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Porfiada y rebelde es la memoria: Crónicas mapuche
Porfiada y rebelde es la memoria: Crónicas mapuche
Porfiada y rebelde es la memoria: Crónicas mapuche
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Porfiada y rebelde es la memoria: Crónicas mapuche

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Nuevo libro de crónicas de Pedro Cayuqueo que en formato de columnas de opinión y entrevistas, entrega
reflexiones medulares sobre la realidad actual del pueblo mapuche.

En palabras del periodista Patricio Fernández, “Pedro Cayuqueo no pretende hablar en nombre del pueblo mapuche. Se trata, en realidad, de un mapuche que ha salido al mundo y que ve la realidad de su pueblo no desde una ruca, sino desde la experiencia comparada y con un concepto de democracia harto más moderno que el de la mayoría winka que desprecia su historia cultural. Da la impresión de que no escribiera solo a favor de su pueblo, sino de un tipo de Estado y una calidad de democracia. Con Pedro lo hemos conversado varias veces: ¿y si en lugar del empeño por meternos a todos en el mismo molde, festejáramos los distintos modos de vivir? ¿Si consiguiéramos “pasar del Chile de una sola ‘nación, cultura y lengua’ al Chile real del siglo XXI, caracterizado por su diversidad de identidades, colores, sabores, decires y miradas”? ¿No se parece eso a evolucionar de la fuerza a la política?”

ÍNDICE: Prólogo: Patricio Fernández / ¿Un nuevo intento fallido? / Entrevista a Héctor Llaitul (I, II y III) / El puente de Verniory / ¡Salud por Chile! / Las glorias del Ejército del Sur / Vilcún, morir matando / El desafío de gobernar / Las visitas de Bachelet / La nueva pacificación / Porfiada y rebelde es la memoria / El diputado mapuche de la UP / Un Estado, varias lenguas / Posverdad y mapuche / Un libreto ya conocido / No hay atajos / Responde desde tu origen / Violencia política mapuche / Un anuncio tardío e insuficiente / La nación mapuche / Saavedra, nuestro Charlottesville / Entrevista a Suzan Shown Harjo / El caso Maldonado en Puelmapu / Racismo judicial y violencia / Estado de derecho / Wenufoye, la bandera mapuche / Bienvenidos a la modernidad / Una región de derecha / Francisco en Wallmapu / Ley Antiterrorista / Entrevista a Jorge Pinto / Parra, un mapuche por naturaleza / El fracaso de la vía policial / Volvamos a Tapihue / Un negocio redondo / Cada día somos más / De mar a mar / ¿Los mapuche invasores chilenos? / Allá donde pisa el choike / El Comando Jungla / El machi a su rewe / Dialogar hasta que duela
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 sept 2018
ISBN9789563246650
Porfiada y rebelde es la memoria: Crónicas mapuche

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    Porfiada y rebelde es la memoria - Pedro Cayuqueo

    Blood".

    Prólogo

    En estos textos de Pedro Cayuqueo, el pasado no consigue quedar atrás. Es como si el tiempo apenas transcurriera y la figura de Cornelio Saavedra, el militar que comandó la invasión chilena de Wallmapu a fines del siglo XIX, paseara todavía por los campos de la zona con disfraz de carabinero. Para ofensa de la memoria mapuche, la estatua de Saavedra fue instalada en plena plaza de Collipulli. La violencia, la policial, la mapuche y también la privada de algunos nostálgicos del Ku Klux Klan, que ya asoma peligrosamente, citando al autor, continúa siendo la lengua que prima en la región de la Araucanía. 

    Pero, si bien Cayuqueo constata esta dificultad para avanzar producto del desconocimiento y la soberbia, su mirada está siempre puesta en lo que podría ser nuestro país y no es. Con Pedro lo hemos conversado varias veces: ¿y si en lugar del empeño por meternos a todos en el mismo molde, festejáramos los distintos modos de vivir? ¿Si consiguiéramos pasar del Chile de una sola ‘nación, cultura y lengua’ al Chile real del siglo XXI, caracterizado por su diversidad de identidades, colores, sabores, decires y miradas? ¿No se parece eso a evolucionar de la fuerza a la política?

    No son pocos ni pertenecen a un puro sector político aquellos que cuestionan el derecho de los mapuche a mantener viva su diferencia. Sostienen que la historia humana es una historia de dominaciones, que así no más es la cosa y que cualquier otra pretensión está embobada por un conservacionismo folclórico y absurdo. Esa rudeza, sin embargo, no está acorde con los tiempos que corren. No dialoga bien con la ola feminista que busca igualdad de derechos para hombres y mujeres y que aborrece el patriarcado, ni con las políticas de género que bogan por la libre elección de la identidad sexual, ni con el descrédito de una Iglesia hegemónica, ni con la imposición de una ideología a una población desprovista incluso de partidos políticos capaces de representarla mayoritariamente. 

    En sus columnas de opinión, Pedro Cayuqueo no pretende hablar a nombre del pueblo mapuche. Se trata, en realidad, de un mapuche que ha salido al mundo y que ve la realidad de su pueblo no desde una ruca, sino desde la experiencia comparada y con un concepto de democracia harto más moderno que el de la mayoría winka que desprecia su historia cultural. Da la impresión de que no escribiera solo a favor de su pueblo, sino de un tipo de Estado y una calidad de democracia. 

    Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz, famoso militar prusiano, decía que La guerra es la continuación de la política por otros medios. Cayuqueo nos recuerda que entre 1924 y 1973, la lucha político-electoral fue el camino predilecto de las más importantes organizaciones mapuche. Siete diputados, varios reelectos por dos y hasta tres periodos, y una veintena de regidores estarían ahí para demostrarlo. En un siglo de activismo político, ha sido esta vía institucional (…) la más utilizada por el pueblo mapuche. Y la más efectiva, concluye. 

    A lo largo de estas páginas, aunque por momentos se desanime y rabee, Cayuqueo puja por el retorno del diálogo y por el rescate de la política en lugar del enfrentamiento como camino de convivencia. 

    Patricio Fernández

    ¿Un nuevo intento fallido?

    La Tercera, 12/julio/2016

    Finalmente se presentó la denominada Comisión Asesora Presidencial para la Araucanía. O la Mesa de Diálogo, como en verdad la conocen todos. El secretismo de La Moneda generó un carnaval de rumores que solo acabó el jueves tras su primera cita en Temuco. 

    Aclarar de entrada un punto: el diálogo siempre será positivo, necesario, una luz al final del túnel. Es lo que se ha demandado como alternativa a la vergonzosa táctica política del avestruz. O la siempre inconducente lógica de las tanquetas y los calabozos. Pero se trata de una buena iniciativa muy mal implementada. A mi juicio, un nuevo intento fallido del Gobierno. A continuación, algunos de sus errores más evidentes.

    Primer error: el carácter regional de la instancia. El conflicto, lo sabemos, trasciende por lejos los límites de la Araucanía. Incluso la conflictividad mapuche/forestales es mayor en la parte sur de la región del Biobío. En fundos de Tirúa, Contulmo y Cañete acampan hace años cientos de efectivos del Gope. Allí se concentra la militarización de facto y la resistencia mapuche más activa. Es además la cuna histórica de la Coordinadora Arauco-Malleco. ¿Qué opinarán en la región del Biobío de estar fuera de este diálogo?

    Segundo error: el enfoque en la violencia. ¿Es Mesa de Diálogo o Mesa de Seguridad Pública? Centrar el debate en la violencia rural es equivocar una vez más el diagnóstico y el camino a transitar. La violencia es solo un síntoma de un conflicto mayor, político, cultural e histórico no resuelto.

    El Estado falló en gestar al sur del Biobío comunidad regional, ha escrito el premio nacional de Historia Jorge Pinto. El Wallmapu es una sociedad fragmentada, de frágil convivencia social y escasa vocación por el diálogo interétnico. Allí está la verdadera enfermedad a tratar.

    Tercer error: la convocatoria. 

    La mayoría de los invitados a la mesa son líderes de la sociedad civil. Rectores, escritores, académicos, una destacada emprendedora gastronómica, todos actuando de buena fe, pero sin poder político real. Esta debilidad cualquier aprendiz de político la olfatea a kilómetros. También lo hacen aquellos liderazgos mapuche que trascienden la demanda social.

    Cuarto error: el inoportuno protagonismo del intendente Andrés Jouannet. Hablamos de un personaje cuando menos curioso. Hace tan solo semanas negaba existencia del pueblo mapuche y sus reclamos. Hoy lidera una mesa que, en teoría, busca caminos de solución al conflicto entre el Estado y el pueblo que él mismo asegura que no existe. Si alguien nota alguna incongruencia por favor avise a La Moneda.

    Quinto error: insistir una vez más en el diagnóstico. No hay una agenda pauteada de temas, reconoció el propio ministro Mario Fernández en Temuco. Pésimo. En La Moneda ya existe una biblioteca completa de diagnósticos similares. Al menos diez comisiones desde 1990 a la fecha. 

    Una de ellas fue la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato bajo el gobierno de Ricardo Lagos. Fue encabezada por el expresidente Patricio Aylwin. Sesionó más de un año y participaron académicos, líderes de los nueve pueblos indígenas, políticos y hasta empresarios de derecha. Emanó un informe de seis tomos con potentes recomendaciones a todos los poderes del Estado. En algún cajón del subsuelo de La Moneda acumula polvo desde entonces.

    Sexto error: la no inclusión de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), Weichan Auka Mapu y otros sectores del movimiento mapuche que han optado por la autodefensa y la violencia política, desechando las vías institucionales. 

    Sin ellos, créanme, cualquier arreglo resulta imposible. O bien, una fantasía. Lo explico de la siguiente forma: si buscas resolver el conflicto armado en Colombia no dialogas con Juanes o Shakira, por citar dos personalidades de la sociedad civil. Dialogas directamente con las Farc. Aprendamos algo de José Manuel Santos.

    La violencia política mapuche es un fenómeno reciente; partió en Lumaco el año 1997, con el primer sabotaje de la CAM a camiones de la empresa Bosques Arauco. En un siglo de historia, la vía político-institucional y la protesta social pacífica han sido predominantes en el movimiento mapuche. Volver a ello pasa por diálogo, negociación y acuerdos vinculantes.

    Séptimo error: la insólita no inclusión de víctimas de la violencia rural, sean agricultores víctimas de atentados o mapuche víctimas de un actuar policial impune. Ello resulta imprescindible para estudiar verdaderas medidas de justicia y reparación. No invitarlos es una grave afrenta. El conflicto implica drama humano. Y respetar ese dolor es clave para pacificar los espíritus y curar las heridas.

    ¿Un acierto? La inclusión de un alto ejecutivo de CMPC, grupo controlador de la todopoderosa Forestal Mininco. Un dato relevante al respecto: nunca las empresas madereras aceptaron sentarse a conversar en una mesa de este tipo. Era reconocer el conflicto y, con ello, cierto grado de evidente responsabilidad. Nada que dialogar, nada que negociar, fuerza pública y se acabó el problema. Esta fue por décadas su consigna. Hoy están dispuestos a explorar una salida. Ello abre una pequeña luz de esperanza.

    ¿Qué sucederá finalmente con la Mesa de Diálogo? 

    Dos de los referentes mapuche convocados por La Moneda se restaron a poco andar: la Asociación de Alcaldes Mapuche y la Corporación Mapuche Enama, ambas con incuestionables credenciales por el diálogo y la paz social. Hoy articulan una inédita mesa paralela donde confluyen sectores políticos mapuche tradicionalmente dispersos.

    Puede ser la interlocución política que La Moneda tanto dice requerir de una sociedad mapuche diversa, plural, formateada de manera distinta a la chilena. Juan Carlos Reinao, joven alcalde de Renaico, exmiembro de la CAM y cara visible de esta nueva instancia, ha subrayado la vocación de todos por el diálogo. Y la búsqueda de una salida política al conflicto.

    Si el Gobierno corrige los errores iniciales, esta mesa de diálogo paralela puede ser la mejor noticia en décadas de confrontación y pasos gubernamentales en falso. Veamos cómo evoluciona todo.

    Entrevista a Héctor Llaitul (I)

    La Tercera, 24/julio/2016

    Esta es la voz oficial de la CAM, aclara de entrada Héctor Llaitul Carillanca (48) al recibir a La Tercera. No resulta trivial su comentario. Desde que comenzó a sesionar en Temuco la Comisión Asesora Presidencial para la Araucanía, su nombre y el de la Cordinadora Arauco-Malleco (CAM) han figurado en todos los medios. Un verdadero carnaval de rumores y trascendidos que Llaitul despeja por primera vez y en exclusiva.

    La cita es en la ciudad de Los Ángeles, en la región del Biobío. Treinta kilómetros al sur, en la cárcel de Mulchén, su hijo Ernesto Llaitul Pezoa (20) cumple prisión preventiva desde hace semanas. El joven fue detenido el 27 de mayo junto a un activista pewenche en un control de identidad que para el líder de la CAM nada tuvo de rutinario.

    Según el parte policial, el estudiante de segundo año de Sociología de la Universidad de Concepción fue sorprendido portando dos armas de fuego automáticas al interior de un bolso. Esto es negado por su familia, que acusa un montaje de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe). Uno más de una larga lista, agregan.

    El pasado viernes su defensa solicitó por segunda vez cambiar la medida cautelar por arresto domiciliario, atendiendo su arraigo social y condición de estudiante universitario. Pero la petición fue denegada por el Tribunal de Garantía de Los Ángeles. Están usando a mi hijo, lo tienen de rehén, denuncia Llaitul.

    —¿En qué basa esta acusación?

    —Él fue objeto de una operación de inteligencia político-judicial. Tiene que ver con la situación nuestra como CAM, con el monitoreo constante y los seguimientos de las policías bajo órdenes del Ministerio del Interior y La Moneda. Mi hijo es un reconocido militante de la CAM, un luchador desde temprana edad, y en ese contexto se enmarca su arresto y actual condición de preso político.

    —Pero él fue formalizado por porte ilegal de armas. ¿Es un montaje de los organismos policiales?

    —Así lo hemos señalado como familia y lo vamos a probar llegado el momento del juicio oral. No hay registro de huellas de mi hijo en esas armas que fueron periciadas. Hasta hoy nos habíamos concentrado en solicitar su libertad, demostrando su arraigo social, su perfil de alumno destacado en la universidad y deportista, y basándonos en la inexistencia del peligro de fuga, pero el tribunal ha sido inflexible al respecto. Y lo ha sido, creo, por razones políticas.

    —¿Cuál sería el objetivo de fondo?

    —En cualquier otro caso Ernesto estaría en libertad a la espera de juicio, con firma semanal u otra medida cautelar. Él está preso por ser militante CAM y por ser mi hijo. Hay una presión de las autoridades de gobierno y tiene mucho que ver con el contexto actual, con la mesa de diálogo y los llamados que nos hacen a dialogar. Tiene que ver con eso y con el impacto que causó el reportaje de Informe Especial sobre nuestro camino de lucha.

    —¿En qué sentido?

    —Muchos creían que la CAM ya no existía o estaba desarticulada. Lo dicen a menudo las autoridades, se jactaban de ello incluso y en aquel reportaje demostramos que para nada es así. Seguimos vigentes y estamos activos en zonas como Alto Biobío y otras donde operan nuestros órganos de resistencia.

    —¿Son estos Órganos de Resistencia Territorial el brazo armado de la CAM?

    —Las ORT se constituyen territorialmente y cada acción que realizan, principalmente sabotajes, son reivindicados por zonas. Es lo que quisimos mostrar en Informe Especial, que somos una organización activa, con cuadros y con weichafe (guerreros) que adhieren a nuestro pensamiento y acción política, y que operan desde los propios territorios en conflicto. Y, más allá del sensacionalismo o el morbo propio de la televisión, evaluamos positivamente lo que se mostró en el programa.

    —Usted fue citado a declarar al respecto.

    —Yo hace poco fui detenido en Los Ángeles a pocas cuadras del Hogar Pewenche después del We Tripantu que celebramos en la cárcel de Mulchén. Se me indicó técnicamente que se trataba de una orden de apercibimiento por el reportaje de TVN, en una investigación por formación de milicia privada o algo así. Yo me acogí al derecho de guardar silencio y fui dejado más tarde en libertad.

    —En Informe Especial la CAM reivindicó la violencia política como método de lucha. ¿Lo reafirman?

    —Lo reafirmamos. Pero quiero hacer una aclaración: no somos nosotros los promotores de la violencia política en el sur, la violencia es constitutiva de la formación del Estado en Wallmapu, el conflicto es y ha sido muchas veces violento. Y mucho más para comunidades mapuche y familias víctimas por décadas del despojo y el racismo. Tal vez lo novedoso, lo nuevo, es que hoy existe una respuesta mapuche a esas agresiones.

    —En la última encuesta CEP sobre la realidad mapuche un 58% de los mapuche no justifica el uso de la fuerza para reclamar tierras.

    —Es un ejercicio académico que sabemos de dónde viene. Lo que nosotros observamos a

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