El Ejemplo de los Padres: Rafael Fernández de Andraca

Por Rafael Fernández de Andraca

La base del proceso educativo de los padreses es amar profundamente a los hijos para que ellos se interesen por seguir su ejemplo.

Editorial Patris nació en 1982, hace 25 años. A lo largo de este tiempo ha publicado más de dos centenares de libros. Su línea editorial contempla todo lo relacionado con el desarrollo integral de la persona y la plasmación de una cultura marcada por la dignidad del hombre y los valores del Evangelio.

Gran parte de sus publicaciones proceden del P. José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt o de autores inspirados en su pensamiento. Por cierto, también cuenta con publicaciones de otros autores que han encontrado acogida en esta Editorial.

De esta forma Editorial Patris no sólo ha querido poner a disposición de los miembros de la Obra de Schoenstatt un valioso aporte, sino que, al mismo tiempo, ha querido entregar a la Iglesia y a todos aquellos que buscan la verdad, una orientación válida en medio del cambio de época que vive la sociedad actual.

• Idioma: Español
• Editorial: Nueva Patris
• Fecha de lanzamiento: 31 ago 2011
• ISBN: 9789562465564

Vista previa del libro

Tema de fondo

El poder del ejemplo

P. RAFAEL FERNÁNDEZ DE A.

En un número anterior de esta colección, Escuela para Padres, comentamos la necesidad de establecer con nuestros hijos una relación o vínculo personal, cálido y estrecho; una relación de verdadero amor, que nos permita sentir, entre ellos y nosotros, una unidad de corazones que va mucho más allá de simplemente vivir en el mismo lugar. Si queremos educar, tenemos que tener siempre presente que cultivar una relación de verdadero amor es clave para nuestra labor de padres y educadores.

Un vínculo profundo con los hijos

Ahora queremos dar un paso más en esta dirección. Se trata de profundizar algo que también se expresó brevemente en ese texto: la necesidad de que los padres sean educadores educados. Es decir, que quienes estamos llamados a educar, lo hagamos, en primer lugar, poniendo en juego el poder educativo del ejemplo.

En el niño y el joven existe una predisposición al respecto: el joven necesita ídolos: un deportista, un profesor, un cantante, etc., el niño, en cambio, idealiza a su padre o a algún adulto importante en su vida. ¿Cuáles son esos ídolos que sigue o qué ejemplo le dan los adultos con los que él vive? Sabemos que tienden a imitar y a hacer suyas las ideas y las costumbres de su ídolo. La invitación es, entonces, a convertirnos en los ídolos de nuestros hijos ya que lo más importante y la base del proceso educativo es que, al amarlos profundamente, nuestros hijos se interesen por imitarnos. Educadores y padres lejanos no educan: pueden instruir o adiestrar, pero no educar. Tal vez, incluso, se les puede admirar, pero no despiertan el anhelo de ser como ellos.

Si nuestros hijos pueden ver en nosotros las virtudes, las costumbres y los valores que queremos que ellos conquisten, además de sentirse plenamente queridos y respondidos en ese amor, estarán abiertos a que nosotros podamos ejercer nuestra tarea de educarlos.

El que quiere ganar los corazones, tiene que poner como prenda su propio corazón.

P. José Kentenich

Padres con autoridad moral

Hablamos de padres y educadores educados. Esto significa que los padres no hemos terminado de educarnos sino que tenemos que trabajar nuestra propia persona, autoeducándonos y exigiéndonos a nosotros mismos. Nuestras órdenes o recomendaciones, si no están respaldadas de una autoridad moral o si, por el contrario, las acompañamos de gritos y golpes, pierden en gran