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Cómo sanar las heridas del abuso
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Cómo sanar las heridas del abuso
Libro electrónico52 páginas40 minutos

Cómo sanar las heridas del abuso

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El abuso se manifiesta de muchas formas, ¿y entonces qué hacer cuando reconoces que eres víctima del abuso? Hay ayuda para responder al abuso. Ya sea que sufras violencia doméstica o seas víctima de abuso verbal, este minilibro saldrá a tu encuentro en el desierto de la desesperanza y te dará las herramientas necesarias para afrontar el abuso. No es necesario que enfrentes tú sola una relación abusiva. Puedes liberarte del abuso. Jo Anne Aleman escribe sobre el abuso que sufrió en su pasado, y te abrirá las puertas del corazón para permitir que la verdad de Dios te libere. El abuso psicológico, el abuso emocional y el abuso físico tienen algo muy cierto en común: no son aceptables y no tienes por qué seguir tolerándolos. Tú o alguien a quien conoces puede liberarse ya del abuso.

Cómo sanar de las heridas del abuso incluye un estudio bíblico creado por Paige Henderson que contribuye a diagnosticar por qué a menudo las mujeres permanecen en relaciones abusivas: el engaño. Paige te guía por el relato de Juan 9:1-12, una historia que habla de un escupitajo, lodo y un milagro. Infórmate sobre lo que puede hacer Jesucristo cuando te sana las heridas y te ayuda a ver claramente.


Abuse comes in many forms, so what do you do when you realize you're being abused? There is help for abuse. Whether you're caught in domestic violence, or you're experiencing verbal abuse, this minibook will meet you in the trenches of hopelessness and give you the tools to deal with abuse. You don't have to endure an abusive relationship alone; you can be freed from abuse. Jo Anne Aleman writes about her past of abuse, and will open the door to your heart, letting God's truth set you free. Psychological abuse, emotional abuse, and physical abuse all share one common truth: they are not okay, and you do not have to withstand it any longer. You or someone you know can be freed from abuse.

Abuse to Favor (Freedom Series) includes a Bible Study by Paige Henderson that helps diagnose why women often stay in abusive relationships—deception. Paige takes you through the story in John 9:1-12, a story about spit, dirt, and a miracle. Learn what Jesus can do when he heals your wounds and helps you to see clearly.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2014
ISBN9781433684227
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    Cómo sanar las heridas del abuso - Michelle Borquez

    la vida.

    Capítulo 1

    La historia de Jo Ann

    Jo Ann Aleman

    Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos vemos desafiados a un cambio personal.

    Viktor Frankl

    De niños, soñamos con lo que queremos ser, lo que queremos tener y cómo viviremos cuando crezcamos. En mi caso, los sueños estuvieron influidos por una niñez cercada por el miedo. Aunque el abuso era lo «normal» en mi familia y lo «normal» para mi mamá, mi corazoncito sabía que no era normal en absoluto. Aunque todos nos vemos condicionados de alguna manera por nuestro entorno, algo en lo profundo de nuestro ser nos revela la verdad. Yo sabía que las agresiones que mis ojitos veían en casa no eran las mismas a las que estaban expuestos otros niños en sus hogares.

    Muchas noches, yacía despierta expresando lo que creía que eran oraciones a Dios, pidiendo un cambio; más adelante en la vida, descubrí que, en realidad, eran promesas que me había hecho a mí misma: Jamás viviré de este modo cuando crezca. No permitiré que un hombre me trate de este modo. No dependeré de nadie para que me cuide. Resolví en mi interior que sería diferente. Sin embargo, mi corazón clamaba por alguien que hiciera su entrada triunfal y me rescatara de todo lo que conocía. La imagen de la vida perfecta que tenía no incluía ninguna clase de maltrato. Encontraría a mi príncipe azul, alguien que me amara y que amara al Señor, alguien que me protegiera y jamás me lastimara a mí ni a la familia que tendríamos. No tenía idea de que, en realidad, necesitaba al Rey de reyes y no al príncipe azul. Muchos años de sufrimiento serían necesarios antes de que dejara atrás el abuso y me diera cuenta de que tenía el amparo de mi verdadero Salvador.

    Aunque mi padre era amoroso con sus hijos y un increíble sostén económico, algunas veces, también maltrataba a mi mamá. Por lo tanto, nuestros fines de semana estaban signados por el temor. Nuestra vida familiar cambiaba drásticamente al acercarse el fin de semana. Los viernes, mi padre nunca regresaba directamente a casa luego del trabajo. Se detenía en el bar del barrio para jugar unas partidas de billar y beber hasta que a duras penas podía conducir. Una vez que llegaba a casa, el ­corazón nos latía con fuerza, muertos de miedo cuando comenzaban los gritos y la violencia. En cuanto él se desvanecía, mi madre nos hacía juntar rápidamente una muda de ropa —lo indispensable para la noche— y escapábamos del ambiente de ira antes de que mi padre despertara. Durante mi infancia, nos íbamos de la casa la mayoría de los fines de semana, algunas veces durante pocos días, otras veces durante más tiempo. Mi ­madre siempre quiso dejar definitivamente a mi padre, pero con cinco hijos, nunca se animó. Con la intención de brindarnos algo de normalidad mientras estábamos fuera de casa, nos inscribía en una escuela nueva, pero al poco tiempo nos sacaba, para volver a casa cuando mi padre prometía una vez más que cambiaría y la vida sería mejor. Lamentablemente, el caótico ciclo de abuso

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