decisiones más importantes de mi vida: regresar a España o dejar mi querida empresa para dedicarme a lo que sabía que era mi PASIÓN GENUINA. Aposté por lo segundo.

    Dejé mi empresa con los bolsillos vacíos, pero con mi alma llena. Lo que te voy a decir a continuación, te lo digo DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN: si hubiera regresado a España, ahora estaría sumergido en una vida vegetativa pensando en mi prejubilación. Hoy, casi cuatro años después, me siento pleno, seguro de mí mismo, en paz y cargado de ilusiones.

    Algunos patrones

    Los patrones podrían definirse como una serie de variables constantes, identificables dentro de un conjunto mayor de datos que se repiten de manera predecible. Durante los últimos ocho años apoyé a varios miles de personas a que conectaran con su propósito de vida y, las que consiguieron dar el salto —las que se comprometieron de verdad— se ciñen a una serie de patrones que te comparto a continuación.

    Generando conciencia

    Yo suelo decir que la principal razón por la que la mayoría de la gente no obtiene lo que quiere, es porque no sabe lo que quiere. Por lo tanto, el proceso de transformación se dispara con destellos de INSPIRACIÓN e INTUICIÓN. Cuando eso sucede es señal inequívoca de que son nuestras almas las que se están manifestando.

    Si apuestas por leer este libro y te COMPROMETES a llevar a la práctica los ejercicios que te propongo, las probabilidades de que conectes con la esencia de la persona que realmente eres, son muy altas. No te asustes, ya que no te voy a pedir que camines cuatro kilómetros todos los días o que saques el televisor de tu vida (aunque te harías un gran favor si hicieras ambas cosas en el caso de que no lo estés haciendo ya). Lo único que te voy a pedir es que realices una serie de ejercicios de análisis, reflexión, discernimiento e introspección que te permitirán conectar con la esencia de la sociedad anónima de capital variable más poderosa que jamás llegarás a conocer: TÚ.

    Elevando tus estándares

    El hecho de que generes conciencia de tus PARA QUÉs en este mundo te aportará bastante energía, pero no la suficiente. Cuando te hablaba de mi caso, te compartía que lo que realmente me inyectó energía fue el hecho de cambiar por completo mis coordenadas de vida. Eso definitivamente me arrancó a empujones de mi zona de confort. En tu caso, si tienes una vida establecida con una serie de responsabilidades asociadas, difícilmente te vas a ir de México a Singapur (por poner solo un ejemplo).

    Aun desconociendo quién eres y qué tipo de vida llevas, me atrevo a decirte que dispones de un potencial alto para cargar tu cuerpo con energía adicional a través de un estilo de alimentación más equilibrado, haciendo ejercicio, aprovechando mejor tus horas de sueño o meditando, por poner solo algunos ejemplos. Vas a tener que pasar a la acción y muy probablemente tengas que renunciar a ALGO INFERIOR para aspirar a ALGO SUPERIOR a medio plazo, y para que eso sea posible tienes que incrementar tus niveles de energía.

    Más arriba te compartía que durante tres años le dediqué un promedio de cuarenta horas a la semana a las actividades paralelas que me conectaban con mi PASIÓN GENUINA. Eso fue posible gracias a dos factores: el hecho de haberme cruzado con algo muy grande —mi propósito de vida— y a mis altos niveles de energía.

    Imagina por un momento que conectas con tus PARA QUÉs y liberas un promedio de veinticinco horas a la semana para realizar nuevas actividades. Si mantienes ese ritmo durante ocho años, acumularás más de diez mil en la disciplina en la que decidas desempeñarte y eso te convertirá en un PEQUEÑO MAESTRO. Puedes hacerlo o puedes no hacerlo. Si no lo haces, seguirás anclado a tu realidad actual y probablemente esa realidad irá menguando, ya que vivimos en un mundo que se desplaza a una velocidad de vértigo y si no nos movemos, nos transformamos en zombis; es decir, morimos a los 45 años y nos entierran a los 90. En cambio, si apuestas por hacerlo, te aproximarás a tu sueño y, sobre todo, DISFRUTARÁS TU CAMINO porque lo que hagas, lo harás a través de tus dones y con una pasión desbordante. Es probable que todo esto te parezca un cuento de hadas, pero no lo es. Si realmente conectas con tu propósito de vida e incrementas tus niveles de energía, te convertirás en un misil humano. Lo sé porque lo he vivido.

    Practica a través del regalo

    Yo siento que mi don conecta con el hecho de ILUMINAR a otros. Soy muy bueno inspirando y movilizando a otros a ser más de lo que jamás pensaron que podrían llegar a ser. Eso, a grandes rasgos, representa mi misión de vida.

    Dos años antes de dejar la corporación que me dio de comer durante casi tres décadas, me enfrenté con unos cuantos dilemas. El más importante fue darle forma a mis QUÉs. ¿A QUÉ me iba a dedicar concretamente? Pronto me di cuenta de que el capitalismo premia la escasez, es decir, paga más cuando algo es escaso. Pero además de ser escaso ha de ser útil y esa utilidad ha de ser demostrada con resultados. Si es abundante y útil también se paga, pero el precio es menor ya que la oferta es alta. La ley de la oferta y la demanda fija los precios finales; por ello, para diferenciarme de la competencia, lo que ofreciera tenía que ser escaso y, además, su utilidad debía ser demostrable. Finalmente aposté por apoyar a las personas a identificar su propósito de vida.

    Más arriba te hablaba —a grandes rasgos— de lo que hice durante los tres años que simultaneé mi actividad laboral con otras actividades asociadas a mi PASIÓN GENUINA y todo ello lo hice regalando varios miles de horas de mi tiempo. En ese momento yo atesoraba más de catorce años de experiencia gestionando entrenamiento, pero lo que identifiqué en ese momento como la pasión de la que iba a vivir, tenía poco en común con mi experiencia profesional. En realidad, regalar tu trabajo tiene un retorno enorme que no se puede pagar con dinero y se llama EXPERIENCIA. Es cierto que eso lo simultaneé con posgrados, diplomados, talleres, la lectura de muchos libros, […], pero lo que realmente me aportó sabiduría fue el hecho de compartir lo poco que sabía con varios miles de personas. En mi caso se alinearon los astros ya que tuve la fortuna de utilizar el canal de aprendizaje más poderoso que existe: enseñarles a otros —con responsabilidad— lo que yo deseaba aprender.

    Si apuestas por comenzar a practicar tus dones y talentos, no lo cobres, no quemes tu esencia por dinero, regala y recibe la experiencia que te ofrece la práctica. Nadie se va a quejar de tus errores si lo reciben gratis, se enfocarán en tus aciertos y se llevarán lo mejor de ti y eso va a ser mucho porque los vas a envolver a través de tus dones y de tu pasión genuina. En cambio, si cobras desde un inicio y no estás

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